"Sevilla tiene un color especial". Es verdad, Sevilla es una gran ciudad, el doble de habitantes que Córdoba. Nosotros estamos nuevamente descubriéndola, en parte gracias a los Abonos Recurrentes de RENFE que a pesar de su gratuidad y complicación para reservar billetes -todos los trenes van llenos- tú tienes que invertir en alojamiento y en avituallamiento, aunque sea en bocadillos, que no es así. Sumado a que, al no ser oriundo no se tiene el acceso libre en muchos lugares.
La torre del Oro
En casa de mis padres se hablaba de ella, por haber estado destinado mi tío Pepe, marido de mi tía Rafaela, militar condenado a muerte por no secundar en primera hora el golpe fascista, salvado del pelotón por la cercanía de mi abuelo Rafael con Pérez Muñoz el obispo, amigo del genocida Queipo. Mi abuelo Rafael el barbero, ese sí que estuvo veces en Sevilla, pero en coche de caballos y para otros menesteres flamencos, con el escayolista Morita y otros congéneres, como comentaba Rafalito del Bar de la Mezquita. Pero bueno, afortunadamente sirvió el hacer tan bien con la navaja las tonsuras de los orondos cómplices con sotana del golpe.
Plaza del Cabildo
La primera vez que yo visité la ciudad fue para ir a Repuestos San Roque, en la calle San Roque, frente a la Estación de Córdoba, a comprar repuesto de bicicletas de carreras. Fuimos en Ferrobús, cuatro aficionados al ciclismo, Germán Ramírez (desgraciadamente fallecido joven), Chico del Olmo, Juanito de la primera calle de Cañero, el de la casa que visitó D. Claudio, que emigró a Suiza creo, y quien suscribe. Era 1962, hace 62 años, tenía entonces quince, como el amor del Dúo Dinámico. Compre una tija de sillín Campagnolo, unas bielas Stronglight, y una cadena Regina. Los demás cada uno lo que pudo de acuerdo con su economía.
Un almanaque de 1968 (muy mala fotografía)
Fue bajarnos en Plaza de Armas, estación término, fin del trayecto, después de parar en todas las estaciones de la línea, entrar en la calle Pedro del Toro, nombre que me recordaba a un conocido de mi madre, pero sin el “del”, del que ella hablaba mucho por su esmerada educación y caballerosidad, y del que yo, años después, algunos, fui buen amigo de un sobrino suyo, hasta su fallecimiento hace poco. A pesar de la distinta adscripción ideológica, corolario de que con respeto pueden convivir sin problemas distintas ideologías y creencias.
El consistorio
Curioso fue que lo primero que vimos cuando nos bajamos del tren, fue al largo de la pareja que tocaban el pianillo, en el Barrio de la Judería, y lo encerraban en la pensión que había en la calle, entonces Coronel Cascajo, hoy y antes de tener el nombre del golpista Lineros. La curiosidad de llegar a Sevilla y lo primero ver a un personaje callejero de Córdoba. Después calle Bailén y San Roque a la tienda. Otra vez también fuimos en ferrobús en el 63 del siglo XX, había barcas en la Plaza de España, en las que navegamos, entramos a la Catedral y subimos a la Giralda. Patio de Banderas y barrio de Santa Cruz.
1963 Patio de Banderas
61 años después
Después se sucedieron muchas otras veces, unas por placer, por cultura a exposiciones importantes como una en la Cartuja, o la de Velázquez, en el Bellas Artes, o por asistencia a eventos políticos en los que había que estar. Esta última vez, a primeros de febrero, asistimos a una concentración en contra del genocidio que el gobierno sionista de Israel, está haciendo con el inocente pueblo palestino, con la complicidad de las democracias occidentales, que fueron muy diligentes cuando la invasión rusa de Ucrania. Y a su vez por otro pueblo, el saharaui, que hablaba nuestro idioma, tenía carnet de identidad español y fue abandonado por España, en las garras de unos sátrapas.
La Alameda de Hércules
Siempre he pensado que Sevilla es una gran ciudad, pero que su grandeza ha sobrevenido siempre por eventos especiales. En la época árabe fue importante pero la eclipsaba Córdoba. Luego los reyes cristianos y el comercio con América, que disminuyó cuando se trasladó a Cádiz. Exposición Iberoamericana del 1929 que le dio el primer espaldarazo del siglo XX, con la creación de la Plaza de España, imponente y magnífica obra, los jardines del Parque de Maria Luisa, y algunos pabellones que quedaron, e incluso el Barrio de Santa Cruz.
La catedral
Después la Expo y los fastos del 92, que fue más de infraestructuras, porque parte del recinto quedó como exposición de jaramagos. Aunque se aprovecharon algunos pabellones y convirtieron en Parque de Atracciones otros. Una integración del canal del Guadalquivir en la ciudad plenamente y un exagerado turismo con las tendencias actuales. Sin olvidar el centralismo autonómico. Nada de esto le quita su atractivo monumental, ni las ayudas a su desarrollo de distintos gobiernos centrales, le merman en su valía patrimonial.
Alta Velocidad, aeropuerto internacional, rondas de circunvalación, autovías y autopistas, metro, tranvía y unas 60 líneas de autobuses urbanos y otras tantas interurbanas, son la infraestructura del transporte. Hasta se puede pasear en globo por cerrar el círculo. Y eso sin citar la inmensa oferta hotelera y gastronómica. Si la salud lo permite y entre controles médicos que, afortunadamente estamos pasando bien y la economía familiar ayuda, podremos seguir haciéndole algunas visitas para completar la oferta cultural… y aprovechar este año la continuación de los Abonos Recurrentes.
El abono
Fotografias del autor
Bibliografía del recuerdo
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