Proyecto elaborado por un vecino
Claudia nuestra nieta primogénita cumplió hace unos días 15 años, nos hizo abuelos ya mayores con 59 y 60 años respectivamente, pero no por eso dejamos de sentir esa extraña sensación de que una nueva generación en la familia empezaba y que nosotros ya éramos mayores de verdad. Hoy hay tres nietos más; Alejandro, Enara y Noah. Todavía la enfermedad no había empezado su natural presencia (somos enfermos de cáncer los dos), aún nos podíamos valer bien. Ya nos cuesta más trabajo subir al tercero donde vivimos desde hace 49 años. Comunidad: Conjunto de personas que viven juntas bajo ciertas reglas o que tienen los mismos intereses, "una comunidad de propietarios". La realidad es mentira. La insolidaridad, las carencias económicas, y el egoísmo personal, nos impedirán tener un ascensor en el bloque donde vivimos. Las personas piensan que siempre van a ser jóvenes pero no es así (para que se den cuenta no hay nada más que ver el vídeo de Cordópolis). Pero nadie escarmienta por cabeza ajena. Eso es inamovible. Lo curioso es que hay negativas de personas con más de ochenta años, y de personas en las que hay problemas de movilidad, sino ahora mismo afortunadamente si seguro de aquí a unos años, pues todos tenemos fecha de caducidad. La ley nos ampara pero la realidad es bien distinta. Y no se dan cuenta que es una inversión, pues la revalorización de su propiedad es sustanciosa.
De Cordópolis el problema de un vecino en otra comunidad
Esto nos va a obligar a poner la vivienda en venta (en la que por lo menos a mí personalmente, me hubiera gustado acabar mi ciclo vital) y marcharnos a otro lugar dónde podamos vivir adecuadamente. Hicimos, un esfuerzo económico, desde luego visto hoy erróneo, de adquirir el terreno necesario para la instalación del artilugio. En nuestro bloque hay veintiséis vecinos en doce pisos, de ellos quince superan los sesenta años, de estos superan los setenta, seis, y cinco los ochenta. Ese es el panorama, las posibilidades económicas son negativas en varios, pero normalmente dan facilidades para el pago de la parte de cada uno, que supondrían durante un número de años la financiación. Las justificaciones y la prioridades son de verdadera pena algunas incluso insultantes. Se puede pedir subvención que dejaría casi en la mitad la aportación individual. Lo que pasa es que la gestión de ésta, en el supuesto te la concedan, es a tres o cuatro años vista, y mucho tenemos fecha de caducidad seguro más próxima. Y aunque por mor de las cuotas de participación y la delegación de voto, salió mayoritaria la idea de instalar ascensor, además del amparo de la Ley, seguro que nadie lo gestionará. Simplemente porque el que lo ha gestionado todo desde hace más de cuarenta años ya está harto.
Una vivienda con ascensor
Los negativistas ni siquiera han atendido a la previsión de futuro de adquirir el terreno para tenerlo en cartera por si se deciden en un futuro, cuando sean más viejos, instalarlo, aunque seguro se encontraran con otros más jóvenes e insolidarios. Y esta adquisición ni siquiera les obliga a desembolsar nada, pues existe un fondo en caja, más o menos de la cuantía del terreno. Es incomprensible que en las negativas había personas cuatro personas mayores de setenta y ochenta años. Y son tan peregrinas la justificaciones de las negativas como; hace falta antes que el ascensor dotar de más sección a las acometidas de electricidad, que curiosamente tienen sección de sobra, y que se obtuvo la mejora por una subvención (La mayoría de las mejoras y reparaciones de categoría que ha tenido el bloque han sido a base de ayudas). O que la derrama para el ascensor se lo gastarían en otras cosas más personales. La falta de humanidad es implícita en el género humano y no tenemos arreglo. Se acuerda de Santa Bárbara (el creyente), sólo cuando truena. Por eso nosotros retomamos la idea, ahora acuciante, de buscar otro lugar adecuado para nuestra vida de mayores, piso en venta, adquisición de otro y a otra cosa mariposa.
Fotografías de la red y de Cordópolis
Bibliografia de la cruda realidad
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