Yo conocía las ilustraciones de Adolfo Lozano Cidro, de esa colección encuadernada que tenía mi padre, producto de la salvación junto con otras obras a las que evitamos el fuego del fanatismo religioso de tiempos pasados, pero que existe aún. Después, en un viaje cultural a Priego de Córdoba visitamos la casa museo del ilustrador y pintor en la villa barroca por excelencia de la Subbética. Maravillosas ilustraciones para los periódicos y revistas de Luca de Tena, (ABC y Blanco y Negro) que retrataban los tipos del momento y la burguesía existente con un toque especial y que por esa razón lo titulan “El cronista total de su época”.
Hoy, en un agosto soportable por los cuatro litros de ayer tarde, sumado a que eran las diez de la mañana, entramos en la Fundación Botí, a la llamada del vigilante que nos dijo: -Pasen ustedes que es gratis. Se conoce que no podemos disimular nuestra condición económica, vamos que se nos ve a la legua que somos pobres. Subimos a la primera planta donde está adecuadamente emplazada la muestra del prieguense ilustrador-pintor Adolfo Lozano Cidro, que demuestra la calidad artística de nuestros paisanos.
Dice Wikipedia: "Nace Lozano Sidro en Priego de Córdoba el día 21 de enero de 1872, en la calle de Prim. Era hijo del magistrado, Don José María Lozano Alcalá-Zamora, y de doña Araceli Sidro de la Torre, ambos prieguenses. Aunque de joven se trasladó a Málaga allí estuvo inscrito desde los quince años en la escuela de bellas artes. Más tarde se mudó a Granada donde comenzó estudios de derecho y aunque dejó un poco aparcada la pintura se acercaría más a los ambientes artísticos de la mano de López Mezquita o Ramón Casas. Sin embargo, a partir de su traslado a Madrid su dedicación fue exclusivamente pictórica; allí llegó a trabajar en el estudio de Sorolla.
Para 1892 el pintor ya tenía un estilo definido, caracterizado por su paleta brillante y su preciosismo en los detalles. Prueba de ello fue la exposición realizada en Córdoba, que obtuvo un notable éxito. En 1913 colaboraba de manera regular como ilustrador de la revista Blanco y Negro, del diario ABC. Su estilo brillante lo convirtió en el cronista de la alta sociedad. En 1920 realiza, a petición de la nieta de Juan Valera, una serie de veinte acuarelas para ilustrar Pepita Jiménez. Aunque afincando en Madrid, nunca olvidaría sus raíces, regresando los veranos a su Priego natal. En 1935, durante su estancia en este municipio, contrajo una enfermedad que lo condujo a la muerte, el 7 de noviembre de 1935.”
Y dice la reseña oficial de la exposición: “Un siglo y medio se ha cumplido del nacimiento en la ciudad de Priego de Córdoba del pintor Adolfo Lozano Sidro. En una fecha tan especial, la Fundación Rafael Boti de la Diputación Provincial de Córdoba y el Patronato Lozano Sidro del Ayuntamiento de Priego se unen para ofrecer esta exposición sobre su legado. En total, más de 60 obras entre lienzos, guaches y dibujos que permiten conocer a fondo la labor de un artista que, con su mirada amplia y moderna, destacó en un periodo tan brillante como fue la Edad de Plata de la cultura española. La muestra incluye obras de géneros muy diversos.
Se puede disfrutar de su maestría para el retrato, de sus célebres ilustraciones en la revista "Blanco y Negro" de ABC, de su obra costumbrista sobre la alta sociedad madrileña y las clases populares de Priego y también de tres cuadros creados bajo el influjo de lo oriental o lo exótico que era tan común en el período. Esta exposición, con obras procedentes del Ayuntamiento de Priego, del Museo Lozano Sidro, del Bellas Artes de Córdoba, del Museo ABC y de diversas colecciones particulares, es un homenaje a un pintor cuya mirada singular, casi de reportero, irónica y tierna al mismo tiempo, refleja como pocas el pulso de su tiempo. La modernidad, la vida y los contrastes sociales de una época.”
Y digo yo que, a todos los aficionados al arte de la pintura les puede resultar muy enriquecedora la exposición, en la que podemos ver los tipos pintorescos, la burguesía local y nacional, la aristocracia, las diferencias sociales, que no son ni más ni menos que ahora, y sobre todo la calidad artística de un pintor-ilustrador (no empequeñece el apellido la categoría del nombre) de un paisano del siglo XIX y primer tercio del XX. Luego decidimos bajar por la escalera y nos caímos los dos por ella, Conchi perdió el equilibrio yo intenté cogerla y de camino acabé también en el suelo (estaremos en las grabaciones de las cámaras de seguridad). No nos pasó nada afortunadamente, a lo peor mañana se nota. Y no se olviden los pobres, “es gratis la entrada”.
Fotografías del autor y C. Carnago y cartel
Bibliografía de Wikipedia y textos de la Exposición.
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