domingo, 24 de septiembre de 2023

DESDE LA FUENSANTILLA A SAN PEDRO POR EL CORAZÓN DE LA AXERQUÍA

Ollerias Fuensantilla y Casa de los Locos

Ya en otoño voy a tratar de articular un recorrido mañanero que título “De la Fuensantilla a San Pedro, por el corazón de la Axerquía”. Parto de la Fuensantilla, acordándome de ese espacio de la ciudad, cuando lo que más llamaba la atención allí era el Hospital Militar y la enorme finca frente al mismo, una envejecida carretera era la Ronda del Marrubial, que como su nombre indicaba las Rondas eran las vías de circunvalación actuales, las que ahora le colocan en el apellido de la carretera o vía urbana el número 30

Esquina Casa de los Locos  en Fuensantilla y Ollerias

Fernando de Lara

Otro elemento importante del espacio de comienzo, era la “Casa de los Locos”, el manicomio que antes fue Hospital del Santísimo Cristo de la Misericordia, desde el Jardinito a la Fuensantilla era una fachada a todo lo largo, que fue motivo de chistes con los internos subidos al tejado, esa costumbre que tenemos de humor negro o de reírnos de nuestra propia sombra. Todavía en el 1969, cantaban los cobradores del bus  urbano las paradas, ahora es automático, y cuando llegabas a Juan de Torres y preguntabas: -¡Jardinito, quedan! Se recibía una negativa colectiva, y risas, pues nadie quería quedarse allí.

Anqueda 

Pozo de dos Bocas

Entonces no tenía salida Fernando de Lara a la Fuensantilla, hoy hay puerta en la muralla. Ese fue el punto de partida del recorrido. A Fernando de Lara que es calle en la que vivieron mis tatarabuelos, e incluso creo que mi abuelo de niño, le tengo una estima especial. Conozco el dato de que vivieron allí por los censos. El mudarse de un día para otro era muy normal en esos tiempos, ellos, porque la mayorías de las familias, estaban ligeras de equipaje.

Nieves Viejas

Juan Tocino

Desembocan en ella perpendicularmente, las calles Anqueda, Pozo de dos Bocas, Nieves Viejas y Juan Tocino (En Juan Tocino está la Torre de los Perdigones muy bien recuperada) y su comienzo es el Jardín de los Poetas. La acera de los impares no tiene viviendas, es la pared de la “casa de los locos”, como se llamaba al manicomio.

Muro Casa de Locos en Fernando de Lara

Cárcamo

Al llegar al final la confluencia con Cárcamo puedo, o la bajar a la Piedra Escrita o subir a la antigua Puerta Excusada y Muro de la Misericordia. En Cárcamo vivía un compañero de trabajo de mi padre y alguna que otra vez fuimos a su casa. Subí como para Ollerías, avenida antes con nombre de obispo de la dictadura, que regentó la silla de Osio -a pesar de desear le hubieran dado otra más importante, Valladolid o Valencia-, desde el 18 de julio (vaya fecha de incorporación) de 1920 hasta el 21 de diciembre de 1945 año en el que falleció. He de comentar que este Obispo salvó la vida de mi tío Pepe, militar destinado en Sevilla entonces, que se había mostrado dudoso a incorporarse al golpe, estaba encarcelado pendiente del “paseo” que le iba a dar el criminal que estaba enterrado en la Macarena.

Muro de la Misericordia

Muro de la Misericordia

Mi abuelo Rafael el barbero de la Judería, que arreglaba al obispo y canónigos, habló con Padilla para que tener audiencia con D. Adolfo, como lo llamaban, y éste le preparó una carta que llevó directamente al criminal a Sevilla. El caché del prelado hizo efecto en el locutor arengador de violaciones de mujeres y asesino Queipo, y le permitió a mi tío, canjear la pena de muerte por la incorporación al frente al mando de una unidad que operó en el frente de Extremadura. Luego lo trasladaron a la guarnición de la cárcel de Córdoba (Alcázar). Al acabar la guerra revisaron todas las causas y los que dudaron y no habían asesinado, fueron expulsados, como los de la UMD. Por lo menos salvó la vida, en este caso gracias al aval del obispo, y a las tonsuras tan perfectas que hacia mi abuelo Rafael el barbero.

Empedrada

Palomares

En el tramo, entre Fernando de Lara y el Muro de la Misericordia, dice Ramírez de Arellano que había una casa que llamaban “de las tetas”, creyéndose que era por un busto romano que aparecido bien servido de esos atributos. El colegio del Padre Manjón también estaba por esos lares. El Muro de la Misericordia es una calle que empieza en la calle Valencia y acaba en el jardín. Platerias de trazado y palillos de muelle. 

Valencia

Vera

Tiene en su lado de los pares una serie de calles perpendiculares a ella y a Moriscos por abajo. Empedrada; en la que vivió mi familia, Palomares y Valencia que llega hasta el patio de Vicente Blasco Ibáñez, desde Moriscos. Luego la calle Vera, que me hace recordar el apellido de un amigo joyero, ganador de muchos premios en su gremio por su buen hacer, pero el mejor de todos es ser amigo de sus amigos y una muy buena persona.

Horno Veinticuatro

Alarcón López

Al final Vera la corta Horno Veinticuatro. Continúo por Alarcón López, el bodeguero, cuyo familiar fue el último alcalde de la dictadura. Bar La Sacristía y calle Mayor de Santa Marina, dirección a la Parroquia. Puerta del templo del Evangelio, cerrada igual que la principal. Rodeo la Plaza del Rector, puerta de la Epístola y la puerta de la Sacristía, para acceder al ábside que ha quedado visible con una plaza posterior que permite disfrutar de él, calle Miguel Amate se llama. Luego Tafures para fotografiar el templo por el este, y volver a Morales. Rompían el encantador silencio un grupo de visitantes al Palacio de Viana. Comprobé si la Venencia, coqueto restaurante, seguía abierto y no pude cerciorarme de ello.

Santa Marina puerta del Evangelio
 
Santa Marina Puerta Epístola yTorre

Dejé el molesto y parlanchín grupo atrás y continué por Santa Isabel para por Enrique Redel, buscar las Escuelas de San Andrés. Antes el cruce de Rejas de D. Gome y Juan Rufo, a derecha e izquierda. Es curioso como el cine o la literatura condicionan nuestro recuerdo. Con las Rejas de D. Gome me acordé de la película “Pasodoble”, rodada en el Palacio y alrededores, con Antoñita Colomé, Resines, Fernando Rey y Juan Diego entre otros. 

Santa Marina torre y abside

Y de Juan Rufo ya lo he dicho otras veces, la cariñosa novia de mi primo Paco, una morena muy guapa, a la que perdimos la pista, después de su ruptura. En el inicio de Enrique Redel un bar y una armería. Y en la casa adyacente tuvo su consulta el Dr. Añón, excelente facultativo que desgraciadamente murió joven, antes la tuvo en Humosa. Más abajo la casa regionalista de la Panadería de San Francisco, de arcos lobulados en los balcones y de herradura en la puerta y despacho.

Santa Marina este desde Tafures

Morales

Arroyo de San Andrés. La calle Hnos. López Diéguez, dónde trabajé unos años, al lado de la casa de quien fue mi maestro en la platería Rafael Gil, continúa hasta la parroquia de San Andrés, que está orientada norte sur, en lugar de este oeste, por su ampliación posterior. Pero yo entré por Beatas hasta su fondo de saco, para después volver por Cidros a Pedro Fernández, Conde de Arenales, que no usé pues giré por Santa Marta a San Pablo, y plaza de San Andrés

Panaderia San Francisco Enrique Redel

Beatas

Esta plaza con fuente en el centro, era lugar de reunión y cambio de impresiones de los “espetaores”. La casa de uno de los mejores plateros cordobeses, por lo menos el más famoso Pepito el Sevillano. En la platería siempre se hablaba de Pepito como el no va más, y de Obispo como el peor. También tenía la consulta un pediatra, al que el ocho de agosto de 1975, llevamos Pepi Murillo, una vecina y yo, a mi hijo mayor con un día de vida.

Santa Marta

San Andrés

El pediatra que después siguió visitándolo a medida que iba siendo mayor, dijo cuándo le medía: -Este niño es cabezón. Pepi más veterana, pero yo un recluta, nos miramos y yo le pregunté, -Doctor que quiere usted decir con lo de cabezón. –Pues que tiene ahora más cabeza de lo normal, pero volverá a su ser. El parto había sido duro y tenía un buen pepino. 

San Andrés Puerta Principal hoy de la Epístola

Pintor Bermejo

Al poco tiempo, efectivamente estaba  normal como dijo el médico. Este pediatra no era partidario de los antibióticos nada más que en situaciones críticas. Esa tónica la rompió otro en Madrid al que lo llevamos en un viaje y se los recetó. Aquello cambió el rosado color de cara del niño en el color chocho de mona que le quedó después de acabar el antibiótico con toda la flora intestinal y más.

Coliseo de San Andrés

Casa tapiada en Almonas

Ahora la Portada que fue principal de la Iglesia de San Andres, ha quedado hoy como si fuese la puerta de la Epístola. El dispensario para las mujeres de la vida, como decía mi madre. Allí pasaba consulta otro gran médico, por lo menos lo era para nuestra familia, D. Emilio Maya, el que en su consulta de Leiva Aguilar tenía todos los medicamentos que le regalaban los visitadores médicos amontonados y además gatos, que tenía su familia bastantes. 

Escalera noble de la Casa del Duende en Almonas

El Coliseo de San Andrés impasible esperando que algún nuevo empresario lo recupere, o al final será la especulación con la piqueta la que lo “arregle”.  Alguna casa de esa calle se vendió por el proyecto de Gran Vía al este, que no se hizo al final y algún vivo hizo el negocio padre. Edificio de Almonas esquina calle de Los Huevos cegadas ventanas y puertas con tabiques de ladrillo, ya lleva unos años así. 

San Pedro puerta principal y de la Epístola y lápida
 
Almonas/Gutierrez de los Ríos igual de vacía que el otro día. Plaza de Almagra y San Pedro, con la lápida de los Mártires en la fachada, muchisimos, de la puerta de la Epístola, su pintura de albero, su torre alminar. La casita del sastre maestro de mi hermana. El monumento de nuestro artista universal Belmonte, que no quisieron en las Doblas por decir que parecía un mausoleo. Protestamos por todo desde luego. Allí no ha encontrado ninguna oposición y por lo menos luce, Aunque estimo que algo de Mausoleo sí parece tener. Aquí acabo el paseo de hoy “Desde la Fuensantilla a San Pedro por el corazón de la Axerquía”. 

San Pedro Alminar

Desde ahí visité después el Convento de la Santa Cruz, que estaba abierto he hice una fotografías del mismo. También de la calle del Tinte. Fuente de Campo Madre de Dios y selva del compás de la Iglesia. Pero todo fuera del recorrido que quise acabará en San Pedro, la iglesia que fue del cura, D. Julián Caballero Peña, fusilado como Gila, malamente. 

San Pedro monumento

Figuró en el listado de los “curas asesinados por las hordas marxistas de la revolución comunista de 1936”, todo fake news, en la actualidad se ha buscado un eufemismo para el texto las lápidas del trascoro, “Sacerdotes diocesanos que dieron su vida por Cristo en la persecución religiosa 1936/1939”. Este cura nos casó en 1973 sin preguntar mucho ni hacer cursillo, y bautizó a mi hijo Paco sin preguntar porque no lo hacíamos en la iglesia que le correspondía.

viernes, 22 de septiembre de 2023

DE COSTANILLAS A PUERTA DE BAEZA

El Jardin de los Poetas con forma de guitarra

Empiezo el paseo mañanero en el Jardín de los Poetas, cuya vista desde el aire dibuja una gigantesca guitarra vegetal. Alrededor calles dedicadas a piconeros. Costanillas, donde el cierre del colegio Luciana Centeno, con aprovechamiento para la ciudadanía, denota la carencia de niños en los barrios. La Piedra Escrita, Moriscos, Casa Almoguera con su fecha en la pared, 1900. 


Antes Empedrada, de recuerdos de mi bisabuela y sus padres que fueron vecinos; Palomares. La Casa de Almoguera, contenía en su interior la sede la peña de un torero cordobés, creo recordar que Chiquilín, dónde fui invitado una vez a la entrega de un premio. El presidente, un amigo de la infancia -hijo del quizá mejor grabador de Córdoba, Uruburu, de la calle Romero-, me lo pidió. Ya hace años, quizás treinta.

La Piedra Escrita en 1950
 
Giré a la izquierda por la calle Aceituno, preciosa. A la derecha la que fue casa de un compañero de trabajo que murió joven, médico en la Subdelegación de Defensa, lo recordé con pena, éste es su cielo. Esta calle es muy bonita y tiene algunas casas muy bien costeadas, en un pequeño ensanche existe el único árbol de la calleja. A la derecha Tafures que viene de Santa Marina (Los Tafures eran unos desgraciados que iban detrás de los cruzados. Recogían lo sobrante de los saqueos, no tenía soldada, su recompensa era llegar a Jerusalén y recibir la bendición). 

Casa Almoguera 

Más abajo a la izquierda una bocacalle que sale a la de Almorávides. En la acera de los pares intuía el paralelismo con la calle que discurre más al oeste, Zarco y las cubetas de las piscinas de mujeres, que no sé si habrán edificado en ellas.  Al final un ángulo recto a la izquierda, para asomarnos al Huerto de San Agustín. Salida a la Plaza de San Agustín, sin mercado, sin gente, sola.

Último tramo de Aceituno

Por todas partes la carencia de gente, y eran más de las nueve. Beatillas, la plaza, el bar y la librería y editorial Utopía. Las editoriales son reductos románticos de la cultura en este mundo cambiante, Ricardo su editor lo ha sido siempre y lo sigue siendo. Calle Ocaña, pensé en la casa de un matrimonio amigo, su hija una artista del audiovisual, emprendedora. 

Huerto de San Agustin

La pared de la izquierda Jesús Nazareno, como siempre casi toda la manzana. Buen Suceso y la esquina de la calle del Lodo, donde se depositaban los barros arrastrados del Arroyo de San Lorenzo. Luego Isaac Peral, calle consagrada al inventor con motivo de su visita a Córdoba. La Agrupación de Cofradías, antigua oficina del Monte de Impiedad, estaba abierta. 

Mercado de San Agustin (Ladis 1950)

Realejo, no sin antes acordarme cuando me traía mi padre y me enseñaba el tacón solar que había sido bombardeado en la guerra incivil. Buscaba la aviación de la II República la residencia del laureado fascista Varela, cuya lápida conmemorativa de sus crímenes, estuvo en la pared hasta anteayer. La quitó la empresa que compró el palacio, no quien debía haberla quitado, incluso con mayoría absoluta. Menos da una piedra y más vale tarde que nunca. Pero esas faltas de indecisión hacen que recuerdes esos mensajes subliminales, que hemos leído a diario. Ellos no dudan ni preguntan, ni crean comisiones cultas, borran las cosas que no les interesan, como los egipcios las piedras.

Unos turistas en la plaza

Almonas o Gutierrez de los Ríos. Se conoce más por el nombre antiguo. Una señora y yo los únicos seres humanos que circulaban por ella. Después de desearnos los buenos días, no pude resistirme a la tentación y le dije: -Sra. no siente usted la sensación extraña de soledad en una calle que era todo bullicio a cualquier hora del día. -Desde luego -Me contestó-, ya no hay comercio alguno. Y fuimos enumerando; Taberna de Rafalito, la de más abajo que no recuerdo su nombre, la Sultana, Cachinero, etc. etc. 

Beatillas anteayer (Lolo Córdoba)
 
Nadie por la calle. Lo de lejana del poeta no, pero lo de sola es cierto. Fuimos hablando de eso hasta la plazuela Almagra, curioso conocía la señora la casa de mis suegros  en la calle Mucho Trigo y el trabajo de tinte de Pepe Carnago. Preciosa la Farmacia modernista de la Plaza. Seguí por la calle del Baño (Carlos Rubio). Los Mosquitos y el Seis, ambos bares cerrados. Las Cinco Calles. Seguían las calles solas. Don Rodrigo, San Pedro, Calle del Sol o Agustín Moreno, Valderrama a la derecha.

Isaac Peral o del Lodo

El Convento de la Santa Cruz, enorme, que le están resanando el envoltorio, las paredes. Calle del Aceite, me dio el impulso de entrar y preguntar a una señora, que regaba unas macetas en la casa que compró un vecino nuestro de Mucho Trigo, Antonio Molina. Pero seguí, entré por la calle del Viento (Ronquillo Briceño) y hacia la mitad giré por Claustro. En mi casa se hablaba de esas calles porque vivía en una de ellas  -creo que en la del Viento-, la esposa de un tío abuelo nuestro que se llamaba Bella. 


Me gusta mucho el sabor que tienen esas calles, es cierto que solas como la mayoría, como con confinamiento. En esta calle a la izquierda un callejón que al final es barrera, como decía Ramírez de Arellano, de la Iglesia de Santiago, con la entrada de un bloque que lo señalan Google como de apartamentos turísticos. No creo que sea todo apartamentos, pero otras cosas hay más lejos.


La tónica hoy es apartamentos o trasteros, antes eran videoclub. Busqué por qué lo de Claustro si Santiago no lo tenía y además está retirada de la antigua Mezquita, luego fernandina. Cita D. Teodomiro, en sus Paseos“Contigua a la parroquia hay otra calle estrecha, pendiente y alcantarillada, que le dicen del Viento [Ronquillo Briceño] por el mucho que se siente en ella, sin duda por su dirección al rio: á su mediación está la del Claustro, sucia y fea, conocida por aquel título desde poco después de la conquista, á causa de que, como ya indicamos, daba á aquel lado el del convento de los Caballeros del Temple: mas abajo había una barrera ó calleja sin salida a la que decían del Curadero de la seda, por un corral ó huerto destinado á esta operación: desemboca en el paseo de la Rivera frente al molino de Martos.” 

Claustro

Ni había viento en la del Viento, ni la calle Claustro es sucia ni fea. Ni pude situar el Curadero de la Seda. Si pensé que cuando dice daba a aquel lado del convento, sería posiblemente la pared posterior del colegio donde hice el Graduado Escolar de mayor, Caballeros de Santiago, y a lo mejor esta casa fuese la citada de los Caballeros del Temple, tiene claustro de arcos polilobulados. 

Claustro en el plano de los franceses 1811

Pero no, en otro lugar del Paseo por Santiago cita la de los Caballeros y no lo considera, y la ficha del IAPH, lo cita a él, por lo que su fuente es la misma mía. Otro autor, Morales Gahete, autor del libro “Templarios”, dice: “…los miembros de esta orden (que sería disuelta por el papa Clemente V en 1312) “también tuvieron un convento en el Casco histórico de Córdoba, que creo que pudo ser la iglesia de Santiago, pero no se ha podido demostrar”, por lo que tampoco.

La citada barrera al final gira a la derecha

La salida a la calle del Tinte es muy bonita y agradable, puedes optar por Ronda de los Mártires (antes en el plano de los franceses se salía al Molino de Martos por la calleja del Convento de los Mártires del Río hasta la Puerta del Sol), volver a la del Sol (Agustín Moreno), o salir al jardín de la Puerta de Baeza por Luis Díaz, y ver la fuente monumental. Opté por la salida al jardín, aquí ya había más trasiego de gente, menos de lo normal desde luego. Recordé al bueno de un amigo, mecánico -bueno eso decía él que era-, al que llevé mi seiscientos y después de desarmar toda la zona de la palanca de cambios, me dijo: -Bueno pues esto no es por aquí. No sabía por dónde llegar a la avería. Es como enterarte en la mesa de operaciones que para tu apendicitis no tenía por qué el cirujano aserrarte el esternón. 

Plano de 1884

Obras en el paso de peatones de la antigua Lonja. Antigua también Puerta de Baeza. El quiosco de prensa cerrado ya hace años, por enfermedad del quien lo regentaba, padre de una querida amiga. Iglesia de Campo Madre de Dios, que no ha sufrido de inmatriculaciones. Curioso es una ruina y así lleva años y a lo peor no sería interesante, teniendo fruta buena es de tontos coger la mala. No deja de ser espectacular por dentro, la andurreé hace años, y me impresionó, casi siempre me salen treinta o más años en los recuerdos. 

Calle Claustro

En el asilo estuve trabajando un par de años, recuerdo cuando llegué una mañana a un despacho y estaba un funcionario cambiándose de ropa, quiso cumplir el protocolo de saludo y se le cayeron los pantalones al suelo. Me saludó en calzoncillos. Le dije:-Por favor, lo primero, antes que saludar, hubiera sido mejor afianzar la correa. Fin del recorrido, el siguiente párrafo es el epílogo hasta casa.

Fuente del jardín.

Jardín de Puerta Nueva, antiguo Matadero, antes convento, hoy Almacén de Alimentos, trasiego de descarga en la puerta. Siguen en la entrada las columnas que posiblemente fueran de la Puerta de Andújar cerca de la Torre de los Donceles. Pero no iba para esa zona. La antigua N-IV tenía bastante tráfico. Continué hasta el cementerio de San Rafael y crucé la antigua carretera para buscar la comercial zona, de la Viñuela, que viene de viña. 

Antiguo Matadero, hoy Banco de Alimentos

La pandemia la hizo peatonal, no hay mal que por bien no venga. Yo iba buscando los terrenos del campo de deportes del Cuartel de Lepanto, donde estaban los semienterrados polvorines. En 1968/69 yo controlaba diariamente la temperatura, máxima y mínima de ellos, cuando superaban los cuarenta se ponía en los estadillos treinta y nueve, así se evitaba el protocolo ordenado por la Maestranza de Sevilla. Como lo de Gila. Crucé los jardines y en casa.

Fotografías de Google, Lolo Córdoba, Ladis, autor e Internet
Bibliografía la citada.