Días atrás un prometedor bloguero de nuestra ciudad -por lo menos a mí me gustan mucho sus trabajos que sigo-, que se llama Rafahell y su blog “Qurtuba Fabulas. Historias de Córdoba”, me puso un comentario para aclárame que una entrada de mi Blog tenía unas fotografías erróneas, no correspondían al Hospital de San Bartolomé de la calle Alfonso XII. Lo comprobé, agradecí su comentario y rectifique el error, aprovechando el mismo para ampliar el trabajo. Luego le dije una cosa que siempre manifiesto, lo mejor del Blog Notas Cordobesas son los comentarios de los lectores. Siempre aprende uno de ellos muchas cosas. Él me contestó que se aprendía incluso de los malos comentarios, aunque muchos de estos últimos de los que tengo experiencias bastante negativas, van directamente al limbo de los comentarios indeseables, antes de caer después, en el cubo de la basura.
Parte inferior de la fotografía de cabecera (Foto Dr. Saldaña)
Efectivamente “El Hospital de San Bartolomé de las bubas y su plazuela después”, tenía unas fotografías que correspondían a otro Hospital que se llamó también de San Bartolomé pero que estaba situado en la Puerta del Rincón esquina con la calle de Adarve. La rectificación me hizo repasar las notas antiguas y las fuentes que obran en mi poder, de uno de los mejores trabajos sobre los hospitales de Córdoba desde el siglo XIII, con datos muy importantes referidos a la época del Califato, concretamente el publicado en los Boletines de la Real Academia núms. 41, 42, 43 y 44, de 1934 los tres primeros y 1935 el último, de Dr. D. Germán Saldaña Sicilia, llamado “Monografía Histórico-Medica de los Hospitales de Cordoba”, prologado por Rafael Castejón, trabajo que tengo reunificado, y con los marcadores necesarios para buscar en él fácilmente. Es una verdadera joya de la historia de los hospitales cordobeses.
Detalle grabado antiguo Puerta Rincón y Campo de la Merced
Tiene catalogados el Dr. Saldaña, 61 hospitales en nuestra ciudad, cada uno con una pequeña historia referencia que merece la pena conocer, antes de la reunificación en el del Cardenal u Hospital de Agudos que, después se transformó en nuestra contemporaneidad en el Hospital Provincial, dejando de ser de la Beneficencia para pasar a la Seguridad Social. Actualmente están gestionados por la Sanidad Pública. La actualización del trabajo del Dr. Saldaña requeriría ahora en nuestro presente citar los hospitales privados de nueva creación y clínicas privadas que surgieron y desaparecieron, dando pie a otras actuales. De esa privacidad solo cita la Cruz Roja que es el único hospital superviviente de la época de su excelente trabajo.
Puerta del Rincón plano franceses 1811
Es difícil precisar la ubicación exacta del Hospital, pero sin duda estuvo entre la actual calle Adarve y la cuesta de la Puerta del Rincón. D. Teodomiro nos dice: “El otro edificio á que nos referimos, es el que se vé con la puerta de la iglesia junto á la del Rincón, y otra pequeña casi al entrar en el callejón del Adarve.” Por lo tanto el hospital pegado a la Puerta de la ciudad por el exterior suya, y un puerta posterior a la calle Adarve. En las fotografías que disponemos de nuestro tiempo, hay un pequeño solar en la esquina, que cuando el Dr. Saldaña hizo las fotografías de lo que quedaba del hospital de San Bartolome por los años treinta, se aproxima más a la ubicación supuesta. Luego otra fotografía desde dentro de la Puerta del Rincón nos permite ver en la esquina izquierda el mismo solar, descartando el edificio que luego fue el cine de verano El Rinconcito y posteriormente el Isabel la Católica (actualmente abandonado a la ruina), detalle que se ve en la fotografía desde la calle Alfaros.
Detalle plano 1811 hospital San Bartolome núm. 33
Por lo tanto de como un error en una entrada de este Blog, la observación del mismo por un prometedor bloguero cordobés, hace que vuelva uno a repasar notas, y a descubrir como en el lugar más insospechado existía un Hospital y ermita, con enterramiento incluido, que me imagino saldría pero no se enteraría nadie, cuando edificaran en el solar de la ermita. Como vivió allí este personaje cordobés famoso entre la cristiandad, el Padre Posadas y los frailes de Santo Domingo. Como la aristocracia del momento se anexionó el solar y lo usó para sus intereses, de construcción de su palacio, incluso dice que “comprándolo el Sr. Marqués de Guadalcázar, quien en un principio se dijo que lo iba a incorporar a sus casas, variando el callejón del Adarve; lo tienen destinado a atarazana de sus obras.” .Es evidente que estamos hablando de una fundación en el S.XVI y hay que imaginarse como estaría el lugar en esas fechas, teniendo en cuenta como estaba a principios del XIX por el plano de los franceses. Obviamos repetir las leyendas de los milagros que ya citan en su textos los autores mencionados Dr. Saldaña y T. Ramírez de Arellano
Puerta Rincón solar esquina (autor desconocido)
Del trabajo del Dr. Saldaña
“El 20 de Febrero de 1520, Juan López Tinajero, prioste del Hospital de San Bartolomé, en la Puerta del Rincón, dirigió al Lic. D. Pedro de Buezo, la siguiente instancia que se conserva en el Archivo de Protocolos, oficio 14, tomo 49, folios 70-72:
«Muy rreverendo Señor: El prioste e cofrades del ospital del señor San Bartolomé, que es junto a la puerta del Rincón, desta çibdad, con devido açertamiento besamos las manos de vuestra rreuerençia e le suplicamos plega saber como a cabsa de averse hundido çierto lienço de adarve, el qual estava junto al dicho ospital, gran parte e lo mejor del se hundio, e tanbien de otra parte, por averse fundido vn horno de pan cozer, ques del honrrado cauallero don Françesco de Benabides, señor de Guadalcaçar, el dicho ospital rreçivio mucho daño e agrauio, porque demas de fundille ciertas paredes del dicho ospital, tanbien hundio vna tienda quel dicho ospital tenia por posesyon, que tenia en rrenta los arrendadores del vino; para lo qual todo poder rreparar, por no tener el dicho ospital diposyto ninguno, converná vender alguna de sus posesyones, por que suplicamos a vuestra rreuerençia mande dar licencia para que podamos vender sysçientos maravedís quel dicho ospital tiene de çenso en vn lagar que es a la venta Mora e a casillas pequeñas que son junto al mesmo adarbe do mora vna muger que se dize la Leona, que rrentan quatroçientos e sesenta e çinco maravedís e quiere se caer, e asymesmo vna caldera de cobre grande e vnas parillas de hierro, de lo gual todo no tiene necesidad el dicho ospital, porque con esto e mas con lo que algunos de los cofrades ayudaren se podrá el ospital en alguna manera rreparar...»
Practicada la información de testigos, el vicario dió licencia para que se vendieran los bienes en almoneda pública. Como consta de la presente instancia, está claro que el dicho hospital de San Bartolomé, establecido junto a la Puerta del Rincón, en la parroquia de Santa Marina, existía ya en esta fecha de 1520. ¿Cuándo tuvo lugar su fundación? No consta con certeza, aunque parece que no sería muy anterior a esta fecha. Según lo expuesto por Vázquez Venegas, parece ser que la fundadora fue una mujer; puesto que, segun las reglas aprobadas en 1540, en sustitución de otras, «que de muchos años a esta parte teníamos y que agora renovamos», el día de San Bartolomé salían los cofrades en responso hasta el sepulcro de la fundadora que «está en el Cementerio cabe la capilla de la sacristía».
Ramírez de Arellano dice en el tomo primero de sus Paseos por Córdoba, que este hospital se fundó a principios del siglo XV, por la actual Cofradía del Santísimo, de Santa Marina, acogiendo en aquel lugar a algunos enfermos y a los cofrades que no contaban con medios para curarse en sus casas. No parece, sin embargo, que tuviera tanta antigüedad; y el mismo Ramírez de Arellano afirma después, que se tenía por fundadora a la mujer de que habla Vázquez Venegas, quien pone la fundación poco antes de 1540. Fuera de ello lo que quiera que fuere, es lo cierto que este hospital en su primer destino tuvo muy poca importancia, hasta el año de 1580, en que cambió de rumbo.
Fué en aquella época cuando los frailes de Scala Coeli, que no tenían hospedería en Córdoba y que no querían deberle el favor del hospedaje a sus hermanos de San Pablo—acaso por rencillas de convento—, hicieron un contrato con la Cofradía de San Bartolomé, que era la poseedora del hospital, conviniéndose entre ambos que desde entonces fuera el hospital Hospedería de los Frailes del Convento de Santo Domingo de Scala Coeli, a cambio de que los religiosos tuvieran siempre reparado el dicho hospital con su capilla, debiendo conservarse el título y advocación de San Bartolomé, cuya imagen había de continuar igualmente sobre la puerta. Los cofrades conservarían la propiedad del hospital con el derecho a ser asistidos en él con preferencia a cualesquiera otros, y a celebrar en el mismo todas sus juntas y cabildos.
Queda pues con esto indicado, cual fué la finalidad del referido hospital en las ya mencionadas épocas. Entre las personas más destacadas que en él se acogieron, figura el Beato Padre Francisco de Posadas, natural de Córdoba, el cual hizo casi toda su vida en el citado hospital. «Allí fomentó—dice Ramírez de Arellano—, la devoción al Rosario e hizo construir una bonita efigie de la Virgen, con dicha advocación, que aun existe en San Pablo, y vulgarmente le dicen la Niña del Padre Posadas». «Cuando la desamortización—prosigue el mismo autor—, la Hacienda recogió el edificio como propiedad de aquel Convento (el de Scala Coeli), pero reclamado por la Cofradía, fué entregado a la Junta de Beneficencia, y la Diputación provincial propuso y obtuvo una Real Orden, fecha 21 de Enero de 1840, disponiendo la venta, y que su producto sirviese de base para la dotación de un Banco de Empeños y Caja de Ahorros en esta capital, útil idea que no se realizó, siguiendo aquel local y sus rentas incorporado al Hospital Provincial de Crónicos; en virtud de la Ley de Desamortización de 1855 se vendió, comprándolo el Sr. Marqués de Guadalcázar, quien en un principio se dijo que lo iba a incorporar a sus casas, variando el callejón del Adarve; lo tienen destinado a atarazana de sus obras».
Sobre el Hospital de San Bartolome, de Paseos por Córdoba
“El otro edificio á que nos referimos, es el que se vé con la puerta de la iglesia junto á la del Rincón, y otra pequeña casi al entrar en el callejón del Adarve. Fué un hospital que á principios del siglo XV fundó la actual cofradía del Santísimo en Santa Marina, acojiendo en aquel lugar á algunos enfermos y á los cofrades que no contaban con medios para curarse en sus casas. En 1580, careciendo los frailes de Scala-Coeli de una en Córdoba, y no queriendo recibir ese de los de San Pablo, se fijaron en este de San Bartolomé, é hicieron un contrato por el que tenían derecho á hospedarse, en cambio de ciertas obligaciones que se le impusieron: cuando la exclaustración, la Hacienda recogió el edificio como propiedad de aquel convento; pero reclamado por la cofradía, se mandó entregar á la Junta de Beneficencia y la Diputacion provincial propuso y obtuvo una real orden, fecha 21 de Enero de 1840, disponiendo la venta y que su producto sirviese de base para la dotacion de un Banco de empeños y caja de ahorros en esta capital, útil idea que no se realizó, siguiendo aquel local arrendado y su renta incorporada al Hospital provincial de Crónicos; en virtud de la ley de desamortizacion de 1855, se vendió, comprándolo el Sr. Marqués de Guadalcázar, quien en un principio se dijo lo iba á incorporar á sus casas, variando el callejón del Adarve; lo tienen destinado á atarazana de los efectos para sus obras.
Todos los frailes de Scala-Coeli han hecho estancia en este hospital; pero el que estuvo en él casi de asiento, y allí murió en 20 de Setiembre de 1713, fué el V. P. P. Fr. Francisco de Posadas, beatificado en 18 de Setiembre de 1818. Nació en Córdoba en 25 de Noviembre de 1644, hijo de Estévan Martin Losada y María Pardo y Posadas, vendedores de hortaliza en una de las casas de la plaza del Salvador, y bautizado en la parroquia de San Andrés, cuya partida se encuentra folio 118 del libro de bautismos de la misma. Dio muchas pruebas de aplicacion y bondad, y en edad competente, pidió el hábito en el convento de San Pablo, donde se le negó por la baja ocupacion de sus padres; entonces lo protegió un religioso amigo del Prior de Scala-Coeli, y allí lo vistió en la noche del 23 de Setiembre de 1662, pasando en seguida al convento de Jaén. Los frailes de San Pablo tomaron esto como una ofensa, y consiguieron orden para que lo espulsasen; no se realizó, por el cariño que ya le profesaban los superiores y toda la comunidad, á cuyo favor debió profesar como hijo de su primer convento, á donde volvió, sufriendo mil vejaciones, pues hasta le prohibieron que entrase en la ciudad, y por último lo mandaron á estudiar á Sanlúcar de Barrameda, porque no lo viesen en Córdoba vestido de fraile dominico.
Ordenado de sacerdote y deseando cumplir un deseo de su madre, vino á Córdoba y celebró su primera misa en el altar mayor del santuario de la Fuensanta, volviendo á su convento de Sanlúcar, donde predicó la primera vez, llamando la atencion de todo el concurso. Desde este momento empezó á adquirir fama de orador y santo, recorriendo muchos pueblos, y por último vino á Córdoba, donde los frailes de San Pablo, no solo lo recibieron bien, sino que algunos hasta le pidieron perdón de lo mal que lo habian tratado. Sin embargo, él pasó casi toda su vida entre Scala-Coeli y el Hospicio, como le decian al hospitalito de la puerta del Rincón, á donde acudía mucha gente de Córdoba y forastera á confesar con el santo:
allí fomentó la devocion al Rosario é hizo construir una bonita efigie de la Vírgen, con dicha advocación, que existe en San Pablo, y vulgarmente dicen la Niña del Padre Posadas: la colocó en el único altar que tenía aquella iglesia, y todos los años en el segundo Domingo de Octubre, la llevaba en procesión á San Pablo, donde se le hacia una gran fiesta, viéndose las calles de la carrera con adornos de muchas clases, que la devocion de los vecinos le preparaba: allí también, como en toda la ciudad, obró los milagros, que segun varios escritores hizo, y por último, cuando murió, fué preciso, trasladarlo de noche al convento de San Pablo, que inundaron los cordobeses, ansiosos de contemplar por última vez al que tantos ejemplos les había dado de santidad, haciéndose las exequias sin el cadáver, para evitar profanaciones. Diéronle sepultura en la sala capitular, ó sea la actual sacristía, donde tuvo un epitafio en mármol, hasta 24 de Setiembre de 1756 que lo trasladaron al sitio en que despues de beatificado le erigieron el altar, en que se venera. El epitafio estaba en latín; pero traducido en un soneto y publicado por el P. M. Fr. Rafael de Leiva, lo copiaremos á continuacion para conocimiento de nuestros lectores:
¿Quien es? ¿Lo ignoras? ¡Ay de mí! Un tesoro
que de Francisco en el cadáver vive,
y el Cielo en ese jaspe sobre-escribe
fervor, prudencia, integridad, decoro.
Por su pasto y su amante triste lloro,
dos veces hijo, Córdoba lo escribe:
y Domingo, su padre, le recibe
en silla, si no igual de su alto coro.
Pronunciados, é impusos [impresos] los sudores
de su lengua y su pluma la victoria
cantaron del Averno, y los honores,
Que en mitras despreció, aun la mas notoria.
Pasagero, detente: no, no llores
su muerte, sino el fin de nuestra gloria.
Los que quieran saber todos los pormenores de la vida de este siervo de Dios, pueden ver los libros que escribieron, su confesor R. P. M. Fr. Pedro de Alcalá, y el ya citado Leiva, ambos frailes de su orden. Con la fama de santidad del Beato Francisco de Posadas, eran numerosos los milagros, divulgados por todas las clases de la sociedad, refiriéndose muchos al Hospicio de San Bartolomé, donde habitó tantos años. En la noche del 7 de Abril de 1768, oyeron los vecinos repicar la campana, y acudiendo por si era un incendio, hallaron la puerta de la iglesia entornada, y supieron con sorpresa, que los frailes ni habían abierto ni repicado: penetraron y nada faltaba;
mas á los pocos meses prendieron á unos ladrones, quienes, entre otros delitos, confesaron haber querido robar las alhajas de este templo, y no haberlo conseguido porque la campana principió á voltearse, y como ninguno de los que estaban en la casa lo había hecho, se atribuyó á milagro del Beato Posadas. La cofradía del Santísimo de Santa Marina, que cuidaba de esta casa, tiene sus reglas aprobadas en 22 de Abril de 1540 por el Obispo D. Pedro Fernandez Manrique. La víspera del dia de San Bartolomé, decían un responso sobre una sepultura donde parece fué enterrada una señora, principal fundadora de esta casa, y al siguiente dia, despues de la fiesta, sacaban en procesión á el titular, bajando por la Fuenseca hasta el Pozanco, volviendo por las calles del Dormitorio y Moriscos á terminar en Santa Marina."
Nota: Se ha respetado la puntuación y gramática de los autores
Fotografías del autor y de autores citados
Bibliografia citada en el texto