Versos de Francisco de Icaza, Jardín de los Adarves
Tres añitos. Yo ya emperejilaba frases escritas, casi sabía leer, mi padre me había enseñado en casa. Vivíamos en Pinos Puente, era la primera vez que salía de Córdoba, bueno la primera fue a Cádiz, a la playa, pero si la primera vez que vivía fuera de Córdoba. Mi abuelo Rafael había muerto hace poco tiempo, corría el 1950. La foto es indiscutible porque mi madre iba de luto riguroso. El primer recuerdo que almacené en mi disco duro fue mi abuelo en la cama enfermo, y luego el velatorio, la habitación llena de sillas de enea, 1950 tenía setenta años, pero muchos kilómetros, sobre todo en coche de caballos de fiesta a Sevilla, como decía Rafalito el de la Taberna la Mezquita: -Niño tu abuelo ha sido el cordobés que más veces ha ido a Sevilla en coche de caballos.
Por la calle Reyes Católicos pensando, 1950
En Pinos Puente estuvimos dos veces, la primera de la foto en 1950 con tres años, y otra en 1953, que ya tenía seis. Ya había nacido mi hermana Loli, allí empezó a andar, entonces vivíamos con otro abuelo Antonio Muñoz Peña “Peñita” porque había hecho sus pinitos en el mundo del toro, eso sí sin pena ni gloria, era el padre de mi padre. Se habían mudado desde la parte alta de Pinos a la calle de Barrionuevo. Al lado vivía un sombrerero, yo me quedaba extasiado en la forma que hacía los sombreros y como en esas fundas los planchaba y luego exponía en una estantería. Nos visitaron otros hermanos de mi madre y fuimos a ver a la Alhambra. Subimos a la Torre de la Vela, entonces la entrada a la Alhambra era muy fácil, casi había dejado de ser casa de vecinos hace poco.
Campana de la Torre de la Vela
El espíritu de Washington Irving el de los cuentos, aún pululaba por sus habitaciones. Pero lo que más me impactó fueron los versos delante de un pasillo para subir a la torre, la de la campana. “Dale limosna mujer,/ que no hay en la vida nada,/ como la pena de ser,/ ciego en Granada./” Recuerdo que lo apunté en un papel. Francisco de Icaza se había inspirado en un ciego que tenía sus reales en la Puerta de la Justicia, y lo vio cuando fue a Granada con su mujer Beatriz de León de viaje de novios. Después nadie pudo conocer o saber del ciego de la Alhambra.
Entrada de la Alhambra 1961
Ángel Ganivet otro granadino universal, dijo de aquel ciego sordo mudo, de la Puerta de la Justicia: "¿Cómo pide si no habla/ si a nadie sus ojos miran?- No puede hablar, porque es mudo / habla su mano extendida; / ni puede ver, porque es ciego, / más su mano tiene vista / - Y, entonces ¿cómo no llora / lamentando sus desdichas?/ - ¿Cómo quieres que llore/ si están secas sus pupilas?". A Gallego Burin que era Director de Bellas Artes se le ocurrió poner una placa con los versos de Icaza en el Jardín de los Adarves. Este es uno de mis primeros textos leídos que recuerdo y que escribí, lástima no conservar el papel, fueron los de Francisco de Icaza en la hermosa Granada.
Jardín de los Adarves
Posteriormente han sido muchas las veces que hemos visitado Granada, una inclusive además de perdernos por el Albaicín, subimos a la Fuente del Avellano, la que mencionaba mi padre cuando me daba agua, siempre le ponía el titulillo de que era de la Fuente del Avellano. Por lo menos así la pregonaban los aguadores que la vendían por la calle, y la cantaba Antonio Molina. Granada es mucho Granada. En el viaje de bodas, “No encontré rosas para mi madre” fue un estreno que vimos en el cine Madrigal, cuyo patio de butacas temblaba cuando pasaba el tranvía, 1973. Ya ha llovido y el ciego sigue pidiendo limosna.
Fotos de mi padre y de Internet
Bibliografía del disco duro
Amigo Pago, eres un fenómeno, Un fuerte abrazo de Pepe Suárez
ResponderEliminarAmigo Pepe muchas gracias. El cariño es recíproco. Un abrazo.
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