Cogimos el bus de Cádiz a Chipiona pata bajarnos en el Puerto de Santa María y volver en el Catamarán, barco que sustituyó al llamado "Vaporcito", cuya historia es muy curiosa, partiendo de la de sus capitanes. El vaporcito había sido construido en Galicia en un astillero de allí. Se llamaba Adriano y hubo Adriano I, II y III. El III se hundió en el puerto de Cádiz un 30 de agosto de 2011, hace trece años.
Mi singladura marítima a lo largo de los años ha sido corta, salvo la travesía Algeciras-Ceuta y regreso, que la hice dos veces, una para hacer "contrabando" y otra de ocio en un tour Ceuta-Larache-Tanger-Ceuta; también fui marinero en una “golondrina” en el puerto de Barcelona, en los sesenta, y los cruces en la “barca” del Guadalquivir en Córdoba, a 0,50 de peseta.
Y ahora los escasos 8 km (debí traducir a millas 14,816) del Puerto a Cádiz. Lo que es decir casi nada. Y subir en barcos grandes sólo en el ferry Arrecife-Cádiz que nos pareció en su día el mayor de los barcos, hasta que hemos visto los grandiosos cruceros actuales en los puertos de Málaga y Cádiz.
Esta visita al ferry de Canarias, fue cortesía de un comerciante contrabandista de equipos de radioafición, que nos invitó a enseñarnos su material. La compra tenía que ser pago al contado y metálico, no permitía cheques de un colega que dijo ser fiable por ser dos veces ilustrísimo.
Vuelvo al noviembre actual, nos bajamos del bus que siguió su recorrido hacia la patria de la Jurado, en la parada de Plaza de Toros del Puerto, en un bus cuyo conductor supusimos sería ultra, por la escucha de la emisora de los obispos que estaba incitando a la insurrección. Antes habíamos pasado por el primer puente de la Bahía que fue un hito en su momento por el ahorro, a no tener que dar la vuelta por Puerto Real y San Fernando.
Ya habíamos estado antes en el Puerto de Santa María, primero en una convención de radioaficionados en el Hotel Puerto Bahía, el mismo día del accidente de aviación de los Rodeos en Tenerife, cuya noticia escuchamos con horror por la radio, y segundo coincidentes con un partido de fútbol del trofeo Ramón de Carranza, día en el que dormimos en el coche a la orilla del puente del mismo nombre, por no encontrar alojamiento.
Luego yo estuve en una visita por razones de trabajo, hospedado en el Monasterio de San Miguel, en esa fecha subí a la torre de Telefónica de Cádiz; visité el Ayuntamiento, en el que el despacho del primer edil tenía un balcón a la parroquia de San Juan de Dios, que da nombre a la plaza. Comimos en el Ventorrillo del Chato, en mitad del istmo camino de San Fernando. En el Puerto ese día si visitamos a Romerijo.
Salto de nuevo al Puerto actual dónde estamos. Habíamos salido de la Plaza de Toros, de la que dicen que “el que no ha visto toros en el Puerto no ha visto toros ni ha visto ná”. Y por un error geográfico nos alejamos del objetivo, en lugar de acercarnos a él. Teníamos previsto ir al Castillo, para después visitar, a la hora de comer Romerijo, y la Fuente de las Galeras, pero acabamos en el Club Náutico.
Vuelta sobre nuestros pasos e ir al terminal marítimo, pasando por el esqueleto de un barco que podían ser los restos de uno de los Adrianos. Habrá que mirar en el blog “Gente del Puerto”, donde está la historia del “Vaporcito”, y sus capitanes, “Pepe el del Vapor” y descendientes. Allí podemos leer las vicisitudes de esa travesía en su larga historia marinera.
Como es lógico hubo de todo en las múltiples singladuras; desde encallamiento en la salida de la ría, a pesar de la pericia medidora del calado de Pepe; hasta pasajeros pasados por agua; pasando cuando Alberti ejerció de capitán en cierta ocasión, con la supervisión del titular; o el hundimiento en puerto de uno de los barcos. Merece la pena leer lo relativo a esta travesía a los largo de muchos artículos dedicados al Vaporcito que nunca navegó con vapor.
Habíamos tomado el aperitivo en un bar con la música a tope, igual que los precios abusivos la cerveza a tres euros. Lo cierto es que estábamos solos en la terminal para el viaje, y como es habitual en nuestra sociedad, en la que todo el mundo llega con el horario pegado... allí. En un momento se llenó el tenderete, llegando incluso a pensar si no íbamos demasiados. Eso sumado al presunto mareo si la bahía se pusiera tonta, nos sumió en la incertidumbre.
Llegó de Cádiz uno de los catamaranes de la ruta, no recuerdo si el “Bahía Cádiz Segundo” o “Tercero”, hizo su maniobra de aproximación, prepararon las pasarelas y a esperar el desembarco para embarcar nosotros. Una cubierta al aire con asientos, y una cabina interior para temporada invernal, teniendo en cuenta que la gente se acoplaba también en escaleras, proa y popa. Embarque y rumbo al Puerto de Cádiz. Navegación un tiempo por el río Guadalete, abandono del espigón y cruce de la Bahía.
Al fondo las torres eléctricas y el Puente de la Constitución como sky line actual al fondo. El saludo de los tripulantes de los veleros con los que nos cruzamos. Ningún barco de categoría en la bahía. En un momento estaba el Puerto de Santa María alejándose y Cádiz cada vez más cerca. Unos ocho kilómetros en media hora, nos dan 16 kmh, era más o menos la velocidad del catamarán de dos quillas.
Muchas fotografías de los pasajeros, pienso que todo el que tenían teléfono estaba haciendo fotos. Éramos un estorbo unos para otros, no podías fotografiar nada que no te lo tapara un pasajero. Entramos en el puerto y pasamos cerca de los cruceros que estaban amarrados y si desde fuera te parecen enormes, a nivel de agua lo parecen más, En esta ocasión había cuatro, a dos mil pasajeros, ocho mil a un consumo medio de 50 euros por cabeza suponen cuatrocientos mil euros de ingresos.
Aunque dejen dinero agobian más. La masificación turística es como todo lo que se pasa del fiel de la balanza desequilibra otras cuestiones. Pero en una ciudad cada vez con más índice de desempleo, y desmantelada industrialmente no le queda otra alternativa que soportar al turismo. Desembarco por pasarela, salida por el muelle sin control aduanero a la Plaza de Sevilla. Fin de la singladura marinera del Puerto de Santa María a Cádiz en el catamarán “Bahía de Cádiz tercero”.
Fotografías del autor, Wikipedia, Gente del Puerto e Internet
Bibliografía de Wikipedia y del Blog Gente del Puerto
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