Que sería de muchos aficionados como yo, o de sesudos historiadores, sin la categoría de nuestro Archivo Municipal, como es en este caso, o estatales en otros. Sin ellos sería todo muy difícil y la historia, sea oficial o anecdotaria no nos lo perdonaría, sin embargo están ahí los archivos y sus mantenedores que nos dan alegrías como la publicación de un libro de D. Antonio Jaén Morente, referido a su tesis doctoral escrita en 1908 que estaba inédita. El libro está a disposición del que quiera interesarse por él, como curiosidad dice en algún lugar de sus páginas: “Otro personaje célebre, aunque por otro concepto, el cronista Ambrosio de Morales, fue fraile en esta casa, por poco tiempo, pues al cabo de dos años de residencia se secularizó, este hombre, que aparte de otros méritos innegables es poseedor de un feroz sentimiento religioso; conocidísimo es el hecho de su bárbara mutilación por un procedimiento de su invención exclusiva.”
Con que delicadeza literaria D. Antonio Jaén Morente explicita que Ambrosio de Morales era un loco “feroz sentimiento religioso”, y lo decía su padre, y que se cortó el pene o el conjunto genital “bárbara mutilación” con la puerta de un arca o baúl “por un procedimiento de su invención exclusiva”. Como siempre, un acontecimiento insignificante, mundano, comparado con la extensa historia del Monasterio, es el que queda para la historia, el corte de los cojones de Ambrosito.
Disculpa el expolio histórico de Medina Azahara, sobre todo de materiales nobles: “Repetí las visitas con más detenimiento y me afirmé plenamente, que allí no había nada árabe, ni parecían por ninguna parte aquellos famosos restos de piedras, columnas y capiteles: indudablemente, de Córdoba la Vieja no pudieron aprovechar nada consistente, pues esta hacía mucho que había desaparecido como tal Medina-Zahara. Si acaso utilizaron algo, serían los térreos e informes materiales que nada artístico podían recordar: no pueden ser los gerónimos, como muchos creen, los últimos gavilanes artísticos de los últimos restos de la encantada Medina de los Abderramanes.”
Panorámica (Colección AMCO, A. J. González)
Y demuestra su defensa del Monasterio, a quienes los fascistas nombraron hijo maldito de la ciudad, cuando una sola de sus preguntas hacen por la cultura y la historia más que cuarenta años de dictadura fascista y otros cuarenta de democracia incompleta: “dos preguntas que me permito elevar a plenario, son estas: ¿los sanos cultivadores del Arte y de la Historia no querrían darme su autorizada opinión sobre este Monumento y si mi amor local, no ha conseguido abultar las cosas viendo gigantes desmesurados, donde solo hay hombres de talla vulgar? ¿Por qué no evitan su completa y próxima desaparición? Y esta otra, ¿es también cierto que, en esta clase de monumentos, se puede estudiar la verdadera urdimbre de la Historia y que, en ellos y por ellos, el conocer se esparce suave y plenamente en las inteligencias, anulando leyendas más o menos interesantes y haciendo radiar fuerte el sol de la verdad?”
Merece la pena descargárselo y leerlo con detenimiento para comprender cuan maldito era, según los fascistas, D. Antonio Jaén Morente, que se salvó por estar en Madrid en lugar de en Córdoba cuando el golpe de Estado de 1936, pues hubiera corrido la misma suerte de otros republicanos por el mero hecho de serlo en la criminal y terrorífica sangría que hicieron los fascistas. Gracias al personal y dirección del Archivo Municipal por su constante esfuerzo y labor.
Fotografías del propio A.Jaen y A.J.González
Bibliografía de la tesis de A. Jaén
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