Curiosa imitación del minarete
El 15 de septiembre pasado participamos en una visita guiada a la Mezquita, que organizó Ataurique Gestión-Cultural. En ella recordé antiguas citas sobre el monumento inmatriculado secretamente. Hay que reconocer y quitarse el sombrero por la calidad profesional de las nuevas generaciones de guías. Ignoro si el resto del grupo asimiló todo lo que nos dijeron. Yo recuerdo que algunas de las explicaciones me impactaron, porque ya no formaban parte activa de mi memoria. Una de las cosas más llamativas fue el capítulo del suelo, en la parte que Félix Hernández buscó sin encontrar, la llamada Basílica de San Vicente, nos dijo Marta: "el rebaje del suelo por Félix Hernández, comparado con la ampliación de Abderramán II. Aclaración de la similitud de los arcos con un acueducto romano por su parte superior, que permite un desagüe rápido de las aguas de lluvia. Visita de lo que queda del muro de Qibla del segundo de los Abderramanes, y ampliación definitiva al sur de Al-Hakan II."
Reflejos irisados en el suelo de mármol de la primitiva Catedral
Luego la ampliación de Almanzor. Fustes de menor robustez y capiteles más pequeños. Los arcos pintadas sus separaciones de color rojo, todos de piedra. Las columnas uniformes, que denotan la fabricación exclusiva. Carecen de basas, porque no tienen su propio cimiento, si no que están apoyadas en gruesos muros subterráneos, como puede verse en la calle del subsuelo, desde el cautivo al altar Mayor. Y el pavimento de ladrillo, que no tiene nada que ver con el original. El pavimento ha sido siempre una duda razonable para los expertos, y se han hecho bastantes cábalas al respecto. Hay un excelente trabajo de Rafael Castejón, del año 1945, publicado en el Boletín de la Real Academia, BRAC 54 págs. 327-330, titulado "El Pavimento de la Mezquita de Córdoba" José de la Torre y Cerro en sus investigaciones sobre el Inca Garcilaso de la Vega, en la cesión de su capilla, la nº 41, apunta: "la escritura otorgada por el Obispo de Córdoba cediendo al Inca un arco y capilla para enterramiento, efectuada en 18 de Septiembre de 1612, hace notar que se le impone la obligación "de hacer solar a su costa de ladrillo junto toda la nave que está desde el dicho arco y capilla hasta el solado de la nave del altar mayor". Esta obligación la acepta el Inca y la ratifica en posteriores documentos."
Plano coloreado de las distintas ampliaciones (Lourdes Morales)
Continua el artículo diciendo: "Antes el levantamiento del pavimento efectuado por as remociones de pavimentos hechas en estos últimos años para rebajar aún más el nivel que en tiempos del restaurador Don Ricardo Velázquez dio éste al pavimento de mármol que empezó a colocar hacia el año 1890, en las partes más viejas del templo, han dado en algunos sitios, al hacer el corte de tierras, unos finos lechos calizos, de unos centímetros nada más, en todo caso alrededor de cinco centímetros de altura los más gruesos, que parece representar líneas de piso de tiempos musulmanes."
Estas mujeres si que sabían del pavimento, y de rodillas
Y el arquitecto restaurador Don Félix Hernández, dice: "que estas partes más antiguas de la Mezquita, por lo menos, tuvieron pavimento embetunado de rojo, según costumbre califal. Pero estos lechos hallados, algunos de ellos superpuestos, indicando diferentes niveles, y completamente deleznables, o sea de cal suelta y apisonada, constituyen el único vestigio actual de un posible piso original. Pero estos lechos hallados, algunos de ellos superpuestos, indicando diferentes niveles, y completamente deleznables, o sea de cal suelta y apisonada, constituyen el único vestigio actual de un posible piso original."
Excavación el la primitiva mezquita, motivo del rebaje actual
Por lo tanto no había una clara evidencia del piso terrizo. El enladrillado obligado al Inca, ocurre igualmente en otras capillas, pero seguía la duda de si se pretendía sustituir un pavimento viejo por otro nuevo. Pero nuevamente D. José de la Torre halló una escritura de limpieza que le facilitó a Rafael Castejón, es entre el Racionero Matías Pinelo y un particular, Martín Ochoa, en el que Martín se compromete a "barrer y regar toda la iglesia, tanto la parte enladrillada como la terriza, con otros detalles, a costa de cuyo trabajo se le conceden los frutos que rindan los árboles plantados en el patio de los Naranjos. Esta escritura se renueva cada cuatro años, y de ella existen repeticiones en el Archivo de Protocolos"
La escritura es del 10 de mayo de 1557. Lo que nos aclara que el pavimento de la Mezquita, cuando menos en la zona de la ampliación de Almanzor era o fue terrizo. Se estima que la delantera del Mihrab pudo estar de mármol, como el interior del lugar sagrado para los árabes. Velázquez Bosco sustituyó según parece, un enlosado que había antes del actual, que por su baja calidad pudiera ser del tiempo de construcción o posterior, además estaba muy malamente lo que obligó a su sustitución. Concluye Rafael Castejón diciendo: "La Mezquita de Córdoba, por tanto, estuvo terriza hasta tiempos bastante modernos, y ello explica la falta de datos y vestigios de pavimento que los arqueólogos vanamente buscaban."
Fotos del autor e Internet, plano de Lourdes Morales Farfán
Bibliografía citada.
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