Grabado de D. José Rey y Heredia
Cuando bajamos de la Antigua calle Pedregosa, ahora Blanco Belmonte, nos encontramos la calle Rey Heredia, que antes de llamó del Duque, por el palacio ducal de Enrique II que en ella había, Respecto al nombre, D. Teodomiro Ramírez de Arellano, recoge en sus “Paseos por Córdoba” que: “...los duques que le dieron nombre a ésta vía, no son los de Rivas como suponen algunos; nosotros creemos habían sido los de Alba, título unido al Marquesado del Carpio, que tuvieron casas en lo que hoy es convento de Santa Ana, hasta llegar a ésta calle de José Rey o de los de Féria, tan antiguos, concedido a un Sr. Suarez de Figueroa, apellido de la casa de Villaseca, que tenían en este sitio la que mira a la calle de la Encarnación y que vendieron a los Sres. Barbudos, aunque perteneció al mayorazgo fundado por Álvaro de Armentia o Armenta; tiene una bonita portada, aunque con mutilaciones, del siglo XVI, y en el patio una linda arcada que recuerda aquella buena época para las Artes.” Esa casa, creo que forma parte de las propiedades del famoso judío francés, con plaza ; Elie J. Nahamías. Mejor dicho de sus herederos. La casa del Judío de Jerónimo Páez.
Calle Rey Heredia, Encarnación y la antigua columna
Esta larga calle y pendiente, nos lleva al cruce de Badanillas y Cabezas con Caldereros, el cruce con más registros en el suelo de Córdoba, antes hemos pasado por una casa en la que vimos un finado cuando estábamos en el colegio de la calle Alta de Santa Ana, de D. Enrique Rodríguez Castro, después el Convento de la Encarnación, con su columna de mármol en la esquina de la calle del mismo nombre que -según artencordoba, una de las mejores páginas de arte y patrimonio de nuestra ciudad-, es un pedestal de estatua que perteneció al propietario minero Tito Mercelloni Persino, como referencia su inscripción: “T(ito) Mercelloni Persino / Mario aedil(i) Ilvir(o) / coloni et incolae”, parece que emparentado con la poderosa estirpe de los Marii, frente al palacio citado (1). En la otra esquina de Encarnación el Oratorio del Caballero de Gracia. Luego a la izquierda, pues bajamos, hay un ensanche -del que luego hablaremos- y la calle del Horno del Cristo, que nos lleva al teatro financiado por el poderoso evergeta Sexto Mario. En el siglo primero, era Sexto Mario, el más importante propietario o uno de los más, de minas en la Sierra Morena, cuyos topónimos parecen proceder de su apellido. Era el más rico de Hispania, según Tácito, y los Mons Mariani (Sierra Morena), llevaban su nombre según Plinio.
Calle Rey Heredia, Encarnación y el antigua pedestal
Pero seguimos bajando, aunque luego volvamos a esa plazuela, a la izquierda está Bataneros, los que manejaban los batanes de confección de los paños, industria que fue bastante importante en Córdoba. A la derecha la dedicada a Osio, primer obispo de Córdoba, y asesor de Constantino cuando la legalización del cristianismo, por medio del Edicto de Milán, en el que parece colaboró. Esta calle partió en dos la llamada "manzana de la Reina" Y el convento de Santa Clara, antes mezquita y antes iglesia visigoda, que ocupaba la manzana formada por las calles, Rey Heredia, Osio y Portería de Santa Clara, Hoy en día está segregado. A la izquierda la casa de unos plateros famosos, no sé si tanto o más que Sexto Mario, pero famosos como su apellido Aguilar.
El miliario de la esquina del convento de la Encarnación
Después los últimos residuos de la mancebía- una o dos casas de trato como las llamaba mi madre-, y el cruce de Badanillas, nombre de artesanía, frente Cabezas, por las de los Siete Infantes de Lara y Caldereros también de artesanos. En Badanillas estuve en una Amiga, con cuatro años, a la que llevaba mi silla de enea. Las señoritas María y Carmela eran las rectoras, a las que he estado viendo mucho tiempo. Así que tenemos una bonita calle cordobesa, de unos trescientos cuarenta metros. de longitud, estrecha, hoy adoquinada pero estuvo empedrada de canto rodado, de dirección noroeste/sureste, que se llamó del Duque, y luego José Rey o Rey Heredia.
La portada del Palacio ducal citado
Después, al otro lado del puente, detrás de la Calahorra, existe un grupo escolar que diseñó, con un marcado carácter de modernidad, el arquitecto republicano Azorín, que se llamó igual que la calle, Rey Heredia, porque estaba dedicado igual que ésta al mismo personaje. Este grupo escolar se salvó de la piqueta maldita, gracias a la entrega y esfuerzo de la ciudadanía, bueno de un grupo de ciudadanos, que le ganaron el pulso a las derechas de esta ciudad. Tenía el Grupo Escolar Rey Heredia una placa con el escudo republicano, que se le pasó a los gobernantes de la dictadura, pero que ahora está desaparecido, y si alguien se lo llevó para protegerlo, es el momento de que vuelva a ocupar su lugar.
Calle Rey Heredia y la torre de Santa Clara antigua
Volvemos a pasar el puente majestuoso, a pesar de sus detractores puristas, que es la imagen de la ciudad, junto con la Mezquita, y nos situamos en el ensanche citado que configura la calle Horno del Cristo con la que nos ocupa, Rey Heredia. En la pared de la casa número 12, hoy hostal, una modesta placa, colocada en 1902, nos recuerda de la muerte de un “sabio Matemático y Filósofo” que acaeció en esa casa el 28 de febrero de 1861, es decir 41 años antes. Así somos los cordobeses para nuestros hijos ilustres, nos acordamos tarde pero menos mal que de algunos nos acordamos. DON JOSÉ MARÍA REY Y HEREDIA, es nuestro paisano.
Calle Badanillas y la casa de la "Amiga"
Sigue diciendo D. Teodomiro: “D. José María Rey y Heredia, nació en una casa de la calle de los Moriscos, en el día 6 de agosto de 1818, siendo sus padres D. Francisco Rey y Dª. Josefa Heredia, personas estimadísimas, aunque de escasa fortuna, y administrándole el bautismo en la parroquia de Santa Marina, su señor tío el presbítero D. Pedro de Heredia y Cisneros. Estudió las primeras letras en las Escuelas Pías, llamadas generalmente de la Compañía, y después latín con el preceptor particular Don Juan Monroy, quien viendo en su joven discípulo un talento privilegiado, excitó a sus padres a que lo dedicasen a alguna carrera literaria, y ellos ansiosos de su bien, hicieron cuantos sacrificios les fue posible hasta ver a su hijo en el seminario de San Pelagio, donde ingresó de interno en 1º de octubre de 1833, logrando al segundo año el premio de beca entera, y en todos los once que constituían su carrera, el primer puesto,”
Un bonito dibujo del Centro Rey Heredia / Acampada Dignidad
“…en los cuatro últimos cursos estuvo de pasante y dos de ellos de bibliotecario en la Episcopal, que entonces estaba abierta para que concurriesen los amantes del estudio. Catedrático después en dicho colegio, electo para el de la Asunción, hoy Instituto Provincial, ganó por oposición, en 1844, la de Lógica en el de Ciudad Real, la que ejerció hasta 1848, que en nuevas oposiciones y a pesar de haber doce aspirantes, obtuvo otra cátedra en el Instituto de Madrid, en cuyo punto ya escribió sus Elementos de Lógica, libro de texto aún en aquél y otros muchos establecimientos de su clase; mereciendo igual suerte otros Elementos de Ética, escritos en 1853, con la misma erudición y acierto.”
Fachada donde estuvo encima de la puerta el escudo republicano toda la dictadura fascista
“En 11 de septiembre de 1851, contrajo matrimonio en la parroquia de San Pedro de esta ciudad con la bella y virtuosa Srta. Dª. Teresa Gorrindo y Castro, hija del honrado comerciante D. Pedro Gorrindo, a quien tuvimos el gusto de conocer y tratar; este enlace había colmado de felicidad a nuestro paisano, modelo de hijos cariñosos, de jóvenes aplicados y de hombres amantes de su nombre y de su honra; más la voluble suerte, pronta siempre a varias, causando tantos males como bienes, no tardó en traer la desgracia a ésta nueva familia cuando más felices se juzgaban con las infantiles caricias de un hijo, nacido en Madrid en 18 de febrero de 1854, hoy abogado del Ilustre Colegio de esta capital; su virtuosa madre, atacada de una grave y penosa enfermedad contra la que no bastaron las saludables brisas de nuestra sierra, murió en una de sus huertas en 24 de abril de 1856, a la temprana edad de veinticuatro años, en que tantas y halagüeñas esperanzas podía acariciar entre su esposo y su hijo:”
El escudo de escuela Nacional del Ministerio de Instrucción Pública de la II República
"Desde 1851 se ocupaba D. José Rey y Heredia, primero en varios opúsculos y después reuniéndolos en una sola obra, en escribir la que hará que su nombre sea una honra no sólo para Córdoba, su patria, sino para toda la nación española: nos referimos a su "Teoría transcendental de las cantidades imaginarias", que nuestro malogrado amigo dejó inédita. La incurable enfermedad que ya hemos dicho le aquejaba, iba rápidamente acortando su preciosa vida, viniendo a perderla en el mismo lugar en que yacía su amante compañera y en el que ambos habían nacido: el 28 de febrero de 1861, en que dejó de existir, fue un verdadero día de luto para Córdoba, donde le habían visto nacer,”
Una ilustración de D. José María Rey y Heredia de María Vendrell
“...habían seguido paso a paso su brillante carrera y le dedicaban un cariño tan sincero como pocos hombres han alcanzado en su patria. Cuarenta y ocho horas antes de su muerte, cuando aún su entendimiento estaba despejado, a pesar de que la debilidad y demás efectos del mal apenas le dejaban pensar más que en su fin próximo, ansioso de dejar a su hermano D. Joaquín, de quien también la muerte nos privó a los pocos años, algunas instrucciones acerca de la publicación de su obra, tomó trabajosamente la pluma y trazó las siguientes líneas, en las cuales se revela la gravedad del momento; decía así:”
"No sé si el mal que hace tiempo me consume me permitirá escribir el Prólogo de mi Teoría transcendental de las cantidades imaginarias. Si algún día llega a publicarse cuidarás de que aparezca consignado lo que sigue:” "A fines de 1850, y muy pocos días después de conocer a mi amigo y compañero D. Acisclo F. Vallin y Bustillo, catedrático como yo en el Instituto del Noviciado de la Universidad de Madrid, tuve, no sé si la fortuna o la desgracia, de que advirtiese en mí alguna afición al estudio de las ciencias exactas, consultándome varias veces sobre diferentes puntos de los Elementos de Matemáticas que por aquella fecha empezaba á publicar, y que tan ventajosamente sirven hoy de texto en muchos establecimientos de segunda enseñanza."
Por nuestras conferencias y discusiones sobre todos los ramos de la ciencia, se formó mi buen amigo un concepto tan superior de mis escasos conocimientos que me instó una vez y otra a escribir algunos opúsculos sobre las principales cuestiones filosófico-matemáticas que tratábamos en nuestras conferencias, y que sirviesen como de introducción a la completa reforma de la ciencia. Llegó su empeño hasta el punto de anunciar en una de las ediciones de su obra estos mismos opúsculos, obligándome así a dar forma al que considerábamos siempre como el más predilecto, y también como el más difícil y transcendental para servir de base a los demás. A la perseverancia de mi consecuente amigo, por espacio de muy cerca de diez años consecutivos, durante los cuales he sufrido tristisimas desgracias de familia, se debe que haya al fin terminado mi trabajo. Conozco bien las grandes dificultades de una obra completamente nueva... no sé el concepto que merecerá al Real Consejo de Instrucción Pública; pero si alguna consideración quieren dispensarme, y desgraciadamente fallezco antes, mi pobre hijo... No puedo seguir, Joaquín: la aflicción me ahoga..."
Una edición de su obra de la Imprenta Nacional
“El día 20, o sea, dos después de este tristísimo suceso, el Alcalde presidente del Ayuntamiento, hizo en sesión la moción siguiente, por unanimidad aprobada: Excmo. Sr.: Deber es de la Corporación que tiene el alto honor de representar la insigne y antigua ciudad de Córdoba, preclara madre de sabios, como la llamó un escritor antiguo, el transmitir a la posteridad, orlados con la aureola de gloria, respeto y consideración a que son acreedores, los nombres de aquellos sus ilustres hijos que, elevándose por su mérito relevante sobre el nivel de sus contemporáneos, dan honra y prez a su patria. En este caso se encuentra D. José María Rey y Heredia, cordobés tan modesto y probo, como sabio profundo, sobresaliente en el profesorado, y no menos distinguido escritor, que ha bajado al sepulcro casi en sus más floridos años, cuando más óptimos y sazonados frutos esperaba la patria de su privilegiada inteligencia. Por tanto, el Alcalde que suscribe tiene el honor de proponer a la Corporación Municipal se sirva perpetuar la memoria del sabio escritor público D. José María Rey con el acuerdo siguiente:”
Portada de una obra conjunta con otro autor
“1°. Se concede bovedilla perpetua á su cadáver en el cementerio de la Salud.
“2°. Se pagará por la Corporación, y cargo al capítulo de Imprevistos, la lápida que cubra sus restos mortuorios, proporcionando así y de una manera indirecta, un pequeño socorro a su desconsolada familia.
“3°. Se procurará adquirir un retrato suyo, el cual se depositará en la sala de sesiones, donde, A ejemplo de lo que en otras partes se hace, debe procurarse formar una colección de retratos de cordobeses ilustres.
4°. Se mudará el nombre de la calle en que ha ocurrido su fallecimiento, la cual deberá llamarse, en lo sucesivo, Calle de JOSÉ REY.
Córdoba 19 de febrero de 1861. Carlos Ramírez de Arellano”.
Un ejemplar de su obra de la Web.todocoleccion.net
“En cumplimiento de tan oportuno acuerdo y siendo la casa en que ocurrió el fallecimiento de tan notable escritor, la número 12 de la calle del Duque, cambió ésta el título por el de JOSE REY, que hoy lleva, por justo y merecido recuerdo; del mismo modo, en 15 de julio de dicho año, se colocó en la sala de sesiones del Ayuntamiento, el retrato que la Corporación mandó hacer al aplicado pintor D. Juan de Dios Montserrat, a cuyo pie se lee: “Para perpetuar la ilustre memoria del sabio profesor de la Universidad Central y escritor D. José María Rey y Heredia, mandó hacer el presente retrato la Municipalidad de Córdoba, su patria, en 1861.”
Placa conmemorativa de su muerte
“El arquitecto municipal entonces y provincial hoy, D. Rafael de Luque y Lubián, diseñó en seguida el sepulcro que trabajó con acierto el marmolista italiano D. José Frápoli, establecido en Sevilla, terminándolo para el primero de noviembre de 1862, leyéndose en sus dos caras la siguiente inscripción:
/DON JOSÉ MARÍA REY Y HEREDIA. /R.I.P. /1861/ AL ILUSTRE ESCRITOR Y VIRTUOSO CIUDADANO, /EL AYUNTAMIENTO CONSTITUCIONAL DE SU PATRIA CÓRDOBA./
Poco tiempo después de la muerte de D. José María Rey, previos los informes necesarios, se publicó la Real Orden fecha 21 de noviembre de 1861, en que se mandó imprimir por cuenta del Estado la obra inédita ya mencionada, llevándose a cabo ésta resolución, dirigida por el señor Vallín, conforme a los deseos del autor. La índole de esta obra no nos permite dar más pormenores, como quisiéramos, de la vida de nuestro ilustre paisano; ya saben que a su indisputable mérito debe su nombre esta calle.”
La Casa del Judío desde Jerónimo Páez como estaba antes
Una verdadera eminencia reconocida en el campo de las matemáticas, precursor de esa disciplina. Un artículo de diario El Día de Córdoba, de 25 de abril de 2010, escribe el articulista (no figura su nombre y lo siento) que: “en la revista Llull, José Javier Escribano Benito considera esta Teoría trascendental de las cantidades imaginarias, "la primera referencia significativa publicada en España sobre la interpretación de los números complejos. Su autor pretende desarrollar una metafísica del álgebra que aúne y armonice la filosofía con las matemáticas", para ello se basa en "la tabla de las categorías elaborada por Kant". Se trata de la referencia más destacada que en esta materia aporta un cordobés a Occidente desde la escuela del sabio Abu Ayub Ábd al-Gafir, experto en números y autor de un tratado sobre los repartos sucesorios en el siglo X, al que se hacía referencia en estas mismas páginas el pasado 11 de abril."
“Esta obra de Rey Heredia y su Lógica y Ética fueron asignaturas imprescindibles para los estudiantes de finales del XIX y principios del XX, apareciendo todavía en la bibliografía básica de los docentes de hoy.” Y lo finalizaba diciendo: ”Ricardo de Montis recordaba con nostalgia, en un artículo de noviembre de 1917, ambas asignaturas impartidas por su propio padre cuando aún no conocía la dimensión humana e intelectual del filósofo Rey Heredia, a quien llegó a profesar, con el tiempo, auténtica veneración. Confesaba el cronista admirar especialmente su reconocida humildad, ratificándola así: "Enemigo de todo cuanto significara ostentación, siempre rehusó títulos y mercedes", a pesar de haber obtenido los grados de "Bachiller en Filosofía, Regente en Psicología y Lógica, Licenciado en Filosofía y Letras y Bachiller y Licenciado en Jurisprudencia". Así era nuestro paisano.
Obras
"Elementos de Ética o Tratado de Filosofía Moral", "Elementos de Lógica", "Cursos de Psicología y Lógica", "Teoría transcendental de las cantidades imaginarias"
(1) Ampliación sobre la columna de la esquina del convento de la Encarnación, según Javi (comentarista) y Artencordoba
(1) Ampliación sobre la columna de la esquina del convento de la Encarnación, según Javi (comentarista) y Artencordoba
Fotos del autor, del Archivo Municipal de Córdoba (AMCO), dibujo de María Vendrell, www.todocoleccion.net y otras de autor desconocido.
Bibliografía de "Paseos por Córdoba" de D. Teodomiro Ramírez de Arellano, blog artencordoba y artículo del diario "El Día" de 25-4-10 citado.
2 comentarios :
No tiene ninguna importancia, pero no es un miliario, es un pedestal de una estatua de un "cordobés con pedigrí", según https://www.artencordoba.com/blog/tito-mercelloni-persino-un-cordobes-olvidado-de-hace-2000-anos/
Javi.
Muchas gracias Javi: Claro que tiene importancia, es un detalle que es bienvenido y que he rectificado citando la procedencia. La página que citas es una de mis páginas de consulta preferidas (se me pasó este detalle). Todos los datos de expertos, sobre la comuna de la Encarnación, siempre me han llevado a la familia Sexto Mario, aunque parece ser que era un pariente y de ahí la confusión. Todo se quedaba en familia. Muchas gracias nuevamente
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