Soneto A Córdoba (Foto autor desconocido)
Las noches de verano, eran en los años cincuenta, calurosas como todas, en todos los veranos. Cuando aún la Avenida del Alcázar estaba tapiada por la Huerta de Antoñita, El triunfo de la Puerta de la Cárcel por esos años iba para la Estación del F.C. La mano de Isasa desde los centros de poder de la nación había conseguido que se prolongara el Paseo de la Ribera hasta la Cuesta de la Cárcel, hoy Teresa Jornet. Se le comió terreno al Seminario, desapareció el camino a la Alameda del Obispo, que pintaros los románticos. y al nuevo tramo se le llamó Ronda de Isasa. Después a la puerta del Puente se la rodeó con una baranda, puesto escaleras y tapizado su fondo de chino cordobés, antes ya se había transformado en Arco de Triunfo, al duplicarla por dentro. Y dejado de pasar la circulación de todo tipo por el arco. La sección de caballería de la Guardia Municipal ya no estaba en el solar donde hoy se ubica el Centro de Visitantes.
La puerta del puente por dentro 1910. ¿Dónde irían las vacas?
La N-IV, ya había cambiado su ruta, a su paso por la ciudad, antes venía desde puerta Nueva, San Pedro, D. Rodrigo, Lineros, Lucano, Cardenal González y pasaba por la puerta de Puente. Era la ruta desde la capital del Reino, pues no existía la Ronda de los Mártires ni el Paseo de la Ribera. Ahora en lugar de pasar por esas calles, que a su vez eran: alimentación en las posadas, gozo carnal en la mancebía y oración para el perdón de los pecados, de gula y lujuria, en la Santa María, pasaban por las nuevas vías. Ya, gracias a que la gran obra del murallón, que fue casi eterna, estaba casi acabada, las luces de los camiones, alumbraban la pantalla del cine Goya, molestaban con su ruido, y cruzaban aún por el único puente -a pesar de lo que digan historiadores aventureros que había más-, que en dos mil años había tenido Córdoba, el "Nuevo" se inauguró el 29 de abril de 1953, y la continuidad de Ronda de Isasa hasta él, con la Avenida del Alcázar también por esas fechas.
Puerta del Puente 1919, El lugar de la placa del soneto se ve detrás del carro
Foto Carl Peter Curman,
Después bajaban la Cuesta del Puente, al lado de la Calahorra, luego de cruzar éste y pasaban por la Plaza de Santa Teresa. Hacían el mismo recorrido que hizo la Santa, después de su visita a Córdoba, buscando la carretera y el destino de Sevilla. Luego la Cuesta de los Visos hacía curvas, no era recta como ahora, y alguna parecía querer alcanzar las Tetas de Teresa, lomas en la campiña, que de seguro se nombran así por la díscola abulense. Pues allí, al lado de la Puerta del Puente, protegidos por la placa de mármol del Soneto a Córdoba de Góngora, tomaban el fresco mis padres, con desplazamiento incluido del botijo de la casa para saciar la sed. Principio de los años cincuenta del pasado siglo XX.
La placa estaba enmarcada con verde hiedra, sujeta al muro, tenía arriba el escudo de Córdoba, el acuartelado del león rampante, el nombre del escritor al lado izquierdo y en el derecho la fecha de su fallecimiento y cuando se le homenajeó, 1627-1927, a los trescientos años de su muerte. Una generación de jóvenes poetas, se reunió en Sevilla, el 17 de diciembre de 1927, en el Ateneo, para conmemorar el trescientos aniversario. Pedro Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Federico García Lorca y Rafael Alberti, eran los seis mejores de la época, luego José Bergamín y Juan Chavás. Otros se añadieron como Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda y Miguel Hernández. Arriba de la placa otra que dice: "San Rafael Ora Pronobis".
Borricos areneros en la Puerta del Puente y casilla del Consumista
La placa estaba enmarcada con verde hiedra, sujeta al muro, tenía arriba el escudo de Córdoba, el acuartelado del león rampante, el nombre del escritor al lado izquierdo y en el derecho la fecha de su fallecimiento y cuando se le homenajeó, 1627-1927, a los trescientos años de su muerte. Una generación de jóvenes poetas, se reunió en Sevilla, el 17 de diciembre de 1927, en el Ateneo, para conmemorar el trescientos aniversario. Pedro Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Federico García Lorca y Rafael Alberti, eran los seis mejores de la época, luego José Bergamín y Juan Chavás. Otros se añadieron como Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda y Miguel Hernández. Arriba de la placa otra que dice: "San Rafael Ora Pronobis".
D. Luis de Góngora y Argote (Oleo de Diego Velázquez)
"SONETO A CÓRDOBA
¡Oh excelso muro, oh torres coronadas /de honor, de majestad, de gallardía ! / ¡Oh gran río. gran rey de Andalucía, / de arenas nobles, ya que no doradas ! / ¡Oh fértil llano. oh sierras levantadas, / que privilegia el cielo y dora el día ! / ¡ Oh siempre gloriosa patria mía, / tanto por plumas cuanto por espadas ! / ¡ Si entre aquellas ruinas y despojos / que enriquece Genil y Dauro baña / tu memoria no fue aliento mío, / nunca merezcan mis ausentes ojos / ver tu muro, tus torres y tu río, / tu llano y sierra, oh patria, / oh flor de España !/ (D. Luis de Góngora y Argote)"
Con la reforma, las casillas de los consumistas a la pared del solar de los caballos
Aunque afortunadamente ya leía con cuatro años, y entonces andaría por los cinco, no tenía capacidad plena para comprender lo que decía D. Luis de Góngora en su soneto, ni lo que conmemoraba la placa de mármol. Interpretaba que el muro referido era el del Triunfo, donde estaba emplazado el texto, y consideraba que el río era el Darro, al que se refería, pero él lo llamaba Dauro, el Genil si me sonaba. Todos los días leía el soneto y luego contaba los camiones que pasaban en dirección al sur por el puente, no me interesaban los que iban para el norte y no sé porque. No eran muchos la verdad. Pero la limpieza del terreno, despejado por la carretera Sevilla, permitía verlos subir y perderse sus luces por la Cuesta de los Visos. Al inaugurarse el puente "Nuevo" y la Avenida del Alcázar, la ruta de la N-IV se hacía por este, ya solo pasaban por el puente romano los que fuesen al Campo de la Verdad.
La Puerta del Puente semienterrada en su lugar
Entonces no tenías transistor, no existía aún, ni radio porque los aparatos de idem, de válvulas, requerían estar enganchados a la red eléctrica. No había teléfonos móviles, ni inmóviles, pues a nosotros, a mi familia, le daban los avisos de conferencia en el teléfono de la taberna de la Mezquita. Y el entretenimiento era, hablar de lo cotidiano mis padres, y los niños, si había varios jugar a los juegos infantiles, y si había uno solo, como era mi caso, leer el soneto a Córdoba, y contar los camiones que pasaban por la carretera. Así me ejercitaba en lectura y matemáticas. Había que pasar el tiempo. Otras veces cuando había más, jugábamos a subirnos a las plataformas de las columnas de la Puerta del Puente o Arco del Puente, Juani, un niño de la casa número 2 de Torrijos, se cayó desde allí hasta el suelo, y se hirió en la cabeza. Manolo, el mancebo de la farmacia de debajo de su casa, Farmacia de la Catedral, le vendó la herida y mandó reposar. Nada de TAC ni otro tipo de diagnósticos.
Un entierro por la Puerta del Puente (González Ripoll)
Circulación por la Ronda de Isasa y la Puerta del Puente (González Ripoll)
Como cuando íbamos al Triunfo, era por la tarde noche ya no había turistas "franceses", que trasportaban en los autobuses de Atesa, aunque esos se circunscribían a la Mezquita normalmente. Incluso podías cruzar la carretera y asomarte al río, entonces, como he dicho en varias ocasiones estaba diáfano de vegetación. Recuerdo una cosa que en cierta ocasión me dijo el "Chino", el padre de Isabelita, unos vecinos, que mirar la corriente del río, cuando bajo de nivel, pasaba entre las piedras del primer arco y aún no había anochecido, era muy bueno para curar la ictericia. Quedarte fijo mirando la corriente de agua curaba la ictericia, nunca lo entendí.
La excelente reforma actual de la Puerta del Puente
Hoy he leído un remedio de curandero para la Ictericia: "En la cura se utiliza el agua, de nuevo como elemento transferencial pero de forma simbólica, es decir que basta con mirarla con un trapo amarillo (el signo externo más evidente de la enfermedad) para que se transfiera al agua. Por ello es necesario que el agua esté en movimiento para que se lleve la dolencia sin necesidad de contacto físico." No iba el "Chino" descaminado desde luego, pero era una cura como aquella de contar las verrugas, meter tantas piedras como verrugas tuvieras, en una cajita y tirar la caja. Como no sea que el poder de la mente te hiciera ese favor, dudo mucho que el remedio fuese efectivo.
Y aunque hacía calor en el verano, parecía que en las casas era soportable. mi casa tenía unos muros de metro y algo. Tampoco había frigorífico. Mi padre había arreglado un ventilador negro, que parecía un sol dorado, que había afanado no sé donde y ese aliviaba algo, pero echaba más aire el abanico de mi madre. Algunas veces si la vuelta a casa era temprana, podías escuchar el himno de la Infantería de Marina de los yankis, que era la sintonía de los Minutos Deportivos de Radio Córdoba, EAJ-24. Había también un programa, basado el el libro Paseos por Córdoba, de Teodomiro Ramírez de Arellano, en el que creo recordar participaba Manolo Salcines, y que teatralizaban algunos actores.
Las campanadas del reloj de la torre eran incansables y el soneto a Córdoba de Góngora también, este año ha cumplido 91 años la placa, ya mismo hay que celebrar el centenario. Sigue imperturbable en el muro ahora pelado de vegetación. Los bancos son más bajos, y un macetón a rayas, a modo de asiento redondo decora el lugar. Han respetado el chino cordobés en el pavimento. Delante una placa inclinada a modo de atril, de la declaración de Patrimonio de la Humanidad, complementa el conjunto. La diferencia es que poca gente o ninguna, toma el fresco allí en las noches de los calurosos veranos, con botijo incluido, y el soneto a Córdoba de Góngora no lo lee ningún niño, que yo sepa, en todo caso algún japonés le hace fotos de día.
Las campanadas del reloj de la torre eran incansables y el soneto a Córdoba de Góngora también, este año ha cumplido 91 años la placa, ya mismo hay que celebrar el centenario. Sigue imperturbable en el muro ahora pelado de vegetación. Los bancos son más bajos, y un macetón a rayas, a modo de asiento redondo decora el lugar. Han respetado el chino cordobés en el pavimento. Delante una placa inclinada a modo de atril, de la declaración de Patrimonio de la Humanidad, complementa el conjunto. La diferencia es que poca gente o ninguna, toma el fresco allí en las noches de los calurosos veranos, con botijo incluido, y el soneto a Córdoba de Góngora no lo lee ningún niño, que yo sepa, en todo caso algún japonés le hace fotos de día.
Fotos del autor, Internet desconociendo su autoría y GoolZoom
Bibliografia de la memoria.de un niño.
Preciosa entrada, Paco. Aunque yo vivía más lejos, también yo me he leído una cuantas de veces in situ ese soneto, dejándome empapar por su musicalidad, ya que, en las primeras oportunidades tampoco lo entendía en su todalidad.
ResponderEliminarBueno, veo que ya estás recuperado y me alegro. No me ocurre lo mismo a mí, que, seis meses después de mi caída, continúo atado a la muleta y pudiendo estar muy poco rato sentado ante el ordenador, ya que la fractura del femur no ha soldado todavía. El tres de septiembre me van a hacer una pequeña intervención para ver si se soluciona el problema, solución que se complicaría bastante si no se consigue así.
Un abrazo
Muchas gracias Rafael. Lamento que eso vaya tan lento, eso es lo que tenemos a cierta edad con las fracturas. Esperemos que en septiembre se resuelva todo bien. Yo estoy en espera del 27 la consulta con los cirujanos, pero todo aparentemente va bien. Un fuerte abrazo y ánimo.
ResponderEliminarHermosa entrada de Córdoba con el famoso poema de Góngora inscrito en piedra.
ResponderEliminarHace unos años antes de la reforma actual, visité la ciudad califal y justo al regresar otra vez a la Puerta del Puente, me impresionó y le hice una foto al poema. Córdoba cautiva a cualquier viajero y si éste tiene algo de poeta traspasa su alma. Curiosas también las fotografías y anécdotas. Le envío mi saludo cordial. Juan
Juan muchas gracias por sus palabras y aliento. Reciba un fuerte abrazo y vualve a Córdoba siempre que pueda le sorprenderá siempre.
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