Portada del folleto
Miércoles siete de noviembre, una inauguración de categoría en la ciudad de Hornachuelos, la Posada de los Arrieros, calle Mayor 20. Un día verdaderamente desapacible, regado de una fina lluvia, que no empañó en absoluto el acto. Un lugar espectacular, remozado con un notable gusto, respetando lo más posible el entorno histórico. Una familia, la de los propietarios y vecinos que fueron de la casa, que en contra de la especulación urbanística sin reparos, decidieron que lo mejor era que la Posada quedara para Hornachuelos, Miguel García Velasco estaba allí, el nació en la casa. Cándido García su sobrino, que impulsó la idea de que el ayuntamiento se quedara con el proyecto, considerando el valor patrimonial por encima de otros valores más atractivos como son el beneficio económico.
La alcaldesa María Pilar Hinojosa abriendo el acto
El público asistente
Monique Betancourt (arquitecta), Mª Pilar Hinojosa (Alcaldesa) y Cándido García
Un momento protocolario corto, para que fuese doblemente bueno. Dª María Pilar Hinojosa, Alcaldesa de Hornachuelos, por el GIH, abrió el acto, hizo un recorrido por las vicisitudes pasadas y reconoció la labor de anteriores corporaciones. Los logros en los ayuntamientos y sobre todo los importantes, no salen de un solo mandato, hay realizaciones a largo plazo que conllevan el esfuerzo de distintas ideologías, cuando la imperante sea la mejor para el pueblo. Eso significa el esfuerzo de todos. Y en ese todos no están solo los ediles, también están los funcionarios, con una labor discreta, que no se ve, pero importante y, sobre todos, la sociedad civil empujando. Dijo la Alcaldesa que "la Posada era el ADN del municipio".
Cándido García y su tío Miguel García
Una vista del descansadero desde la escalera mientras hablaba Cándido García
La arquitecta Monique Betancourt en el uso de la palabra
Se extendió en la singularidad de esta Posada en la comarca, de las pocas, quizás la única, que queda. Explicó de forma somera las cuentas y los equilibrios optimizadores de las mismas. Cedió la palabra a Miguel García que habló de la historia de la casa, cuando la adquirieron y su idea que sirviera para que las generaciones futuras conocieran como se vivía entonces, diciendo que cuando se dejó de transportar las mercancías en borricos, perdió su razón de ser. Cándido García su sobrino, agradeció a todas las corporaciones anteriores su labor y esfuerzo, y las muchas vicisitudes habidas. Comentó el esfuerzo familiar para no ceder a la especulación y que la posada fuese un valor patrimonial para Hornachuelos.
Luego le pasó el testigo a Dª Monique Betancourt, arquitecta peruana nacionalizada española, que ha sido quien ha culminado la obra. Ella se extendió en explicaciones técnicas y detalles de la construcción, incidiendo que aún queda mucho por estudiar de lo descubierto, que las pretensiones habían sido el respeto por lo histórico. María Teresa Durán, Arquitecta y Concejala de Urbanismo, leyó un poético texto sobre el lugar diciendo entre otras cosas, que "las nuevas generaciones corretearan por la posada y una nueva buganvilla crecerá en el patio". A continuación la alcaldesa impuso a Miguel García la insignia de la ciudad.
Y para terminar, me pareció trasladarme a épocas contemporáneas a la actividad de la posada, con el rito católico de la bendición de lugar por el párroco, acompañado de su ayudante -no sé si sacristán-, que portaba el acetre con el agua bendita y el hisopo, fieles a la tradición judeo cristiana. Lo importante es en realidad que la Posada de Arrieros de Hornachuelos es un hecho cierto y ahora el esfuerzo de la Corporación irá, seguramente, en dirección a llenarla de contenido cultural. Ideas sobran desde luego, y si el nivel de optimización de los recursos sigue como hasta ahora, se podrá conseguir. La defensa del patrimonio debe ser de interés general, yo no puedo evitar recordar a ese luchador en defensa del patrimonio local, que fue el malogrado Curro Mesa. Y el colofón fue una visita guiada y una copa de vino.
Punto de información alcoba
Patio Central lugar de encuentro
Alcoba comedor comunal, punto de información
Que mejor para la descripción arquitectónica e histórica que la web del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), que dice lo siguiente:
"Descripción: La Antigua Posada de Hornachuelos se encuentra situada en pleno casco histórico del municipio. En dirección Norte, la calle comunica con la plaza donde se encuentra el Ayuntamiento y las casas más destacadas, y en dirección Sur se llega a las afueras del municipio, donde se halla el cruce perpendicular de la Cañada Real Soriana. Dicha situación define las características de este inmueble del siglo XVIII y posada de arrieros desde al menos el siglo XIX.
Se trata de un inmueble sencillo y muy representativo de la arquitectura vernácula de Hornachuelos y, en concreto, de esta tipología de posada, que cuenta con dependencias funcionalmente marcadas: cuadras, pajar y habitaciones de huéspedes jerárquicamente dispuestas. Es el único ejemplo representativo que se conserva del conjunto de posadas del municipio y de la comarca de la Vega del Guadalquivir. Si bien, en las últimas décadas, la posada se reconvirtió en casa de vecinos y residencia particular, las transformaciones sufridas son escasas. Éstas se reducen a la construcción de una cocina de carbón en la crujía norte y al aseo moderno situado en el segundo patio, en la crujía sur del inmueble.
La edificación está realizada con gruesos muros de carga de tapial de tierra y ladrillos, enlucidos de cal tanto en su fachada como en el interior del inmueble. La sobria fachada indica la disposición en dos plantas y la cubierta de teja árabe. Los seis vanos de la fachada cuentan con rejas de forja tradicional, siendo únicamente volada el que se encuentra por encima de la puerta lateral adintelada, coronada por una significativa y bella hilera de pequeños azulejos cuyos iconos figurativos y colores los sitúan en el siglo XVIII.
A la antigua posada se accede mediante un primer zaguán, de suelo enchinado, que da paso a través de un arco rebajado al patio central, en torno al cual se disponen las distintas dependencias. El patio se encuentra cruzado por un pasillo o vereda, de suelo enchinado, que guiaba la entrada de las bestias hacia el "descansadero" frontal, que era el punto de recepción de arrieros y de cargas. Este espacio central en la planta del inmueble está porticado con arcos de medio punto rebajados y en sus paredes se disponen varios enganches de madera que servían para colgar el equipaje y las alforjas de los animales.
Además cuenta con unos "poyos" arrimados a las paredes que ponen de manifiesto la funcionalidad de este espacio, compartido por huéspedes y propietarios del inmueble, para el descanso y la sociabilidad. Al igual que en otros inmuebles residenciales el patio cumplía por añadidura la función de relación vecinal. En su frente Norte, el patio, posee una solería de ladrillo de barro dispuesta a tabla. Cuenta con dos crujías laterales perpendiculares a la fachada. Se trata de las dependencias originariamente ocupadas por su antigua propietaria o "posadera": el comedor principal, una alcoba familiar y una cocina en la planta baja y dos alcobas en la planta alta.
En el comedor principal destaca en una de sus paredes una alacena embutida con puertas de madera con cuarterones y terminación en celosía. En esta dependencia comían la familia propietaria y los huéspedes de mejor condición económica y social. Junto a este comedor se encuentra la cocina principal o de la Tía Engracia, remodelada en la década de 1980. En ésta se cocinaba para la familia propietaria y para los huéspedes con pensión completa. En el lateral izquierdo o parte sur del mencionado patio se halla otra crujía en la cual se disponen las dependencias de los huéspedes e inquilinos. En la planta baja se halla la alcoba-comedor comunal, otra alcoba contigua y la cocina supracomunal, que fue usada por las mujeres de arrieros y labradores de cuadrillas que allí se hospedaban.
Posteriormente, cuando la Posada se convirtió en casa de vecinos era la cocina de uso vecinal. Junto a la primera alcoba comedor se halla una escalera de hierro exterior (al patio) que conduce a otras dos alcobas. El género era otro criterio definitorio de ocupación del espacio. Salvo las familias que pernoctaban en la misma habitación, las mujeres solteras eran alojadas en las dependencias más cercanas de la familia propietaria. Desde el descansadero porticado, dispuesto en una doble crujía, se llega al fondo a la cuadra principal, de mayor dimensión, que comunica en la planta alta con el pajar-alcoba. El forjado de madera de la cuadra está dispuesto sobre una viga mayor o jácena que a su vez descansa sobre un puntal de hierro de fundición.
Esta dependencia quedó desprovista durante el siglo XX de cualquier mobiliario alusivo al uso original, y se readaptó a otros, entre los que cabe destacar la de servir de sede clandestina de reuniones del partido socialista en las décadas de 1960 y 1970. Al lado izquierdo del descansadero, se halla una alcoba y a continuación la entrada a otro patio que comunica a su vez con un almacén-cuadras y con un pequeño aseo realizado en el siglo XX. Por la derecha del descansadero y desde la cuadra principal se accede a un tercer patio o pequeño corral que comunica a ambos lados de éste con sendas cuadras. De las posadas que existían en el pueblo ésta era la que contaba con mayor espacio para albergar caballerizas, hecho que la convertía en la posada más concurrida por arrieros y viajantes.
En este espacio porticado del descansadero, a la entrada del lateral derecho, se halla una escalera de barandilla labrada en madera que conduce a las tres mejores alcobas de la planta alta, destinadas a los huéspedes de mayor poder adquisitivo. Los cierres de ventanas son de madera, los suelos de ladrillos de barro y los techos típicos en Hornachuelos, dispuestos en tableros de ladrillo o bien tablazón con vigas de madera, escuadradas o rollizas según las dependencias."
Y continúa con los siguientes "Datos Históricos:
La Posada de Hornachuelos, se caracteriza por ser una tipología constructiva representativa de la arquitectura tradicional que abundaba en los pueblos y ciudades de nuestro país, las posadas situadas en las rutas y las vías de comunicación que ofrecían descanso y albergue a los viajeros que por estas transcurrían. Las posadas eran muy comunes en caminos y municipios andaluces. Ubicadas junto a los caminos y a las vías de comunicación, que constituían redes de comunicación de mercancías y personas, eran los lugares por los que arrieros, ganaderos, comerciantes y transeúntes pernoctaban en su transcurso por estas rutas.
En la actualidad, son pocos los testigos representativos de estas edificaciones que nos han llegado. La mejora de las vías y los medios de comunicación, así como la consolidación de las principales carreteras fuera de los municipios y la extensión de los modernos medios de transporte tuvieron mucho que ver en el progresivo decaimiento de estos inmuebles. Sin embargo, hay que señalar la importancia que estas edificaciones tenían como espacios de recepción de viajantes y transeúntes y como punto de encuentro entre extranjeros y nativos.
Su localización, en los intramuros de Hornachuelos, en una de las calles más concurridas de la zona histórica del municipio, la hacen de todos conocida. Es uno de los inmuebles reconocidos en el municipio como histórico. Y, pese a no haber gozado de un reconocimiento administrativo monumentalista, siempre ha sido objeto de atención en los catálogos artísticos y otros estudios, que en la provincia de Córdoba se han realizado. Asimismo, en todas las guías turísticas de Hornachuelos se la señala como un lugar de interés histórico, pese a que el inmueble siempre fue de uso privado y no existía por parte del Ayuntamiento ningún convenio con los propietarios para propiciar su visita.
Se puede constatar que los elementos arquitectónicos y ornamentales de La Posada hablan de una edificación de la segunda mitad del siglo XVIII, pero no se han encontrado documentos históricos que fechen con certeza los motivos que originaron su construcción y los usos que albergó en su origen. Se cree que en sus orígenes este inmueble pudo pertenecer a la congregación de los Basilios que se asentaron en el siglo XVI en el Monasterio de Nuestra Señora de la Sierra. Aunque no se ha encontrado confirmación documental, una posible explicación del origen y uso del inmueble es que este sirviera como casa de paso de los basilios afincados en su monasterio a su paso entre San Calixto y Palma del Río, puesto que la orden poseía un Hospital en Palma del Río y el trayecto hasta éste exigía pernoctar a medio camino.
Esta hipótesis explicaría la existencia de elementos religiosos en el inmueble y la vinculación que sus propietarios hacen del inmueble con la orden religiosa afincada en San Calixto. Otro aspecto importante es la transformación que el solar que ocupaba La Posada ha experimentado. Sobre todo debido a los cambios de propietario y diferentes particiones que el inmueble original ha sufrido. Puesto que en su origen La Posada ocupaba un espacio mucho mayor que al actual, llegando su trasera a la calle Mesón y a la calle La Palma, donde se encontraría la puerta de acceso de bestias y aparejos de labranza.
La Posada, pese a haber sufrido algunas reforma internas, propias de la necesidad de mantener el inmueble y de mejorar sus condiciones de habitabilidad, conserva su estructura formal original, lo que enfatiza su interés arquitectónico. Entre las reformas efectuadas en el edificio, cabe señalar el cambio de vigas de madera en la cubierta sur del "descansadero", frente a la cuadra principal. En este espacio existe en el forjado de ladrillo, una inscripción que versa: Año de 1882, J.M, que, según comentan sus propietarios, señala la fecha en la que se llevó a cabo la obra. Otras reformas que han alterado parte de la estructura interna tradicional del inmueble fueron: La construcción de una nueva cocina."
Vídeo todas las fotos
Vídeo Fotos Acto Protocolario
Vídeo retazos vídeos acto
Audio completo del acto de Inauguración
Fotos del autor, de Conchi Carnago y del folleto.
Bibliografia de la Base de Datos del IAPH
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