Portada del libro
En el marco incomparable de la antigua Casa Mudéjar, que fue sede del Museo Arqueológico y hoy lo es de la Casa Árabe, y dentro del programa Noches de Ramadán, se celebró ayer con un lleno hasta la bandera en su primer patio, el evento titulado “Flamenco, Arqueología de lo jondo”, a cargo de Antonio Manuel, amenizado por la Banda Morisca, cuyos componentes fueron: José María Cala al cante, José Cabral (oud o Laúd árabe ), Belén Lum (violín) y Carlos Llave (Guitarra). La hora y cincuenta y dos minutos que duró el espectáculo cultural pareció apenas nada. Abrió el acto Javier Rosón de la Casa Árabe y pronunció unas palabras. Después se desarrolló el hermoso acto, la palabra de Antonio Manuel era entusiasmo y poesía que, junto con el cante y la música, configuraba un completo deleite.
El autor antes de comenzar
Javier Rosón de Casa Árabe
Cuando finalizó el acto Conchi y yo nos miramos y sólo acertamos a decir, casi al unísono, ¡Qué cosa más bonita! ¡Qué pasión le pone Antonio Manuel!, ¡Qué delicadeza! ¡Que cantes y que músicos! Y que orgullo sentirnos herederos de “los otros”. Sin darnos cuenta nos trasladó el poeta conferenciante, con su cariño y sentir a los albores del Califato y posteriores años, de conquista y obligada desmemoria. Nos llevó por los vericuetos de los recuerdos magmáticos, seguro que marcados en la espiral del ADN andaluz, para comprobar como con el flamenco se han saltado prohibiciones y genocidios de la palabra.
Una vista del público
Público hasta en el escenario
Diez intervenciones de Antonio Manuel, diez cantes jondos de “jondura” andalusí, de penas y alegrías, de rescoldo de civilizaciones anuladas en los libros de historia, de “falah mankut”, de campesinos tristes, de flamenco. Hace muchos años, bastantes más de los que yo quisiera, leí un artículo referido a esta acepción de la palabra flamenco, y que la definía el autor como el cante de los campesinos tristes, luego derivada por muchos caminos de penas negras. La enorme similitud de los cantes jondos y menos, con los que aún perduran en el norte de África, con sones y modismos que se han mantenido inalterables a lo largo de muchos siglos, a pesar de los pesares. Es maravilloso.
Belén Lum, José Mª Cala, y Carlos Llave (Foto Casa Árabe)
Carlos Llave y José Cabral
José María Cala
Que noche más hermosa, que manera de sentirse uno orgulloso de su pasado, a pesar de que éste se trata de borrar y anular por el sistema que lleva 527 años intentándolo y casi consiguiéndolo. Habló Antonio Manuel como se ignora a grandes pensadores de ese tiempo, a inventores que lo fueron más si cabe el que el genial Leonardo, a científicos, a filósofos, todos de "los nuestros". Recuerdo cuando estudiaba la carrera de derecho, una pregunta que le hice a un famoso catedrático: ¿Por qué el derecho español bebió del derecho romano, y se quedó al final con él y con el germánico, ignorando los ochocientos años árabes y sus leyes? No me dio una contestación porque seguro no la sabía. Pero es verdad que ese es otro motivo más de la anulación de la historia de los pueblos.
Antonio Manuel
Belén Lum
Aplausos finales
Agradecimientos
Moriscos, gitanos, negros curros, andaluces todos más que los blanquitos conquistadores, su vida, sus “duquelas”, sus amores, su dios, que en el fondo es el mismo de todos los monoteístas, incluso sus diosas vírgenes, Hasta el nombre de las poblaciones, por la meseta y más arriba se llaman; Aranda del Duero, Ribera del Duero, Miranda del Ebro, Alcalá del Ebro, y por aquí se borra el nombre del río grande Guadalquivir, y sus pueblos se llaman, Almodóvar del Río, Palma del Río, Lora del Río y Alcalá del Río, y aunque pensándolo bien, en positivo, el río no puede ser otro que el padre de Andalucía, el más grande que sin nombrarlo se sabe cuál es, no hace falta decir su nombre. Conclusión, una verdadera maravilla de acto. Es muy importante el libro, para ampliar conocimientos.
VÍDEOS DEL ACTO
Fotografías, vídeos y audio del autor, dos de Casa Árabe.
Bibliografía del libro
No hay comentarios :
Publicar un comentario