Planillo de Las Ermitas
El sábado 5 de marzo, día del cumpleaños de nuestro hijo menor, invitamos Conchi y yo a subir y visitar Las Ermitas a nuestro nieto Alejandro. Este nieto es por edad el segundo de los cuatro que tenemos, por delante su hermana, la primogénita, que es Claudia de 15 años, Los dos hijos de Paco, nuestro hijo mayor y Encarni. Luego le sigue Enara su prima de 7 años y Noah su primo de 5, ambos de nuestro otro hijo Gabriel y Virginia. Una vez expuesto este trozo de nuestro árbol genealógico cercano, tratare de reseñar el acontecimiento, porque siempre es un acontecimiento visitar el remanso de paz que son Las Ermitas de Córdoba. Espero que cuando Alejandro sea mayor y se acuerde, tendrá en cuenta que la primera vez que subió a las Ermitas y las visitó, lo hizo con sus abuelos paternos.
Yo no tengo recuerdos claros de estar con mi abuelo porque tenía tres años, pero la primera vez que yo visité la Mezquita de Córdoba lo hice en los brazos de mi abuelo materno Rafael Carreras. Aunque el primer recuerdo de mi vida del que tengo constancia fue cuando estaba enfermo en la cama en nuestra casa de la Judería, donde falleció y la presencia de muchas sillas en el comedor para atender a su velatorio, en agosto de 1950. Luego con la abuela Antonia si convivimos diez años más y falleció en 1960. Antes, mi abuelo paterno Antonio Muñoz, que también conocí y viví con él en su casa un tiempo, había fallecido en 1958 en Pinos Puente, Granada. Sin embargo es un pesar para Conchi, la abuela de Alejandro, de no haber conocido a ninguno de los suyos, ni los naturales de su madre Concha, de Riotinto, ni los adoptivos cordobeses, pues fue una niña adoptada producto de la huelga de mineros de Huelva del 1920. Asimismo los paternos tampoco, por haber fallecido antes de su nacimiento.
Sábado citado recogida de Alejandro de su casa e inicio del camino para subir a la sierra. Alejandro es un niño muy cariñoso, y extremadamente listo. Su coeficiente intelectual es superior a la media en mucho. Subimos por el barrio del Naranjo, Sansueña y carretera de Obejo, por la Cuesta del Cambrón. Pregunta de ritual –¿Te mareas Alejandro? Contestación: –No. Un momento después, pasada la Fuente del Orquín dijo: -Me estoy mareando. Parada en la entrada de una finca en la curva de la Alcubilla del Orquín y frente a la antigua entrada al sendero de la Cañada de la Monja. Le pasa como a su padre de niño, rara era la vez que no se mareaba en el coche. Evacuación de todo el desayuno y una vez recuperado nuevamente en camino.
Durante el recorrido le íbamos comentando todos los eventos que conocíamos de ese camino. El lugar del accidente del autobús de niños, que cayó al Valle de San Benito en el Cortijo de Cabriñana, donde mi bisabuelo materno Acisclo Jurado fue aperador, y Julio Romero de Torres pintó en 1904 el cuadro “Las Aceituneras” en el que el motivo central es mi abuela Antonia de joven. De que la gente le llama a la subida el “14 %” cuando su nombre es Cuesta del Cambrón, nombre que corresponde a un arbusto serrano, el Lycium Intricatum, cambrón o espina santa. Corona la cuesta una enorme peña que también se llama la del Cambrón, en la que la abuela le dijo haberla subido hace unos años. Cuando la carretera era de piedra suelta, había una prueba ciclista, la Subida al Cambrón, en la que los ciclistas tenían hasta que bajarse de la bicicleta. Yo la subí una vez para verlos con la bicicleta de mi padre y cayó una considerable tormenta, claro entonces llovía.
Le conté que, con diez escasos años (1957) subimos por esa carretera, mi amigo Juani Martínez y yo, desde la Puerta de Almodóvar, pasamos el Cambrón y luego por la senda de la Conejera hasta el Lagar de la Cruz, y de allí a las Ermitas, para bajar por la Trocha, Cañito Bazán, Brillante, Margaritas y nuevamente Puerta de Almodóvar. Las hoy carreteras eran caminos de carros. También le dije que había subido muchas veces al Lagar de la Cruz en bicicleta. Ese lugar lo conocía él de haber estado en la piscina que construyeron allí, cuyo nombre es el de la gran presa egipcia. Desde el Lagar de la Cruz hablamos del sendero que lleva a las Ermitas, pasando por el del Negrete y el campamento de Radio Córdoba, ahora de la Cadena Ser, al que tuvimos acceso durante mucho tiempo cuando manteníamos el repetidor de radio de VHF del Radio Club Córdoba, entrada que nos permitió su director y propietario entonces, Federico Algarra.
Pasamos por la entrada del cortijo del Pardo, donde la maquinaria pesada construye la “autopista” del Cinturón Verde, con una concepción senderista más automovilista que otra cosa. Y llegamos a la explanada de la seca fuente de las Ermitas, cursada por el arroyo de Valdegrajas y cruce de la actual CO-3314, la CO-3403 y la trocha o cuesta del Reventón que no de los Pobres, así como el antiguo camino vecinal 28 :”El que partiendo del anterior en la Fuente de las Ermitas continúa por los Lagares del Negrete, de san Pablo, y la Aguardentera hasta el Bejarano, donde se reúne con el carril que desde la Aldea de Trassierra conduce a la Alhondiguilla.” A la izquierda el Cerro de la Cárcel y pronta la llegada al Desierto de Nuestra Sra. de Belén, desierto por la soledad espiritual, y por el musical silencio.
Le hablé del Vía Crucis moderno que está en la CO-3403. De la cueva en la pared rocosa de dificultosa de entrada, pero que se metió nuestra amiga Gloria. Paramos en la explanada, procurando dejar sitio para cuando el personal acceda a la misa de 10, no quedar bloqueados. Le comenté que a la derecha están las canteras del Rodadero de los Lobos, de donde salieron las columnas de la ampliación de la Mezquita por Almanzor. Que antes era una calva en la ladera y ahora está siendo colonizada por la vegetación al no caer guijarros de la cantera. Fotos de ritual en la entrada. Al ser domingo estaba expedito el acceso al recinto, es decir no había que pagar entrada.
Bajamos lo primero a la explanada del monumento, grandioso y bien conservado, bien por la Asociación. La cruz de D. Agustín de Ayestarán y Landa, Obispo. Y fotografía en el sillón de Pedro Antonio de Revilla. Le conté que una de las veces que subí se reflejó mi imagen en las nubes que había en Piquín, como si tuviese yo un “halo de santidad”, y luego utilizó el anteojo público para ver Córdoba. Le dijimos que dos veces un rayo le cortó la cabeza al Corazón de Jesús, y que la cabeza estuvo a la entrada de la Iglesia algún tiempo, su tío Gabriel de pequeño tiene una fotografía al lado de la cabeza y ambos eran de similar tamaño.
Paseo de los cipreses. Y la calavera del: “Como te ves yo me vi/ como te ves te verás, /todo para en esto aquí/ piénsalo y no pecarás.” Ir a las Ermitas no pararse y fotografiarse en la cruz del Conde de Torres Cabrera y el Menado, es como no ir. Entrada a la ermita de la Magdalena. Visita del cementerio, todos los nichos tapados. A la iglesia y su recoleto coro. Le dije que en cierta ocasión colaboramos en la sustitución de unos fluorescentes estropeados. Luego entramos en lo privado, y un fraile nos llamó la atención le dije que éramos socios de la Asociación y nos franqueó el paso sin problema. Conchi se quedó en la hospedería y Alejandro y yo subimos a la Ermita de San Mateo y disfrutamos del mirador del mismo nombre. Le expliqué un poco la historia del lugar, desde cuando los ermitaños vivían en cuevas por la sierra y se agruparon y cuando fueron expulsados.
Luego dimos un paseo por la Ermita de San Felipe y leímos los muchos pensamientos de San Juan de la Cruz y Teresa de Jesús que están sembrados por el reciento. La primavera allí está adelantada y con unas gotas de lluvia se sale. Desde esa zona se ve el este de la ciudad; la peña de Martos, el Ahillo de Alcaudete, sierra Mágina y la sierra de Cazorla. Aunque la bruma del valle del Guadalquivir impedía ver mucho, pues normalmente Sierra Nevada se ve perfectamente. El grosor de algunos pinos denota la fecha de su nacimiento.
Hay que reconocer que el "ora et labora", sobre todo el labora, mantiene el lugar en un estado precioso, y no hay que olvidar que la mano y labor de la Asociación de Amigos de las Ermitas es firme y una ayuda inmejorable. Luego la ermita San Pablo, le expliqué a Alejandro la estructura de espadaña, campana, dormitorio, cocina y comedor junto con el pequeño huerto de cada ermita, y código sonoro de las campanas para comunicarse. Creo, sinceramente que es mucha información para un día, pero con los medios actuales si hemos conseguido despertar su interés que él la amplíe a su gusto.
Fotografías del autor, Conchi e Internet
Bibliografia del recuerdo
2 comentarios :
Enhorabuena por esos abuelos y por ese nieto.
Muchas gracias querido y admirado amigo Antonio. Un abrazo.
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