El domingo después de sufrir el relato quejoso de un hostelero, como si agricultor fuese, que nunca llueve a su gusto, comenté con Conchi al pasar por la Plaza de Santa Teresa -que seguramente acabó hasta el “mismísimo” de su visita a Córdoba en 1575 (no recuerdo que la visitará después, aunque creo recordar que sus reliquias lo hicieron en otra ocasión 1962), lo que me obliga a pensar que el retorno a Castilla lo hiciese por otra ruta, o pasara en la vuelta como la Pantera Rosa doblaba las esquinas, primero de puntillas y después como una exhalación-, además de las vicisitudes de esa complicada visita, la después santa y entonces pobre mujer, aunque grande, ya venía enferma, con un montón de kilómetros en carro por los caminos de antaño.
Si hubiera sido Lola Flores en la boda de su hija, les hubiera dicho a los cordobeses lo mismo: -Si me queréis irse, ¡!coño!! La última palabra la he añadido yo lo mismo que el “mismísimo” de más arriba, porque fue de película de Berlanga la visita. A lo que voy, después de comentar estos retazos de la historia de hace medio milenio, más o menos -cuatrocientos cuarenta y nueve años exactamente-, le comenté que estuve colaborando con una entidad religiosa que digitalizaba fichas de, nacimientos, defunciones y matrimonios, y me llamó la atención la cantidad de personas que morían de una enfermedad llamada “tabardillo”, en este caso eran niños a los que daban sepultura detrás de la estatua casi “boteriana” del obispo Fray Albino, que es donde estaba el cementerio del Campo de la Verdad.
Después consultando los índices descubrí que hace seis años escribí sobre el “tabardillo” en el Blog y por ello está al final referenciado. Eran palabras coloquiales que ya no se emplean, que han sido sustituidas en el léxico habitual del castellano, que es el idioma que hablamos, algunos mal, y escribimos peor. ¿Qué por qué todo esto? pues porque he de hacer ejercicios de memoria, ya que vengo observando que tengo seguramente muchas sinapsis cortocircuitadas, o en mal estado. Todo el mundo te dice que es normal, pero no lo es, a diario ves personas que sabes quienes son e incluso conoces su vida y obra y no recuerdas como se llaman.
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