Los Nabis en Córdoba, 1901
Esta mañana después de hacer una gestión en el Archivo Histórico Provincial, y haber estado ayer visualizando unas fotografías de principios del siglo XX, correspondientes a la visita de "Los Nabis", o los Profetas, a Córdoba y releer un extraordinario artículo de un apreciado compañero de la Red, Alfonso Sáez -que se hacía llamar con el seudónimo, Dr. Mabuse- que tengo guardado, que se publicó en la malograda Calleja de las Flores, página crítica cordobesa en la que nos conocimos mucha gente, pretendí hacer alguna fotografía en el mismo encuadre que ellos usaron.
Este grupo de "Los Nabis" formado por varios artístas, los hermanos Antoine y Emmanuel Bibesco (príncipe rumano), Edouard Vuillard, Pierre Bonnard y Ker-Xavier Rousell, viajaron por España, fotografiaron lo que quisieron o les pareció, y luego sus obras están expuestas en el Museo d'Orsay de París. En Córdoba parece ser se alojaron en el Hotel Suizo, ese hotel que ocupaba la mitad este de la plaza de las Tendillas, antes Cánovas, como la mayoría de los cordobeses saben. La deducción es que una de las fotografías está hecha desde la parte trasera del desaparecido hotel, que daba a la actual calle Nueva, y permite ver los tejados de la Iglesia de la Compañía y su cúpula.
Vuillard con la Kodak bajo el brazo y los hermanos Bibesco detrás,
en la calle Pompeyos, 1901(Foto Bonnard)
La actual calle Pompeyos
En 1860 los hermanos Puzzini edificaron el hotel Suizo, la calle este o de atrás del Hotel Suizo se llamaba de la Asunción por el Colegio. A primeros del siglo XX, concretamente en 1908, con la remodelación de la Plaza de Cánovas (Tendillas), el citado hotel Suizo formaba una isla, con la citada plaza por el oeste, la calle Sánchez Guerra por el norte, Diego León por el este y Duque de Hornachuelos, antes Paraíso, por el Sur. Los puntos cardinales son aproximados. Pues bien, la primera fotografía está tomada desde las ventanas que daban a Diego León.
Fotografía de la calle Marqués del Villar, enlosada, 1901(Foto E. Bibesco)
Actual calle Marqués del Villar
Luego y siguiendo la ruta que el mencionado amigo Alfonso Sáez (a) Dr. Mabuse diseñó, bajaron por la plaza de la Compañía y calle Pompeyos, para allí uno de ellos realizar otra toma, desde Ambrosio de Morales. Después se adentraron por las callejas del Marqués del Villar, antes del Corpus Christi, y antes de salir a la plaza de Jerónimo Páez hicieron la tercera. Otra más de la portada de la Casa de los Páez. De ahí a la Mezquita por Encarnación.
En el Patio de los Naranjos otra, luego dentro del recinto sagrado de los musulmanes cordobeses, delante del Mihrab, en los pies de fotos en el Museo d'Orsay dice Casa de Pilatos de Sevilla Después en el puente, la bajada este al río. Luego desde el puente, y después de la ribera por la Calahorra, cuando aún llegaban las casa al río y no era Ronda de Isasa. Para finalizar, con dos fotografías en el tren camino de Sevilla y posterior Málaga o Granada, ya que ignoro la ruta completa que siguieron. El píe de foto oficial dice "en el tren Córdoba-Bobadilla", luego puede ser que para Málaga o Granada.
Rousell, Vuillard y Bonnard con un niño, Patio de los Naranjos, 1901(Foto E. Bibesco)
Dentro de la Mezquita (Foto E. Bibesco)
Mi amigo Alfonso Sáez (a) Dr. Mabuse, escribió un supuesto diario Emmanuel Bibesco.
"La mañana se levantó fría aquel día del mes de febrero de 1901. Nublada y fría. Las habitaciones del Hotel Suizo eran confortables aunque no muy amplias. No en vano era probablemente el mejor hotel al que podíamos aspirar en toda la ciudad. Tras el petit-déjeuner regresé a la chambre para recoger la cámara y otras pertenencias. Mi hermano Antoine, asomado a la ventana, me hizo un gesto, invitándome a que me acercara. Contemplamos el trásiego de la calle, los tipos peculiares que por ella deambulaban. Fue en ese momento cuando preparé mi Kodak y realicé la primera fotografía del día. Al fondo, la iglesia de la Compañía y algo más lejos, el remate de la iglesia de Santa Victoria.
Édouard, Pierre y Ker-Xavier deberían estar ya impacientes en el hall del hotel, así que bajamos apresuradamente y salimos a la plaza que llaman de Cánovas. La plaza no era muy grande. En realidad en nuestro breve recorrido desde la estación hasta el hotel no vimos grandes plazas ni apenas calles amplias. La ciudad aún guardaba su trama medieval de calles quebradas y de aparente desorden.
Así fue la ruta que seguimos hasta llegar a la Mezquita, propicia para perderse en más de una ocasión, tortuosa y laberíntica. Tras atravesar la calle del Paraíso llegamos a la plaza de Sagasta, y desde ésta y a través de la de los Pompeyos a Ambrosio de Morales, después las callejas del Marqués del Villar hasta la plaza de Jerónimo Páez, donde se encuentra un palacio antiguo que actualmente sirve de sede a la Académie Polytechnique. Y de ahí, y tras un breve receso que aproveché para tomar algunas fotos, continuamos la expedición a través de otras callejuelas de sabor antiguo, encaladas.
Por fin, bajando por la calle que llaman de Encarnación divisamos el maravilloso rectángulo de la Mezquita. Los grabados y fotografías que conocíamos de este gran monumento no hacen justicia a su realidad maravillosa. El Patio de los Naranjos me pareció el jardín del Edén. Al fin comprendí por qué no había otra plaza de mayor tamaño en la ciudad. Córdoba se concentraba en torno a su símbolo. Entramos en el interior del templo y fuimos contemplando arco a arco, columna a columna la inmensidad de su interior… y los destrozos provocados por la fe católica durante siglos. Lástima que mi cámara no tuviera sensibilidad suficiente para estos espacios de interior, de luz tenue e íntima.
La visita de la Mezquita fue algo que no dejó indiferente a ninguno de nosotros. Édouard tardó no menos de cinco minutos en articular palabra desde que salió del recinto. Se le veía cabizbajo, pensativo. Pierre no paraba de exclamar calificativos: ¡Magnifique! ¡Magnifique! Decidimos salir al río, cruzar el puente y ver la ciudad desde la única panorámica que permitía ver su conjunto. La imagen que ofrecía la ciudad antigua parecía haberse detenido en el tiempo."
Vuillard con Antoine Bibesco, tren Córdoba Bobadilla (Foto E. Bibesco)
Vuillard en el tren Córdoba- Bobadilla (Foto E. Bibesco)
Y está fue, en líneas generales, la visita a Córdoba de ese grupo de artistas de primeros del siglo XX, que utilizaron un medio novísimo, como era la fotografía, y nos dejaron estampas de nuestra ciudad, que pueden verse en el Museo d'Orsay de París. También está el trabajo de mi amigo Alfonso Sáez (a) Dr. Mabuse que marchó a Extremadura, despues de disgregarse la citada Calleja de las Flores, en la que muchos con nuestras filias y nuestras fobias colaboramos. Fue un ejemplo de colaboración colectiva, dónde se pudo ver los que significan un montón de cerebros críticos trabajando en red.
Fotografías de los Nabis y del autor
Bibliografía de la Calleja de las Flores y Alfonso Sáez (a) Dr. Mabuse
Que buenos tiempos los de la Calleja, yo aprendí mucho precisamente del Dr. Mabuse y de un tal Paco Muñoz.
ResponderEliminarY yo de un tal Werrybee que era uno de los mejores expertos en cine de Córdoba y del extranjero. Era y es.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy interesante tu publicación
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias querido amigo Paco.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo