sábado, 30 de noviembre de 2019

MANOLIN SORIANO MUÑOZ, OTRO AMIGO QUE SE HA MARCHADO MUY RÁPIDO

En la azotea hoy de lo que fue su casa

Ayer 29 de casualidad, un amigo me puso en una red social un aviso de la marcha de otro muy querido por mí. Tengo que agradecerle a Manuel Estévez su mensaje, habiendo pasado el sepelio, eche mano de la red y busqué en Secosan, pero aún no estaba, encontré una web (en Internet está todo el saber y lo necesario) en la que comunicaban las inhumaciones del día, la hora y el lugar. Era las cinco menos cuarto y la inhumación estaba prevista a las cinco y cuarto, una hora casi taurina, me planté en San Rafael, en el cuadro de San Virgilio y allí estaban un oficial y un peón con, creo le llaman el “torillo”, preparados en la calle. 

Con el reportero de la Ser en la torre

Durante la espera el Jardín de los Aromas frente, sembrado de plantas aromáticas, una por urna de cenizas, aprendí muchas cosas y compartí las quejas de los profesionales por la dejada de flores de plástico dentro de la planta a la que destruyen. Para los que utilizan nuestra sierra como cementerio particular, pensado a lo mejor que por estar más cerca del cielo y la naturaleza es mejor, no saben que hay un lugar más cercano y que no altera el débil equilibrio del sistema enterrando urnas no degradables, de plástico y poniendo símbolos religioso y flores del mismo material que molestan visualmente.

Durante la entrevista

Manolín era mayor que yo un par de años, pero eso no fue óbice para que de niños formara parte de su grupo de amigos, amistad que se ha prolongado hasta la actualidad. Manolín cerraba de facto aunque no oficialmente, la saga de los campaneros de la torre de la Mezquita, cuatro generaciones de los Sorianos, incluido el de la botella. El último oficial fue su padre Manuel Soriano trabajador de la Electro a la vez. El primero creo recordar su bisabuelo, luego era hereditario el cargo, además de la vivienda en la propia torre. Si había que repicar repicaba toda la familia, incluso la cariñosa Elena su madre, menuda pero tremendamente activa, como la mayoría de las mujeres que han sacado adelante a su familia en tiempos tan difíciles como les tocó vivir, la he visto repicando.

En su "hábitat" de toda la vida

Los conocimientos por su inquietud estaban fuera de lo normal, no los ha dejado plasmados en ningún sitio, que yo sepa, pero hoy por hoy era la persona que conozco, que más sabía de cosas de campanas y del entorno de la Mezquita. Fue de profesión de siempre joyero, sacador de fuego, incluso la ejerció en casa en la propia torre en uno de sus recovecos. Sus hijos Manolo y Gabriel ya no siguen esa profesión ni la de campaneros. Con Manolo hijo me unen muchas cosas y disfruto cuando lo visito en el comercio que posee en la Plaza de Santa Catalina, es un calco de su padre en sabiduría natural. A Gabriel lo trato menos. Rosi, su hermana a la que queremos mucho, me explicó todo el fatal desenlace cuando volvíamos del acto familiar.

Con quien suscribe en lo que fue su casa de siempre

En la inhumación, también vi a personas que conoces desde su nacimiento, y que también forman parte de esa gran familia de las gentes de la Judería, a Rosa Mari hija de Juanín -el antiguo Sacristán Mayor y tío de mi amigo Manolin-, y Mari Rosa mi madrina, e íntima quizás única de mi madre, a la que no pude despedir en su marcha hace un tiempo. Pero con su hija las recordamos a ambas. D. Paco su abuelo fue el padrino y por ello yo me llamo así. Mari Rosa -no por ser mi madrina-, destacaba en un barrio de gente normal, era exquisita porque además de por su propia naturaleza, había tenido la suerte de poseer una educación adecuada, que las demás vecinas no habían podido tener. Su familia fue durante tiempo la propietaria de la finca La Calzada, cerca de la de La Gitana.

En la plaza de Santa Catalina

Lo cierto es que ver estas personas, que hacía muchos años no veía, dentro de la pena de la despedida de mi amigo “Manolín de la Torre” te equilibraban con algo de alegría. Nos vemos de año en año y en momentos difíciles. Gracias a ello yo, “Paquito de la Barbería” pude volver a recordar un tiempo que seguro no volverá, pero que está ahí todavía, en esas neuronas poco usadas por el apretujar de vivencias actuales que las empujan y apartan de la primera línea, pero que a poco que las muevas salen y te producen bienestar.

Una reseña de prensa

“Noviembre dichoso mes que empieza con los santos, media con San Martín y acaba con San Andrés”, no lo ha podido acabar “Manolin de la Torre”, para diferenciar del “Manolín de la Francisca” otro amigo y mejor persona, que era emulando las denominaciones antiguas como se determinaba la filiación de los nenes del barrio de la Judería y otros barrios. “Paquito de la Barbería” te desea “Manolín de la Torre”, de todo corazón lo debes de saber, que la tierra te sea leve, aunque esta no sea la de tu reposo eterno. Adiós amigo.

Fotografías y vídeo del autor
Bibliografía del corazón.

jueves, 28 de noviembre de 2019

SEMICIRCULAR TRAICIÓN ERMITAS CON BUENOS AMIGOS

Recorrido

Pepe, Paco, Agustín, Alfonso y quien suscribe, han recorrido la circular Traición, Ermitas, y nuevamente Traición. El último tramo desde la Cuesta del Condón hasta el depósito de Emacsa de Antas en coche. En total andando han sido 9,260 Km. El resto en vehículo de motor no lo tendremos en cuenta. Unas temperaturas anormales para esta época del año, 18º centígradas en ocasiones al final del paseo. La ropa de abrigo preparada sobraba en los primeros metros de la subida.

Las ondulitas

Mucho disfrute por la Cuesta de la Traición admirando su mundo vegetal y su mundo geológico, y pisando un suelo aún húmedo gracias a las recientes lluvias que parecían no iban a llegar nunca. Los zumaques tienen el color otoñal en su hojas, el resto verdes llamativos. Las madreselvas, la cornicabra, jaras de distintos tipos, pinares e incluso una colonia de acantos, sin olvidarnos de los exquisitos madroños. Me dejo muchas especies en el tintero digital, nada más que las observadas del mundo micológico eran muy abundantes.
Los cuatro amigos, Paco, Agustín Pepe y Alfonso

Siempre disfruto de las millonarias, en el tiempo, ondulitas o ripple-marks que son sedimentos de fondos de playa petrificadas, en plegamientos inclinados, simétricas por la acción del oleaje de hace millones de años. Llama la atención o abruma pensar que ese suelo marino arenoso fue arena y pisado, no sabemos por quién hace muchos años. Siempre es de dudosa comprensión pensar que esa era la vereda del Pretorio y que fue muy transitada, hace muchos años, que tengamos noticias desde la época romana cuando menos.

El muro del Arroyo del Moro

Inevitable también observar la gran obra de fábrica efectuada, de una enorme potencia para proteger el modificado en su cauce muchas veces, arroyo del Moro, estimando que los constructores no repararon en gastos. Unas veces está a la izquierda y otras a la derecha, protegido en su cruce al otro lado por un canal tapado de grandes y pesadas losas de granito. No se repara en lamentos cuando vemos la fuente pública de la Raja, seca, sucia y abandonada, que dio agua muchas veces al sediento, sospechando el pinchado del acuífero que la sustenta como causa de su sequía. Sin olvidarnos de sus puentes de madera.

Lo poco que queda de calzada

Un grajo protestó, no sabemos por qué y ese fue el único lamento o alegría sonora que nos ofreció la naturaleza. Cada vez hay menos vida animal que nos sorprenda. Bien es verdad que las “escarbauras” de los jabalíes abundan por doquier, posiblemente bajando al arroyo cuando este ha contenido algunos charcos de agua. Pero ese es un rastro originado en la oscuridad de la noche. Animales diurnos que por su acoso han cambiado el hábito por nocturnos.

Paco y Pepe en los plegamientos (foto Agustín)

Mañana de permuta de agradables y didácticos comentarios. Cada uno de los componentes ha ofrecido a los demás sus conocimientos en las distintas materias, y han sido intercambiados. Lo curioso es que siempre aprendes cosas nuevas que desconoces y te llaman la atención. Eso evidencia, por lo menos en mí, grandes carencias de toda índole. Los cinco estamos próximos o en la senectud, siendo dos mayores de setenta y tres y tres rondando esa edad.

 Quien suscribe, Alfonso, Agustín y Paco (Foto Pepe)

Llegando a la carretera

Luego el Lagar de la Cruz, camino de la casilla de pastores en el Lagar, cuyo camino dejamos a la izquierda. Después a la derecha el camino del Negrete, antes solitario hoy lleno de parcelaciones, el Campamento de Radio Córdoba, EAJ84, desde tiempo inmemorial de los Algarra y hoy en manos de una multinacional. Con las anécdotas de la radio de por medio. La alambrada de Pino Gordo lo que fue durante muchos años horizonte visual desde la ciudad, hoy se llama Sky Line o línea del cielo. Ya no está como tantas cosas que se añoran. El camino del Pardo (no es aquella residencia cruel), Lo Pardo, Leopardo, llamado así en distintos planos. Camino también de Torrebermeja, por arriba, hoy del cinturón verde de la ciudad.


No son la misma, en una Agustín y en otra Alfonso

Luego el cruce de las Ermitas, y su tramo arreglado, y las facilidades dadas a los vehículos de motor para aparcar en los bordes, con la eliminación de la cuneta y las consecuencias que ya se ven con un poco agua caída. El día que día que diga a llover será camino de paso a la calzada de todas las piedras y barro de la ladera. Cuando se modifica algo las consecuencias son peores normalmente.  Las Ermitas, siempre ahí, a lo largo de los siglos, las “casitas blancas como palomas” de Grilo, se decía de él que fue favorito de Isabelita II.

No es Pedro Antonio de Trevilla es Agustín (Foto Pepe)

El sillón de mi obispo favorito, Pedro Antonio de Trevilla, dónde Agustín emuló su porte. La foto de grupo en el camino. Piquín y el Rodadero de los Lobos al fondo, cada vez ganando más masa vegetal y abandonando su pasado pétreo de trozos de caliza micrítica tirando por el barranco. El valle y sus barbaridades desde aquellos lares altos, la parcelación masiva y las naves de Colecor una mancha no aclarada de según qué determinados políticos. Abajo el abrigo que llaman de los Pobres.

Paisaje (foto Agustín)

La bajada por el Camino de los Lagares o Carretera de las Ermitas, que no Cuesta del Reventón que ahora llaman de los Pobres pero siempre ha sido la Trocha corta, o camino del Bejarano. Corría tímidamente el Venero de la Zarza, que se ha cargado con estas aguas su acuífero temporal. La casilla de Peones Camineros, del Peón Caminero que mantuvo la carretera de las Ermitas, sus cinco kilómetros o legua de responsabilidad. Antes el esqueleto eterno del 600 despeñado.

Curva de la Fuente de las Ermitas

Loma Larga camino de Santa Ana, y la línea otoñal abajo del camino al cortijo de eventos. Los colores del otoño son muy bellos. Porquería y condones, que levantaban envidias malsanas, en el Patriarca. Las barandas de madera tiradas por cuatro desalmados, que se foguean destrozando posiblemente bajo los efluvios de la ginebra de garrafón que toman. En fin, lo de siempre. Lo mejor la compañía de Pepe, Paco, Alfonso y Agustina los que agradezco me hayan forzado a salir a costa de frenar el ímpetu de Pepe.

Fotografías del autor, Pepe, Agustín.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

MEMORIA INQUIETA de MANUEL ORTAS CASTILLA

Portada

Hoy toca otro poeta y buen amigo, Manuel Ortas Castilla, que nos habla en su último libro del amor, “del amor carnal; del amor platónico, del amor perdido, el no-amor o no correspondido y del desamor”, eso dice en el “ámbulo previo” y eso me dijo cuando me lo dedicó. Manolo es un artista todo terreno, desde la sensibilidad de la poesía hasta la rudeza sana del rugby, pasando por la literatura de ficción, el cine, del que es un enamorado y un experto, o el ajedrez del que es todo un maestro. Variedad de cualidades.

Manolo Ortas

Lo primero que me ha llamado la atención es no poner Prólogo al comienzo, -el antes del escrito-, si no poner Ámbulo, del latín ‘ambulare’, andar, que lo traduzco yo, lego en la materia, por comenzar a andar, o el andar previo, o el echar a andar, aunque lleva el autor mucho camino recorrido ya. Preámbulo es antes de andar, y deambular caminar sin una dirección concreta. Lo segundo es lo mío por intentar glosar a los artistas, por meterme en un jardín complicado, sobre todo de los que dominan el lenguaje, pero creo que seré perdonado.

Mi dedicatoria

Nace en Córdoba en 1964, un 7 de mayo, el mismo día cuando se le apareció San Rafael al padre Roelas o tenía la fiebre subida del maligno cornezuelo del centeno. Era un fraile pobre y no comía harina de trigo. Yo me inclino por el desvarío a causa del aumento de la temperatura, mayo y con fiebre y una cierta edad es un cóctel, teniendo en cuenta que el hongo hacía de las suyas. Pero da igual que cada uno crea lo que estime conveniente si le hace bien, aunque peor es lo de la paloma. Lo que la fecha determina, con o sin arcángel de por medio, es que es de una juventud que muchos la quisiéramos, porque en esa fecha algunos llevábamos un año de novios. 

Hatshepsut Jenemetamón

La Memoria Inquieta tiene cinco partes: Primeros Placeres; Hatshepsut; Nostalgia; Triptico Antiguo y Susurros Lejanos  y partiendo de que todas son buenas, porque algunos trabajos que las componen han sido premiados en diferentes certámenes y doctores tiene la iglesia, me contagió la dedicada a la faraona -no se trata de Lola Flores- Hatshepsut, que yo no conocía y me ha hecho documentarme sobre ese personaje. Fue quinta reina de la XVIII dinastía, nieta hija y esposa de faraones. Reinó del 1490 al 1468 a.C., hace la friolera de 2529 años, más o menos. Hatshepsut Jenemetamón, se llamó, o lo que es lo mismo "La primera de las nobles damas, unida a Amón". Y me contagió por la vehemencia con la que trató a esa señora.

Currículo breve, el completo aquí 

Yo también, por tu culpa Manolo, “He buscado en la Historia/ a través de los siglos olvidados,/ tu memoria borrada a golpe de martillo./” Pero esa memoria que los egipcios borraban para impedir que el dios de turno conociera al aspirante, le abriera la puerta y no vagará eternamente, no hace falta ir 2500 años atrás, hoy unos falsos demócratas, en nombre no sé de qué, están borrando con los mismos martillos, los nombres de republicanos asesinados por el fascismo, de las lápidas del cementerio de la Almudena, y los “verdaderos demócratas”, impasibles y la Justicia... mirando al noreste.

Entrega de la Fiambrera de Plata

El Ámbulo previo

""Memoria Inquieta" es un poemario cuya temática gira en torno al amor, tema siempre recurrente en cualquier poeta, junto con la muerte y el paso del tiempo. Las diversas unidades que lo componen reflejan los distintos aspectos de la relación pasional entre dos personas, dos cuerpos, dos destinos que se encuentran y fluyen a lo largo del tiempo en todas sus vertientes; el amor carnal, el amor platónico, el amor perdido, el no-amor o amor no correspondido, el desamor. De las cinco partes que lo componen, tres de ellas han sido premiadas en diversos certámenes de poesía. 

Entrega del Jacobino de Oro

La motivación para plasmar en papel estos versos responde a tres razones, la primera es porque a veces, una sonrisa puede ser más intensa que un orgasmo y una sola mirada valer por mil años de espera. La segunda es porque, según dicen, la soledad es una amante celosa que no deja morir a los recuerdos y la tercera y última es porque el amor quizá sea esa energía misteriosa, oscura o no, que nos ha hecho subsistir a lo largo del tiempo.

En su faceta de Maestro de Ajedrez durante un Torneo

Este es un libro sencillo, fruto de la experiencia vital, propia y ajena, de mil historias que empiezan y acaban al terminar el día, arañando apenas un trozo de cielo, un fragmento de suspiro o un jadeo susurrante, antes de caer en los abismos insondables de la muerte eterna que es el olvido.
El autor"

Otras publicaciones de Manuel Ortas: "El Ángel Negro" y "Lagunas Interiores", además de otras narraciones en distintos certámenes, no incluyo por lo extenso sus trabajos y colaboraciones, pero el currículo completo de Manuel Ortas lo puede ver aquí en la Página Web del Ateneo de Córdoba

Fotografías de Internet y del libro
Bibliografía de la Web del Ateneo e Internet

martes, 26 de noviembre de 2019

LA CASA DEL PADRE de RAMÓN RODRÍGUEZ PÉREZ

Portada

Sé que es meterme en camisas de once varas, como recuerda la leyenda de adopción germánica. Sé que el mundo de la poesía no deja de ser una utopía en tiempos poco románticos, más materialistas. Sé que muchas veces la poesía que representa un momento triste o alegre del poeta, es él quien debe explicar las dudas que tengas. Sé que con un prologuista como José Luis Rey, con ese currículo que tiene, cualquier letra que juntes una detrás de otra se verán descarriadas si comparas.

El autor

Por eso me voy a limitar a felicitar al amigo por este su nuevo libro de poesía. Si ya es una aventura ser editor en este tiempo, que además amenazan negros nubarrones gamados, ser poeta y no morir en el intento es un éxito. Las pocas veces que nos hemos visto hemos, por lo menos yo con él, coincidido en muchas reflexiones. La penúltima subiendo al techo de nuestro término municipal, mientras los biólogos Tamajón y Miguel Ángel se entretenían por el camino.

La dedicatoria

Lamenté no haber asistido a la presentación. La verdad es que me prodigo poco de un tiempo acá. De las presentaciones surgen preguntas y respuestas que te hacen comprender más y mejor la profundidad del poeta. El primer poema que conocí de Ramón no lo leí, lo escuché, y pensé, cómo son los funcionarios por dentro, cuánto encierran algunos, que dominio del lenguaje y que facilidad tienen algunos para expresar situaciones de ánimo.

Contraportada

Luego la dedicatoria. Lo busqué en su trabajo, en un hueco después de que acabará de atender a otro amigo, en una situación difícil. Le pedí que incluyera a Conchi en la dedicatoria porque el primer poema que escuche de Ramón lo escuchamos juntos a requerimiento mío y nos gustó mucho a ambos. Por lo tanto para no errar más, pondré asequible la pieza literaria del  prólogo de un erudito en la materia como es José Luis Rey y así salvo los muebles.

Breve currículo

PRÓLOGO

"El poeta cordobés Ramón Rodríguez ha publicado varios poemarios, notables e interesantes, antes que éste, pero es La casa del padre su mejor libro hasta ahora, un verdadero punto de partida de una poesía originalísima, llena de hallazgos y voz propia. Dotado de un oído excepcional, completa Rodríguez este don con el de la imaginación y ya sabemos que imaginación y oído son las dos virtudes esenciales de un poeta. Ramón Rodríguez lo es. Éste es un libro ambicioso, auténtico y, sobre todo, un testimonio moral. Sí, porque si un libro de poesía es solo música e imágenes (siendo ello ya un logro y este libro lo consigue plenamente) no pasará de ser un hermoso juego vanguardista. Aquí, además de la belleza que invade nuestro oído y nuestra mirada, hay un mensaje. Y esto es esencial en poesía. El libro nos habla del paso del tiempo, del sentimiento de orfandad que antes o después nos alcanza a todos, pues todos somos los hijos adoptados por la vida que vagan esperando el reencuentro con la madre primera y final. 

Con Ramón y Miguel Ángel casi en el cielo

Claro es que La casa del padre, libro formalmente impecable, se sitúa en primera línea de la poesía más avanzada de hoy, la que tiene como maestros a Pere Gimferrer o Antonio Gamoneda. Pero en La casa del padre Ramón Rodríguez se convierte, de pronto, en su propio maestro, creando un libro doliente y lúcido, esplendoroso, lleno del fulgor que dan la memoria y las visiones. ¿Poesía irracionalista? Sí, tal vez lo parezca a algún lector. Pero no es el caso de este libro, que golpea como un boxeador letraherido nuestra conciencia. Las hermosas imágenes están sujetas a algo mayor que el poema mismo. Esta poesía trasciende cualquier tipo de etiqueta que le podamos poner, porque es poesía y es verdad, como en Goethe. Al fin y al cabo, ¿qué nos queda tras leer un buen poema? Es como despertar de un sueño. La casa del padre hace soñar, una función primordial de la poesía que tan pocas veces se destaca. No, la vida no es sueño, pero la poesía sí lo es. Y estos poemas son ensoñaciones justas, rasguños en la piel de la memoria, en la fe que ve, según dijo Wordsworth, a través de la muerte. 

...yo también.

La madre, el padre, los hermanos, el mundo exterior e interior... Y no es extraño que una cita del gran Trakl abra el poemario, o que encontremos a Mallarmé. Rodríguez es un poeta culto y, sin embargo, no nos deja una emoción fría, sino que transmite una profunda humanidad. Innovador y humano, Rodríguez crea sus conjuros, su vuelo y su dolor, sometiendo a la memoria al único examen que es capaz de crear una revelación: el análisis de la poesía. Y no olvidemos la intuición, pues es uno de los pilares del libro y otro rasgo, aquí presente, que distingue al verdadero poeta. No me extenderé sobre otras virtudes formales, como la estructura y la innegable unidad que hay aquí. Dijo T. S. Eliot en una carta a otro amigo escritor que debía escribir solo para cien lectores, con la condición de que fueran los cien mejores lectores del país. Ramón Rodríguez ha escrito este libro bajo esa exigencia. Porque La casa del padre es un libro llamado a perdurar en la mejor poesía cordobesa y, por tanto, en la española.
JOSÉ LUIS REY Córdoba, julio de 2018"

Fotografías del libro

lunes, 25 de noviembre de 2019

SALVADOR MORERA RETROSPECTIVA 1980-2019 LA MERCED Y CENTRO DE ARTE R. BOTI

Cartel de la Exposición

Si algo se puede decir de este artista cordobés, nacido en Peñarroya, es principalmente que es un artista plenamente comprometido, su obra variada, como las de los hombres del Renacimiento, escultura, cerámica, pintura, vidriera, etc. encierra en sí misma una constante denuncia, de todo lo denunciable de la sociedad, que es mucho desde luego. Es un artista además forjado a sí mismo. 


Vistas de la exposición Palacio de la Merced

Cuando recuerdo su bonita casa de Muñoz Capilla (ahora la llaman Azul), con un precioso patio que allí está aún, con reminiscencias de Gaudí, Dalí, Picasso, y las vanguardias, por lo menos a mí me lo parecían y la presencia de todo aquello que pudo configurar un Museo de la ciudad y no lo fue, siento algo de nostalgia y pena. La primera vez que entré en esa casa me impactó. 


Vistas de la exposición Palacio de la Merced

Los datos de la Web del Ateneo se entremezclan con los Cordobapedia, no sé si una bebe de la otra o la otra de la una, pero es igual, la semblanza es muy similar. Dicen ambas que ve la luz en Peñarroya en 1944, un 27 de abril, la cruel guerra y los desmanes fascistas lo dejan huérfano de padre. Aún no conoce el paradero de los restos de su padre, que fue uno de los represaliados de la guerra incivil, una vez terminada. 


Vistas de la exposición Palacio de la Merced

Represaliados, mejor dicho asesinados, que llegaron a la cruel cifra de 50.000 seres humanos, después de la guerra de trincheras de tres años, en la que murieron cientos de miles, que se dice muy pronto, para que ahora nos vengan con otras historias. El fascismo y muchos que después se hicieron demócratas, participaron después de la guerra incivil de la eliminación sistemática de 50.000 personas que se sepa. Estos fueron asesinatos oficiales bendecidos por la autoridad eclesiástica.

Salvador Morera

Con tres años, el año de la explosión de Cádiz y la muerte de Manolete, 1947, es un niño de la Casa Cuna de San Jacinto, antiguo Hospital de San Sebastián, ese que vio morir a Ambrosio de Morales. Con diez años, aprueba ingreso y primero en la Escuela de artes y Oficios de Córdoba, y se dispone a cursar sus estudios de dibujo, pintura y escultura que duraron siete años. 

El artista y quien suscribe

Con ese bagaje intelectual y artístico marcha a distintos países de Centroeuropa y con treinta y dos años vuelve. Allá por 1976 se instala definitivamente en Córdoba. Cinco años después en 1981 expone individualmente en la Caja Provincial de Ahorros, la que fue su puesta de largo.

El mural desaparecido

Luego ha expuesto en muchos lugares de la geografía patria. Madrid, Zaragoza, Valencia y Granada. No hay que entrar en consideraciones más allá de lo que significa la reseña de la persona, del artista, del amigo, pero hay que decirlo la vida no ha tratado bien a Salvador, aunque mi satisfacción personal es haberlo visto muy bien después de unos años. A la vejez viruelas, está físicamente, de aspecto, mejor que antes 

Vidriera expuesta en el patio del Centro de Arte Rafael Boti

Quedó viudo joven con hijos, y trató de seguir adelante, pero más palos le puso la vida en las ruedas. Son muchos los años que conozco a Salvador Morera, casi treinta, años de contacto personal, antes era para mí solo un artista. Luego lo conocí algo más. Tuve el honor de representar al Ayuntamiento de Córdoba en, creo recordar 1992, en Zaragoza, en el acto de inauguración de su tercera exposición  individual, todo un éxito.


Vistas exposicion Centro de Arte Rafael Boti

Mi cercanía con él vino porque allí en Zaragoza, en su ayuntamiento, estaba Acacio Gómez amigo, fallecido joven, de Montemayor, criado en Peñarroya, por culpa del destierro de su padre -por el régimen del aquel cruel general bajito-, a aquellos lares mineros. Luego pudieron buscarse la vida en Zaragoza. 


Las catorce rosas y la cien mujeres

Eso me permitió conocer a otro hermano, Gabriel Gómez, buena persona donde las haya, con el que me une una entrañable y saludable amistad. Pero la cosa no va de mis recuerdos, aunque estén relacionados con el artista, sino con la alegría de haber coincidido con él, y haberlo visto pletórico, como siempre sin perder el ánimo. Y como me lo corroboró Carmen su hija.

Inquisición

Tuvo taller cerca de mi casa, en la calle Sagunto, casa que tuvo que vender y ahora, creo que su taller está en la cuesta de San Cayetano, dentro del compás. Su obra impacta, todos ella  tiene la constante de llamar la atención sobre un hecho de la vida cotidiana. Cubismo, surrealismo... en suma “moreraismo”. Su estilo peculiar de esculturas de hierro forjado podemos verlas por distintas plazas de la ciudad y la provincia. Sus cerámicas adornan también otras plazas. 

Son los mismos

Un precioso mural que simbolizaba el escudo de Córdoba estuvo en la pared del ayuntamiento y desapareció como por arte de magia, y se supone estaba inventariado. Es una obra de arte perdida. Otra de sus facetas fue trabajar la vidriera. Llamativa la del restaurante La Almudaina en uno de sus salones, o la del marcado Sánchez Peña.

Músicos Callejeros 
Es un trabajador incansable, con el pincel, la cerámica, el soldador eléctrico y el hierro. Conocedor del arte de los pigmentos y la vidriera. Creo que la cuerda seca, según  me explicó en cierta ocasión es uno de los métodos de confección de su cerámica. 

Paternidad

Intentó ayudarse con un establecimiento de bebidas, el café Lindaraja, que pretendía ser un moderno café Gijón, por lo menos a mí me lo pareció, pues ya tenía experiencia en los debates de su casa de Muñoz Capilla, y no cuajó. El nombre como el patio de la Alhambra, contiguo al de la Reja, con su mirador y fuente de piedra de Sierra Elvira.

Desahucio (tríptico)


Nos hicimos un “selfie”. Después bajé a mi barrio de la Judería, a la calle de Manríquez, Centro de Arte Rafael Boti, -barrio que no lo conoce ni la madre que lo parió todo un zoco-, donde en el patio de entrada está una de sus vidrieras, la llamada “Adán y Eva en el paraíso” y arriba, en el primer piso del funcional y hermoso edificio, sus pinturas y cerámicas. 

El agujero

Llamativo el homenaje a las “Catorce Rosas”, esas a las que le ha dado la gana vituperar al facherío, y que según el artista son catorce por otra compañera que el fascismo fusiló después, pero pertenecía al mismo grupo, en ese alarde nunca comprendido de matar en nombre de la patria, de eliminar todo lo que le estorbaba. Las catorce rosas están arropadas por otras cien mujeres más. 

El beso

También están sus amores, y sus artísticas cerámicas. Toda una retrospectiva de su amplía obra aunque mucha de ella está en colecciones particulares. En la calle, las esculturas Homenaje a la Paz, de Córdoba y Peñarroya, a la Paz del Sur y de Andalucía, el homenaje a los maestros, el mural cerámico del cante jondo con cantaor y guitarrista en escultura de hierro. El bonito mural cerámico del escudo de Córdoba, fatalmente desaparecido. 

Montoro (cerámica)

Dice en el folleto José Ignacio Pérez Peinado:

“La producción de Salvador Morera se transforma tempranamente en océano inmenso desde el momento en que se manifiesta en prisma de múltiples caras: la pintura y el dibujo, la cerámica y las vidrieras, la escultura y la forja. Temática sin límites y procedimientos multiformes para configurar un lenguaje adecuado que, a través del pincel y del color, del horno y del plomo, de los electrodos y del acero consigue expresar con plenitud.

Otoño

Carnaval 

A quienes lo quieran tachar de surrealista hay que decirles que es más certeramente el visionario que no acepta lo que aparentemente se capta con la primera mirada. Su visión crítica se dirige hacia la luz y las sombras de la vida. Con su pincel filma un repertorio de imágenes cuyo rostro aparece recubierto de máscara, o de antifaz, o de cristales opacos. Un mundo extraño de falsos dioses que tienen miedo a ser descubiertos y se disfrazan para no ser identificados. 

Homenaje a Galicia 24 piezas

Salvador Morera se muestra como el ser desgarrado que lucha entre la utopía y la realidad. Que no acepta la mediocridad y quiere convertir en lucidez lo que se llama enajenación. Es el viejo profeta que media entre lo sagrado y los hombres y ofrece sustituir el adorado lirio de san José por la visión levantisca de un cardo donde sólo florecen las espinas.”









Notas de Prensa

Fotografías y vídeos del autor y de la exposición
Bibliografía de la Web del Ateneo y Cordobapedia