Recorte del plano del proyecto
Diversos estudios determinan, que desde que los romanos decidieron hace dos mil años, que el agua necesaria para la fundación de la Córdoba republicana se trajese del manantial inagotable del Bejarano, ese primer acueducto de la ciudad, el Aqua Vetus Augusta, estuvo surtiéndola hasta el siglo III. Bien es verdad que falta el nexo de unión, el eslabón perdido fundamental desde la zona de la Fuente del Elefante hasta la del Hornillo o Fuente de la Teja, pasando antes por el Rosal. Una teoría es que sí, sin más, y otra no menos autorizada estima que, aún a sabiendas de que Roma no reparaba en kilómetros para sus acueductos cuando fuese necesario, tontos no eran y si tenían en el manantial de la Teja caudal optimo, por qué ir más lejos. Lo que es innegable es que desde la Teja a Córdoba, está físicamente el acueducto, y que la ciudad palatina lo aprovechó de nuevo.
Los acueductos del trabajo de Guadalupe Pizarro
Que el terremoto del siglo III lo destruyó, y que cuando el caudal no era bastante le añadieron la captación de Vallehermoso y que en otro momento de la historia trajeron el agua de los Mártires, Palomera y Doña Manuela, a saber, con el Aqua Nova Domitiana Augusta. Y que después el Hoja del Maimón surtía las alcubillas que bajaban a Córdoba por los Santos Pintados o arroyo de las Piedras, o siguiendo casi el mismo trazado el Venero de La Palma alimentaba la alcubilla del Sombrero del Rey del Pedroches y por ende a la ciudad por el oeste. Y muchos más veneros se fueron añadiendo por sociedades particulares, incluida la iglesia para no desentonar, la guerra del agua y los intereses capitalistas por la misma es igual que ahora en nuestros tiempos, con la diferencia que en algunos sitios ha ganado el interés general, ese que muchos cavernícolas dicen bolivariano, porque no han leído la Constitución del 78, allá ellos.
Las firmas
Pero si la historia es hermosa, aunque moldeable a los intereses del mandamás del momento que es el que pagaba al escribano, la preocupación por el agua siempre ha sido la tónica habitual de siempre. No hay más que ver que en los programas de Ingeniería Romana, lo primero que los romanos buscaban era una fuente de agua adecuada y de calidad, y no reparaban en kilómetros y obra civil, no hay nada más que ver el acueducto de Nimes en Francia. Hace unos días encontré el plano de un proyecto del siglo XIX, de J. Helas, con el visto bueno del Arquitecto municipal Amadeo Rodríguez, que estimaba traer a Córdoba al igual que los romanos las aguas de la vertiente serrana del Guadiato, concretamente del Bejarano. El acueducto Aqua Vetus Augusta estaba ahí y la traía, sin entrar en las distintas teorías. El plano real está en escala 1:50000, de 34x44 cm. de papel entelado, en tinta negra, azul y roja y manuscrito, tiempo habrá de añadir los memoria expositiva del proyecto cuando abra el Archivo que será pronto.
Lo que queda del Aqua Vetus Augusta
Otro trozo
Hace tiempo leí un artículo referido a este proyecto y por más que lo he buscado no he podido encontrar nada, hoy me he encontrado el plano. Bien es verdad que se dónde está el proyecto pero por el dichoso virus no puedo acceder al Archivo Municipal. Pues con estos datos (8.01 Caja 10.2) y la eficiencia del personal de los archivos lo tendremos. Ya se ampliará. De todas formas con el plano en la mano vemos que el proyecto está fechado en 10 de febrero de 1879, lo firma J. Helas y le da el Vº Bº Amadeo Rodríguez, el arquitecto del Gran Teatro y de los Tejares. Veintinueve kilómetros de recorrido, y nos señala prácticamente un recorrido muy parecido al Aqua Vetus Augusta, salvo que el autor da un rodeo para evitar grandes desniveles. Del manantial del Bejarano va al cortijo del Caño, Torre del Viejo, para luego después de serpentear pasar por el Rosal, discurrir paralelo al Guadarromán y luego volver a la Fuente de la Teja, dónde seguro se reforzaría. Rodea San Jerónimo, e incluso señala el depósito que aún está en el camino, pasado el arroyo de la Gitana, luego la Huerta del Sordillo y Córdoba. No se realizó.
Fotografías del autor y plano citado
Bibliografía citada.
Muy interesante. De nuevo reciba mi enhorabuena.
ResponderEliminarSi lo es, son cosas que están en el cajón de los proyectos que nunca ven la luz, seguro que cuando vea el expediente habrá cuestiones que nos aclaren otros aspectos del proyecto. Le ruego ponga su nombre cuando haga comentarios por favor, y si no el nombre su seudónimo. Entrando con un correo el sistema le tienen informado/a de las novedades y actualizaciones, incluidos otros comentarios que se sucedan. Gracias. Un saludo
ResponderEliminarAcierto a ver el ímprobo ejercicio pictórico que mediante écfrasis has dado con sutiles pinceladas para en breves párrafos describes el bello rostro de los manantiales de nuestra Sierra que como lágrimas brotaban y alimentan nuestra Córdoba.
ResponderEliminarLlevo años en el mismo arte, intentando trazar los perfiles de esta dama de agua pero más que pintor solo he llegado a ser caricaturista. Reposando mi vista en el estudio he conseguido pinceladas que a buen seguro marcan los rasgos definitorios de su rostro. Pero son eso, rasgos que la muestran tal es, pero no en toda su belleza porque como siento solo he llegado a ser caricaturista y no pintor. No soy impresionista, quizás cubista, ni mucho menos dadaísta. Puede que sea romántico pero ante todo intento ser retratista.
Es por ello, tras muchos brochazos que no pinceladas he llegado a conocer algunos certeros rasgos en el lienzo de las trazas de las aguas y ello me hace avisarte que los partícipes son otros, no las sotanas. Que el Hoxa Maimón es más esquivo que la dulzura de su pronunciación. Que su trazado endiabla nuestra comprensión que siendo gigantes sus aportes no te enquijotes que mueven los mismos molinos en su senilidad que La Palma.
Para terminar te diré que venero al venero pero manantial es más acertado, son los ojos de la dama pero nunca los veneros bajan por sus mejillas. Que en mis juveniles pasos positivistas abusé de tan dulce vocablo, venero, te venero. Haciéndola en mi imaginario lágrimas que bajan serpenteante nuestros nivelados alcores para saciar las bocas de caños, cántaros, bestias, y a hambrientos cordobeses.
Bajaban y bajan sus remanentes ya hoy olvidados en quebrados caños mancillando al llanto. Dulce llanto de sierras moras más lejanas. Disfrute del baño de maduros niños que en cordobesas notas es recordado.
Precioso Pancho muchas gracias, si es tuyo no conocía esta faceta, enhorabuena. Un abrazo
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