El recorrido
Esta mañana nublada, con una temperatura algo menor que ayer y, aunque el sol sigue regalándonos implacablemente infrarrojos y ultravioletas, esos que le ponen la cara tan desagradable al yanqui, el de las inyecciones de lejía, porque las cuencas de los ojos se le notan de otro color, por las gafas protectoras seguramente. Yo me he tenido que quitar las mías por el vapor de la respiración que sale por arriba de la mascarilla protectora (¿?). La mía es marca PNTO (porque no tengo otra), y creo que es de pintor de brocha gorda, porque Picasso no usaba mascarilla, ni Rubens y mucho menos Julio Romero. De estar contento porque el Estado de Alarma ha sido nuevamente aprobado, a pesar de los palos en las ruedas, de inclinarse a la derecha el gobierno, de quejarse de eso mismo quien lo ha forzado a esa inclinación el cristiano Oriol. Esperemos no tener que arrepentirnos el cristiano y yo del bandazo.
Alamos blancos
El Pedroches, y su humillación de ir al Rabanales
Hoy Conchi no tenía ganas de salir por culpa de los malditos efectos secundarios de su tratmiento, y he sido obligado a hacer el recorrido solo, a pesar de no querer dejarla sola, digo he sido obligado con el argumento de que estoy gordo y debo de andar, y será verdad, pero la báscula no ha protestado mucho. En resumidas cuentas que he dado el paseo solo -porque son horas de paseos de coronavirus, de 10 a 12 horas cuando el sol está más vertical, porque si el coronavirus no te jode te puede dar una insolación, lo que te lleva a protegerte la cabeza con un sombrero, en realidad es un paseo "3R", mayores de 70 con reparos-.
Un chalet aislado
La parte alta residencial
Desde mi casa en nada, cruzando la Avd. de Carlos III, estás en el arroyo de Pedroches. Unos aislados álamos blancos, un tapizado campo de margaritas, alguna azul y una superior ocupación a ambos lados del camino de Jaramago “vulgaris”, es el lado vegetal. El camino te lleva paralelo a la salida nº 267, de la N-432, pero en el tramo que va directamente a Carlos III dejando como en una isla “Bucuresti” y su residencial “Coliba Schiop” (Choza del Cojo), luego sigues subiendo el camino y te acercas a la “periferie de Bucuresti”, una especie de Brillante, comparándolo con Córdoba y su sierra. Con esto del confinamiento no ves a nadie, ni en la residencial de abajo ni en la de arriba.
Lo verde pronto será oro
He observado una cosa, que si antes la gente con la que te cruzabas no habían leído ninguno, o muy pocos, aquel famoso librito de la Urbanidad, ahora estoy seguro no han pasado ni por la puerta de la librería. Nadie te dice nada al cruzarte, guardando eso sí las distancias reglamentarias, e incluso vuelven la cara para otro sitio. No me he cabreado mucho, es más a unos que venían en grupo, amenazantes con no dejarme el espacio necesario en el sendero, se me ocurrió toser fuerte, hasta el extremo de ponerme ambas manos en las rodillas doblando la cintura. Con notable estiramiento de las gomillas de la mascarilla, a cada golpe de tos forzada.
El túnel del Pedroches
Los amenazadores fueron amenazados y disimuladamente cortaron por el jaramagal, sin mediar palabra entre los cuatro. Instintivamente había que huir lo más rápidamente posible de un supuesto infectado. No podía ser un atragantamiento que requiriera de un semejante realizar la maniobra de Heimlich, no, tenía que ser el coronavirus. Luego me reía solo, pero durante unos momentos he sentido lo que siente un paria, un apestado, claro con las garantías personales de haber sido con un cuadro clínico falso. Seguí mi camino una vez comprobada la experiencia, pero la realidad es que es inevitable que cuando te cruzas con alguien, procuras antes encajarte la mascarilla, y tratas de medir la distancia y si ves que no se apartan apartarte tú. No ibas a estar tosiendo todo el camino, pues alguien podría llamar a los laceros.
Encrucijadas
Recuerdo que cuando IU gobernaba en el ayuntamiento de Córdoba, allá por 1985, ya nos explicó a la A.VV. Ntra. Sra. de Belén, J.J. Giner, responsable de Urbanismo, que la ciudad se cerraría en verde por esa zona, que así estaba proyectado, y nosotros nos lo creímos, de verdad y nos alegramos, y 35 años después aún sigo creyendo en la palabra del compañero. Pero el parque no está, y se echan de menos árboles en la zona. Sí es verdad que en la parte al otro lado de la carretera de la Campiñuela, que en Google la llaman Historiador Jaén Morente, han realizado una actuación, hacer unos caminos y poner unos bancos. Algo es algo.
Más terreno del "parque"
Crucé esa zona y llegue a la valla del ferrocarril que estaba pasando en ese momento. Paralelo a la vía enfilé los dos puentes, el de la N-432 dirección Granada y luego el más ancho, el que busca tierras extremeñas en dirección contraria. En el segundo puente había un matrimonio, estimo, sentados en unos catresillos pero ambos con unos trajes EPI completos, batas blancas, mascarilla, guantes y pantallas plásticas. Protección total. Los saludo y continúo. Pasando el segundo puente estás en los terrenos de la Campiñuela, el espacio entre la carretera del canal y la parcelación es campo abierto, no sé si es cereal lo que está sembrado. Giro de mi dirección este noventa grados hacia el sur y ahí un Sr. con bastón se dirige a mí y me habla de que el día está más fresco que ayer. Le digo que no se confíe que el sol está en el mismo sitio. Todo ello con la mascarilla y guardando la distancia.
Montículos y barriada de Fátima
Remoloneo y lo dejo pasar, vamos que me quedo atrás como poniéndome bien la mochila. He de decir que sin gafas veo muy poco, con el vaho ya no veo nada, por lo que no puedo precisar muchos detalles. Nos incorporamos a la carretera de la Campiñuela, esa que dije llama Google Historiador Jaén Morente. D. Antonio un republicano de pro. Pasamos - pluralizo porque llevaba unos metros delante el amigo del bastón- el camino de la cerca de Lagartijo y el puente de la autovía, para volver a girar nuevamente al sur, por el campo de margaritas y jaramagos sin árboles, de lo que podría ser un parque precioso, el cierre o cinturón verde de la ciudad por el este. Sigo creyendo en mi compañero, estimo que no pudo hacerlo. Las cosas no son tan fáciles, lo sé. Pero al final al igual que suprimieron la mili, va a tener que hacer el parque la derecha también.
La isla de la antigua Choza del Cojo
Nuevamente la “periferie de Bucuresti”, carretera y avenida de Carlos III, parilla del Colegio Juan de Mena, poeta y cronista de Juan II, que nació en Córdoba siglo XV y acabó con 45 años en Torrelaguna, del que sé algo más por mi amigo Eduardo “Cronicas de Torrelaguna”, al que hace tiempo no leo ni sé nada de él y que hizo la mili en Cerro Muriano. Decir colegio Juan de Mena es decir, colegio de mis hijos, lucha en el APA, directoras y profesores amigos, tiempos de reclamaciones, y sobre todo estar en la casa ya. Ahora panadería y supermercado, en la panadería había que esperar y me fui al supermercado, dos cosas que faltaban y el caldo de pollo, que lo tiene bajo llave la cajera porque han descubierto que se lo lleva la gente, curioso, para llevarse -nada desde luego sin pagar-, el jamón, pero sin embargo es el Avecrem lo que prima a pesar de que es sal en más de un 60%. A algunas ex-presidentas de la meseta le chiflan más las cremas de valdivia.
Fotografías de Google y del autor
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