Ventana capilla de San Pedro exterior del Postigo de Palacio
El paseo de esta mañana ha sido de nueve km. por intrincadas callejuelas acompañado de recuerdos de adulto e infantiles. Salí por la Plaza de la Mosca y me paré en la farmacia 24 h. Luego continué por la Avda. de la Viñuela comprobé que el Sr. de las máquinas de coser estaba de vacaciones, luego habrá que esperar para la puesta a punto de la nuestra que falla. Al llegar al cruce con Compositor Ramón Medina me acordé de mi amigo Rafael Velasco, que falleció hace un par de años, joven, y su familia no avisó a nadie, por lo que no pudimos despedirlo los cercanos. La Avenida de Barcelona se estaba despertando, aún no eran las ocho de la mañana.
Mi casa y la de mi madrina
La temperatura permitía ciertas libertades, lugar de la ermita de la orilla de la carretera que estaba detrás de la cancela, y del bar Casa Chaleco donde bebía el vino aquel que no quería que el suyo viniese de camino, después de cumplir con el entierro de turno. Sonó la campana del Convento del Carmen, seguro que invitando a misa. En el jardín acababan de levantarse los sin techo que lo habitan en la noche. Recordé el bar de la esquina, El 6, y los marmolistas Rueda. Una amiga me los mencionó hace días por familiaridad con ellos. Entré por Barrionuevo, me acordé de aquel Sr. que hacía palillos cordobeses en una casa de vecinos tipo corrala, donde nos enviaban para recoger su manufactura. Creo que murió de cáncer lingual.
El Hotel antigua Farmacia de la Catedral y Jeringueria
Giré por Travesía de Barrionuevo, me llamó la atención la funcionalidad de la Residencia Universitaria, frente al salir a Cruz Verde, el colegio, sin banderas en sus mástiles. A la derecha la casa de Mary la novia entonces, de mi primo Cándido, que me llevaba allí de pequeño para pelar la pava con niño pequeño, tres años, y las mujeres meterse con mis pestañas y ojos negros que yo no entendía y me azaraba. Igual me llevaba en bicicleta a la huerta que tenía Artillería por Figueroa. Fui un niño muy paseado por la ciudad y sus alrededores. Seguí por Ravé, Una puerta me permitió ver los aparcamientos de Conde de Gavia. Me acordé del cine de verano al final de Ravé, en la plazuela pegada a la trasera del Dibujo. Entre por Frías larga y estrecha, este oeste. Otra calleja y nuevamente los aparcamientos.
Postigo de Palacio interior
Callejas solitarias, estrechas. Un cruce a la derecha la Plazuela del Conde de Gavia, al frente Siete Revueltas, conté las esquinas, eran ocho revueltas, ya la había contado un día con mi padre. En esa calleja vivía un amigo que su tío hacía caballos de cartón, que los vendía en la feria de la Judería, Catedral o Virgen de los Faroles, en una caseta. Me compraron uno y un día lo lavé y perdí el caballito. Mierda de higiene. En las últimas revueltas, una ventana y puerta a la Casa de las Campanas. Casa de postales antiguas y espectáculos flamencos. Calle del Sol o Agustín Moreno. El rosetón de Santiago arriba a la izquierda. Calle del Aceite, recordé la casa que se había comprado allí un amigo y vecino de Mucho Trigo, y no sabía si ya estaba viviendo en ella. Al final la de familia que hospedó a Gabriel Venegas buscando el ADN de sus ancestros.
Reja de la capilla del Espiritu Santo
En la puerta de Santa Gema, cerrada, hacía guardia un Sr. en posición militar de descanso. Me llamó la atención. A la izquierda Valderrama, lugar de primeros besos, que nunca se olvidan a pesar de haber pasado seis décadas. San Pedro y la escultura polémica, ésta Córdoba y su gente es así. D. Rodrigo, la Gota de Leche, Colegio infantil posterior. Cinco calles: Mucho Trigo, Consolación, Lineros, Carlos Rubio, D. Rodrigo, esas esquinas las conocía bien de muchos años de novios. La casa anterior a la de Paquito le están rehabilitando de fachada. El 6 y a la derecha donde estuvieron los Mosquitos. En El 6 generamos el Pegoletes y yo una gran expectación, al ponerle un mandil al Bombero y al profesor. Nos hacíamos señas. Yo sabía al empezar todas las fichas de mi compañero y los puntos para los cierres. Nunca lo supieron y mejor que no lo sospecharan siquiera, vivimos de la fama siempre que entrabamos al bar. En lugar de los chavales campeones hubieramos sido los tramposos.
Detalle de la reja
La barbería de mi malogrado consuegro Pepín Muñoz Estevez, en Lineros. La casa de aquel visionario de la escritura, limpia de todos los escritos y cosas raras en la azotea y balcones, con su fallecimiento desaparecieron todas. La Posada donde encerraban el pianillo la pareja aquella dispar. Al largo fue la primera persona que me encontré después de bajarme del tren en Plaza de Armas Sevilla un día y entrar en la calle Pedro Toro buscando la de San Roque, íbamos a comprar en Repuestos San Roque, ídem para la bicicleta, llegamos en ferrobús. Yo adquirí unas bielas Stromling, una cadena Regina y una tija de sillín Campagnolo. Calle Candelaria, remozado altar de la esquina. La antigua residencia de ciegos de la ONCE, me recordaba siempre a las de Charles Dickens. Calle Gragea el taller y la casa de la prima de mi madre.
Otro detalle de la reja escudo de los Simancas
No estaba la bicicleta llegando al Potro, hacía mucho tiempo que dejó de estar. Un coche pasando por la Plazuela del Potro, lo miré con extrañeza. Lucano de cine de verano hoy consultorio médico. Los Portalillos que frecuentábamos por trabajo. Posada con salida a la Ribera, hoy aparcamiento. Al llegar a la calle de la Feria mire a la taberna de la esquina, no estaba puesto el número de los Ciegos. En el balcón lo ponían todos los días, eran entonces números de tres cifras. Me acorde del arco, posiblemente el Piscatorio de la taberna de la izquierda de Cardenal González. La de veces que fui interpelado por aquella señora prostituta, bueno era dueña, cuando pasaba habitualmente por razones de trabajo de niño por la calle. Y lo de menos era el piropo lo peor es cuando decía pasa, y tenía que entrar en el hall de la casa y recibir los piropos de las otras señoras. Hasta que les decía ¿me puedo ir ya? Y me autorizaban a irme.
El Renacimiento en la calle Cabezas
Mujeres de la vida decía mi madre, y casa de trato. Otras fuentes las llamaban solamente casas de putas y en ese tramo eran casi todas. Zapatería Vieja y Badanillas mi primer colegio, la Amiga de las señoritas Carmela y María. Había que ir con sillita de enea, pizarra y pizarrines. Carmela era familia de Paquita la practicanta y Miguel Jaraba el maestro de la Panadería de mi padre. Subí por Magistral González Francés, muro este de la Mezquita primera puerta Jerusalén de recuerdo triste, y las demás rehabilitadas creo que con notable gusto. Falta alguna aún. Cola en Santa Catalina, los turistas que saben que tiene una hora gratis para entrar a la Mezquita. No ven el coro, ni el Altar Mayor ni el Tesoro, pero todo lo demás si, y si es una familia son dineros. Cola en la Puerta del Perdón que llegaba hasta Céspedes. Para lo mismo. Igual en la Puerta de los Deanes.
Plazuela Aguayos
Me senté delante de mi casa. Hice una foto de ella y de la de mi madrina, le hice otra al Hotel para mandársela a un amigo, era la casa de sus abuelos. Pensé por un momento se iba asomar mi madre arreglando sus macetas, las de la reja. La casa del Colegio San Eulogio, una tienda, la de Manolo el zapatero, otra tienda, la de Rafalito de la taberna La Mezquita un hotel y tienda. La del rincón un restaurante, la de mi madrina una tienda, la mía una tienda, la de la familia Aparicio del restaurante. Todo tiendas. Sonaron dos campanadas del reloj de la torre, la media. Puertas abiertas y la marabunta camino de la Puerta de las Palmas. Una señora pasó delante de mí, es decir se coló, se dio cuenta y me invitó a mi sitio de la cola, le dije no se preocupe entraremos todos y yo no tengo prisa.
Compás con bandera
Una vez dentro fui a ver la celosía del siglo XVIII de la capilla de San Pedro que es ventana por fuera, en la portada del Postigo de Palacio. Fotografié también el Postigo por dentro. Busqué señales internas de la Puerta del Sabat pero no las encontré en los servicios, estará tapiada. Lo mismo las señales de la habitación del Mimbar y nada de nada. Doscientos turistas o más te roban parte de tu alma con su teléfonos, estará tu imagen en unas fotografías que se perderán en un archivo averigua donde. Además de deslumbrarte con los pequeños flashes. Fui al museo de San Clemente, aun no tiene la portada la señalética. El ataúd que estaba delante del Mihrab sigue allí en su nuevo sitio. Menos mal que Trevilla era un ilustrado y ordenó su traslado. Cuantas grandes cosas dependen de una opinión u otra. Y fotografías del destape de la capilla de Nuestra Señora de la O, Expectación de Nuestra Señora, o de la Encarnación. Preciosa reja y costeada rehabilitación.
Detalle de una puerta del muro este
Luego Santa Catalina, Martinez Rücker, Abades, Zapatería Vieja, Badanillas y Cabezas, ya no es visitable la casa, ahora es hotel, Portillo, Compás de San Francisco sin bandera republicana ya hace unos años, la mudanza de la señora Galisteo a tierras de terremotos granadinas, ha supuesto que el facherío ha ocupado la posición que le faltaba en esa fachada. Maese Luis, calle Pedro Rey y la historia de La Berenjena de Castro del Río. Plaza de las Cañas, Corredera, Arco Bajo, Plaza Almagra, San Pedro, La Palma, Arenillas y Las Tazas, Me acorde de mi amigo Manuel López. Nueva calle Pintor Emilio Serrano y Santa Inés. Llamada telefónica cuando me estaba acordando de la monja sinvergonzona del Convento de Santa Inés, para a la vuelta cumplimentar órdenes de intendencia. Plaza de la Magdalena de cine clasificado S, un escalón inferior a la X -solar aparcamiento vecinal-, le llamaban a las películas subidas de tono. Arroyo de San Lorenzo, Historiador Domínguez y la calle del Cerro. Luego Avda. de Barcelona. Compositor Ramón Medina. Batalla de los Cueros, y Jesús Rescatado. Cumplimentar las órdenes logísticas, antiguos Polvorines de Lepanto y casa.
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