Ala Sur del Hospital Provincial
Ayer día 31 de marzo por razones de salud, rompimos el confinamiento, tuvimos que estar en el Hospital Provincial toda la mañana, eso si provistos de mascarillas y guantes. Ni que decir tiene que el viaje lo hicimos con Conchi en el asiento trasero y con los documentos necesarios que acreditaban la necesidad del traslado. Primero extracción de sangre, 10,30 h. de la mañana, apenas había clientela y solo esperamos una persona delante, los asientos de la sala de espera separados, uno sí y otro no. Una vez efectuada la extracción dentro de la hora siguiente teníamos consulta, estaba prefijada a las 11,45 h. en Oncología sector F. Nos fuimos entonces fuera del recinto hospitalario, al aparcamiento de la carretera donde teníamos el vehículo, separados uno del otro por la distancia reglamentaria que en poca gente vimos observar.
Otra vista del ala sur
Estuvimos en el vehículo escuchando la radio un buen rato, ocupando asientos delanteros y trasero (cosa anecdótica pues dormimos en la misma cama, dormimos), una vez se aproximaba la hora de la consulta, decidimos volver al hospital andando, después de los de confinamiento venía bien andar un poco. Fue llegar a la consulta y nos avisaron inmediatamente, nos tocó un afamado oncólogo cordobés de proyección internacional D. Juan de la Haba, nosotros tenemos a Dª Cristina Morales, pero se están turnando por si el virus les afectase y de esta forma proteger la plantilla. Como todo el personal del servicio no se notan diferencias, una enorme calidad, primero humana y después profesional o viceversa, porque tanto monta monta tanto. Pero todo el personal, desde las personas de limpieza al más elevado. Los resultados de la analítica satisfactorios afortunadamente. Ahora petición de cita para la próxima consulta y al Hospital de Día de Oncología para el tratamiento de quimioterapia. Ya eran las 12,30 h..
Entrada del Hospital de Día de Oncología
Hospital de Día de Oncología, ala sur del Hospital, bajo exterior, ahora la cita nos la dieron para las 13,30 h., por lo que teniendo en cuenta que el tratamiento es de una hora, más o menos, nos quedaban por delante dos horas, dimos unos paseos por el jardín haciendo tiempo para estar el menor en la sala de espera. A las 13,15 h. Conchi decidió entrar y la llamaron antes de la hora prefijada, yo volví al coche nuevamente y me quedé allí un tiempo. Luego por el teléfono iba conociendo el desarrollo de la sesión. Empezó a llover con ganas, cogí el coche y fui al aparcamiento del Hospital Provincial, al acecho esperé la salida de un usuario, y ocupé su sitio, al bajarme vi un par de guantes tirados en el suelo, el usuario prefirió que ese era el mejor lugar para sus guantes. Un cerdo y un inconsecuente.
Los guantes del cerdo o la cerda
Como se aproximaba la hora de terminación busqué un paraguas en el maletero (en el maletero puedes encontrar cualquier cosa) y con él marché de nuevo al Hospital de Día, me quedé en la puerta bajo el resguardo de unos ventanales pues no paraba de llover y no quería entrar a la sala de espera. No era ese el único resguardo pero al momento apareció una chica que se puso a mi lado fumando y hablando por teléfono que me hizo, a pesar de que prudentemente me había retirado, por las medidas de seguridad y por no respirar el humo de su molesto cigarrillo, enterarme de todo lo que tenía previsto hacer después, había traído a tratamiento a su padre. Me fui al jardín a pesar de la lluvia e hice unas fotografía de la fachada que dicho sea de paso es impresionante desde esa perspectiva.
Sala de tratamientos (Foto Córdoba Hoy)
Continuaba lloviendo. 14,20 h. salió Conchi y fuimos al aparcamiento a por el coche y, de vuelta en la misma tesitura ocupacional del vehículo, a casa. El coche quedo confinado en la cochera y nosotros en arresto domiciliario después del ritual en el hall de desinfección, cambio de zapatos y limpieza de las suelas con lejía, ducha posterior y toda la ropa a la lavadora, guantes y mascarillas a la cubeta con lejía y agua, luego un nuevo fregado del piso con el mismo desinfectante. He decir que lejía Conejo nos ha hecho clientes VIP. Notamos además como se nos está gastando el terrazo del piso. Fin de la ruptura, por razones de salud, del confinamiento.
Fotografías del autor y de Internet, una de Córdoba Hoy
Bibliografía del momento.
¡Ánimo, Paco!,estamos en el mismo barco...
ResponderEliminarGracias Manolo y continuamos la navegación. Besos para ti y Cristina.
ResponderEliminarToda una aventura primo!!!y qué bien q escribes!!!!!me compraría todos tus libros!
ResponderEliminarCómo se nota el tirón de la sangre. Muchas gracias, un beso.
ResponderEliminar¡¡¡Animo Paco!!! Es verdad lo que dice Eva tus relatos enganchan. Un abrazo y seguro que vosotros podéis vencer al mal.
ResponderEliminarPero es que Eva es de mi familia, un poco lejos desde luego. Muchas gracias
ResponderEliminarMucho ánimo para ti y para Conchi.
ResponderEliminarMuchas gracias querido amigo Antonio. Un abrazo para vosotros.
ResponderEliminarÁnimo y salud
ResponderEliminarFuerza para los dos, Paco.
ResponderEliminarFuerza Paco y Conchi.
ResponderEliminarUn abrazo.
Juan J. Garcia, muchas gracias.
ResponderEliminarJosé Manuel muchas gracias. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarPepe Javier muchas gracias. Un abrazo.
ResponderEliminarPaco...tanto tiemño sin saber de vosotros. Te mando mucho animo y toda mi energia. Salud y ya nos veremos despues del confinamiento para seguir haciendo excursiones interesantes. Abrazos
ResponderEliminarEs verdad José María, pero ya ves como estamos. Muchas gracias, esperemos que esto remita lo nuestro y lo de todos. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarSalud. Será estupendo ver que lo vuestro y lo de todas se termina.
ResponderEliminarGracias amigo Manolo, también para ti y todo el mundo. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarAmigo Paco eres un fenómeno, conozco un poquito eses lugar, el doctor Juan de la Haba, es otro fenómeno como tu, conmigo se comportó de maravilla. Tengo ganas de que esto pase y tenga la oportunidad de hablar contigo pues tienes muchas cosas importantes que contarme y yo orgulloso de oírlas. Un abrazo
ResponderEliminarGracias amigo Pepe, a ver si tenemos oportunidad cuando esto pase. Un fuerte abrazo.
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