Leandro y quien suscribe (Foto Conchi)
Ayer tuvimos una enorme satisfacción, por fin pudimos vernos con nuestros amigos, los hermanos Luisa y Leandro Jimena, en un lugar que ellos tienen como cita familiar de todos los miércoles, cuando no hay prohibición. Me llamó el día de antes de que fuésemos a celebrar el 90 Aniversario de la II República y allí estuvimos. Es verdad que el ambiente que nos rodeaba de otras tertulias no era muy agradable y tenías que abstraerte y no escuchar las conversaciones aledañas, de lectores de prensa conservadora e intoxicadora que, quien la lee debe pensar igual. Pero hecha esta observación, los beneficios de nuestro encuentro eran superiores a los perjuicios del entorno, como en las vacunas o cualquier medicamento.
Leandro de niño
Su colegio en la Plaza de San Juan 1936
Son muchos años los que conozco a Leandro, médico de profesión, y compañero de ideas, puede que casi cuarenta, y como le dije ayer seguimos en el mismo lugar del espectro, mientras otros han cambiado, los más, para peor. La mayoría ha dilapidado por su interés personal que no general, el poco capital político que tenían. Como tales les dimos un repaso, poco cruel es verdad, en el corto tiempo de una hora que duro el encuentro, eso sí amenizado por una cerveza sin alcohol y una copa de vino sin coronilla. Hay que aclarar que de cuatro, tres estábamos vacunados, por lo que determinadas veleidades de bajarnos las mascarillas para beber o la fotografía estaban justificadas. Cuatro en una mesa con la oportuna distancia, no tanta con los grupos cercanos y fumando algunos como carreteros.
Balneario de Sierra Elvira donde el destino fraguó la saga
Ambos hermanos son mayores que nosotros, Leandro me parece dijo que cumplirá los 93 dentro de un par de meses y Luisa pasa de los… bueno la edad de las mujeres es mejor no decirla. Nosotros somos de los setenta. He de decir que Leandro tiene un cerebro privilegiado y unas neuronas que para mí las quisiera yo. Tiene una memoria enciclopédica y lamentamos no dejara constancia de todos sus recuerdos. Él dice que cuando lee algunas de las cosas que escribo en el blog, o ve algunas fotografías antiguas es cuando recuerda otras (es la finalidad del blog activar recuerdos). Siempre me pone por el teléfono una aclaración a lo publicado. Lo cierto es que fue una entrañable reunión que nos permitió el tiempo también, ya que los pronósticos amenazaban lluvia que hoy si ha hecho presencia de madrugada.
Aquí el que suscribe enmascarado
Hablamos incluso del idilio de una rica heredera con el médico titular del Balneario de Sierra Elvira, en Granada, donde veraneaba. Sus abuelos. Una historia romántica del siglo XIX o principios del XX. También de nuestros amigos curas, y todos los que mencionamos eran curas que creían de verdad en su dios, comprometidos. Incansables luchadores en favor de los más débiles y por eso cercanos a nuestras tesis, o nosotros a las de ellos da igual. Luego nos despedimos, Luisa cogió su carro de la compra que le sirve de sostén, Leandro su bastón y nosotros, Conchi y yo, nos fuimos hacía los Jardines Bajos, de la Agricultura o de Los Patos que están preciosos; vimos a los geniales Martínez Rücker y Mateo Inurria solos, la primavera, los patos en el estanque, la biblioteca en la antigua rosaleda, otra historia inacabada; lo que queda de la antigua Biblioteca Séneca, sus máximas senequistas semidestruidas en sus bancos abandonados y nos marchamos a casa.
Fotografías de Conchi e Internet
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