COMENTARIOS ANÓNIMOS EN EL BLOG Y EL CASTIGO DE RELEERLOS

Señales de alerta del fascismo

Hoy he estado leyendo nuevamente todos los comentarios anónimos que he recibido en el blog. En el fondo después de leerlos he dicho seré tonto, pues no parece con su lectura que me he querido poner un cilicio. A su vez he mirado las fechas y comprobado que a lo largo de los once años de vida que tiene el blog, los anónimos han ido «in crescendo»  a la vez que la ultraderecha en este país, «in crescendo» es un decir porque siempre han estado ahí, «in crescendo» su descaro para salir del negro armario. Su aumento de confianza, favorecido por los medios que sólo miran su cuenta de resultados, a la vez que servir a sus propietarios, que están mucho más cerca de las tesis de esta gente que de las de la democracia. 

Tres personajes del fascismo mundial

La moda del sacar la cabeza de esta gente no es exclusiva de España, país de donde no fueron depurados por la democracia, se les permitió mimetizarse, un gran fallo de la transición no tan modélica. Sí es verdad que los estratos culturales en los que se mueven, el perfil de la mayoría que conozco por mucho que presuman de anónimos es muy bajo. Salvo en las honrosas excepciones, como en todo, la mayoría tienen un lenguaje soez, vulgar y una pésima gramática. Un fondo de matones mafiosos cuando amenazan y un «modus operandi» que se puede asimilar al de los fascistas. Ojo, aclaro lo de fascismo porque la línea de la mayoría es política de ese signo, no critican sino mi forma de pensar, y lo que creen soy. La realidad es que a determinadas alturas a uno le da lo mismo, y aunque puede haber alguno sordo como el león del chiste, por regla general el perro ladrador es poco mordedor, quien tiene intención de joderte no te avisa normalmente.

Un cilicio actuando

Podría hacer una entrada con todos los comentarios, pero eso sería un minuto de gloria para los autores, aunque no dijese su autoría y las IP de los ordenadores desde los que han sido escritos, carnet de identidad imborrable de cada uno de ellos. Porque hoy en día el absoluto anonimato no existe y aunque en alguna ocasión estuve tentado de denunciar a las autoridades algunas amenazas, pensé que lo mejor era ignorarlos, no destruir las pruebas borrándolos por lo que pudiese tronar, pero ignorándolos. Castigándolos con el látigo de la indiferencia y el desprecio a su mezquindad y cobardía. Al releerlos he afianzado mi convencimiento del odio y la ignorancia que rezuman, pero leche, de camino como decía al principio, me he colocado un cilicio gramatical encima.    

Fotografías de Internet ignoro los autores a los que pido disculpas.