Alcázar grabado de Guesdon
Leía el otro día en el libro "Recopilación de Textos Históricos de Alcolea de Córdoba", un pequeño capítulo muy bien detallado, sobre la leyenda achacable a Isabel la Católica, que no tiene base jurídica alguna para apuntársela a ella, pues en ningún cuerpo jurídico figura así. Aunque bien es verdad que fue una costumbre local, origen de una auténtica separación de bienes matrimonial, que al final se derogó después de muchos años de aplicación, más de tres siglos, en 1784 Blas de Codes inició el expediente de derogación, si cabe decirlo así pues no era ninguna ley ni decreto real. Me refiero a la norma de que, las mujeres cordobesas no tenían derecho al régimen de gananciales, y para evitarlo dice se casaban en Alcolea que allí no existía esa costumbre, parece.
Alcázar y la Albolafia, grabado romántico
Alcázar y la Albolafia principios del siglo XX
D. Antonio Jaén Morente lo recoge en su Historia de Córdoba y D. Teodomiro Ramírez de Arellano en sus Paseos, por citar dos de nuestros autores selectos, y la verdad parece ser que, entre todos los mataron y ella sola se murió, no existe ninguna base escrita que recoja esa costumbre que, sin embargo se aplicaba. Hay diversas teorías sobre la misma una de ellas está muy bien tratada en un trabajo sobre las llamadas "Costumbres Holgazanas", de Gema Pérez de Villar Herranz, que merece la pena leer por aquellos lectores aficionados al derecho, en el que deja caer diversas teorías sobre su implantación, pero ninguna es achacable a la reina Isabel la Católica.
Doña Isabel la Católica
Don Teodomiro dice:“Cuando Isabel la Católica estuvo en Córdoba, le llamó la atención las muchas mujeres que frente a palacio se estaban dos o tres horas esperando a ver si se asomaba, sin que dedicarse a cosa alguna, y preguntando si le ayudaban a sus maridos a sostener las cargas de la familia, hubieron de contestarle que no, cuando dijo: -Pues si no ayudan a ganarlo, tampoco deben disfrutar de ello. Y las privó del derecho de bienes gananciales por muerte de sus maridos. De sus resultas muchas iban a casarse a la inmediata aldea de Alcolea para poder usar de aquel derecho”. Y Don Antonio Jaén Morente en su Historia de Córdoba capítulo XI, dice: “Los Reyes Católicos vivían en el Alcázar, y de aquí tomó la tradición curiosa de la historia jurídica de Córdoba, conocida por las ‘holgazanas’, que no concedía a la mujer bienes gananciales”.
Baños reales del Alcázar
Luego está la derogación. Como dije en un principio, en 1784 el Diputado de la Ciudad de Córdoba, decía que no había podido encontrar base legal a la discriminación sobre las cordobesas respecto a las castellanas, y decía: "Suponía que pudiera haberse derivado históricamente del hecho de que, siendo un tiempo Córdoba frontera de moros y estando mayoritariamente poblada por gente de armas, todas las ganancias matrimoniales fueron reputadas castrenses, exclusivas por tanto de los maridos según las Leyes del Fuero Real, recogidas luego en la nueva y en la Novísima Recopilación”. La realidad es que existió esa discriminación, y don Blas que era uno de los cuatro diputados del común, elegidos para defender los derechos del vecindario cordobés, inició el expediente que hizo retornar el derecho de gananciales a las mujeres cordobesas, en 1784.
Subida a una de las torres
Como con todo en la vida, es complejo seguir las costumbres, vemos como la historia está cogida con alfileres, siendo quienes copiamos retazos de ella copartícipes de trasladar lo que ahora en un mundo impregnado de anglicismos se vienen a llamar “Fake News” o noticias falsas, que se hacen realidad, cuando un corta y pega, o muchos corta y pega, traslada la cadena como hacen muchos con los envíos de wasap telefónicos. Te hace sentir mal, al ser cómplice de dejarte llevar por lo fácil, y contribuir a modificar la historia de las personas. Dudo ya de temas como los de las costumbres higiénicas, muy habituales en todos los personajes de ese tiempo gris, de la edad media, y no sólo quedarme en las ingles reales. O incluso el asunto de la rueda de la Albolafia, del que hacemos chistes sobre el agua.
Jardines del alcázar, años 50 del siglo XX
Está meridianamente claro que las clases poderosas árabes, rendían mucho más culto al agua y a la higiene -y antes los romanos-, que los contrarios cristianos. Pensar en los cinturones de castidad de las señoras cristianas, da un cierto repelús. Hay cuestiones menos mundanas y más evidentes, relativas a Doña Isabel, que están escritas y se pueden autentificar. Es posible que a la vista de esas mujeres en la plaza actual de los Mártires, pendientes de los adarves del Alcázar, la reina preguntara que, que hacían allí esas mujeres y si no tenían otra cosa que hacer (aunque me imagino que habría también hombres), y eso que no había móviles y camaras fotográficas en ese tiempo. Pero eso mismo podemos decir hoy de los que, o las que, visualizan esos amarillos programas televisivos de chismes y asuntos íntimos, normalmente de entrepierna, que la sociedad conoce al dedillo, no sabiendo de otras cuestiones mucho más importantes, para nuestra vida.
El agua de la sierra para los jardines del Alcázar
Lo cierto es que ha quedado como que la reina dictó una norma para que las cordobesas, por holgazanas, no tuvieran derecho a los bienes gananciales, en base a que estaban todo el día en la calle y no contribuían por ello al trabajo de la familia. Injusto desde luego, porque no serían todas las cordobesas, las que como Mocitos Felices, estaban al pie del cañón de la noticia diaria del corazón. Y la realidad es que las manipulaciones de la historia, muchas veces interesadas y otras casuales, hacen que la realidad sea tan difusa que no se diferencia en mucho de lo falso. Hoy con las redes sociales y las pocas ganas de pensar de la gente, y mucho menos de analizar, es muy fácil que calen en ella falsedades como estamos viendo con los emigrantes y otros asuntos de la vida política. Cada vez hay que tener más cautelas con todo.
Fotos del autor e Internet
Bibliografía la citada.
2 comentarios :
Creo que no es la primera vez que comento, pero por si acaso te vuelvo a dar las gracias.
Gracias de un cordobés en la distancia y aficionado a la Historia en general por estas pinceladas para conocer un poquito más de mi querida Ciudad y de su historia.
No suelo escribir pero leo todas tus entradas. Sigue así. Un saludo. Manuel.
Muchas gracias Manuel, es suficiente para sentirse satisfecho. Un fuerte abrazo
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