Con esta espero que el ‘tonto’, al que se le acabó el camino hace unas cuantas entradas en el blog pare. Es posible que surja alguna cosa interesante porque hay mucha historia enterrada, pero voy a tratar de acabar con esta etiqueta. Hay una parte de Santa Elisa de la que no hemos hablado que es lo que se llamó Fonda del Carmen, a setecientos metros al oeste del núcleo principal del Gran Hotel, a medio camino entre este y las fuentes del Santo y de los Angelitos, en el camino desde Córdoba a la Alhondiguilla. Un puente de potente fábrica cruza el arroyo de Navas de Molero, cruzaba, pues sólo queda algo de los estribos, tenía diez metros de tablero y unos tres de anchura. Del mismo he encontrado una fotografía y la realidad es que no hace tanto de su ruina, conozco personas que lo han pasado en coche.
Cuando lees la poca documentación y difusa que hay sobre el lugar, cuya vida fue más efímera que la de Medina Azahara, porque no llegó ni siquiera a medio siglo de actividad y no todos los años fueron importantes. Observas que el desarrollo de todo el proyecto, se basa en engaños, en jugadas comerciales, en competencias desleales, en enchufismo y amiguismo por no hablar de caciquismos también, un plantel de malos ‘ismos’. Cuando lees los documentos notariales y su desarrollo, te das cuenta que, para no perder la costumbre, se llegó hasta la judicialización de los aconteceres balnearios. Perfectamente expresada y visualizada en la prensa de entonces. Vamos que no fue el corto periodo de la vida balnearia un camino de rosas.
Esta entrada versa sobre lo que se llamó la Fonda del Carmen, un alojamiento de segunda división para los usuarios de menor poder adquisitivo, cocina compartida, cuatro letrinas para el complejo, y campo de sobra para aquel al que no le daba tiempo a llegar a ellas. Un pozo cercano al arroyo y una pila de lavar, que debió ser de uso colectivo también. En la Gaceta de Madrid de 15 de diciembre de 1895 se die: “En la parte central de estas colinas se halla la fonda de Santa Elisa, de construcción moderna; edificio espacioso, amueblado con gusto y gran confort, donde pueden alojarse hasta 110 personas. También existen en las inmediaciones, la fonda titulada del Carmen y varias casas donde suelen hospedarse y guisar por su cuenta muchos bañistas (Gaceta de Madrid de 15 Diciembre de 1895).”
Santiago Rodero, en su interesantísima Tesis Doctoral dice lo siguiente:”Desconocemos el uso original de la construcción pero, evidentemente, estaría relacionado con un hábitat modesto, asociado funcionalmente a faenas agropecuarias que se desarrollarían con anterioridad a 1880, por lo que se convertirá en el germen de las edificaciones colindantes.” Luego ya tenemos una fecha aproximada. Después vemos que en 1895 ya citan a la Fonda del Carmen. En un artículo de un periodista que firma como J.N. y P. de “El defensor de Córdoba” de 3 de julio de 1900 dice:”…Desde el expresado kiosko nos trasladamos a la fonda de Santa Elisa y en el trayecto vimos los “cuarteles”, modestas edificaciones destinadas a hospedar económicamente a los menos favorecidos por la fortuna”.
Un certificado de defunción (del archivo del ayuntamiento de Villaharta) fechado en septiembre de 1936, de un Sr. al que han borrado el nombre (no sé el porqué), fallecido el 31 de agosto de ese mismo año de hemorragia interna, en el Hospital de Sangre de Fuente Agria, determina que el Balneario era Hospital en la guerra incivil. Aunque pone Fuente Agria el Ayuntamiento rectifica y en su etiqueta pone Santa Elisa. No hay ninguna duda de que Santa Elisa fue hospital, por los rótulos que existen en sus paredes, aludiendo a dependencias hospitalarias. Y nada de extraño tiene que las instalaciones de la Fonda del Carmen fuesen utilizadas por la tropa en ese periodo bélico y posterior. Acabada la guerra, no hay datos de que volviera a utilizarse cuando lo abandonó el ejército.
Para terminar decir que para no perder esa clientela de bajo poder adquisitivo, tenían estas instalaciones anexas, pero separadas como podemos ver en las fotografías aéreas, bastantes metros del Gran Hotel o antes la Fonda Santa Elisa, y no mezclar a la plebe con la aristocracia del momento. Es cierto que hay que ponerse en ese tiempo y comprender que, normalmente, los pobres tenían cocinas comunes y lavadero, carecían de agua corriente y el que tenía una letrina se podía dar con una piedra en los dientes en caso contrario debía acudir al ancho campo. Según nos cuentan, en Fuente Agria se alojaban en chozos los usuarios del agua agria, antes de que Elías Cervelló y Chinesta pensara en construir el Balneario. Muchas colmenas ocupan ahora la explanada de la u invertida de las instalaciones.
Fotografías del Autor, de autores señalados Google y web de Javier Palero
Bibliografía de la Tesis Doctoral de S. Rodero y hemerotecas.