miércoles, 4 de enero de 2023

PARACAIDISTA EN LAS TENDILLAS

Fotografía de Manolo Hoja del Lunes

“UNA ESTAMPA AEREA DE LA CIUDAD. Mazariego el idealista del aire.
Hace un par de semanas se mató un paracaidista al hacer unos ejercicios. Quiso abrir el paracaídas a pocos metros. No se abrió… se mató.
Nosotros hemos visto muchas veces estos arriesgados trabajos en el cine. Nos gustaban nos daba la impresión de que descendían del cielo hombres sostenidos por los brazos invisibles de un planeta viajero. Se arrojaban los paracaidistas desde un avión. Y ¡zas! Al espacio. ¿Y si no se abre el paracaídas? ¡Ah! Si no se abre el paracaídas ya es de suponer… La muerte.
A este respecto recordamos que nosotros presenciamos el lanzamiento del paracaidista feriante Mazariego, que se presentaba a sí mismo como el intrépido Nic Combell. Le vimos lanzarse desde unos 32 metros, desde el remate de la casa número 2 de la calle Cruz Conde. Muchos lo vieron también. Nos pareció peligroso tal lanzamiento, pues en tan poco trayecto no se podía hacer ninguna acrobacia aérea. Y Mazariego aparecía en el remate del edificio, vestido para el caso, encendía un cigarro, lo mantenía en la boca, saludaba al público estacionado en las Tendillas y calles adyacentes y se lanzaba. Duraba el descenso lo que se tarda en contar media docena de borregos.

El artículo

Mazariego era aplaudido, no se había hecho “pupa”. Después comentaban los espectadores. Para unos era el paracaidismo difícil. Hay que tener serenidad, corazón, valentía. Para otros es fácil. Con examinar atentamente el paracaídas y ver que está todo bien, basta. 
Pero nosotros decíamos para nuestro capote: es sencillo puesto que millares de hombres lo practican, pero ¿Y si no se abre el paracaídas? ¿Y si se abre cerca del suelo? En el primer caso R.I.P.A.; en el segundo, quebradura de piernas o de cabeza, en el mejor de los casos.
Mazariego sufrió más de once accidentes; dos de ellos. Graves. Nosotros hablamos con él, nos pareció un hombre estupendo. Algo así como un idealista del aire. Por unas pesetas ofrecidas por una casa industrial se lanza desde grande o pequeña altura al suelo. Con su paracaídas de seda fina, confeccionado bajo su dirección, con un coste de 19.500 pesetas, Mazariego trabaja las ferias y da a los vecinos de la población festiva un emocionante espectáculo.
Lo fue también para nuestro tocayo Manolo que probó su destreza de fotógrafo con la vista que decora este trabajo. No diga usted que no resulta interesante y curiosa la foto. M.M.G.”

Cabecera de la Hoja del Lunes

Este es el artículo que se publicaba en La Hoja del Lunes de 29 de junio de 1953. No es para el Pulitzer desde luego pero… para una Hoja del Lunes de una provincia va sobrado. Es verdad que no entra en detalles, hubiera sido ideal que nos dijera el periodista que antes se lanzaron pequeñas botellitas de licor en no menos pequeños paracaídas que hicieron las delicias del público y que la firma comercial que organizó el espectáculo fue una bodega, según decía mi padre. Yo tenía 6 años, y me acuerdo perfectamente de todo. Mi padre que siempre me llevaba a todos sitios, me llevó ese día de junio a las Tendillas que había un acontecimiento mitad científico, mitad circense. Un paracaidista se iba a lanzar desde el edificio esquina calle La Plata y Cruz Conde (en mi casa le decían siempre Málaga). Creo recordar, es necesario decir esto porque la mayoría de las veces nuestra memoria nos juega malas pasadas. Pero el par de botellitas y sus correspondientes paracaídas, las tuve de juguete mucho tiempo. Habían puesto una tabla a modo de trampolin para librar los salientes del edificio y poder caer sobre la acera, el para caidas lo hizo sobre los árboles. 

“Desde estos bares tuvieron una vista privilegiada cuando un paracaidista de nombre "Mazariego" en junio de 1953 se lanzó con su paracaídas desde el edificio de "La Estrella", haciendo un poco de circo y propaganda. Ante la mirada de la multitud que abarrotaba la plaza de José Antonio, aterrizó como pudo en la acera de la Farmacia Marín (hoy Beltrani). Todo fue un acto publicitario de las bodegas jerezanas Osborne, en el que al final se repartieron botellitas de su “Veterano” a los transeúntes y curiosos.”

Y esta es la reseña que hace mi querido amigo Manuel Estévez en un excelente trabajo que ha publicado sobre la calle de La Plata y que ha tenido la delicadeza de enviármelo. Una curiosidad, el periodista del año 1953 menciona Las Tendillas, y en el trabajo de mi amigo, de 2022, se menciona la plaza de Jose Antonio. Es cierto que así se llamaba la plaza oficialmente. Cuando le cambiaron el nombre no hicieron comisiones de intelectuales para decidirlo, martillo y nueva placa, en la dictadura no preguntaban nada, era lo normal. La curiosidad es como las dictaduras tratan de modificar nuestras mentes.

Mencionar la amabilidad del personal de la Biblioteca Pública del Estado de Amador de los Ríos, siempre exquisitos, que me han permitido esta mañana con el libro del año 1953 del periódico Córdoba, corroborar la memoria de un niño.

Fotografias de Manolo de la Hoja del Lunes
Bibliografía de la Hoja del Lunes

3 comentarios:

  1. Gran trabajo Paco. Como ya te he dicho en alguna ocasión estas son el tipo de entradas tuyas con las que más disfruto, las que salen de tus vivencias y recuerdos, las de la Córdoba que tú pudiste ver y yo solo puedo leer. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar

Debido a la proliferación de comentarios anónimos ofensivos, se moderará la entrada para evitar la publicación de estos. El resto, una vez se compruebe que no es un anónimo se publicará automáticamente. El debate enriquece, el insulto no, y mucho menos anónimo. Por lo que pido disculpas a quienes puedan sentirse molestos con esta medida.

Por otro lado si entra como anónimo el sistema no me lo comunica (y debo buscarlo periódicamente en una página interna), tampoco al comentarista le dice nada, ni lo mantiene al día de las novedades que haya en la entrada en la que ha hecho comentario, ni de lo que comenten otros usuarios. Gracias