Fachada del Teatro Cómico Principal
Dice D. Teodomiro en su Paseo por el barrio de la Catedral:
“En la acera contraria al Corpus encontramos el Teatro Principal, notablemente mejorado en la actualidad por su nuevo dueño D. Manuel García Lovera, que ha hecho en él, bajo la acertada dirección del notable arquitecto D. Amadeo Rodríguez, cuanto era posible, sin levantarlo de nueva planta. Curiosa en estremo es la historia del teatro en Córdoba, por las muchas contrariedades que más que en ninguna otra parte, ha tenido necesidad de vencer: el primer teatro o corral, como antiguamente decian, que hubo en Córdoba, o al menos del que se conservan memorias, estuvo en la calle que aún se llama de las Comedias (Velázquez Bosco), en este barrio de la Catedral; en él trabajó con su compañía el célebre Lope de Rueda, a quien se considera como el fundador del teatro en España; en Córdoba trabajó repetidas temporadas y aquí murió en 1567, siendo enterrado en la Catedral, sin que se pueda precisar el sitio en que yacen sus cenizas, si bien se cree sea la nave que tiene al frente la capilla de San Bartolomé; desde entonces algunos cordobeses se han dedicado a la escena con bastante aprovechamiento, y debemos anotar, por haber figurado en aquella época, al notable actor Roque de Figueroa, perteneciente a una de nuestras más nobles familias, contra cuya voluntad siguió el ejemplo de aquel apóstol del arte dramático.
Plano del antiguo teatro
En 1603 se reformó el corral de las comedias al estilo de los de Madrid, y así continuó hasta fines del siglo XVII, que arreció la guerra que siempre hicieron los fanáticos cordobeses a esta clase de espectáculos, y tanto era así y con tal odio que en la tarde del primer día de Carnaval de 1694 se situó el corregidor Sandoval a la puerta del teatro y al salir los espectadores de la función agarró a todos los hombres y se los llevó en clase de leva hasta embarcarlos en Sevilla: también la Inquisición le hizo bastante tiro, aunque más por egoísmo que por otra causa, puesto que prendió una vez a los cómicos porque no dejaban a los secretarios del Santo Oficio que vieran gratis las funciones; pero el que más persiguió al teatro en Córdoba fue el beato Francisco de Posadas, que en el púlpito, en las calles y en cuantas ocasiones encontraba, le hacía una guerra sin descanso: en su vida, escrita por el P.M. Fr. Pedro de Alcalá, su confesor, y reducida a compendio por el P.M. Fr. Rafael de Leiva, ambos del convento de San Pablo, se cuenta, con grandes elogios, que hasta pidió permiso a su superior para entrarse una tarde con el crucifijo en la mano en el teatro y convertir a los que estaban pecando viendo la función; también dice que otra vez se encontró en la calle a un caballero aficionado y, agarrándolo por el brazo, le dijo muy furioso: "Señor D. Fulano, cuando en ésta mano tenga la vela del rosario me dirá si son buenas las comedias"; por último, sabedor de que la mayoría de los Veinticuatros le era contraria en sus propósitos, averiguó cuando celebraban cabildo, y anunciándose sin decir la misión que allí lo llevaba, les echó tal sermón que todos acordaron la prohibición de las comedias en esta ciudad, la que aprobó el Consejo de Castilla en 1695.
Vista aérea del teatro
Algunos años permaneció Córdoba sin teatro; olvidado algún tanto el espresado acuerdo, volviéronse a ejecutar comedias y hasta se intentó en 1772 construir uno nuevo en el antiguo local y después frente a San Nicolás de la Villa, llegándose hasta levantar los planos por el arquitecto D. Luis Chimioni; por fin hizose uno provisional en un solar frente al Corpus, o sea donde nos encontramos, y empezó de nuevo la guerra, agregándose las quejas de las monjas, quienes hicieron una esposición a el Ayuntamiento en 24 de abril de 1782, memorial que se conserva en el Archivo municipal firmado por la priora Sor Ignacia de San José; en él se revela la inocencia de las monjas, quienes dicen que los cómicos esperaban a su puerta la hora del ensayo, profiriendo algunas palabras deshonestas, y que ellas reflexionaban sobre lo que dirían dentro cuando así hablaban en la calle; estas cosas y los recuerdos aún existentes de lo ocurrido con el padre Posadas, que los frailes de San Pablo sacaban a lucir desde el púlpito de vez en cuando, hizo que el Obispo D. Baltasar de Yusta Navarro reclamase y consiguiera en 1784 una segunda prohibición de las funciones teatrales, creyendo sus enemigos que con esto se abolían para siempre.
Catastral del teatro
Hasta este tiempo las funciones fueron por las tardes, según los reglamentos conservados en dicho archivo, en los cuales se manda empezar aquéllas a las dos y media en el invierno, a las tres y media en primavera y a las cinco en verano; también se marca que en el tablado haya una tabla de una tercia para que no se les vean los pies a las cómicas, y que cuando éstas hagan papeles de hombres no se disfracen de tales sino de cintura arriba; que las boleras gasten calzones anchos y tupidos, atados en los tobillos, y otras cosas por el estilo, que distan muchísimo del can-can y del género bufo que hemos llegado a conocer y que aquellos señores hubieran considerado como obra de los diablos.Otra vista de la fachada
En 1799 consiguió el empresario D. Casimiro Cabo Montero, que el Rey le diese licencia para restablecer el teatro en Córdoba, y adquiriendo a censo el solar que hoy ocupa, de los duques de Rivas, quienes lo tenían como descendientes de los Retes, que allí tuvieron sus casas principales por repartimiento cuando la conquista, empezó a edificar el teatro Principal; opúsose a ello el Ayuntamiento, las monjas y otra porción de partidarios de la supresión de comedias; mas él, protegido por la Junta de teatros del Reino, logró terminar su edificio y aún empezar a dar funciones, que suspendió en 1800 a causa de la epidemia; al siguiente año trató de abrirlo, y la lucha empezó de nuevo y con mayor encarnizamiento, venciendo al fin los enemigos por una especie de concurso de acreedores que tuvo que hacer Montero, quien debía casi todos los materiales empleados en la construcción, sin que desde entonces hasta 1807 se hiciesen más que algunas funciones de títeres.
Vista desde el escenario (Foto CCC)
Poco después vinieron los franceses, y no sólo levantaron la prohibición sino que protegieron a la empresa con alguna subvención de los fondos municipales, durando esta hasta que abandonaron la nación, continuando el teatro abierto dos años más; en 1814 empezó de nuevo la guerra, siendo ya el mayor enemigo del teatro un caballero llamado Heredia, capitán retirado, defensor acérrimo de las antiguas instituciones, tanto, que habiendo muerto en Roma después del primer tercio del presente siglo llevó hasta su muerte el antiguo traje español y el apodo de Capitán Comedias con que los cordobeses lo señalaron: en 17 de agosto de 1814, salió una Real Orden prohibiendo nuevamente las representaciones teatrales en Córdoba;
Un lateral (Foto CCC)
el empresario reclamó, y en 1819, por orden del Supremo Consejo de Castilla, volvió a abrirse, continuando así hasta 1821, que por motivos políticos se cerró, hasta 1831, que se abrió de nuevo con una buena compañía de ópera compuesta de notables cantantes españoles e italianos, que ejecutó con gran éxito varias partituras de los mejores maestros, con gran concurrencia y muchos aplausos del público, y así ha seguido siempre que alguna compañía lo ha solicitado, habiendo trabajado en él muy buenos actores dramáticos, algunos de ellos tenidos por notabilidades, como Teodora la Madrid, Adela Álvarez, D. José Valero, D. José Calvo, su hijo Rafael, D. Pedro Delgado y algunos otros que no recordamos.
Pasillo primera planta
Este teatro fué adquirido por D. José Conde y Salazar, de él lo heredaron sus hijos, y por último pasó a su actual propietario; ha tenido café en la casa contigua, donde hace poco tiempo ha fallecido el señor D. Francisco Gonzalez la Mota, que en la última inundación del Guadalquivir dió cuarenta mil reales para los pobres que sufrieron perjuicios en el Campo de la Verdad y otros puntos, por lo que el Ayuntamiento, agradecido, lo hizo hijo adoptivo de Córdoba: también hubo café en una casa que daba a la calle San Fernando, por donde tuvo otra entrada este teatro.
Los cómicos eran antiguamente mal mirados, y más en Córdoba, donde por los motivos espresados les hacían una horrible guerra; así es que por cualquier cosa los multaban o prendían sin contemplación alguna. En un libro de actas de la junta de teatros conservado en el Archivo Municipal encontramos muchos casos de éstos, entre ellos uno en 1814, en que multaron a dos beneficiados con sesenta reales cada uno, y tres pintores a veinte porque en unos carteles aparecieron pintadas unas beatas con rosarios: de aquí juzgarán nuestros lectores lo que era el fanatismo en Córdoba en contra de las comedias.”
De Wikipedia
“El 17 de julio de 1892, el Teatro Principal sufrió un pavoroso incendio desapareciendo en pocas horas, no pudiendo levantarse sobre el mismo solar otro, debido a las ordenanzas municipales del año 1888.”
Noticia del incendio en el Teatro (1892) (De Cordobapedia)
“-El incendio de anteanoche
El Teatro Principal, de que es propietario el señor don Manuel García Lovera, se halla convertido en un motón de ruinas. Entre doce y una, los vecinos de la calle de San Fernando se apercibieron de que salían llamas por una de las ventanas del edificio, y al dar la voz de alarma y comunicarse la noticia al conserje del teatro, circuló de pronto el rumor entre el vecindario más inmediato de las calles de San Fernando y Ambrosio de Morales en que se encuentra la entrada principal del antiguo coliseo.
Momentos después reducido número de personas y varios guardias civiles penetraban en el edificio, y al buscar el origen del fuego, apareció este en el local destinado á guardarropía. Inútiles fueron los esfuerzos que se practicaron con desmedido valor para cortar la acción de las llamas, que solo dieron tiempo para salvar varias filas de butacas. El voraz elemento se apoderó del escenario, que se hallaba lleno de decoraciones, mobiliario y efectos de guardarropía, muchos de los cuales habían sido adquiridos por su propietario hacía pocos dias, y al tomar nuevo incremento con las materias que el fuego encontraba al paso, se extendió á la embocadura, después á los proscenios, más tarde á la armadura y por último á todas las localidades. El interior del teatro Principal presentaba un aspecto imponente.
El incendio tomaba caracteres verdaderamente horribles, y amenazaba invadir los edificios inmediatos. Todo fué obra de muy cortos momentos, principalmente al abrerse las puertas del teatro, que facilitaron la comunicación del viento. De un modo incierto hicieron la señal de fuego las campanas de todas las iglesias parroquiales, y entonces acudió el cuerpo de bomberos, el personal facultativo, las autoridades y sus agentes y multitud de personas que llenaban las calles de San Fernando y Ambrosio de Morales. Ya nada podía salvarse de lo que había en el interior del teatro, y se dieron órdenes de cortar la comunicación del fuego con las casas de los señores Baquera y Viñas. La de este último estaba amenazada de inminente peligro, por tener dentro del mismo edificio uno de los proscenios. La casa del señor Viñas fue desalojada precipitadamente, sacando todo el mobiliario.
Acudieron las bombas del Municipio y la de la compañía de los ferrocarriles de M. Z. A. y el bombín de don Eduardo Álvarez, que, con el auxilio de las pipas del riego, empezaron á prestar servicio. A la una de la madrugada observábase desde la calle de San Fernando el aspecto verdaderamente horrible que ofrece a la vista un conjunto de llamas que parecía trataban de convertir en cenizas todos los edificios inmediatos. En los primeros momento fué avisado el señor García Lovera, que se encontraba en el Teatro de Variedades, también de su propiedad, y al circular la noticia por entre el público, que presenciaba la última función, este abandonó el teatro.
A las dos pudo conseguirse asilar el fuego por las casas de los señores Baquera y Viñas, que han sufrido algunos destrozos, procediéndose á cortar la comunicación con las casas de la calle de San Fernando, propiedad del señor García Lovera, que lindan con el teatro. Como medida de precaución fueron desalojados todos los edificios del Café Suizo hasta la ermita de la Aurora. La confusión y el pánico se habían apoderado de aquel populoso vecindario que atropelladamente trasladó todo el mobiliario al centro de la calle de San Fernando. Entre dos y tres de la madrugada se desplomó con imponente estrépito la armadura del Teatro Principal. Las llamas aumentaron entonces considerablemente, y la alarma se apoderó de nuevo de los vecinos á la vista del inminente riesgo que corrian sus viviendas. El espectáculo era indescriptible y el foco del incendio, aislado ya entre tres y cuatro de la madrugada, quedaba reducido al edificio del teatro.
Otra vista de la planta alta
El incendio puedo ser sofocado á las cinco de la mañana, á cuya hora se retiró el personal facultativo que, como el cuerpo de bomberos, la guardia civil, la municipal y el cuerpo de vigilancia, dirigidos por las autoridades, realizaron importantes sevicios con la eficaz ayuda de muchas personas que trabajaron sin descanso, y cuyos nombres no publicamos para no incurrir en lamentables omisiones. De lo relatado se desprende que han sido de gran importancia las pérdidas materiales de este incendio cuyo orígen ha sido casual. En cuanto á desgracias personales solo hay que anotar varias heridas, leves por fortuna, que sufrió un criado del Señor Baquera. Ayer jiramos una visita á los restos del Teatro Principal y el espectáculo que se ofreció á nuestra vista fué verdaderamente doloroso.
Nada queda allí mas que escombros, algunas paredes negras, maderas humeantes revueltas con las ruinas que consituyen hoy el teatro de la calle de Ambrosio de Morales, que data de principios de siglo y que hace pocos años fué totalmente restaurado con arreglo á los adelantos modernos por su actual propietario, que lo tenía asegurado en menos de su valor en la compañía "la Unión y el Fénix Español", de que es subdirector en esta provincia el señor don Cristóbal Maria Pesquero. El señor don Manuel García Lovera agradece mucho, no solo los heróicos trabajos que anteanoche se prestaron, sino tambien las contínuas muestras de atención que sus íntimos vienen reiterándole desde que se inició el siniestro. El juzgado de instrucción del distrito se personó en los primeros momentos.
Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos. - Año XLIII Número 12089"
Desde arriba
“A finales de los años 90 fue remodelado conservando su fachada ecléctica, ordenada con cuatro huecos por cada una de las dos plantas existentes. Y esto nos permite tenerlo de espacio cultural, sala de exposiciones y sede temporal del Centro Filarmónico Eduardo Lucena.” Un excelente trabajo de protección patrimonial de las Instituciones, en este caso de la Junta de Andalucía.
NOTA: Se respeta la ortografía original.
Fotos del autor, de CCC, de Internet
Bibliografía Paseos por Córdoba (Biblioteca Central), Wikipedia, Cordobapedia y Diario Córdoba.