Hace algunos años paseaba con un amigo por la ribera derecha del Guadalquivir, debajo de la recrecida plataforma junto a las murallas medievales del entorno del Alcázar. Esa fue una zona muy deprimida, con chozos adosados a la muralla, que cuando había riada, y esto ocurría todos los años, los barría materialmente.
Mi tío Pepe, sargento de infantería, que estuvo de guarnición en la cárcel militar, con entrada por la Cuesta de la Cárcel, Huerta de Antoñita y Triunfo de San Rafael que luego fue a la plaza de la estación, nos contaba la cantidad de personas que allí vivían en condiciones infrahumanas, y a mi primo Paco le daba miedo bajar allí.
A ese lugar se accedía, según nos permiten las pocas fotografías que quedan, desde el arco de la Puerta del Puente. Hay dos o tres de ellas que permiten ver un vehículo militar, una piara de cerdos, y el arreglo de la Albolafia. Estamos en el conocido camino por el margen derecho del Guadalquivir a la Alameda del Obispo. Fue paseo veraniego de atardeceres y en algún lugar leí que estaba amenizado algunos días por la banda de música.
Cuando se construyó la Avenida del Alcázar allá por los cincuenta, antes la ribera había llegado a la explanada de la Cárcel gracias a Isasa, última actuación sobre la obra del murallón eterno, se recreció la base de la muralla, se anuló la bajada por la Albolafia y a la vez con la construcción del Puente Nuevo (se llama San Rafael) la esquina de la muralla por la Puerta de los Sacos, se modificó construyendo un arco que daba acceso a la barbacana de la muralla hasta la Puerta Sevilla, debajo de la recrecida Avenida del Corregidor para enrasarla con la cota de puente.
Hecha esta introducción creo que algo farragosa o caótica, la realidad es que pretendo ubicar ese camino que continuaba, cuando no había puente hasta Casillas pasando por el lugar de retiro de los obispos. Pues bien, mi amigo dijo que podría hacerse una pasarela, similar a la del primer arco del Puente Romano, junto a la Calahorra que permitiera pasar por debajo del primer arco del puente y restituir el tramo del Camino de la Alameda del Obispo que el puente truncó.
Ese camino los paseé el otro día, entrando por la Avenida del Linneo, cancela siempre abierta, donde pusieron alguna que otra vez el mercadillo de las flores. Bajé la rampa, acordándome de la casilla que estuvo mucho tiempo pegada a la muralla del puente, donde vivía la novia de Carlos Onieva, "el hijo de la Pepa", jefe de la platería donde trabajé con once años. En esa casilla citada que a la vez era improvisada escombrera, vi, y oí porque el animal chillaba desesperadamente, por el 1958 capar a un marrano y luego desinfectar la herida con zotal.
Llegue al primer ojo, seco como el de un tuerto, y custodiado por la salida de colector que durante mucho tiempo fue el principal de la ciudad, el que achocolataba las aguas del Guadalquivir en la zona de baños de “las doce piedras”. Sólo está el tunel con un aviso de precaución, y en el que junto a la oscuridad de su fondo se oye un fuerte torrente de agua.
Cruzado el ojo seco del puente nuevo, que visto desde abajo permite contemplar su magnificencia (este trozo sería el único que necesitaría la pasarela, o no, porque como está la situación a lo mejor no va a correr en la vida), a partir de ahí un camino arbolado y se llega a la bifurcación, muralla medieval hasta la Albolafia, o pasar por el arco interior de la Avenida del Alcázar, Puente de los Sacos, ubicación tapada de la antigua Puerta de Idem, y barbacana hasta la Puerta Sevilla.
Que trae (ahora está seca) las aguas de la alcubilla de la Puerta de Almodóvar y antes del Arroyo del Moro. Estimo que la antigua Puerta de los Sacos es la que está más arriba dando entrada donde se ubicaba -ignoro si está aún pues estaba cerrada-, la sección Montada de la Policía Local y acceso a la Huerta del Alcázar.
Fotografías del autor, Ladis y A.M.
Bibliografía Blog Notas Cordobesas
Parece un recorrido más que interesante. Gracias por las fotografías, son muy ilustrativas para quienes nunca estaremos en ese lugar.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Muchas gracias. Es una zona olvidada y deprimida, pero eso de decir quienes nunca estaremos en ese lugar, es como decir de ese agua no he de beber y ese cura no es mi padre. Es broma. Un abrazo.
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