Como estaba hace un año, junio 2020
El sábado siete fui con dos amigos, Paco Pozuelo y Pepe Ramírez a hacer una nueva visita a la Fuente del Fraile (“Propiedad Privada”), como dice el cartel pegado en la nueva puerta de la alcubilla, como si hubiese un centímetro cuadrado de terreno en este País, o cualquiera, que no estuviera anotado en un Registro de la Propiedad cualquiera. Todo tiene dueño, y algunos propietarios tienen un desarrollado sentido de la propiedad, porque terrenos que ni siquiera conocen como suyos, los llenan de prohibiciones, de alambres de espino, protegidos por esbirros a sueldo, que son mucho más adictos a las prohibiciones incluso que los dueños. Yo conocía uno que al final acabó como todos jubilado con miserable pensión, que exageraba en dar por la parte trasera a senderistas y ciclistas, para justificar la miseria que le pagaban, cuando muchas veces el propietario lo dejaba en ridículo cuando le obligaba a dejar paso franco a algún amigo que quería pasar por allí. Hoy en día un candado en la cancela cerrada espera la ruina del cortijo.Acceso inferior
Mis amigos delante de la puerta arreglada
Como decía antes, bajamos a la Fuente del Fraile, accedimos por la carretera, y entramos por el paso inferior que está accesible, aunque escurridizo. Una vez en el trozo de camino que aún queda visible, entre la inmensa espesura que fomenta la humedad de la fuente, que en algún escape incontrolado o posiblemente por falta de mantenimiento de la conducción, alimenta el Arroyo de la Gitana a partir de ahí, nos aparece la alcubilla barroca, por los perfiles superiores, que cuando la visitamos por primera vez estaba totalmente abandonada, con una puerta caída dentro del depósito receptor del agua de la mina, y otra puerta tirada, así como residuos de los asquerosos visitantes que los dejan en cualquier sitio para demostrar su paso, a modo animal de marcar el territorio de su mala educación y respeto. Pero bueno parece que a la “propiedad” se le ha movido algo y ha decidido reparar y proteger la Fuente. Nos costó un par de intentos y gracias a la visita anterior de algunos componentes de la Plataforma A Desalambrar, que vislumbraron el acceso, pudimos llegar en otra ocasión Pepe Ramírez y yo.
La cerradura de la nueva puerta
Detalle de la mina a la izquierda
Croquis de la ubicación en el catastro de 1950
Espero que la “propiedad” arregle el posible escape, aunque sería mejor que no lo hiciera porque dejaría seco el estacional arroyo de la Gitana, que sólo se nutre de la temporada de lluvia u otras fuentes del sector del cortijo de San José, cuyos rebosaderos vierten al arroyo, ahora, aunque poco caudal, corre y mantiene lugares que son casi idílicos, que dejarían de serlo. Otra cuestión que tratamos, basándonos en la memoria de Pepe Ramírez al que llevaron de niño a esa Fuente, cuando aún no estaba construida la carretera, es la conducción o atarjea a San Jerónimo que, por lógica, debe seguir las curvas de nivel descendentes para que el agua de la alcubilla llegase a la alberca del monasterio por gravedad. También en cierta ocasión en temporada de vacas gordas, un escape dejaba ver por otro lugar otra posible rotura por el vertido ladera abajo a la carretera. Yo en una visita por el camino superior, desde la puerta alta, vi en cierta ocasión en una curva de nivel un registro de la conducción, seco en ese momento. No seguí el camino nada más que hasta el corta fuegos, pero se podía seguir hasta la carretera a pesar de la frondosidad por el abandono de falta de uso de muchos años.
Fotografías del autor y de A Desalambrar
Bibliografía de Notas Cordobesas y A Desalambrar
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