Primera poza de La Gargantilla
Hoy tocó visitar de nuevo el bonito paraje de La Gargantilla en la carretera CO-6410, ya había estado en 2015, con Abén, Pablo y Pancho, como se quedó publicado en el Blog Fuente y Paraje de la Gargantilla. Siete años más de abandono del lugar y se mantiene. A ocho kilómetros y medio de Villaharta aproximadamente, en el punto kilométrico 25,700 de la mencionada carretera, sin lugares para poder dejar el coche, es muy complicada esa carretera, de muchas curvas, en buen estado de piso, pero sin arcén, y con unos paisajes cuando bajas a la cuenca del Guadalbarbo, espectaculares de pura serranía donde impera el olivo.
Uno de sus afluentes el Arroyo de La Gargantilla, que viene de la Chimorra la altura por excelencia del territorio 958 m.s.n.m., otro espectacular paisaje serrano de la comarca de los Pedroches. Siempre que ojeo un mapa por esos lugares me llama la atención los restos de la basílica visigoda del Germo en la cercanía del cerro del mismo nombre. Nunca he encontrado el momento de hacer una visita a ese lugar. Con una atención especial a una carretera complicada por su estrechez, curvas y falta de arcén, por lo que es complicada una parada en ella, lo primero que se nos presenta es el final del complejo hidráulico de La Gargantilla, el molino.
Un par de molinos de cubo y una alimentación procedente de lo segundo a visitar, el arroyo que lo alimenta. Si vemos los mapas satelitales comprobamos la traza del canal de alimentación hasta al complejo del molino. En los mapas topográficos le llaman Molino y Ermita de Pedro Caballero. Buscamos un lugar cercano para dejar el coche, y lo hacemos primero en la entrada de un cortijo, pero parecía no dejábamos muchas posibilidades a la salida, y lo más probable es que no fuese usado frecuentemente, el cancerbero suelto, salió a decirnos que él era el portero, pero el gesto de agacharte a coger una piedra, sin perderlo de vista, hizo que se subiera a la casilla.
Las dudas nos hicieron buscar una anchura en el arcén que apretado dentro de la línea nos permita aparcar. Cuando fuimos en 2015, Pablo se metió en el camino de bajada a la casa de la primera poza y salto, yo no manejo el coche de igual manera y seguro hubiera ido al barranco. Tranquilos por el vehículo, subimos unos metros por la carretera y bajamos por el camino, enorme desnivel para bajar a la casa, otro para cruzando el olivar bajar a la segunda poza. El camino por el talud de la carretera y la falta de uso imposibilitaba el paso de ningún vehículo por él.
La terraza
Seguimos bajando, en una curva está adoquinado el camino para proteger la subida por el desnivel, luego una oquedad en el matorral me hizo pensar en volverme, pero Conchi dijo que ya que estábamos allí habría que intentarlo. No llevábamos tijeras, por lo que el palo servía para cortar las zarzas, nos vimos dentro de una especie de patio de la casa que sigue en la ruina de hace siete años. Una terraza invadida por la naturaleza, y la entrada al salón principal de la misma cuya pared que da a la primera poza y salto de agua, está en riesgo de caerse en cualquier momento socavada por el agua.
Precioso e idílico el lugar, como lo recordaba, aunque los aventureros en 2015 se bañaron el la segunda poza, la que tiene un muro artificial, que seguramente era la presa para dirigir las aguas después por el canal a media ladera hasta el complejo del molino. Bajaron por la pared de roca, no hay camino, yo por descontado que no bajé, los fotografíe desde arriba desde la presa, además de no ser ágil para ello soy de secano y, para que hacer el esfuerzo de bajar. Da pena ver esa casa y pensar con la ilusión que la harían en su momento, a la vista de su construcción y del refuerzo de los bordes del camino con bloques de granito.
Una escalera te baja a un puentecillo que cruza el arroyo. Espectaculares eucaliptus de lo menos veinte metros de altura, bien alimentados porque a pesar de la sequía el arroyo sigue dando agua. Lianas sin Tarzán se entrecruzan. La vez anterior los aventureros subieron arriba del salto a ver la surgencia que no era tal, era además de un venero el arroyo que viene de mucho más arriba. Lo cierto es que el lugar es paradisiaco en un territorio seco por su morfología natural. Decidimos la vuelta, aunque la temperatura es algo más elevada de primaveral es asumible, claro allí con el agua mucho más agradable.
La subida como la bajada mucho desnivel, siempre las vueltas son más cortas psicológicamente, porque la distancia es la misma. Llegada a la carretera y vista la salida pensé podría haber dejado el coche donde lo dejo Pablo, aunque el mío es algo más largo. Bajamos por la pista hasta el lugar del estacionamiento. El cancerbero del camino de frente no salió, se acordaría posiblemente del mensaje de la piedra. Ahora a pensar en la carretera y no perderla de vista. Paramos cerca del Complejo del Molino e hicimos algunas fotografías. Mereció la pena la visita al lugar para mi la segunda siete años después.
Fotografías y vídeo del autor CCC e internet.
Bibliografía del Blog Notas Cordobesas.