Sala Capitular (Fotografía Web Cabildo)
Hay un lugar en la Mezquita que siempre me ha llamado la atención, y nunca he podido visitar (no es visitable), y cuando pude hacerlo no tenía las inquietudes actuales. Es un lugar que conocen todos los periodistas, pues en él se hacen ruedas de prensa y toda esa nueva plantilla de guías turísticos, cuyo mayor número son mujeres, lo conocen, porque creo que allí fue su toma de posesión o cuando menos fue una visita obligada. Me estoy refiriendo a la Sala Capitular donde se reúne el Cabildo catedralicio, que está debajo de la Capilla del Cardenal o Santa Teresa y se pensó para hipogeo de la familia de Pedro de Salazar.
Pedro de Salazar (Foto libro La Catedral de Córdoba)
Como decimos, fue en principio construida para la cripta de poderoso Cardenal Salazar, cuando construyó su capilla octogonal, pensó en ese lugar para que reposaran sus restos. Las fotos que dispongo del lugar son de los libros editados. Las reseñas de sus autores. El otro día estaba la puerta abierta e intenté asomarme por si podía visitar el lugar. Imposible, con una amabilidad no habitual, se me paró y explicaron los motivos de la no posibilidad de visita. Eso dio pie a que intercambiara con el responsable una conversación, en la que le pregunté por una serie de dudas arquitectónicas que me asaltaban desde hace tiempo, y que reitero, con mucha amabilidad me contestó.
Entrada a la Capilla de Santa Teresa
Vista general de la capilla
El lugar fue motivo de un episodio que me llegó de primera mano, hace más de un cuarto de siglo, incluida grabación magnetofónica –entonces el torero de la carpeta y gorra, Villarejo, sería un simple guardia de a pie-, sobre un presunto hurto de un cáliz que no trascendió a más y del que no se cursó denuncia, pero que concluyó con el finiquito de uno o varios trabajadores. Si observamos el capítulo “Hurtos, alhajas consumidas y expolios”, del libro “La Catedral de Córdoba”, del Sr. Nieto Cumplido, veremos que a lo largo de la historia, estos episodios han sido muy corrientes. Acordémonos también de las famosas vigas, teniendo en cuenta además, que posiblemente fuesen sólo la punta del iceberg.
Cúpula de la Capilla
Santa Teresa, de Mora
Plano de "arteencordoba" con la posición de las obras
Dice el libro citado “La Catedral de Córdoba”, del Sr. Nieto Cumplido, sobre la Capilla de Santa Teresa o del Cardenal y Sacristía Mayor, que es la cubierta de la Sala Capitular, lo siguiente: “En la primer mitad del solar de esta capilla –anchura y profundidad del vestíbulo de la qibla- se asentaban, desde comienzos del segundo tercio del siglo XIV, las capillas de San Martín y de San Andrés.”. “Por extinción del patronato de la capilla de San Martín y en virtud de los derechos que ostentaba sobre la de san Andrés, sus solares fueron dados por la Fábrica de la Catedral al cardenal Salazar para la construcción de su capilla de Santa Teresa y de su panteón, que, a la vez, tendría uso y nombre de Sacristía Mayor de la Catedral por aprovecharse también del espacio que desde la Dedicación de la Catedral servía de sacristía de la misma, conservando así parecidos usos a los que tuvo este lugar durante el periodo musulmán.”
Sepulcro del Cardenal Salazar
“El cardenal Salazar (1630-1706), obispo de Córdoba desde 1686, encargó a Francisco Hurtado Izquierdo (1669-1725), maestro mayor de las obras de la Catedral desde el 17 de marzo de ese año, el proyecto de su capilla. En esta obra, escribe R. Taylor, de forma octogonal, el arquitecto introdujo por primera vez en Córdoba el tipo de decoración, caracterizado por el empleo de la clásica hoja de acanto en exuberante profusión, que ya había utilizado en los retablos de San Pedro de Priego. Las yeserías del cuerpo de luces y de la media naranja se terminaron en 1703, según consta en una cartela del interior.” La mayoría de los textos, hasta ahora son de la capilla pero pocos hay del hipogeo.
Texto del manuscrito Catálogo de Monumentos de R. Ramírez de Arellano
“Tiene forma ochavada y consiste en una hermosa cripta, en la que el arquitecto hizo alarde de su gran pericia constructiva, y en la sacristía propiamente dicha, unidas entre sí por una escalera de tres tramos en mármol rojo de Cabra, situada tras la antigua capilla de la Cena.”. “La ejecución de las yeserías de la cúpula estuvo a cargo de Teodosio Sánchez de Rueda a partir de 1702. EN 1705, Teodosio Sánchez talló el primer retablo de Santa Teresa frente a la entrada, sustituido posteriormente por el actual, de estilo neoclásico y estucado finísimo, y le fueron encargados los dos retablos-relicarios de la cripta.”
Fotografía de la sala del libro de Salcedo Hierro citado, con la diferente mesa
“En el año siguiente (1703) se dedicó a terminar la decoración de esta última pieza. Ejecutó por este tiempo la talla de los ocho compartimientos de la bóveda, cada uno con un diseño distinto, los marcos para los cuatro cuadros que pintó el violinista Juan Pompeyo, así como también las figuras en madera de los Doctores de la Iglesia sobre sus respectivas repisas (R. Taylor). La decoración de la cripta se completó con otros cuatro retablos más con lienzos de Juan Pompeyo, que representan a San Eulogio, la Aparición de Nuestra Señora de la Merced a Jaime I, la Transverberación de Santa Teresa y el Martirio de San Zoilo.”
Plano de planta del libro "De lo original a lo auténtico" de Sebastián Herrero
La habitación que se utilizó para el hueco de escalera, es la que en la Mezquita contiene la llamada puerta del Tesoro, macsura izquierda del Mirhab. Se accede por la capilla del Cardenal por una puerta que hay inmediatamente después de su mausoleo a la derecha de la sala. Es la puerta opuesta a la actual del Tesoro catedralicio. Menos cita Miguel Salcedo Hierro en su libro La Mezquita Catedral de Córdoba: “Los dos accesos mencionados anteriormente, a izquierda y derecha, nos llevan a la Cripta y el Tesoro respectivamente. La Cripta concebida para el enterramiento de la familia del Cardenal, fue cubierta por una bóveda decorada con yeserías, y sus paredes cubiertas con lienzos del pintor Juan Pompeyo: “Aparición de la Virgen a San Fernando”, “El martirio de San Zolio”, “San Eulogio” y “La transverberación de Santa Teresa”.
Ventana a ras de calle que coincide con la pared de la Sala Capitular
Pero más escueto y parco fue Rafael Ramírez de Arellano, en su Catálogo de Monumentos, no menciona el hipogeo y desmerece la capilla de Santa Teresa: “187.- Capilla de Santa Teresa vulgo del Cardenal. Arquitectura. El fundador fue el cardenal obispo de Córdoba D. Fr. Pedro de Salazar. El arquitecto D. Francisco Hurtado Izquierdo y la obra se acabó en 1705. Es ochavada de muy mal gusto churrigueresco. No vale la pena de hacer la descripción y el estudio. La embellecen obras de pintura y escultura de Palomino y Mora que ya van catalogadas en sus lugares correspondientes.” Bien que se despacha D. Rafael.
Una viga expuesta en la galería norte del patio
Y la web del Cabildo dice de la Sala Capitular: “La Sala Capitular, sin ser un lugar visitable, es un sitio de gran importancia en el desarrollo de la vida de la Catedral, ya que en ella se reúne el Cabildo. Originariamente fue concebida como la cripta de la capilla del Cardenal Salazar, localizándose en el subsuelo de este enclave. Nos encontramos ante un espacio octogonal con cúpula rebajada y decorada por yeserías. En él se custodian algunas obras de arte de interés, como es el caso de la escultura “Agnus Dei” de Pedro de Mena, o una serie de cinco óleos atribuidos a Juan Pompeyo.” Llamativo que las dos fotografías que he encontrado de la sala tienen mesas centrales distintas, la del libro de Miguel Salcedo es una tabla redonda completa y la de la Web del Cabildo, más actual, abierta con otra mesa central. Ningún texto habla de una ventana que a ras de calle existe y debería tener el hipogeo interiormente.
Fotografías de los libros "La Catedral de Córdoba", de Nieto Cumplido, "La Mezquita Catedral de Córdoba", de Salcedo Hierro y del autor.
Bibliografía de los libros citados, de la Web del Cabildo y del Catálogo de Monumentos de R. Ramírez de Arellano.
En los sesenta,ese lugar estaba olvidado,deteriorado y sin provecho alguno, siempre estaba abierto,incluso en el horario gratis(el tesoro cerrado).
ResponderEliminarAhora,por lo que veo de la foto,muy recuperado.Los cuadros,no tienen mucho valor artístico y la sepultura exagerada para el espacio,incluso los guías oficiales,no se paraban mucho en ella.Da gusto ver la Mezquita tan lucida,quien la vio tan abandonada
En un tiempo se podía ver,en el lugar,la monumental custodia en plata,sin vigilancia,que en según que horas había muy poca gente en todo el recinto,algo impensable ahora.
Salud
Carlos, muchas gracias por la aportación, que queda aquí. Un abrazo
ResponderEliminarBuenas tardes, amigos. Paco, no tengo palabras para agradecerte que nos ilumines, por lo menos a mí. Muchísimas gracias. Un abrazo y salud.
ResponderEliminarGracias Paco, sin embargo hay muchas personas que han entrado en ese lugar que ahora no es visitable, yo no lo he hecho. Salud.
EliminarSoy nuevo en comentar en este blog, que encontré a través de la entrada del Cementerio Protestante de Chinales.
ResponderEliminarDesde luego que es un honor poder leer y descubrir sitios de tu ciudad, de forma tan educada, atractiva y educativa.
Lo dicho, un placer conocer su blog, Sr. Muñoz, espero leérmelo enterito.
Muchas gracias "desconocido". Dos cosas falta tu nombre en el comentario y la segunda es que el sistema al no tener un correo electrónico no puede contestarte. Evidentemente es un comentario anónimo pero muy educado y amable, si no lo fuese no lo habría publicado. En una palabra si no te registras con un correo puede que nunca leas mi respuesta, por lo que es como predicar en el desierto. Muchas gracias nuevamente y un abrazo.
EliminarMil disculpas, espero que ahora salga correctamente.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias Corduba, ahora te contestará el sistema con este correo. Un fuerte abrazo.
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