Sendero desde la Carretera de las Ermitas hasta Santa Ana
Manolo Trujillo ha sido muchos años el presidente de la Plataforma A Desalambrar, yo tengo la suerte de haber recibido de su parte una serie de planos y mapas catastrales, que han significado mucho para mi afición de nadar por los caminos y buscar cosas que están ahí pero las tenemos olvidadas, aunque se un poco predicar en el desierto luego. Siempre que hablo con Manolo aprendo cosas de nuestro territorio y eso pasó el otro día, hablábamos de unos archivos que él pensaba no me había facilitado, de un experto en fuentes, Serafín Parra, al que no tengo el gusto de conocer.
Perfil
Comienzo del sendero
Ya se hace galería
“Fuente de Cabecita de Clavo II: Este es el nombre que le dan los lugareños, puede muy fácil ser una de las cuatro que D. José Amo, enumera en su lista en la Albaida, por deducción: “la del Agua”. No figura en los Catastrones, a pesar de que al día de hoy aun, de un buen chorrito de agua y de ser y estar en un paraje maravilloso. Consta de una buena pileta, antiquísima y de un frontal, construido de la forma más natural, una piletita, de piedras, del que reboza el agua, hace de caño. Una espesa pero limpia umbría de árboles hace del lugar un sitio acogedor en el estío. Una vez en Santa Ana de la Albaida, hay que tomar el cauce de Valdegrajas, no confundirlo con el barranco, que nos llevaría a la fuente de Santa Ana, o de la Casilla como se la conoce hoy, subiremos por el cauce unos doscientos metros, topándonos con unas de las fuentes más rústicas y bonitas del Término.”
Piedra de la meditación en el cortafuegos
Más sendero
Claro Serafín en su descripción dice que no figura en los “catastrones” y Manolo descubrió que en un plano el que contiene el arroyo de Valdegrajas, figura un pequeño rectángulo que puede ser un pilón pero no tiene nombre. Por ahí versó el resto de la conversación la forma más fácil de llegar hasta la “espesa pero limpia umbría de árboles, que hace del lugar un sitio acogedor en el estío”, y evidentemente las fotografías de satélite permiten ver una frondosidad mayor en el supuesto sitio donde figura la fuente. Él que tiene una cartografía georreferenciada con los planos del Catastro de 1950, lo tiene claro. El lugar tiene un malasombra como el que tenía Don Iñigo. Son los fieles servidores más papistas que el Papa, pero luego cobran al final, lo que el de arriba cobró.
Ya en la pista
Colmenar
Pues yo ni corto ni perezoso decidí buscar el lugar, no en plan competitivo ni mucho menos, sino en el ánimo de facilitar un acceso rápido y correcto que evite encuentros no agradables. A mí me echó a los perros y le dije que o los paraba o no respondía de mi bastón automático. Lo que pasa es que yo no contaba con que no estoy, iba a echar el achaque después del confinamiento, pero no es simplemente que no estoy, para determinados senderos de cabras. El sendero que parte de la Carretera de las Ermitas (que no Cuesta del Reventón) te deja casi encima del cauce, bueno arriba del arroyo unos cuantos metros. Esa zona fue repoblada en la época de las grandes repoblaciones de pinos allá por los cincuenta, por eso el vuelo de la USAF no recoge las plantaciones y aterrazamiento y el del 1977 sí.
Desde arriba
Y desde abajo (Foto de mi amigo)
El sendero es muy agradable, salvo el cruzar el cortafuegos que finaliza debajo de los contrafuertes de la explanada de Las Ermitas cruzando la carretera, ya que es un lugar que tiene gravilla suelta y es escurridizo, por lo demás es en galería, que se agradece bastante por este adelanto del verano. Ya hice una entrada del sendero y luego en la dedicada al cinturón verde ocupa este tramo el 11 de mi división. Primero tanteé un sendero a la derecha del que estimo es más cómodo, pero llegué a un lugar en el que el matorral me obligaba a hacer determinados contorsionismos. Me volví. El situado más a la izquierda me llevó a la mitad del recorrido pero también se puso con un desnivel que, decidí por una mezcla de prudencia y miedo volverme también.
El embalse, las ovejas y mucha calor.
Olivar con mascarilla de un HP
Entonces pensé bajar hasta la última curva sobre el embalse, pensando si podía subir el cauce del Valdegrajas, sin problemas aunque es más largo pero estaba el rebaño ocupando el cerro donde me encontraba y decidí volverme, Sobre la Urbanización donde están los depósitos, había una cuadrilla con una grúa en unos de los postes eléctricos. Un buen amigo me había casualmente enviado una fotografía de esta familia, la misma que yo había tomado desde el camino. Además me decía en el pie de foto: “En un entorno natural, al pie de las ermitas de Córdoba, primero instalan las torres de energía, después vendrán las redes de agua y a continuación se parcela el terreno y se urbaniza.” Una casualidad fotográfica.
Detalle de la mascarilla colgada en el olivo
El camino, al fondo las Ermitas
Llegué hasta el embalse y vi como un miserable había dejado una mascarilla entre las ramas de un olivo, es increíble cómo se puede ser tan irresponsable, no es que el coronavirus sea capaza de resistir la enorme radiación ultravioleta de las once de la mañana, pero los piojos seguros que sí y debe de ser un piojoso el individuo. Vuelta a subir y el sol era de justicia, nuevamente los trabajadores de la torre. Enfile el tramo recto con paradas en algunas sombras de las encinas cercanas al camino. Nuevamente el paso por el colmenar y curva a derechas para enfilar el sombreado sendero. Pero siempre me pasa lo mismo me equivoque de sendero y subí por el cortafuegos, en lugar de cruzarlo. Tuve que tomar la decisión de bajar al camino nuevamente o seguir hasta la carretera, subir es mejor que bajar.
El sendero no puede ser más bonito
Un poco pedregoso
Tramo 11 de mi división, del cinturón verde
Bajé y lo cruce con la tranquilidad que estaba en el camino adecuado, decidí meditar un rato sentado en una piedra a la sombra, en el borde del cortafuegos. Luego inmediatamente repuesto el tramo que quedaba lo recorrí sin problemas y en un plis plas. Ahora sólo queda esperar que Manolo tenga un momento e investigue que queda de los que parece en plano la fuente y lo refuerza aún más la frondosidad de la fotografía aérea. Luego cuando llegué a casa la llamada de mi oncóloga que me dio la buena noticia de los resultados del control del cáncer que padezco. El marcador en unos niveles de 0,17, la testosterona en niveles normales (esto es como la mirra del Portal de Belén, y "pa" qué), y sin embargo el colesterol subido, posiblemente por la falta de movimiento durante los dos meses de confinamiento y no haber perdido las ganas de comer. Ahora a esperar el siguiente control en noviembre.
Las dos entradas mencionadas:
Fotografías del autor y de mi amigo
Bibliografía de la recopilación de Serafín Parra
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