Torre de Sevilla
Mientras sigo en Flightradar el vuelo de mi nieta mayor, camino de Estocolmo, que salió de Málaga a las 6,25 h. trato de enderezar esta entrada que está dedicada a la visita que le hicimos a la Torre Sevilla, antes Pelli obteniendo el nombre del apellido del arquitecto. En Córdoba, los y las cordobitas, que hay muchos, se cargaron la original oficina de Judá Leví, el puente de Calatrava que iba a ir en la Cruz de Rastro, y el Hotel y el complejo adjunto con aparcamientos incluidos que iba en el lugar del Palas. Pretendieron sin éxito, afortunadamente, la misma guerrilla cultural, revertir la reforma del Puente Romano (que no es romano) Y los entornos de la Calahorra y Puerta del Puente, ahora más Arco de Triunfo, bueno ahora no, desde que construyeron la otra mitad interior, que no arco del Triunfo (que era un arco cercano al Triunfo adosado al Seminario de San Pelagio).
Pabellón de Marruecos
Dos vistas aéreas de la construcción (foto Web)
En Sevilla también hay “sevillitas”, pero no pudieron con el progreso, intentaron hacer lo mismo que los homónimos con el icono del Sky Line de Paris. Siempre existe contestación, muchas veces es justificada, atendiendo a razones de gusto sobre todo, porque las grandes obras gustan o no gustan, así es el arte arquitectónico. Nada es mejor o peor, solamente más o menos agradable a la vista de unos y otros, luego está la tropa que no entiende, pero por boca de ganso repite lo que el gurú artístico dice, y eso ya es de risa, escuchar como nosotros criticar con criterios de arquitectura profunda a una amiga que no sabía, ni sabe una papa de ella, pero nos soltó un discurso sobre la obra de Juan Cuenca, de antología.
Más vistas del la construcción (Foto Web)
Mi nieta sobrevuela Burdeos, después de haber sobrevolado esa rectilínea costa del suroeste de Francia. Burdeos siempre me recuerda a los últimos días de un perseguido por ser un adelantado a su época, Goya, y a un amigo hijos de exiliados, que era médico allí y luego vino a la Córdoba de su mujer para reposar aquí, definitivamente superados los noventa y tantos de edad. Ah, y por el vino. En el tiempo de escribir este párrafo el 737 de la línea aérea sueca deja atrás la desembocadura del Garona, inmensa, para enfilar camino de Paris, no sin antes sobrevolar Orleans y Poitiers. Nosotros, en Sevilla, el 12 viernes pasado, habíamos salido de ver la exposición permanente del Pabellón de la Navegación y aprovechando la cercanía, nos acercamos al Pabellón de Marruecos para visitarlo.
Durante la construcción (Foto Web)
Hall de la Torre
Así hicimos, entramos en el patio y nos paró el vigilante, preguntándonos si teníamos cita, le dijimos que no, que había sido decidir la visita sobre la marcha y plantarnos allí. El sr. con buen criterio, para no autorizarnos él, habló con una señora, aparentemente dirigente y con capacidad de decisión, sin nada de empatía, para con dos personas mayores –viejos- que no hubieran hecho ni bulto en su grupo, que preparaba un nutrido grupo de visitantes. Le dijimos que volvíamos a Córdoba esta tarde y que habíamos pretendido visitar el pabellón aprovechando la visita a la Cartuja, pero cuadriculada, no nos permitió ver el pabellón, dijo que pidiéramos cita –nos apuntó- para la semana que viene. No tengo que decir lo se me ocurrió decirle que no dije. Con su pan se lo coma.
Tres vistas de la Terraza Atalaya (Foto Web)
Vuelta sobre nuestros pasos y ahora el objetivo era la Torre Sevilla y el complejo comercial y cultural que la rodea. A 10.973 m. y una velocidad de crucero de 819 km/h, el 737 de Boeing sobrevolaba Poitiers. A las 7,52 de la mañana, casi en el ecuador del viaje. Todavía le queda sobrevolar el área inmensa de Paris, Bruselas, Amberes y los entornos de Rotterdam y Ámsterdam, luego Dinamarca y después parte de Suecia. Nosotros estábamos en la calle principal del centro comercial la Torre Sevilla, llegando al hall de la misma. Hablamos con la misma señora del día anterior, pagamos el canon estipulado y en un ascensor supersónico, en veinticinco segundos, estábamos en el piso Atalaya de la Torre, unos metros más abajo de la cota máxima de 180,5 m. de su altura. En la planta 37.
Más vistas desde la Terraza Atalaya (Foto Web)
Dice su Web: 300 millones de inversión, 7000 T de acero, 30000 m3 de hormigón, 19000 m2 de vidrio, 770 m2 de placas solares 18 plantas de oficinas, 18 de hotel de cinco estrellas. De la planta 19 a la 37 , con un total de 24000 m2 acoge un hotel de la Cadena Grupo Hotusa, Eurostar Torre Sevilla con 244 habitaciones exteriores con vistas a los 360º, que permite la panorámica elíptica de la torre. El día de la visita era la caseta más alta de Sevilla, la Terraza Mirador Atalaya de la Torre Sevilla estaba adornada de farolillos en los prolegómonos de la feria de abril. Es un verdadero placer ver la ciudad desde arriba, casi desde el cielo. Es verdad que los días de aire será volar en la parte no cubierta de la terraza, como nos ocurrió a nosotros cuando salimos del confort acristalado del restaurante. Una experiencia especial acabar el día por las nubes.
Más fotografías de la Web de la Torre
El Pabellón de la Navegación y la dársena
Luego dando un paseo después de pararnos y casi ser comidos por unas voraces hormigas, que nos recordaron a la película Cuando ruge la marabunta, con un Charlton Heston de cartón piedra con su rifle, y una bellísima Eleanor Parker al que no se le pueden poner pegas. Puse la mano en una jardinera y se conoce que les llamó la atención cualquier mensaje químico, y cuando acordé la mano y el brazo estaba lleno con cientos de himenópteros hambrientos. Me sacudí de ellos como pude, y recordé aquello de que si tuvieran el tamaño de un conejo, su mordedura, e inyección de ácido fórmico consecuente, producirían la muerte instantánea de un ser humano adulto. Las formícidas se conoce que habían empezado ya la feria de abril y en lugar del pescadito habitual se iban a comer a un jubilado.
Más fotos del autor
Vuelta a mirar la ruta de mi nieta y estaba ya a la altura de Roterdam a una hora y treinta y seis minutos del destino, con casi dos tercios recorridos. Rebusqué la serie de fotografías obtenidas por Conchi y yo para seleccionar las más significativas, y es difícil. También investigué las publicadas en la web de la torre, siempre más especiales, sobre todo las de su construcción que, si hacemos la superposición de planos descubrimos que la cimentación es sobre el lecho del Guadalquivir en uno de su antiguos meandros a su paso por la ciudad. Todavía La Cartuja no era isla. Aún con alguna hormiga retrasada en el brazo enfilamos para buscar el almuerzo hoy, que si ayer fue en Malvaloca restaurante de diseño, de la Plaza de la Encarnación hoy será en Barrabar’s de la Plaza del Museo esquina Rafael Calvo.
Más fotografías
Cuando he seleccionado las fotos, y depositadas en la carpeta para subirlas al Blog, mi nieta mayor, sobrevuela Dinamarca. Ya le queda menos para aterrizar. Vuelta a la Torre. Es una experiencia recomendable el subir a la Torre Sevilla, construida por César Pelli, argentino en 2015. De lejos, su forma elíptica produce un efecto óptico que parece un poco de Pisa, pero no es así. Luego está la iluminación nocturna que la hace visible desde cualquier parte de la ciudad. Como está prácticamente en la senda de aproximación del aeropuerto de San Pablo, las grandes aeronaves pasan en régimen de bajada cerca de su espacio aéreo. Al final una nueva experiencia de altura ya que no pudimos por cuestiones atmosféricas, subir en el globo aerostático cautivo de Isla Mágica. Al final de la publicación de esta entrada ya está mi nieta Claudia en la senda de aterrizaje sobrevolando Estocolmo a 3000 m de altura.
Fotografías del autor de CCC y de la Web de la Torre
Bibliografía de la web de la Torre.