Después del paseo de ayer por la bancada de la margen izquierda entre puentes (Romano y Nuevo), desde el Molino San Antonio al Puente Nuevo, procedía volver por el adarve ajardinado de las murallas medievales del margen derecho, desde la esquina de la antigua Puerta de los Sacos hasta la otra de la antigua Cárcel de la Inquisición y militar. Se puede transitar el antiguo tramo bajo la muralla Camino de la Alameda del Obispo que lo citamos en una anterior entrada, o hacerlo por el adarve.
He leído en algún sitio que existe un proyecto de integración de estos jardines del adarve de la Avda. del Alcázar con los jardines del propio Alcázar. Con los antecedentes que tenemos del Murallón de la Ribera podemos esperar sentados, sobre todo el que tenga tiempo teórico para ello. Parece que fue ayer cuando inauguraron la Avda. del Alcázar, los jardines del adarve, la subida a las torres, incluida la del portero de la Inquisición, o la que estaba integrada en el edificio de la Huerta de Antoñita.
Cuando un guardia municipal de la sección de bicicletas, Paco de la Lastra, fue atropellado en uno de los Festivales de España, al hacer un vehículo caso omiso al alto del agente y se lo llevó para delante. Menos mal que todo se saldó con una fractura de la pierna, afortunadamente pues podía hacer peor.
Otra torre, en ruinas
Antes de los Festivales veraniegos en el llano de los jardines, aquello era un campo de futbol improvisado para los muchos seminaristas, que con sotanas arremangadas, con borlas de distinto color académico en el pecho jugaban el partido. Entonces con la miseria de la postguerra sí que había “vocación sacerdotal”. O guardia civil o seminarista eran las salidas de muchos jóvenes en los pueblos y de la ciudad también, huyendo del hambre, a su vez engrosaban la lista particular de las beatas que los recomendaban o amadrinaban.
Rotura de muchos años de la muralla
Nunca conocí a la titular de la Huerta, a la famosa Antoñita, a lo mejor venía de antiguo. Los seminaristas, luego del partido, que antes nos habían permitido saber que debajo de la sotana había unos pantalones negros, marchaban para San Pelagio, en formación acorde con el color de la borla, en fila de a dos en fondo comentando las vicisitudes del partido.
Al adarve ajardinado
A mi madre, que era peluquera de señoras a domicilio, dos señoras intentaron aconsejarle apuntarme a mí en su lista de recomendados. Una, la mujer del militar que le daba a mi madre el vale para las cuentas en Hierro Aragón, quería mandarme a los campamentos de Falange. Otra meterme en el seminario. Decía ésta última: -Tú Lola, lo metes en el seminario y cuando sea mayor si ve que no tiene vocación se sale y los estudios le sirven. Una vez salíamos de casa de la beata, le recordaba que del seminario nada.
Otra ruinosa torre con protección.
Lo de los estudios no era verdad, y aunque el saber no ocupaba lugar, para que me iba a servir; Oratoria, Filosofía. Liturgia. Historia de la iglesia. Teología pastoral. Teología sistemática. Etc. y otras materias específicas. A la otra, a la usurera, esposa de militar chusquero de infantería, la de los vales para la compra a plazos, mi madre le decía a todo que sí, que le parecía bien, le pedía escribiera los datos y a dónde debíamos dirigirnos para hacerme flecha.
Y otra
Nada más salir a la Plaza del Moreno, pues vivía en el Barrio del Matadero, le decía yo a mi madre: -Ni se te ocurra meterme en esa historia de los campamentos fascistas. El hablar con mi tío Pepe me tenía al tanto de las cosas. Entre esos recuerdos se me venían los de que el talud del camino del adarve estaba sembrado de dientes de león, y que ese jardín fue paseo de novios, alguna que otra vez en primavera.
Ya en la Huerta de Antoñita
La mayoría de las torres están abandonadas y no se podía subir a ninguna, por razones de seguridad y que al final la de la casa antigua de la Huerta de Antoñita, parece está ocupada por gente, pues allí dentro tienen su útiles y hasta una bicicleta (claro como no tienen alarma de Seguritas Direct). No bajé la rampa al paseo inferior. La fachada de la Cárcel tiene una nueva puerta y está remozada.
La bajada al paseo inferior
La rampa
Fachada de la Cárcel
La antigua obra de arte contemporánea metálica, de autor desconocido para mí, ya no está allí, no sé si se la llevaron a otro sitio como el triunfo de San Rafael o fue directamente a Ricardo Solanas. Fin del paseo del adarve ajardinado de las murallas medievales.
Fotografías del autor
Bibliografía del recuerdo
4 comentarios :
Me ha encantado el paseo, lo hago a menudo y no sabía que era parte de una huerta de antaño.
Y además no digas que no te hubieran servido los estudios de litúrgica que p´a donde van los aires políticos al igual te hacía tener un "carguillo" jajajaja
Es broma!!!
Un abrazo
Hay de ser muy costoso mantener todo estas construcciones en buen estado, o siquiera que no luzcan tan abandonadas como lo están. Quizás algún día esto cambie.
Gracias por las fotos y las anécdotas.
Saludos,
J.
Gracias Mari Ángeles, era la Huerta de Antoñita. Más que la liturgia la oratoria, que todos tienen el mismo acento y deje. Un abrazo.
Muchas gracias José A. lo es costoso, pero si el mantenimiento es periodico es más barato que la ruina de cuando deciden rehabilitar. Un abrazo.
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