¿Quién sería esta guapa cordobesa? Yo tenía en el momento de la fotografía de Dorothy Bohm, en la Cuesta del Bailío, 12 años. Ya llevaba tres trabajando en la platería. Federico Martín Bahamontes, el Aguila de Toledo, se disponía ese verano a ganar el Tour de Francia. La Cuesta del Bailío ya estaba escalonada, había dejado de ser la cuesta empedrada. Cuando pasaba con mi padre por ella siempre me decía que bajando o subiendo parecíamos cojos, la separación de escalones hacía que siempre subiéramos o bajáramos con el mismo pie. Luego de mayor lo he comprobado y siempre es así.
Mi bisabuela con sus dos hijas
Volviendo a la guapa joven, modelo principal de la foto, con su canasto de la compra. Podría tener entonces quince o dieciséis años, que trasladada ahora serían ochenta u ochenta y uno. Por lo que podría estar viva aún la modelo y la conoceríamos. Luego están los otros motivos fotograficos, el niño echado en la fuente que también y con más motivo podría estar aún vivo, y un obrero curioso. La Cuesta del Bailío fue una apertura de muralla como la de Luján. En la esquina superior (donde mira la chica) aún está el solar de la casa donde vivió mi bisabuela Antonia Carreras Bellerín, un importante personaje de mi familia.
Del libro de enterramientos de La Salud
Mi primo Rafael Torrero (ya fallecido) me dijo que, cuando se proclamó la II República en Córdoba lo tenía ella sentado en su regazo, en el patio de la calle de Carbonell y Morand 30, entonces llegó una vecina diciendo que en las Tendillas se estaba celebrándose la proclamación de la II República, Rafael se bajó del regazo de su abuela, mi bisabuela, y salió a la calle Alfonso XIII a ver la alegría de la gente, sin un tiro ni proclamas de militares, España echa a los Borbones una vez más, pero se van ricos, nada cambia.
Solar de la casa de mi bisabuela
Luego dos días después murió la bisabuela -en el documento pone 16 de abril del 1931- y la enterraron en La Salud. Como dicen las tiras del libro de enterramientos de La Salud. Yo la busqué en su día, pero no habían renovado el alquiler del nicho y acabaron sus restos en la fosa común, seguro que junto a los de los republicanos asesinados por el régimen salvador-católico-fascista. En la plazoleta junto a la casa que fue del veterinario famoso (con mantenida como era habitual en las familias católicas y pudientes, en calle Martinez Rücker), todavía están las puertas de la carpintería del rincón.
Rafael Torrero mi primo
Y en la calle del Cister la hornacina de la fuente que tuvo grifo automático de muelle. Me acuerdo haber bebido agua en él cuando fuimos al Circo Trébol, que lo habían instalado en el cine Fuenseca. Unos años antes había muerto en una función, en un accidente en Granada, Luisa Martinez, de ”Los Lawins” en el “torbellino dental” al soltarse y caer desde 8 metros de altura.
Anuncio del Circo Trébol
Las niñas con las que fuimos al circo, eran familia de personal de la casa, accedían por el arco de carruajes, hoy entrada principal del Hotel. Amigas de la novia de Rafalito “Romances” del Campo de la Verdad y jeringuera de la Fuenseca. La otra calle del Bailío da a los Dolores, o Capuchinos, dónde iba con mi padre todos los viernes.
Puerta del rincón original fue carpinteria
Nunca averigüé qué pedía o significaban aquellas visitas. Él no era nada practicante. Siempre pensé que sería por las quemaduras de mi hermana, por su accidente. Nunca se lo pregunté. La de preguntas sin contestar que tenemos muchos. A la vuelta siempre comprábamos tortas en la Purísima, hoy hotel también, sin pensar que bastantes años después íbamos a ser vecinos cincuenta y un años de Pepi Murillo, entonces dependienta de la confitería. Y novia que era del hoy su marido Juan Lozano.
Confiteria la Purísima hoy hotel
Juan que viajó en el vientre de su madre, con la “Desbandá” malagueña, bombardeados por los fascistas -al mando ese almirante criminal que no conocía el tonto listo de Rajoy-, en las carreteras de la costa, para nacer en un pueblo de Gerona. Buscaban a su padre que había muerto en el frente del Ebro, como pude comprobar en el archivo del Ejército. Hicieron el viaje su hermana, su madre embarazada y un tío, con lo puesto.
Juan Lozano, Pepi Murillo y Conchi Carnago
Campo de concentración en Francia, en una playa y vuelta a Posadas, aunque al final se quedaron en Córdoba en la Plaza de las Doblas. Por eso de la cercanía con la Purísima, el noviazgo de Juan con Pepi, la guapa dependienta nacida en San Agustín como como la “hechicera cordobesa” de Ramón Medina de la copla de la romería. Al lado el “reñidero de gallos”, cuando eran legales la peleas de esas aves. Todo eso y más, da una simple fotografía.
Fotos de Internet y personales
Bibliografía de la memoria
No me digas, Paco, que tu bisabuela vivió en esa casa. En ella vivió también mi abuelo y la famosa señorita Toni, mi tía. ¡Qué de recuerdos! Mi abuelo vivía en el segundo patio en una vivienda de dos habitaciones, una de las cuales tenía una ventana a la calle Carbonell y Morand, que entonces era más calle del Cister, casi enfrente de la carpintería. La de veces que habré subido yo la Cuesta del Bailío (es verdad que está muy mal hecha, porque hay que echar siempre la misma pierna) y la de veces que subía por el Cister y bebía agua de esa fuente que mencionas. La carpintería estaba entonces en funcionamiento. Yo empecé a ir a esa casa con ocho años, cuando volví de Cartaya, y estuve yendo hasta mucho después de la muerte de mi abuelo, en 1960, porque mi tía siguió viviendo allí durante muchos años, ya sola, y yo la visitaba con mucha frecuencia. En cuanto a tus visitas a los Dolores con tu padre, mi suegra, que no creía en absoluto, no dejaba de pedirle favores al Rescatado. Una entrada preciosa, Paco. ¡Pero cómo ha corrido el tiempo!
ResponderEliminarPreciosa la entrada Paco. Impresionante lo que puede salir de tu memoria, y eso que dices que ya no es la que era antes. Un abrazo.
ResponderEliminarRafaHell muchas gracias. He de decir que tengo una autocensura muy importante. Tengo que cuidar no ofender a la gente ni decirlo todo. Pero te diré cuando voy a la cohera nunca me acuerdo si cerré la puerta o la dejé abierta. Y muchos apellidos ya no los recuerdo, incluso hablo con personas que no sé como se llaman, bueno que no me acuerdo, y eso es complicado. La memoria ROM está muy fresca. La ROM falla más que una escopeta de caña. Un abrazo
EliminarQue cosas más curiosas. Habrás observado lo intrincada que es la casualidad. Mi bisabuela Antonia vivió allí hasta abril del 1931. Antes vivió por Santa Marina y alrededores. Tuvo cuatro hijos a los que les tuvo que poner sus dos apellidos, Luego se casó con un Sr. y tuvo tres más ¿Era el padre de los primeros, el mismo que los segundos? no lo sé. Era cada uno de un padre distinto tampoco lo sé. Me he aprocimado mucho con los censos pero un censo no es una prueba de ADN. Luego están los comentarios de los mayores, siempre sesgados. Todo lo que cuentas del entorno es de mi memoria, aunque yo no supe de que fue vecina hasta hace unos años, diez o doce. Pero mi madre lo sabría, e incluso mi primo paco que murio hace un par de años con ochenta y tantos. El me decía que había ido con su abuelo y el mío a casa de una hermana. Una de mis tías abuelas se casó con Moyano el fontanero. No tenemos relación con ea familia, cuando las ramificaciones se agrandan es complejo. Mi padre me llevó un par de veces a ver peleas de gallos. Y si ha corrido esto mucho, hasta llegar arriba tarda, pero luego los acontecimientos laterales hacen que la cuesta abajo sea pronunciada. Me alegra tener cosas en común contigo. Un abrazo Rafael
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