Arco conmemorativo a Isabel II, al fondo la Puerta Nueva.
El recorrido que vamos a hacer hoy discurre desde la actualmente llamada Puerta Nueva, que también se llamó de Alcolea, hasta la Puerta del Puente. Durante muchos años ese tramo de la ciudad, fue como la posterior N-IV, o la vía de Castilla al sur de Andalucía, Cádiz, por dentro de la ciudad. La entrada a Córdoba se realizaba por esa puerta de la muralla, ya que la ciudad era impenetrable por la Ribera, porque no existía como la conocemos ahora. Por lo tanto la ruta de paso eran las calles actuales, de Alfonso XII, San Pedro, D. Rodrigo, Lineros, Potro, Lucano, la Feria, Puerta de la Pescadería, Cardenal González, Corregidor Luis de la Cerda y Puerta del Puente para, cruzándolo, tomar el camino del sur, bien dirección Sevilla-Cádiz o Málaga.
La Puerta nueva de hoy
Luego, se derribó el Monasterio de los Mártires, para crear la Ronda de los Mártires, después en otra tacada, la de la Ribera, hasta la Cruz de Rastro, siguiendo ahora el recorrido por la Puerta de la Pescadería, Cardenal González, etc. para más cercanos en el tiempo, y gracias al impulso de Isasa, abrir la Ronda del mismo nombre, desde la Cruz de Rastro a la Puerta de la Cárcel en el Alcázar de los Reyes Cristianos. Todo formó parte del dicho “vas a durar más que la obra del murallón”. En los años cincuenta, con la construcción del segundo puente de esta ciudad en dos mil años, se abrió la Avenida del Alcázar hasta este puente, que intentaron llamar de San Rafael, pero que la gente siguió llamando Puente Nuevo, aliviando el tránsito rodado por el Romano, que acabó por completo con la última actuación en el mismo, el entorno de la Calahorra y de la Puerta del Puente, que lo hizo totalmente peatonal.
Antigua ubicación del Cine Alfonso XII
Nos vamos a Puerta Nueva. Fue una apertura de la muralla de nueva creación, y existe una bonita foto de un Arco de Triunfo que montaron para la visita de Isabel II, y que luego después desapareció. Sin entrar en grandes descripciones que nos llevarían a un trabajo muy complicado, y académico, trataré de mezclar el tiempo y los distintos periodos de la vida de esta ciudad, acercándome a lo que mi memoria me permite recordar, aderezándolos de otros anteriores que ya vienen en la historia. Puerta Nueva, Jardín, Convento del Carmen, y Sanatorio Antituberculoso. A la izquierda la calle Cruz Verde, la primera vez que recuerdo esa calle era cuando me llevaron a la casa de mi prima Mari, la novia de mi primo Cándido, en el año 50 del siglo pasado. Afortunadamente aún vive ella, mi primo no.
Colegio Beatriz Enriquez
Frente la calle Fco. Borja Pavón, en la esquina derecha estuvo la taberna que se llamó del Milagro, por el caso de la niña que se salvó de la represión del ejército napoleónico, después del atentado a Dupont. En la otra esquina, casa de otro ilustre, el primer Alcalde democrático de esta ciudad de nuestra época, Julio Anguita González, casa que tiene en la fachada las armas de la nobleza de los primitivos propietarios. Dice D. Teodomiro: “eran las principales de uno de los mayorazgos fundados por el célebre caudillo Alcaide de Antequera Don Rodrigo de Narváez: en la esquina de la calle del Pozo [Francisco de Borja Pavón], se ven los escudos de este apellido y el de los Saavedras”. Más hacia San Pedro estaba el cine de verano Alfonso XII, que fue almacen de materiales de construcción. Frente el Colegio Beatriz Enríquez, casa de los Marqueses de Campo Alegre. Seguimos la calle y otra de las casas de la nobleza de esa calle, que hoy es casa de vecinos reformada.
Casa noble de los Narvaez (menos que ahora que es de vecinos)
Más adelante nos encontramos la Plazuela de San Bartolomé, que antes que jardín fue del convento. En ese jardín hubo un kiosco de tebeos y cambio de novelas, además de las normales chucherías, que regentaba una señora mayor. Allí he comprado muchos de los tebeos de Superman que editaba la Editorial Novaro de México, desde donde llegaban a España, de una forma peculiar de contrabando de tebeos. Cuentan que esta señora murió sola y en su casa se encontraron muchos dineros escondidos, puede ser una leyenda urbana o puede ser verdad, a saber. Frente la Plaza del Conde de Gavia, con salida a Siete Revueltas y la calle Ferias. Seguimos calle adelante, a la izquierda la funeraria de Vázquez, cuya voluminosa humanidad, nos hacía sufrir por la integridad de la Moto Guzzi Hispania que usaba para desplazarse.
Jardín de San Bartolomé
Calle del Soldado, que tuvo en su día comunicación con Siete Revueltas. A la derecha dos calles por las que se accede a la Plazuela de San Eloy, D. Teodomiro dice de ellas: “En el lado opuesto hallamos dos calles estrechas y sucias que se unen por una travesía: dan paso a una plazuela con dos callejas sin salida y otra que comunica con la calle de la Palma; todo esto se conoce por las callejas de San Eloy y antes de la Fuensanta. El primer nombre lo tomó de un hospital que con aquella advocación tuvo el Colegio de plateros de Córdoba para la curación y asistencia de los operarios enfermos, faltos de recursos: estaba en el huertezuelo de la casa de la calle de Alcolea, aislado entre las dos entradas;” La realidad es que el apelativo de suciedad estuvo mucho tiempo asociado a la ciudad, hoy no se puede decir eso de ella afortunadamente. En esa calle vivieron mis padres de recién casados, y quien sabe, lo más probable es, que yo fuese concebido allí.
Palacio del Vizconde de Miranda
Más adelante nos encontramos con lo que fue el cine Andalucía a la derecha, solar que parece va por buen camino para equipamiento del barrio, y a la izquierda la inmensa fachada del palacio del Vizconde de Miranda, que fue convento donde de niños íbamos a comprar recortes de las hostias, unas galletas insípidas, que nos comíamos ávidamente, aunque no llenaban por su ligereza. Luego ese edificio en el despegue del ladrillo se transformó en gran casa de vecinos. Frente el colegio que antes fue Hospital de San Andrés, y en cuya ventana compraba yo los jazmines para mi novia. Hoy es el salón principal de la sede del Círculo Juan XIII. A la derecha la calle de La Palma. Frente la calleja sin salida de los Herradores.
San Pedro
Plaza de San Pedro, lo que fue su cementerio, hoy jardín, en la acera de la izquierda, la casa de la familia Rojas el chatarrero, más adelante una vez hecho el giro a la izquierda, la que fue taberna de San Pedro, hoy centro de la Tercera Edad. En la pared de San Pedro el polémico grupo escultórico del genial Belmonte. Calle D. Rodrigo, camino de las Cinco Calles, a la izquierda la Gota de Leche, hoy escuela infantil "Félix Ortega", una gran persona. En la esquina de la calle del Baño o Carlos Rubio, estuvo la taberna "Los Mosquitos", hoy es la casa de la diseñadora de raza gitana Juana Martín, antes lo fue de plateros.
Calle D. Rodrigo
En la otra esquina una de la tabernas "El 6" sólo servían vino y no se admitían propinas, era una ofensa para Rafalito, Ah, y muchos parroquianos tenían su copa propia, algunas con tapadera. En ella -haciendo trampas-, unos nenes -mi querido amigo Joaquín Ruiz y yo-, le pusieron un “mandil” al dominó a unos figuras, uno al que llamaban profesor de matemáticas y al bombero, efectivamente no se enteraron. Fue sonado. Calle Lineros, se llamó Emilio Castelar y tuvo mucho tiempo el nombre de un criminal que no cito. En las grandes riadas, me contaba mi abuela que circulaban por ella las barcas del río.
Un nuevo establecimiento religioso en D. Rodrigo
A continuación del "6", tuvo la barbería Pepín Muñoz, mi malogrado consuegro, una excelente persona. En esa casa después hubo un escriba que tenía tapizada toda la fachada con sus escritos. Fue, porque ha fallecido, un personaje muy peculiar, en cierta ocasión tuve con él una prolongada conversación, en la que me expuso lo que había que hacer para levantar el país, y decidí no publicar esa entrada. No terminé de digerir todo lo que hablamos. A la derecha la que fue Posada de Vencesguerra, que toma el nombre del caño romano, que cita Cervantes en una de sus obras. Allí encerraba uno de los pianillos ambulantes. Frente, una serie de establecimientos hoteleros actuales, donde tenía Hernández, el padre de uno de los mejores grabadores de Córdoba, Pepe Hernández, su establecimiento de bebidas. A la izquierda, más adelante desde hace unos años está Bodegas Campos, famoso establecimiento de restauración.
Lineros, Bodegas Campos y el Altar de Candelaria
Calle Candelaria y en la esquina uno de los altares callejeros que se libraron de la piqueta, cuya moda está resurgiendo de nuevo. Antes servían para alumbrar la escasa luz de la calles, ahora alumbran el ego de algunos promotores. La casa del poeta frente, a la derecha hubo una aparentemente siniestra -a mí me lo parecía de niño-, residencia para ciegos de la ONCE. Cuánto ha cambiado esta organización a lo largo de los años. Luego calle Gragea, y frente Badanas. Ya empezamos con los bonitos nombres de gremios desaparecidos.
El Potro y el Triunfo de San Rafael
Casi llegando al Potro, hubo durante mucho tiempo un pequeño bar que tenía en su gradilla de la puerta una bicicleta que, con el paso del tiempo quedó en esqueleto metálico. El Potro ahora a la derecha, con el Mesón del mismo nombre y el monumento o triunfo de San Rafael que salvaron de la ruina y que estaba en la Plaza de San Hipólito. A la izquierda estaba el "Mesón de la Madera" y "La Espada", desaparecidos cuando se abrió la nueva calle hasta la ribera. Esta calle tiene en una de sus losas del acerado una que tiene tallado en ella un juego de tres en raya. Se estima que pertenecía al teatro romano de Jerónimo Páez.
Antigua Taberna Los Portalillos
Hemos llegado a la zona del yantar, posadas y casas de comida, y del buen yacer, la mancebía, negocio que controlaba el Cabildo en sus tiempos, una especie de esclavitud de las mujeres que ejercían el oficio más antiguo del mundo. El grabado de 1567 de Antón de Wingaerde la describe en este lugar. Luego se desplazó hacia la calle del Cardenal González, paradójico ¿no? La calle de la prostitución controlada en su nombre por un ministro de la iglesia, ya en nuestros días. Al acabar Lucano nos hemos dejado la "Posada de la Herradura", en cuya calleja existe un artístico mural, y el que fue cine de verano, después invierno y ahora moderno Centro de Salud.
Calle Lucano
En la esquina de la calle de la Feria (es San Fernando pero no consigue el poder que la ciudadanía use el nombre), Puerta de la Pescadería antigua, Arquillo de Calceteros. En la casa de la derecha en un balcón se ponía el número del sorteo de los Ciegos. Era mercado de pescado por la cercanía al río, en la Cruz del Rastro, leyenda de matanza de judíos, y ser puerta de la muralla de la ciudad romana, Puerta Piscatoria. A la izquierda el Hospital de la Lámpara, en la calle del Amparo del que solo queda la espadaña sin campana, pues el lienzo no está tampoco.
Posada de la Herradura hoy aparacamiento
Más gremios; a la derecha Caldereros, calle residual de prostitución hasta que la piqueta acabe con las casas. Cardenal González, restos del antiguo Don Manuel, fiesta nocturna y cocido al amanecer. La última vez que lo visité estuve con mi querido y malogrado amigo Juan Guijarro y un matrimonio amigo. Casas de trato de “mujeres de la vida” –que trabajo me costó comprende la definición- por las que pasaba corriendo para que mi amiga Carmen, una dueña, no me llamara a hacerme la revisión de pestañas y ojos. Zapatería Vieja, otro hermoso nombre de calle que no es necesario cambiar nunca. Taberna Los Palcos, y barbería. Alfayatas, compra en la tienda de ultramarinos Juanele, sobres de harina de algarroba, y anzuelos (no sé para qué). Moderno Hamman a la izquierda que inunda de olor la calle a su paso por ella. Acceso a la antigua Plazuela de los Gitanos, cantada por el asesinado por el fascismo, en su juventud José María Alvariño, nuestro poeta lorquiano.
Puerta Piscatoria
A la derecha la zona que contuvo la Alcaicería o Mercado de la Seda, siempre la casa del rincón la he tenido por un acceso al citado mercado árabe. Un establecimiento de trabajo en cuero, un artista, Rafael Varo. A la izquierda el sótano del chatarrero López. Más adelante una de las tabernas más antiguas de la ciudad, que conservan la estructura, “El Tablón”, horno de San Luis y Caño Quebrado. Rincón de Magistral González Francés y puestecillo de “quiquis” de aquella señora mayor que se resguardaba en el rinconcito, de lo que hoy es la casa de Antón, el hijo de Victoria y Antón, hermano de Julia y Victorina, mis vecinos gitanos de la calle Medina y Corella, y mejor gente. Más establecimientos hosteleros y restauradores en el tramo que hoy es Corregidor Luis de la Cerda que se llamó Vallinas, por la Posada y la plazuela, hoy reformada con acceso a la Ribera, pero ocupada por la hostelería, a la que le embellecemos calles con el dinero de los cordobeses y no para de quejarse.
Cardenal González a la izda. Amparo
Puerta del Puente, Triunfo, muro de Qibla, ventana de la sala capitular, debajo de la capilla del Cardenal, a la que hoy me he asomado y he tenido la sensación que es más baja que la noble. Otro día miraré con una linterna. Los alrededores de la Puerta del Puente y Triunfo están llenos de palcos para la cuestión económica de la Semana Santa. Este año no hay palcos en las lonjas, ni asidos a los muros nobles de la Mezquita propiedad del Cabildo por treinta euros, curiosa la cantidad. Dicen que se mueve la economía con esto, sí, la de la hostelería que, procurando no generalizar, hace contratos esclavistas de tres días. En el supuesto que lo hagan todos y no sea trabajar sin él. Así como las arcas eclesiales. Todo ello a costa de muchos ciudadanos que tienen que soportar muchas molestias, de mucho antes de la semana grande del catolicismo.
Cardenal González, la moderna Mancebía
Aquí se acabó el paseo, fui después a conseguir "las indulgencias" a la Santa María, era lo que ocurría en la hipocresía de antaño, que no es de ahora solamente, la gula y la lujuria en mesones y la mancebía, y el perdón después en la Santa María. Dos de los negocios la lujuria y el perdón estaba controlado por la misma empresa en ese tiempo. Pero a mí al llegar a la Santa María se me ha debido notar en la cara que no soy creyente, lo mismo que me notó la funcionaria del Archivo Municipal que no sabía paleografía, lo debo de llevar señalado de alguna manera en la cara, que el guarda del Cabildo me preguntó: -Dónde va usted. –y no le preguntaba a nadie, por eso sospeché lo de la cara. Como no miento normalmente le dije: -A dar un paseo por la Mezquita, a meditar. Y me contestó: -Hoy no puede meditar porque hay una Eucaristía Especial. Por lo tanto no pude obtener el perdón, claro tampoco había pecado de gula y lujuria y no lo necesitaba, pero de lo que no pequé de verdad, es al octavo mandamiento y por esa razón se me prohibió la entrada.
Una entrada según mi criterio de la Alcaicería
LA PUERTA NUEVA
LA PUERTA NUEVA
“Esta puerta se abrió en el año 1518, adquiriéndose al efecto una casa que existia en aquel punto, segun acuerdo de la Ciudad, en acta de 18 de Junio que hemos visto: se hizo esclusivamente para el paso y servicio de los vecinos de aquel barrio; su primitiva fábrica fué un arco bastante bajo, por estilo de la puerta del Osario, teniendo por cima y exteriormente una capilla en que se daba culto á una imagen de la Vírgen. despues de construida por Carlos III la carretera general de Madrid á Cádiz, se hundió aquella obra, llevando la Vírgen al Cármen y edificando la portada en la forma que la vemos; los asientos de la parte de fuera quedaron formando un callejón, y en 1854 el ya citado Alcalde Sr. García del Cid, los mandó separar, formando la esplanada que tiene, y fué cuando quedó dentro el álamo que vemos saliendo á la derecha, y respetado por su lozanía.” De Paseos por Córdoba.
Ya tenemos que, se abrió la muralla almohade en 1518, habían pasado casi trescientos años desde que los árabes no gobernaban la ciudad de Córdoba. Un acta de fecha 18 de junio, recoge que había que derribar una casa que existía allí y que el uso de la puerta iba a ser exclusivamente para el servicio de los vecinos y aliviar las salidas por la puerta de Andújar y la de Baeza, más cercanas a ese punto. Al final fue una de las entradas a la ciudad más importantes. Le hicieron una capilla encima para la Virgen del Carmen, y dice D. Teodomiro que, en su estilo, fue muy parecida a la de la Puerta de Osario.
Al final, bastantes años después, y como hemos expuesto en otras entradas Carlos III en su impulso urbanístico, decidió que la carretera general de Madrid a Cádiz pasará, mejor dicho entrara por allí. Derribó la obra primitiva se llevaron la virgen y quedó prácticamente como estaba cuando se derribó definitivamente. En 1854 el Alcalde García del Cid, separó los callejones que se habían quedado a los lados y se formó la plazuela actual. Habla también de un álamo saliendo a la derecha, que se respetó por su “lozanía”.
NOTA: Este paseo no ha pretendido ser un recorrido eminentemente histórico, ha tratado de utilizar la memoria de diario, de un tirón, hasta dónde el autor ha podido llegar. Y señalar un recorrido que durante mucho tiempo fue el de paso de la ciudad desde Castilla hacia el Sur, y sobre todo citar una serie de lugares de nuestra ciudad que fueron y que son, sin ningún ánimo -como no puede ser lamentablemente de otra manera-, academicista.
Fotografías de hoy del autor y AMC
Bibliografía del tirón del paseo y citada
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