sábado, 29 de junio de 2019

EL JARDINITO, LAGAR DE VALDERRAMA, LAGAR DEL CAÑO, PINAR DE TORREHORIA, LAGAR DE LAS NIÑAS, TORRE SIETE ESQUINAS, LAGAR DE DON IÑIGO O LA SOLEDAD

Perfil en Wikiloc

A pesar de que hoy el recorrido ha empezado más temprano, se ha notado con la ausencia de viento, unos grados de subida de las temperaturas. El calor, “la caló”, todos los años lo mismo, lo que pasa es que este año, seguro que por los cambios estructurales de la climatología –que muchos listillos niegan-, se ha adelantado y los vientos cálidos del Sahara han subido para Centroeuropa, para apretar allí donde le ponen más dificultades a los seres humanos que huyen de las guerras y la pobreza. Al hilo, los medios de comunicación exagerando como siempre, como cuando nos íbamos a morir todos por la gripe A, de la que unos pocos hicieron su agosto, con vacunas luego para los jubilados, nos auguran lo peor coloreando las alertas. 

Perfil del Paseo en Wikiloc

Estos medios a sueldo, se están encargado de inyectar en vena el asunto a la ciudadanía, como cuando cuentan los males del “socio gratuito preferente” del gobierno y ninguneado perpetuo, Unidas Podemos, y el culpable de todos ellos, Pablo Iglesias, para que sea tema de comentario de cuñaos listos y vecinos pesados. Leí un comentario del erudito poeta andaluz o andalusí -que puede resultar mejor-, Antonio Manuel, que decía que esperaba que, cuando nos llegue lo gordo, como todos los años, a Andalucía y al valle del Guadalquivir especialmente, hablen de la calor o el “caló”, con la misma vehemencia que lo hablan del que están sufriendo los españoles de la meseta, de Despeñaperros para arriba, para que sepan lo que cuesta un peine.

Olmo en el lagar de Valderrama

Saliendo del tópico eventual de los medios a sueldo de los poderosos, de la calor o “el caló”, reseñar que hoy, a pesar de todo lo expuesto, hemos realizado un recorrido circular que empezó en el Km. 7 de la carretera CO-3314. Antes de la torre de Radio Nacional de España, giramos al noroeste, por terrenos del Jardinito, aun no, o poco parcelados. Dejamos a la derecha la antigua Casa del Jardinito, cercana a la Torre del Viejo, pasamos por una solana, con puesto camuflado para el paso de tórtolas, y llegamos a las ruinas de lo que fue el Lagar de Valderrama que abraza un espeso zarzal y vigila un hermoso manzano. Más abajo, recién cruzado el Arroyo del Molino que antes acarició el Cortijo del Caño, un majestuoso olmo, aparentemente sano nos llamó la atención.

Pozo en Torrehoria

Ahora el giro es brusco hacia el sur, para encontrarnos con una de las entradas de la urbanización el Pinar de Torrehoria -que en el plano raster, no sé por qué, le llaman de la Virgen de la Cabeza- cuando se aproxima a la CO-3402. Caminamos rodeando la urbanización. Por fuera del cercado paralela discurre la Vereda de Trassierra, y tenemos a la derecha esos enormes llanos del Rosal de las Escuelas con estructura geológica de nava. Pica la pista arriba, pues andamos por la cota de los 400 m.s.n.m. y tenemos que subir cuando lleguemos a la CO-3314, 85 m. Hemos tomado dirección este y ahora el sol nos da de cara.

Aérea Era del Lagar de las Niñas

Torre Siete Esquinas 

En la mitad del camino hasta la salida a la carretera, un pozo con abrevadero hace acto de presencia. Se ve que hace tiempo no funciona. Giro al sur y cruce de la carretera CO-3314 para utilizar la CO-3401 que finaliza en la rotonda del Mirador de las Niñas. A nuestra derecha el abandonado Lagar de las Niñas Educandas, con una caballeriza de postín. A la izquierda la entrada a la era, perfectamente definida en la cota 524 m. que, en lamentables momentos de un incendio pasado sirvió de improvisado helipuerto, según me comentó mi amigo Ramirez. Seguimos la ruta hacia el este para, casi al llegar a la rotonda cambiar al norte dejándonos caer por un escalonado sendero de poderosas raíces. 

Placa a Juan Manuel Ortíz Muñoz

Todo seco, cuando ese sendero es una maravilla en el tiempo invernal. Hace tiempo en uno de sus laterales, me contó mi amigo, que descubrieron una perfilada excavación rectangular de unos dos metros por cincuenta centímetros, y otros tantos de profundidad, que la libre imaginación les permitió aventurar que podía ser una tumba, eso sí, nunca ocupada. Nunca conocieron los motivos ni el destino real de esa excavación que sucumbió al abandono después. Un escaso uso del sendero permite a la vegetación ocuparlo en muchos lugares, hasta llegar a la explanada de la Torre de las Siete Esquinas, que resiste. No pude sustraerme a visitar la placa que le puso la Plataforma A Desalambrar a un malogrado miembro de la misma, Juan Manuel Díaz Muñoz en cuya colocación colaboré, junto con Antonio Blanco, Pablo Bretón y Abén Aljama, y lo peor es que viéndola comprobé cuán rápido pasa el tiempo, cuatros años han pasado ya pues fue en 2015

Panorámica desde la Torre de las Siete Esquinas

La panorámica desde la torre es espectacular, como lo es la terraza que forma el camino que va a la Huerta de las Ventanas, ahora cerrado con una cancela. Una frondosa higuera se abraza a las paredes de los antiguos barracones mineros. Zona de pesares, de duro trabajo de los mineros y seguro míseros sueldos. La mina, una de ellas, hoy, como muchos lugares de la sierra es improvisado almacén necrófilo. Es una moda pero contaminante pues entierran las cenizas con urna plástica y rematan con flores plásticas también. Abajo la fuente seca y el arroyo. Enfrente la mina cuyo cierre estimamos lo causó el agua. Y debajo Valle Hermoso con su riqueza hídrica. 

La Soledad desde el noroeste

Volvemos sobre nuestros pasos y nos encaminamos al norte buscando el Lagar de D. Iñigo o La Soledad, por un sendero y paralelo a él discurre el verdadero o primitivo camino con su entalle en el terreno, que busca la porqueriza de D. Iñigo para salir a la carretera por los alrededores de la Fuente del Arco. Decir que, afortunadamente el sendero que discurre por los terrenos de La Soledad, está expedito en su totalidad y no está tapado como estaba hace un tiempo con ramajes y arado, fruto del exceso de celo del guardés de turno, que no de la propiedad. Y nuevamente el Km. 7 de la CO-3314 y fin del paseo.

Fotografías del autor y Google
Bibliografía de mi amigo J. Ramírez

jueves, 27 de junio de 2019

PUERTO ARTAFI, VALDEJETAS, LO PRADO, BARAZONA, LO VACA Y EL SALADO

Ruta de Wikiloc

Iniciamos el recorrido en Puerto Artafí, en el Lagar del Puerto, por un camino que parte del Km. 19 de la carretera CO-3402. Nada más entrar en el camino a la derecha, nos dice un cartel, de este mundo de prohibiciones que, por ahí se va a la casa de Castripicón, pero que des la vuelta porque es privado, no hay nada que no lo sea en el campo, y lo que es público o está usurpado por algún privado listo, o no defendido por quienes deben defenderlo. 

Perfil ruta

Entrada desde la CO-3302

El camino

Luego unos metros más abajo a la izquierda el camino para el Lagar de Cinco Ducados. He de manifestar una cuestión que ya la he manifestado muchas veces, los toponímicos hay que tomarlos con suma cautela, muchos mapas son una verdadera chapuza. Nosotros seguimos por una preciosa pista que juega con la subida bajada s pronunciadas, aunque el recorrido que vamos a hacer, que hemos iniciado, tiene un perfil de bajada continuada.

Más camino y castaños

 Unos alcornoques

El castañar nuevamente

De lo que no podemos sustraernos es del placer de la visión de un enorme castañar, el llamado de Valdejetas, bien cuidado, con sus círculos de varetas o nuevos troncos los viejos y su protección metálica los nuevos, a un solo tronco. El suelo tapizado de sus flores que según el Marqués de Sade tiene un olor muy especial, decía: “que la flor del castaño posee efectivamente el mismo olor que ese prolífico semen que la naturaleza tuvo a bien colocar en los riñones del hombre para la reproducción de sus semejantes” No es muy de fiar cuando el Marqués sitúa la producción espermática en los riñones. Pero no deja de ser una curiosidad.

La cancela de Valdejetas

"Los Santos Inocentes", 25-7-2014

Valdejetas

Confucio, ayer, "hace unos 2500 años, comentaba sobre Los cuatro libros clásicos, a una pregunta de Ngai-Kung, príncipe de Lu, a Tsai-ngo, de dónde debían elevarse los altares en honor a los dioses, le contestó este último: “Los miembros de la dinastía Hia los elevaban alrededor de pinos; los miembros de la dinastía Chang, alrededor de cipreses; los miembros de la dinastía Tchou, alrededor de castaños, pues creían que el castaño tenía la virtud de inspirar temor al pueblo”.

La huerta

Olivar

Más castañar

Luego está nuestro refranero, y su relación con los castaños: “Por San Simón, deja la pértiga y apaga el timón" quiere decir que hay que dejar las castañas —que se varean con pértigas— y coger el arado”. Una adivinanza:” Una adivinanza dice: “Es de color chocolate y se ablanda con el calor, y si me meten al horno exploto con gran furor”. La expresión “en tiempos de Maricastaña”, referida a los usos y costumbres de tiempos pasados. 



Castañar en galería

El comentario “sacarle las castañas del fuego” a alguien es solucionar los problemas ajenos. Decir que algo “pasa de castaño oscuro” significa que es intolerable. La expresión “toma castaña” indica sorpresa, admiración o disgusto. Y parecerse algo “como un huevo a una castaña” es una ironía.”

El primer cruce

La dehesa

Más caminos

No pude precisar el sitio exacto del camino a Valdehuertas, por la Cañada de la Teja, pues no me funcionaba el GPS adecuadamente, pero estába a la derecha, y lo llamativo es que todas esas vertientes, cuando llovía, fueron junto con el represamiento en la cañada, la culpa de la apocalíptica visión en Valdehuertas, en una visita hace unos años, cuando parecía haber pasado un tsunami por su hermoso travertino. 

Al fondo la balsa

 Los toros

Un paso canadiense

Una cancela nos avisa que estamos en la finca Valdejetas, un portillo a la derecha  permite el paso al caminante. Entramos. Sigue el exuberante castañar. La explanada del cortijo. Más abajo la huerta cuidada con mimo, con su olor característico, su humedad. En ocasiones el castañar se torna en bosque de galería, siempre tapizado el suelo de sus flores.

Arriba el cortijo de Barazona

La alcubilla

La pila de lavar

Sigue sin funcionar el GPS, pero no es la manida falta de cobertura, no, es un problema de mi terminal. Las cancelas nos señalan, posiblemente, el paso de una finca a otra. Sabemos que debemos girar al este. A la izquierda está el lagar de Los Prados. Ahora un cruce de la derecha nos viene el antiguo CP-156, del valle, que nos puede llevar, además de a Roma, por aquello de que todos los caminos… a la Porrada y luego a Villalobillos, pero nosotros vamos al este. La temperatura es agradable, no hemos caído en la cansina y amenazante ola de calor, con la que nos machacan los medios de comunicación, hace la que tiene que hacer. El panorama es ahora una seca dehesa, un enorme alcornocal.

El abrevadero seco

 Las casas de Barazona o Brazona

Al fondo Villalobillos

Ha cambiado el entorno y ahora están los toros, una balsa les proporciona el agua, no es tan  grande como la de la Jarosa pero es suficiente. Estos están sueltos en el camino, pero si no los miras, ellos están en lo suyo y si me aprietas huyen al primer movimiento raro. Arriba a la derecha en una loma, está el enorme cortijo de Barazona, aunque en el mapa del IGN pone Brazona. En dirección sur camina el arroyo Matalagartos, buscando su tributación seca al Guadarromán. 

Una cancela (siempre hay que dejarlas cerradas)

Cruce de caminos

Finca Lovaca

Una alcubilla sin agua, una pila de lavar doble, y un abrevadero doble también y seco como la alcubilla y el Matalagartos. Al sur, lejos en el horizonte,  se nos presenta Villalobillos. Pronto tendremos que dejar la ruta que camina buscando el Rosal de las Escuelas, y girar al norte para pasar por la puerta de Lo Vaca. Curioso el prefijo ‘Lo’ que tienen algunos cortijos. Ahora la dehesa es un poco menos árida. 

La bajada al Salado

 El salado

Cansado (Foto Ramírez)

A la izquierda la cancela de la finca Lovaca como figura en su cartel. Una pronunciada bajada del camino que ahora apunta al este y pronto estaremos en la urbanización del Salado, allí estaba el coche que nos llevará a recoger el otro que dejamos en Puerto Artafi, para evitar los casi cinco kilómetros de asfalto. Un precioso recorrido por una hermosa serranía, un valioso castañar entre las fincas de Lo Prado o Los Prados, Valdejetas, o Valdesetas, la Brazona o Barazona, por aquello de que consultes en uno o en otro mapa, pero que no te puedes fiar de los toponímicos.


Fotografías del autor 
Bibliografía de Arbolapp, y de A Desalambrar.

martes, 25 de junio de 2019

NOSTALGIA DE LA JUDERÍA

La torre de Tomás Molina, 1890 (Colección Antonio J. González)

Esta fotografía está sacada de la colección de Antonio Jesús González, ese artista cordobés de la fotografía, estudioso de la historia de su profesión. La sitúa circa (prefijo latino que precede fechas y que significa ‘alrededor de’) de 1890, de Tomás Molina, y a mí me llama la atención porque figura mi casa 29 años antes de que naciera mi madre en ella, y 57 años antes de que naciera yo, a finales del siglo XIX. Se puede ver que poco había cambiado esa parte del barrio de la Judería o de la Mezquita según se quiera nombrar. Está realizada desde la espadaña del coro, donde las monógamas y fieles cigüeñas hacían su nido, cuando aún respetaban San Blas, anunciándonos la subida de las temperaturas. Si miramos el patio de los Naranjos podemos ver una deteriorada torre, en su fachada sur, la galería norte cerrada y pocas palmeras.

Detalle de las casas de la esquina de la Judería

El rincón izquierdo medio de la fotografía nos permite ver, pegada a la torre, cuatro ventanas de la azotea cubierta de mi casa y debajo las dos de la vivienda de mi tía Rafaela y mi tío Pepe. Al lado la casa de los Aparicio, propietarios de la finca La Palomera. Más a la izquierda aún un balcón y la azotea de la casa de Juana "la Jeringuera", esquina con la Judería, o Torrijos. Más abajo la de Doña Paca y María, bastantes años después, hoy todas hotel. Arriba de estas casas la mole de San Pedro Alcántara y una esquina del Hospital de Agudos o palacio de Cardenal Salazar. Por encima de este el campo, las huertas que permitían ver si la fotografía estuviese más nítida San Jerónimo, porque Medina Azahara no tenía el esplendor actual. No está, como es lógico, la silueta del Hotel Palace, ni siquiera la arboleda del Campo de la Victoria, ojo por el convento dedicado a la virgen de esa advocación.

Horizonte oeste barrio de la Judería, Albert Kahn

En la siguiente fotografía, en este caso de la colección de Albert-Kahn, vemos más detallada la misma zona oeste, San Pedro Alcántara y la esquina del Hospital de Agudos, por las mismas fechas más o menos, y un horizonte llano en dirección a San Jerónimo que, si bien no lo vemos si se intuye su ubicación. Quizás podemos considerar que la fecha es anterior por tener menos vegetación el Campo de la Victoria. Las máquinas del tiempo que son las fotografías nos permiten trasladarnos en ellas y poder imaginar cómo era esta ciudad hace más de cien años. Seguro que muchas de esas tejas árabes que vemos en los tejados de las casas de la Judería, aún están cumpliendo su misión de cubrirlas. Y debajo de esas casas cientos de vidas de familias ya desaparecidas, que justifican la eventualidad de nuestro paso por aquí.

Fotografías de los autores citados 

viernes, 14 de junio de 2019

MESONEROS-CANCHUELA-JAROSA-MESONEROS

El perfil de la circular de hoy

Recorrimos el día trece (hoy es plural real, no literario, porque he hecho el recorrido con J. Ramírez), Vereda de Mesoneros hasta los Baldíos de Pedrajas, y cuando llegamos al cruce, junto al Cerro de las Cruces, bajamos por la Canchuela, porque en muchos planos consultados, a pesar de los errores de bulto del raster del IGN, ese sendero es la Vereda de la Canchuela hasta el Guadarromán. Los Baldíos son una sucesión de cotas superiores a los cuatrocientos metros, siete concretamente, que sí que si estuviéramos en Nepal estaríamos hablando de otros lópez, pero estamos en Córdoba, y nuestras alturas, nuestro techo, no llega a los setecientos metros en el mejor de los casos.

La bajada desde los Baldíos de Pedrajas

Los toros en su cercado expectantes

El perfil casi vertical de la bajada de la Canchuela

Eso sí, los escasos seiscientos metros desde el cruce de Los Baldíos hasta el casi río Guadarromán, tienen un desnivel superior en tramos al 20%. La bajada estuvo amenizada por el mugir de unos machos vacunos, posiblemente con exceso de testosterona. Como no conocíamos el sendero, no sabíamos que nos íbamos a encontrar, y aunque pajunos los toros son toros y por nuestras venas... de sangre torera nada de nada. Nunca está de más la precaución con los toros pajunos, no son animales que cuando están en manada hagan nada, otra cosa son las hembras paridas. Respecto de los bravos, tengo el recuerdo del paso por la ganadería del cortijo del Fijo, camino de Munigua, aunque a lo mejor ese día hubo suerte.

El prado del valle del Guadarromán

Los periquitos a todo trapo

El camino erróneo por nuestra parte

La realidad es que la manada estaba en lo suyo y dentro de su cercado, como no podía ser de otra manera. Al pasar por su lado tuvimos, por lo menos yo, la sensación de que éramos la curiosidad de todos ellos que nos miraban fijamente. Cruzamos el río Guadarromán o Río de los Granados, que ya lo cita Fernando III, en 1241. Luego, después de que Castilla asentara sus posaderas en estas tierras, las mismas fueron repartidas a las familias del propio Fernando III, que luego fue Santo, la cita fue con el estilo literario como se reflejaban los territorios en el "Libro de la Montería" de Alfonso XI, que le escribirían bastantes “negros”. Parece que algunos ballesteros de la conquista, tuvieron terrenos de los alrededores del río, como Gonzalo Fernández de Montemayor, que los adehesó en 1379.

El ancho camino de la finca

El caserío

Otra vista del caserío

Cruzamos el río, que trae poca agua, casi ninguna, cuando ha sido muy importante, incluso su pesca, por la facilidad que tenía para que entrara en él la del Guadalquivir, hasta el extremo que los que “miraban al cielo sin dejar de hacerlo para el suelo”, los Jerónimos, pusieran el impuesto a sus capturas. Lo que denotaba su riqueza y su importancia. Pero nosotros no seguimos al frente, sino a la derecha, por un ancho camino, hasta que nos dijeron que estábamos en zona privada, que había que haber subido al frente desde el río y dado un gran rodeo. Reconocimos nuestro error y nos permitieron seguir hasta volver a encontrar el camino que señalan algunos mapas como CP-159.

La señalética

Ya en el camino público

Más camino

Estábamos en La Jarosa, que gracias a los periquitos y al agua era un vergel la dehesa y el valle que configuran las tierras del Guadarromán, las que dieron a los ballesteros y al Sr. Fernández de Montemayor. Creo que la piscifactoría no funcionó mucho, pero allí estaba, y la categoría de su cortijada, con visos de haber sido importante. Quien tuvo retuvo desde luego, aunque la ruina lo aje un poco. Ya en ruta seguimos buscando nuevamente la Vereda de Mesoneros, en lugar de salir a la carretera de Trassierra. Un jabalí se levantó de su cama violentamente, no se fiaba de nosotros. 

 La cola del embalse de la Jarosa

Más señalética y un paso canadiense

El macho en el camino

Luego los terrenos del Rosal y su llano, y sus toros, un viejo macho puso nuevamente en jaque nuestra templanza pues era el dueño del camino fuera de su cercado. Se arrimó a nuestro paso a su querencia y no hizo ningún ademan que hubiera permitido que se escurriera después, como dice el chiste. A la derecha el camino a la fuente de la Teja, y la teoría interesante del profesor Recio respecto a sus aguas, encontrada con la de otro y otros eruditos que siguen las tesis del segundo. El bar sin monos, que es donde teníamos el vehículo y una docena de kilómetros entre pecho y espalda, por un territorio precioso con mucha historia.

Fotos del autor y de Wikiloc