Dibujo de Roberto Mangosi
Estar más cerca de los ochenta, es cumplir setenta y siete. El curioso pulular del siete en nuestra familia 7-3-17, mi padre, 17-3-47 yo. Y este año dos sietes en la celebración aunque lo único que podemos celebrar es estar afortunadamente por aquí después de los avatares lógicos de la salud. Es verdad que tengo amigos que han superado los noventa con nota y varios de ochenta y muchos, pero no lo es menos que otros se han marchado quizás antes de la media, que es esa tablilla que se pone no sé para qué porque cada persona es un mundo, pero que parece más que un dato demográfico un horizonte.
Mi casa y mi madre en la ventana
Negar que no se nota, y que te agrada cuando te preguntan la edad y te echan el piropo, de que no los representas, aunque tu comprendes lo que son mentiras piadosas, es engañarte. Se nota y mucho y de un día para otro. Tres pastillas por la mañana y dos por la noche, después de haber encontrado una agrupación de otras dos, para que una sea como el tres en uno. Dos controles oncológicos -ya van diez- uno en mayo y otro en noviembre amén de los de la vista, cataratas que sin ser las Victoria o Niágara, están en espera del bisturí. La farmacopea la considero un ceder ante las farmacéuticas, podían buscar la causa en lugar de cronificar la ingesta, pero caerían las ventas.
Calle Romero
El paseo mañanero cada día cuesta más, el no poder reducir los agujeros de la correa, es un castigo, porque te obliga a buscar mañas para lazar los cordones de los zapatos. Luego están los problemas mentales, fallos de reflejos y olvidos, que si bien forzando la máquina algunos se resuelven, otros no pues son debidos a la carencia neuronal o un cortocircuito de lo mismo. El blog me mantenía activo mentalmente pero cuando me falta el estímulo me vuelvo perezoso, añadido a la enorme capacidad de otros amigos que sigo en las redes, que te hacen ver que no se notará la falta, por aquello también de que los imprescindibles tienen puesto el completo en los cementerios.
Puerta de Almodóvar
Hace unos meses recibí un WhatsApp de un amigo que se llamaba espacio conmemorativo, es algo así como que desde su teléfono te comunicaban que su estancia aquí había llegado a su fin. Yo le contesté a sabiendas que no me iba a leer. Para la estadística y como consuelo lo primero que calculas es los años -aunque yo los conocía, pero por si acaso- que eran 86. Cuando era pequeño -no tenía aún cuatro años- y a modo de atracción de feria, me hacían leer en público las esquelas del periodico. Información periodística que muchos leen fijándose más que nada en la edad, para hacer cálculos personales. Otros son los horóscopos.
Ollerias
Ya celebramos familiarmente, con un almuerzo, el domingo pasado, las dos conmemoraciones del matrimonio. Conchi cumplió setenta y seis el once. Yo recibí el regalo del “Acontece que no es poco” de Nieves Concostrina, que siempre es una delicia cuando se refiere a los borbones. Pero no hubo tarta ni velas. Ayer tuvimos que declinar una invitación campera de unos amigos, por tener planificado y reservado hoy el almuerzo. Daremos un paseo en esta primavera adelantada y luego lo justito para poder seguir cumpliendo… años, porque otras cosas no.
Fotografías de Internet sin conocer el autor por lo que pido perdón
Bibliografía de lo vivido.
A cumplir muchos más y a seguir escribiendo igual de bien. Un abrazo amigo.
ResponderEliminar¡Felicidades!
ResponderEliminarQue lo pases bien.
Saludos,
J.
Muchas gracias amigo Pepe. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias José A. un fuerte abrazo.
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