martes, 19 de febrero de 2019

NADAR EN LA MIERDA

Maderas de Oriente, la colonia de mi madre

Allá por el 1968 -hace más de medio siglo- yo estaba “marcando el caqui”. Como era pernocta, es decir como dormía en mi casa, no en el cuartel, por la mañana debía entrar a la 7ª Compañía -una enorme nave dormitorio, que pinté con otro en un día porque a un desalmado se le antojó- para ponerme el traje de faena y quitarme el de "bonito". La compañía contenía el resto de los compañeros soldados hasta los doscientos cincuenta que tenía cada compañía; tres secciones de fusiles y una de armas de apoyo. Hay que ver como te graban a fuego estas tonterías logísticas. La 7ª Compañía del 2º Batallón, del Regimiento, es la hoy nave de segunda planta de la Biblioteca de Lepanto.

 Puerta principal de Lepanto

Puerta Falsa de Lepanto

Todos, como es lógico, no eran aseados, luego estaban los calcetines y botas, con su olor característico, ropa interior, que muchos verdaderamente usaban bastantes días sin cambiarla. Luego estaban los olores tipo lejía de los desahogos genitales nocturnos. En suma, que el olor a humanidad, mezcla de todos los perfumes, nada más traspasar las puertas de la enorme nave y eso que tenía grandes ventanales y altos techos, era denso y agobiante, y la mayoría de las veces incitaba a la nausea.

Patio de carruajes

Patio de caballerías

Pues bien, yo impregnaba la gorra por dentro con colonia, "Maderas de Oriente" de Myrurgia, que era la que usaba mi madre, y al entrar en la compañía, con ella me tapaba la cara, imitando una máscara antigás. Pasaba la nave y llegaba al fondo, una vez allí no había escapatoria tenías que quitarte la gorra y respirar ese ambiente denso y putrefacto. Y he aquí el milagro de la naturaleza, te quitabas la gorra y el olor era normal, te habías acostumbrado al mal olor, formabas parte del mal olor, ya eras mal olor también y como lo que es igual no es ventajoso, pues eso.

Polvorines de Lepanto de los que yo tomaba la temperatura

Si un partido político nada en la mierda, no la huele, forma parte de esa mierda y es incapaz de determinar dónde está la limpieza. Esto no es una disculpa, en absoluto, es la confirmación de un experimento científico. El que nada en la mierda, se siente como en su hábitat natural, no se da cuenta de los vapores que lo envuelven y se transforma, forma parte de ellos. Y los que votan a partidos políticos que nadan en la mierda, han entrado en la compañía y se han quitado la gorra.

Fotos de Internet una de todacoleccion.net

4 comentarios :

Canario dijo...

Amigo Paco, inspirado título que incita a leerlo, nauseabunda y magnífica descripción (no es fácil contar olores, me acuerdo de la genial novela "El Perfume"), acertadísimo símil e inspirada reflexión política con la que no puedo estar más de acuerdo.

Como siempre, un placer leerte y en entradas como esta, más.

Un Abrazo,

Paco Rojas

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenos días, amigos. Paco, veo que todas las madres usaban las mismas colonias. El relato es muy bueno. Por la puerta falsa entrabamos al campo de futbol.
Paco, “si un partido político nada en la mierda…” pues, ya sabes. A nadie le huelen sus peos, ni sus hijos les parecen feos. Un abrazo.

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias, creo que sería la moda de un tiempo. Efectivamente directa al campo de deportes. Y acertado refrán. Salud

Paco Muñoz dijo...

Querido amigo Paco, muchas gracias, no me acordaba del Perfume, un fuerte abrazo.