Ollerias Fuensantilla y Casa de los Locos
Esquina Casa de los Locos en Fuensantilla y Ollerias
Fernando de Lara
Otro elemento importante del espacio de comienzo, era la “Casa de los Locos”, el manicomio que antes fue Hospital del Santísimo Cristo de la Misericordia, desde el Jardinito a la Fuensantilla era una fachada a todo lo largo, que fue motivo de chistes con los internos subidos al tejado, esa costumbre que tenemos de humor negro o de reírnos de nuestra propia sombra. Todavía en el 1969, cantaban los cobradores del bus urbano las paradas, ahora es automático, y cuando llegabas a Juan de Torres y preguntabas: -¡Jardinito, quedan! Se recibía una negativa colectiva, y risas, pues nadie quería quedarse allí.
Anqueda
Pozo de dos Bocas
Entonces no tenía salida Fernando de Lara a la Fuensantilla, hoy hay puerta en la muralla. Ese fue el punto de partida del recorrido. A Fernando de Lara que es calle en la que vivieron mis tatarabuelos, e incluso creo que mi abuelo de niño, le tengo una estima especial. Conozco el dato de que vivieron allí por los censos. El mudarse de un día para otro era muy normal en esos tiempos, ellos, porque la mayorías de las familias, estaban ligeras de equipaje.
Nieves Viejas
Juan Tocino
Desembocan en ella perpendicularmente, las calles Anqueda, Pozo de dos Bocas, Nieves Viejas y Juan Tocino (En Juan Tocino está la Torre de los Perdigones muy bien recuperada) y su comienzo es el Jardín de los Poetas. La acera de los impares no tiene viviendas, es la pared de la “casa de los locos”, como se llamaba al manicomio.
Muro Casa de Locos en Fernando de Lara
Cárcamo
Al llegar al final la confluencia con Cárcamo puedo, o la bajar a la Piedra Escrita o subir a la antigua Puerta Excusada y Muro de la Misericordia. En Cárcamo vivía un compañero de trabajo de mi padre y alguna que otra vez fuimos a su casa. Subí como para Ollerías, avenida antes con nombre de obispo de la dictadura, que regentó la silla de Osio -a pesar de desear le hubieran dado otra más importante, Valladolid o Valencia-, desde el 18 de julio (vaya fecha de incorporación) de 1920 hasta el 21 de diciembre de 1945 año en el que falleció. He de comentar que este Obispo salvó la vida de mi tío Pepe, militar destinado en Sevilla entonces, que se había mostrado dudoso a incorporarse al golpe, estaba encarcelado pendiente del “paseo” que le iba a dar el criminal que estaba enterrado en la Macarena.
Muro de la Misericordia
Muro de la Misericordia
Mi abuelo Rafael el barbero de la Judería, que arreglaba al obispo y canónigos, habló con Padilla para que tener audiencia con D. Adolfo, como lo llamaban, y éste le preparó una carta que llevó directamente al criminal a Sevilla. El caché del prelado hizo efecto en el locutor arengador de violaciones de mujeres y asesino Queipo, y le permitió a mi tío, canjear la pena de muerte por la incorporación al frente al mando de una unidad que operó en el frente de Extremadura. Luego lo trasladaron a la guarnición de la cárcel de Córdoba (Alcázar). Al acabar la guerra revisaron todas las causas y los que dudaron y no habían asesinado, fueron expulsados, como los de la UMD. Por lo menos salvó la vida, en este caso gracias al aval del obispo, y a las tonsuras tan perfectas que hacia mi abuelo Rafael el barbero.
Empedrada
Palomares
En el tramo, entre Fernando de Lara y el Muro de la Misericordia, dice Ramírez de Arellano que había una casa que llamaban “de las tetas”, creyéndose que era por un busto romano que aparecido bien servido de esos atributos. El colegio del Padre Manjón también estaba por esos lares. El Muro de la Misericordia es una calle que empieza en la calle Valencia y acaba en el jardín. Platerias de trazado y palillos de muelle.
Valencia
Vera
Tiene en su lado de los pares una serie de calles perpendiculares a ella y a Moriscos por abajo. Empedrada; en la que vivió mi familia, Palomares y Valencia que llega hasta el patio de Vicente Blasco Ibáñez, desde Moriscos. Luego la calle Vera, que me hace recordar el apellido de un amigo joyero, ganador de muchos premios en su gremio por su buen hacer, pero el mejor de todos es ser amigo de sus amigos y una muy buena persona.
Horno Veinticuatro
Alarcón López
Al final Vera la corta Horno Veinticuatro. Continúo por Alarcón López, el bodeguero, cuyo familiar fue el último alcalde de la dictadura. Bar La Sacristía y calle Mayor de Santa Marina, dirección a la Parroquia. Puerta del templo del Evangelio, cerrada igual que la principal. Rodeo la Plaza del Rector, puerta de la Epístola y la puerta de la Sacristía, para acceder al ábside que ha quedado visible con una plaza posterior que permite disfrutar de él, calle Miguel Amate se llama. Luego Tafures para fotografiar el templo por el este, y volver a Morales. Rompían el encantador silencio un grupo de visitantes al Palacio de Viana. Comprobé si la Venencia, coqueto restaurante, seguía abierto y no pude cerciorarme de ello.
Santa Marina puerta del Evangelio
Santa Marina Puerta Epístola yTorre
Dejé el molesto y parlanchín grupo atrás y continué por Santa Isabel para por Enrique Redel, buscar las Escuelas de San Andrés. Antes el cruce de Rejas de D. Gome y Juan Rufo, a derecha e izquierda. Es curioso como el cine o la literatura condicionan nuestro recuerdo. Con las Rejas de D. Gome me acordé de la película “Pasodoble”, rodada en el Palacio y alrededores, con Antoñita Colomé, Resines, Fernando Rey y Juan Diego entre otros.
Santa Marina torre y abside
Y de Juan Rufo ya lo he dicho otras veces, la cariñosa novia de mi primo Paco, una morena muy guapa, a la que perdimos la pista, después de su ruptura. En el inicio de Enrique Redel un bar y una armería. Y en la casa adyacente tuvo su consulta el Dr. Añón, excelente facultativo que desgraciadamente murió joven, antes la tuvo en Humosa. Más abajo la casa regionalista de la Panadería de San Francisco, de arcos lobulados en los balcones y de herradura en la puerta y despacho.
Santa Marina este desde Tafures
Morales
Arroyo de San Andrés. La calle Hnos. López Diéguez, dónde trabajé unos años, al lado de la casa de quien fue mi maestro en la platería Rafael Gil, continúa hasta la parroquia de San Andrés, que está orientada norte sur, en lugar de este oeste, por su ampliación posterior. Pero yo entré por Beatas hasta su fondo de saco, para después volver por Cidros a Pedro Fernández, Conde de Arenales, que no usé pues giré por Santa Marta a San Pablo, y plaza de San Andrés.
Panaderia San Francisco Enrique Redel
Beatas
Esta plaza con fuente en el centro, era lugar de reunión y cambio de impresiones de los “espetaores”. La casa de uno de los mejores plateros cordobeses, por lo menos el más famoso Pepito el Sevillano. En la platería siempre se hablaba de Pepito como el no va más, y de Obispo como el peor. También tenía la consulta un pediatra, al que el ocho de agosto de 1975, llevamos Pepi Murillo, una vecina y yo, a mi hijo mayor con un día de vida.
Santa Marta
San Andrés
El pediatra que después siguió visitándolo a medida que iba siendo mayor, dijo cuándo le medía: -Este niño es cabezón. Pepi más veterana, pero yo un recluta, nos miramos y yo le pregunté, -Doctor que quiere usted decir con lo de cabezón. –Pues que tiene ahora más cabeza de lo normal, pero volverá a su ser. El parto había sido duro y tenía un buen pepino.
San Andrés Puerta Principal hoy de la Epístola
Pintor Bermejo
Al poco tiempo, efectivamente estaba normal como dijo el médico. Este pediatra no era partidario de los antibióticos nada más que en situaciones críticas. Esa tónica la rompió otro en Madrid al que lo llevamos en un viaje y se los recetó. Aquello cambió el rosado color de cara del niño en el color chocho de mona que le quedó después de acabar el antibiótico con toda la flora intestinal y más.
Coliseo de San Andrés
Casa tapiada en Almonas
Ahora la Portada que fue principal de la Iglesia de San Andres, ha quedado hoy como si fuese la puerta de la Epístola. El dispensario para las mujeres de la vida, como decía mi madre. Allí pasaba consulta otro gran médico, por lo menos lo era para nuestra familia, D. Emilio Maya, el que en su consulta de Leiva Aguilar tenía todos los medicamentos que le regalaban los visitadores médicos amontonados y además gatos, que tenía su familia bastantes.
Escalera noble de la Casa del Duende en Almonas
El Coliseo de San Andrés impasible esperando que algún nuevo empresario lo recupere, o al final será la especulación con la piqueta la que lo “arregle”. Alguna casa de esa calle se vendió por el proyecto de Gran Vía al este, que no se hizo al final y algún vivo hizo el negocio padre. Edificio de Almonas esquina calle de Los Huevos cegadas ventanas y puertas con tabiques de ladrillo, ya lleva unos años así.
San Pedro puerta principal y de la Epístola y lápida
Almonas/Gutierrez de los Ríos igual de vacía que el otro día. Plaza de Almagra y San Pedro, con la lápida de los Mártires en la fachada, muchisimos, de la puerta de la Epístola, su pintura de albero, su torre alminar. La casita del sastre maestro de mi hermana. El monumento de nuestro artista universal Belmonte, que no quisieron en las Doblas por decir que parecía un mausoleo. Protestamos por todo desde luego. Allí no ha encontrado ninguna oposición y por lo menos luce, Aunque estimo que algo de Mausoleo sí parece tener. Aquí acabo el paseo de hoy “Desde la Fuensantilla a San Pedro por el corazón de la Axerquía”.
San Pedro Alminar
San Pedro monumento
Figuró en el listado de los “curas asesinados por las hordas marxistas de la revolución comunista de 1936”, todo fake news, en la actualidad se ha buscado un eufemismo para el texto las lápidas del trascoro, “Sacerdotes diocesanos que dieron su vida por Cristo en la persecución religiosa 1936/1939”. Este cura nos casó en 1973 sin preguntar mucho ni hacer cursillo, y bautizó a mi hijo Paco sin preguntar porque no lo hacíamos en la iglesia que le correspondía.