Raster del IGN de la subida
Hemos subido esta mañana nuevamente a La Solana, es la segunda vez después del lamentable incendio que sufrió el territorio el pasado año. Ver el terreno quemado y los terroríficos árboles totalmente calcinados, te deja una sensación de tristeza brutal, pero como en el fondo de la caja de Pandora, ver el verde esperanza de la vida en el terreno, es una delicia. Los suelos están resurgiendo y la vida en ellos, la jara blanca esta ya con una cuarta de altura y los musgos verdeando todo el camino.
Cuando el sendero pasa de la umbría a la solana
Las serranas
Como continua el territorio
Y aunque no sean de mi agrado un nutrido grupo de procesionarias (en el supuesto que lo sean) se amontonan en su nido. Por otro lado el vértice geodésico de la Solana está parcialmente destruido, a pesar del cartel que decora todos los vértices geodésicos, advirtiendo del delito que se comete atentando contra estos monolitos del Estado. No sabemos si habrá algún programa de reforestación previsto, pero sería muy importante que el Ayuntamiento de Villaharta trabajara en esa dirección.
Más desolación
La vida
Más vida
Desde el punto de partida hasta el vértice geodésico, que una vez arriba se ve no es el punto más alto de la cota, hay un desnivel de 91 m. que es el que hemos salvado. La cota máxima de La Solana es de 737 metros sobre el nivel del mar en Alicante, nosotros partimos de los 646 m.s.n.m., hasta las cercanías del vértice geodésico el camino está perfectamente entallado en su caja, es un camino cómodo y discurre sobre la cuerda de la montaña, pienso que posiblemente lo construiría la institución geodésica para subir el vértice.
Las procesionarias
Al fondo un seco Puente Nuevo
Villaharta desde arriba
Llegando al Vértice
Deja la umbría de las Serranas para pasar directamente a la solana de la Solana y no es redundancia, pues damos una curva para estar al borde de Villaharta a la que divisamos desde el mirador de arriba. La umbría tiene residuos de trincheras de la guerra civil que no existen en la solana, donde no había nada que defender. Recordar el peligro que suponen en el borde del camino unas alambradas, casi invisibles después del incendio, por lo que no debemos dejar el sendero.
Vértice destruido
Otra vista del Vértice
Trinchera
Trinchera
Fotografías del autor y de C.Carnago
Bibliografía sobre la marcha
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