viernes, 10 de julio de 2020

BRUSELAS LOS NIÑOS MEANDO UN AMOR ITALIANO Y UN SR NEGRO EN EL METRO

El atomium

Llegamos a Bruselas, con el tiempo justo de descargar las maletas en el hotel Delta, hoy moderno NH Brussels Louise, el exterior es el mismo pero el interior se mejoró mucho, no obstante fue uno de los más lujosos hoteles en los que estuvimos, si lo comparamos con los parisinos de la Rue Tolbiac, y Plaza de Montparnasse, porque el de Heidelberg en Alemania, cerca de la estación, se nos antojó aquellos hoteles capsulas de Tokio. Tremendamente moderno, en la misma estación de ferrocarril. Creo que era de una cadena que se llamaba Ibis. Antes habíamos recorrido Bruselas en autobús.


La pagoda japonesa de Bruselas

Volviendo al hotel Delta hoy NH, en Chausse de Charleroi 17, fue ponernos ropa cómoda cargar lo justo en la bolsa, y salir a la calle a coger un taxi. Había que ir a lo tópico: "Judería, tortilla, boquerones en vinagre, Calleja de las Flores y Mezquita". Más o menos lo mismo; ver la Gran Place, el espectáculo de luz y sonido de la más famosa plaza de Bruselas, los niños meones, además de comprar chocolate. Antes de llegar al hotel habíamos visto el Atomium, que para mí tenía un recuerdo especial, porque mi prima Mari Estrella de Pinos Puente, había trabajado allí de joven y me envió una tarjeta con esa estructura atómica pero gigantesca. Y es verdad, es enorme vista de cerca. Nos enseñaron una pagoda Japonesa, el Palacio Real, e incluso un estadio de fútbol que había tenido un accidente muy grave en cierto partido.

Hotel Delta hoy NH

Palacio de Justicia de Bruselas

El taxi se deslizaba por enormes avenidas y monumentales edificios, me llamó la atención el espectacular Palacio de Justicia, con una plaza delantera que era como un escalón, un balcón para otra Bruselas más baja, la más antigua quizás. Nos bajamos en las cercanías de la Grand Place. Y lo primero el Manneken Pis, una gilipollez, un niño meando y todos los turistas, y nosotros también, haciéndole fotos, pero era una bulla. Luego y más moderna hicieron una niña y también, había tiempo para el espectáculo. La Jeaneken Pis, niña, estaba agachada meando también, pero estaba metida en una hornacina enrejada. No sé el motivo, pero lo primero que se te viene a la cabeza es porque la roben.

Bruselas 

Grand Place

Visto lo más importante para la vulgaridad turística, ahora el espectáculo. Buscamos una gradilla cómoda en un lateral de la Plaza, porque proyectaban sobre la pared de las casas consistoriales un espectáculo audiovisual. La sinfonía que tocaban era la 9ª sinfonía del Nuevo Mundo. Allí entre luces y música clásica, a pesar de estar con Conchi me salió un novio italiano, en una palabra que entablamos relación con otra pareja de vulgares turistas, como nosotros, pero ellos italianos y uno de ellos, se vio -Conchi lo notó más que yo por eso de los sentidos femeninos para las cosas- que, sin ningún pudor me estaba tirando los tejos, vamos le falto hacerme el pestiño con la lengua. Sin importarle mi compañera, ni su compañero, moderno que era el tío. La verdad es que nosotros veníamos de un país que todavía no era competitivo en esas lides.

Delante del atomium con 25 años menos

Gran Place de Bruselas

La cosa no fue a más porque mantuve una discreta distancia, incluso se puso Conchi entre los dos, para que lo que ahora se llama distancia social para protegerte del Covid 19, entonces fuese una distancia reglamentaria, del “fistro” de Chiquito de la Calzada. El espectáculo empezó y parece que la grandiosidad y el estruendo de la 9ª Sinfonía impedía toda relación fuera de cambiarnos de color, de hacernos un arcoiris por los reflejos, por  lo que cualquier historia de amor no se daba, era imposible. Empezó y acabó el espectáculo y procedimos a despedirnos de los amigos italianos con intercambio de saludos, y apretones de manos.

Menaken Pis

Decidimos comprar chocolate, otra cosa normal y muy típica, y pensamos que, en lugar de irnos al hotel en taxi, que hubiera sido lo sensato y lo lógico, nos íbamos a ir en metro. Unas cuantas estaciones y con el plano de metro sin problemas. La estación que nos tocó, si en París y en Museo Rodin fue la Puerta del Infierno, esa estación bajaba a las propias calderas de Pedro Botero, casi como la de Kiev. No sé cuántas secciones de escaleras mecánicas bajamos. No nos cruzamos con nadie. Al final, como todo llega, la estación, un moderno andén solo con nosotros nada más, casi en el centro de la tierra, pero he aquí que al momento vemos bajar a un Sr. negro, con un maletín, más elegante que Sidney Poitiers en “Adivina quién viene esta noche”, pero además era un armario africano, o sea indefensión total nuestra, podría hacer con nosotros lo que quisiera.

 Jeaneken Pis

Y la Jeaneken en la "cárcel"

En los escasos minutos, nos dio tiempo de comentar por lo bajini lo que pensamos en aquel momento, y todo fueron películas de acción. El buen Sr. se sentó en un banco del andén y en unos minutos, larguísimos, llegó el tren. Pero también vacío, solos los tres, Conchi, el armario negro elegante, y yo, hasta tarareamos  “Ay mama, que será lo que quiere el negro” de broma, pero no tan broma. Dentro podría efectuarse el ataque con más tranquilidad que en la estación. Pero aquel Sr. era otro tópico de los muchos que tenemos o nos inventamos, ni siquiera nos miró, se bajó en una estación y dos más adelante llegó la nuestra. Un par de calles solitarias y enseguida la silueta del hotel. 

La estación de metro más profunda del mundo en Kiev

Al día siguiente la próxima parada era Rotterdam, almuerzo en La Haya y despues Ámsterdam, donde nos alojaríamos. Ya habíamos estado en Gante, donde nos hablaron del cabrón de Carlos V de allí, y I de España; luego Brujas, donde comimos porque una señora americana le dio pena que mi traductora no tuviera flamenco, y no me entendiera con la camarera. Pedimos perdón por todas las maldades que les hicimos a los pueblos americanos y agradecimos el idioma allí dejado -aunque estos con Leopoldo bien que la liaron en el Congo-.La taberna de Pepe, un español de Brujas estaba cerrada, por fallecimiento de un familiar y tuvimos que entrar en el patio de un restaurante flamenco de al lado, pero no del nuestro, aunque esa vicisitud fue otra.

Fotos del autor y de Google
Bibliografia del cuaderno de Viajes

2 comentarios :

Victorio dijo...

Paco... en febrero estuve unos días en Bruselas, y volví el 5 de marzo hasta el día 8. ¿no me digas que no os pasearon por la Catedral...?

Paco Muñoz dijo...

Victorio muchas gracias, ese viaje que cito fue hace 25 años, 1995 septiembre creo recordar. Tenía mucho tiempo libre fuera de las excursiones programadas. Un abrazo