Detalle de la hilada con tres arcos ojivales
Deseo empezar esta entrada citando a mi amigo, el historiador parisino Jean Alouf, que ha concluido un nuevo periplo de trabajo de campo documentación para su libro de fotografías sobre el universal monumento de la Mezquita-Catedral de Córdoba. Una estancia en Córdoba de veinte días, que no hubiera sido posible sin la plena colaboración del Cabildo cordobés, materializada ésta en la persona del Jefe de Seguridad Sr. Fontiveros. Decir que le han dado toda serie de facilidades para su trabajo, con acceso a capillas y lugares que normalmente no se pueden visitar normalmente. Por poner un ejemplo, ayer viernes estuvo fotografiando dentro del altar de la Virgen de los Faroles en el apartado de su investigación sobre el muro norte.
La hilada de portada por el este
Siguiente hilada dos lobulados y uno ojival
Entra al monumento a las siete y treinta con el personal y salía a la hora de comer para volver por la tarde y continuar con su trabajo. Muchas mañanas a la hora de la entrada de los turistas pobres, 8,30 h. he estado con él hasta la terminación de esa entrada a las 9,30 h. dejándolo en el tajo. En ese intervalo él, en su creencia de que yo tengo todas las soluciones a sus dudas -cuestión que es un halago, a pesar de que no es verdad-, me crea a la vez un compromiso personal que me hace estudiar y sobre todo preguntar a quién creo puede darme respuestas. Puntualizar que con cada una de sus dudas, fruto de la curiosidad y pasión que tiene por la Mezquita-Catedral yo aprendo muchísimo, pues en el ánimo de servirlo tengo que releer muchos textos y estudiar opiniones de diversos autores para obtener respuestas.
Plano de planta de S. Herrero
Plano de capiteles 20, 21 y 22 son los afectados
Destacar dos cuestiones: las diferencias de anchura de unos arcos en la ampliación de Almanzor, al haber intercalado en la anchura de dos arcos tres, con otras hechuras distintas de arco de herradura y medio punto habituales, macizados de piedra en el arco superior, en línea con la prolongación virtual hacia el este del muro de Qibla de la mezquita primitiva de Abderramán I, y otra referida al ensolado de toda la ampliación de Almanzor. Manifestar lo complicado de responder porque al ser este un monumento vivo, son muchas las intervenciones que ha habido sobre el mismo y la línea del tiempo es muy amplia, discurriendo a lo largo de muchos siglos. Los trabajos de diferentes autores se quedan obsoletos pronto por las diferentes actuaciones posteriores en el mantenimiento del edificio sagrado por partida doble.
Páginas 253,254 y 255 del texto del Catálogo de Monumentos
Dice la pag. 254 de Catalogo Monumental de Córdoba de Rafael Ramirez de Arellano: “La obra del famoso caudillo fue la ampliación de todo el edificio por el lado de oriente en una anchura de ocho naves. La obra se hizo como se había hecho la del Alhaken, sin romper el muro divisorio hasta que lo nuevo estuvo construido y como se hacía con precipitación, por el carácter político con que se edificaba, los arquitectos fueron (¿insensiblemente?) ensanchando los arcos y cuando advirtieron el error ya había mucho hecho y no podían derribarlo. Para rectificar los arcos y que las naves transversales volviesen a encontrarse rectas, no hallaron otro medio que dividir en tres compartimientos la anchura de dos arcos y en las tres últimas hiladas hicieron esto, resultando unos arquitos estrechos y puntiagudos primeras ojivas que aparecieron en el arte musulmán español. No todos son ojivales, sino que dos de los nueve arcos que se ven de dicho tamaño, son lobulados de cinco lóbulos cada uno.
Estos dos están dentro de la capilla del Baptisterio
Otro detrás del muro
Esto es lo único curioso que tiene la ampliación de Almanzor a más de que hicieron un muro transversal prolongación del que separa las obras del Alhaken II y Abderramán II, con arcos de herradura de proporciones más esbeltas que todos los demás de la Mezquita y de los que quedan tres aún, habiendo sido los otros cinco reforzados en el siglo XVI con robustos arcos de medio punto. La razón que tuvieron para esto no se nos alcanza pues bien pudo ser para dar uniformidad a la obra, pudo ser también para indicar donde empezaba una macsura que tuviera la capilla particular del primer ministro, siendo esto un indicio más de la existencia de la capilla de que antes hemos hablado.”
Marca en el pavimento señalando la diferencia de ancho
Perspectiva de las otras marcas
Luego lo que a Jean le pareció raro, que yo no supe explicarle en ese momento pero me puso a coger moscas, nos lo aclara Rafael Ramírez de Arellano en su Catálogo Monumental de Córdoba. Y ya me lo había apuntado mi amigo Agustín López, maestro de obras durante mucho tiempo del monumento, él me dijo: “Lo de los arcos lo he analizado hace años y no recuerdo exactamente el porqué, pero no está muy lejos la explicación de que fue una especie de solución de acomodar las crujías de Almanzor con una medida residual”, vamos que prácticamente es lo mismo del Sr. Ramírez de Arellano.
Vista de las marcas
Marca más al este
A la pregunta del escritor e historiador parisino Jean Alouf, a su amigo -quien suscribe, paño de lágrimas de sus dudas, pensando él que yo tengo la respuesta a todo-, sobre la solería de la ampliación de Almanzor, volví a molestar a mi amigo Agustín -"compañero de armas" a finales de los sesenta- que me dijo: “La losa de barro de 14x28 cm. prensado de dos centímetros de grosor, colocada en espiga y respetando todos los encuentros con un enmarcado o encintado del mismo ladrillo. La fábrica es de Madrid ‘Barros Cebrián’ se levantó la solería que había de ladrillo y se descubrieron los niveles primitivos de solería que estaban hechos de cal y arena con un armado de centeno y pintado de almagra. La fecha pudo ser en mil novecientos noventa y cinco, pero tendría que ver mis notas y una superficie de unos seis mil metros aproximadamente…” Luego siguió lo más interesante, y es quedar un día para hacer un recorrido de dudas in situ.
Muro más al este
Perspectiva de los arcos lobulados
En el suelo de las naves que contienen los arcos más estrechos, ojivales y lobulados, hay tres series de tres losas blancas a la anchura del arco ojival primero por el sur, y que en el arco de medida normal se ven perfectamente las diferentes anchuras. Esas losas blancas a modo de lápidas funerarias sin texto, porque no lo son, estaban con el pavimento antiguo y como tales fueron dejadas enmarcadas con la modificación de la solería. En mi opinión, aunque nadie las cita, marcan las diferencias de anchura para equilibrar el error, prueba de ello es que en el arco de ancho normal se ve perfectamente la separación de las losas con la columna más al sur de esa hilada que se corresponde hacia el oeste con la Qibla de Abderramán I, como se ha manifestado más arriba.
Aquí se ve el corte del adorno barroco
Por lo tanto y concretando la presencia de esos arcos ojivales y lobulados obedece a un encaje de medidas de los constructores de la ampliación de Almanzor en su momento para dimensionarlos con los existentes. La construcción de la Catedral en su momento diluyó este problema al crear una solución de continuidad en las diferentes naves, de las distintas ampliaciones. Pero ahí queda la respuesta. En cuanto a la solería, perfectamente realizada, lo que demuestra la profesionalidad de la empresa de mantenimiento, es contemporánea nuestra y rompe con la imagen, no real, de que la última ampliación de la Mezquita fue de fábrica más pobre, algo distinta sí por dejar cada promotor su impronta personal. Dejar constancia que estas aclaraciones no son, ni pueden, ni quieren ser, un dogma de fe al respecto. Están abiertas a otras interpretaciones.
Jean Alouf y quien suscribe
ADENDA: Encontré un texto en una publicación Teoría de Restauración de la Mezquita que menciona una intervención de Félix Hernández en los principios de los cuarenta del siglo XX que habla de una sustitución de unas pilastras por un arco ojival, posiblemente por Hernán Ruiz y el señalar el sitio de las pilastras con losas de mármol blanco. Choca un poco con la teoría que la introducción de arcos apuntados y lobulados fue para ajustar el error de los arquitectos de Almanzor. Por lo tanto sigue la duda de si los arcos apuntados y lobulados son de Hernán Ruiz o de los constructores de Almanzor para corregir un error. Como es lógico aquí queda el texto citado el plano y la fotografía con su pie y que cada uno tome en consideración lo que estime oportuno.
Fotografías del autor.
Bibliografía señalada en el texto, plano de Herrero
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