La campana gorda (Foto F.Llop)
“Dame el aguinaldo, / carita de rosa, / que no tienes la cara / de ser tan roñosa.
Y si me lo das, / y si me lo das, / que pases unas Fiestas / con felicidad.
Y si no me lo das, / y si no me lo das, / que te caiga encima / la campana gorda / de la Catedral.”
IHS María(Foto F.Llop)
Uox mea(Foto F.Llop)
Separación entre texto (Foto F.Llop)
La maldición no podía ser peor, “que te caiga encima la campana Gorda de la Catedral”, una mole de bronce de 145 cm de altura, de 178 cm de diámetro, con un borde de 14 cm y un peso de 3265 kilos, además de una antigüedad de medio millar de años. Hombre si te pillaba agachado y no te daba el badajo, a lo mejor te salvabas, pero lo lógico es que no salieras bien parado. Es verdad que la Gorda del campanario de la Catedral de Córdoba no es la que encargó a Iván Motorín y su hijo, Ana, la sobrina de Pedro el Grande de Rusia, de 202 toneladas, 6,14 m. de altura y un diámetro de 6,6 m. allá por 1733.
Escudo episcopal y Virgen entregando casulla(Foto F.Llop)
Escuda episcopal (Foto F.Llop)
Inscripción inferior (Foto F.Llop)
Un buen amigo me dijo el otro día cariñosamente que, con tanto escribir sobre el patrimonio religioso, lo próximo sería repartir bendiciones. A otros/as sin embargo, les llama la atención muchas de las cosas publicadas. Otro me dice que no me lee porque la mayoría de los artículos versan sobre lo mismo, que soy un meapilas (expresión cariñosa inferior a la beatería). No es verdad, pero puede parecerlo. Considerando, eso sí, que la mayor parte de nuestro patrimonio está impregnado de nuestro pasado judeo-cristiano, aunque hay que tener en cuenta además que es también, árabe, visigodo, romano, fenicio, íbero o tarteso. Lo que importa es que si yo soy el primer sorprendido con nuestros tesoros artísticos -o de la Iglesia Católica en este caso-, seguro que otras personas se sorprenderán también.
Inscripción inferior (Foto F.Llop)
Borde
Enganche al yugo
Por otro lado quien me conoce sabe lo que pienso de todas las religiones, si arrastran adictos es porque tienen algo bueno para sus seguidores (tantos millones no pueden ser tontos o estar engañados), aunque también tienen cosas menos buenas, pero creo que no es el mensaje lo verdaderamente malo sino los mensajeros, con sus humanas imperfecciones. Las religiones se han copiado unas de otras y en la mayoría de sus historias encontramos enormes similitudes. Si todo en la vida -y lo de después-, fuese explicable científicamente, no habría esos huecos en la indefensa soledad del ser humano que, en muchas ocasiones se rellena con historias de dioses -muchos crueles-, palomos inseminadores -que no palomas-, y multitud de mitos –repetidos según la civilización-, cuando le falta la protección de sus progenitores.
Sujeción al arco lado derecho (Foto F.Llop)
Sujeción al arco lado izquierdo (Foto F.Llop)
Detalle de sujeción (Foto F.Llop)
Pero no es cuestión de filosofar sino de comentar sobre un enorme trozo de bronce, tangible por cierto, no es dogma de fe, son 3265 kilos. Esta es la Gorda, más gorda, o la Santa María. En los campanarios hay campanas “gordas” y “campanas de repique”. En el campanario de la Catedral, hay cuatro gordas, una en el arco central de cada fachada. La que estamos reseñando está en la fachada este. Esta “Gorda” tiene la peculiaridad de estar girada unos grados (un cuarto de vuelta), para eludir el desgaste que tiene en sus lados por el golpear del badajo durante quinientos años. Es la única, junto con la del campanillo de la espadaña del Altar Mayor, que conserva una epigrafía gótica.
Yugo y motor del badajo (Foto F.Llop)
La campana gorda tiene varias inscripciones arriba dice: “ihs / maria / uox / mea / sonet / mentem / santam / spontaneam /honoren /deo / et / patrie / lyberacionem”. Lo primero 'Jesús Salvador de los Hombres y María', luego “uox mea sonet”, 'suena mi voz', y “mentem santam spontaneam honoren deo et patrie lyberacionem”, o lo que es lo mismo: 'de manera piadosa, y voluntariamente, sueno en honor de dios y para liberar mi patria'. Es una expresión que se usa desde los siglos XIII al XV, y una leyenda la atribuye a una inscripción dejada en Catania por un caballero en el entierro de Sta. Agueda, santa a la que está dedicada la campana y que protegería al territorio.
Badajo (Foto F.Llop)
Calle Cardenal Herrero y la campana gorda (Foto Otto Wunderlich 1920)
En el cuerpo de la campana hay encontradas dos cruces con pedestal, cruces que por el giro que arriba se cita, caen a los lados, también están las armas del obispo, así como un cuadro que representa “la entrega de la casulla de la virgen a San Idelfonso” . Más hacia el pie otra inscripción: "+ el ylustre (u invertida) y muy manifico señor don alonso manriq ouispo de cordoua capellan mayor de la reina dona iuana y del rey don carlos su fylo nros senores mado fazer esta canpana ano de # m # dxvii" / "años + siendo obrero iuan lopez del rio canonigo". Creo que no necesita traducción porque se entiende, pero: “Que el muy ilustre y magnifico Señor Don Alonso Manrique Obispo de Córdoba capellán mayor de la Reina Doña Juana y del Rey Don Carlos su hijo, nuestros señores, mandó hacer esta campana, año de MDXVII, siendo obrero Juan López del Río canónigo”
Vergajo de verga de toro (foto Artesanía Ibérica)
Me acuerdo que de chavales nos decían los “expertos” (individuo un par de años mayor que uno, y que por esa razón lo que decía era ley) que los badajos estaban amarrados a los ganchos con picha de toro, un material del que hacían los vergajos de los municipales o bastones de tratantes de ganado. Después de mucho buscar, he encontrado solamente que las tiras puede ser de piel de toro, -no específicamente de verga de toro-, y se empleaban para ello por su dureza y resistencia. Pudiera ser que esas tiras de pellejo fuesen lo mismo. De todas formas ahí queda la curiosidad de como un pene de un animal, eso sí un toro, puede servir hasta despues de muerto, no como los de muchos humanos que poco nos sirven hasta en vida.
Fotografías de Francesc Llop y Mari Carmen Álvaro, una de ArtesaniaIberica
Bibliografía del trabajo de Francesc Llop y Marí Carmen Álvaro
7 comentarios :
Pues sí,sea uno creyente o no,ese patrimonio al que te refieres nos pertenece y ha formado y sigue formando parte de nuestro ser.He ayudado a tocar esas campanas y entiendo tu sentimiento,porque es un punto de unión.
Te felicito,por el buen gusto con el que tratas el tema.
Salud
Muy interesante Paco todo lo que escribes, eso de meapilas no es verdad, el que siga tu blog desde hace tiempo debería saber que escribes de todo.
Respecto al villancico, yo sabía otra versión, muy parecida, que dice:
Dame el aguinaldo,
carita de rosa,
que no tienes cara de ser tan roñosa
La campana gorda,
de la Catedral,
se te caiga encima si no me lo das
Y si me lo das,
y si me lo das,
que pases las Fiestas con felicidad.
Con un final alternativo en caso de roñosa:
Si no me lo das,
si no me lo das,
que pases las fiestas
en el hospital.
Muchas gracias Carlos, es verdad y coincido contigo. Forman parte de nuestra vida de alguna manera. Pero la matraca ya no existe. Un abrazo
Muchas gracias Antonio y sí, llevas razón, es otra letra que conocía también, ya sabes las variantes de los villancicos. Lo de meapilas es cariñoso, me lo dicen de broma algunos amigos. Un fuerte abrazo.
Por fin he encontrado alguien que se sabe la misma versión que yo del aguinaldo. Pensé que después de tantos años no lo recordaba bien y eso que de pequeña (gracias a tener una familia numerosa por parte de padre y madre) lo cantábamos muchísimo mi hermana y yo, incluso a mis vecinos de los bloques cercanos al nuestro. Actualmente le he enseñado a mi hijo también la canción, para que pida en el aguinaldo a la familia y así mantener las bonitas tradiciones.
Mil gracias por tu artículo y toda la información que en él escribes. Es un placer leer historias de nuestra tierra.
Paispa, muchas gracias y me alegro mucho de que hayamos coincidido. Yo tengo un problema con una canción que recitaba mi madre cuando nos lavaba, conseguí la letra y la perdí, aquello fue un trauma para mí. Las pequeñas cosas las hago grandes. Y las gracias también por el segundo comentario. Un abrazo y feliz 2023.
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