Plaza de la Compañía
Más fotografías del Sr. Albert Kahn. Empezamos por la plaza de la Compañía, con el triunfo de San Rafael, cercado por una reja, estuvo hasta mediados del siglo pasado. Cuatro faroles adornan el Triunfo. La majestuosa figura de la neoclásica Iglesia de Santa Victoria. La calle empedrada de canto rodado. Lo que aparenta ser una parada de coches de caballos delante de los Maristas. A la izquierda está camuflada en una casa particular lo que después fue el hermoso edificio del Archivo Histórico Provincial y antes la Iglesia de Santo Domingo de Silos. En el rincón hubo un Centro Farmacéutico y una bodega a mediados del siglo XX, y en la fachada a continuación de los Maristas, en dependencias de la Iglesia de la Compañía, Gráficas Demos, imprenta donde trabajé. La regentaban Juan Perea, sacerdote, y Daniel Navas, ex-sacerdote, junto con Antonio Carmona y Paco Mayorgas.
Calle de la Feria
Luego la calle de la Feria. Quisieron que se llamará San Fernando, pero pasa con ella como con el Barrio de la Guita, que le pusieron de la Concepción y nadie lo nombra así. Significativo la fuente, con la diferencia que en 1914, fecha de la fotografía, era un pilón redondo, donde decía mi abuela amarraron las barcas en una riada del Guadalquivir. Me parece una exageración pero es posible. La casa que soporta la fuente no ha variado mucho, el resto sí. Esta calle era una de las más concurridas porque en ella se celebraban los acontecimientos principales de la ciudad, con alquiler de balcones también. La pavimentación de canto rodado. Dicen que era un ancho lugar entre la muralla de la Medina, que aún no tenía casas adosadas y otra que comentan había en la Axerquía. Una curiosidad, en junio de 1914 seguro habría otra manifestación de nacionalismo español, como ésta que hemos vivido y estamos viviendo de Cataluña, lo digo por las banderas en los balcones, eso sí sin corona y sin aguililla facistoide, borbónicas puras.
Calle Lineros
Decía D. Teodomiro Ramírez de Arellano, que la proliferación de altares por las calles, era como consecuencia de la casi inexistente iluminación de las mismas. Los altares por lo menos estaban alimentados de velas por los fieles creyentes que, sin darse cuenta con su creencia o fe religiosa colaboraban con la comunidad. Muchos fueron eliminados en mejores tiempos. Este de la calle Lineros esquina a Candelaria, se resistió por oposición del pueblo y aún perdura. Hace poco tiempo se acometió un adecentamiento del mismo, aunque en 1914 parece estaba en bastante buen estado. Es propiedad del Ayuntamiento.
Compás de San Francisco
Compás de San Pablo
Dos puertas que están en las fotografías lo mismo actualmente, las de los compases conventuales de San Francisco y de San Pablo. La Enciclopedia sobre arquitectura dice del compás: "En arquitectura y en urbanismo se conoce como compás al recinto o espacio descubierto que antecede a un convento o monasterio. Se trata de un espacio generalmente ajardinado y separado de la calle mediante un simple muro con una portada de acceso al exterior. El recinto interior sirve de transición entre el espacio público (calle) y el privado (convento), y permanece generalmente abierto durante el día y cerrado por la noche. Desde el interior del compás se accede a las principales dependencias del conjunto, como son la iglesia y el claustro." En la puerta del compás de San Pablo vemos el carrillón que fue inaugurado años antes, dicen que dio problemas desde que lo instalaron. Se restauró e inauguro nuevamente en 1998.
San Hipólito
"En 1773 se encomendó al maestro de obras Pedro de Lara la dirección de las obras de la nueva torre de la iglesia, que fue proyectada en su origen como una obra con cuatro cuerpos, de los que solamente llegaron a levantarse dos. El primero de los cuerpos es un prisma rectangular de quince metros de altura, y está adornado con pequeños marcos vacíos, y por ménsulas que sostienen la cornisa sobre la que se asienta el segundo cuerpo de la torre.5 El segundo cuerpo de la torre es de forma cuadrangular y presenta tres pilastras lisas con capitel toscano en cada lado, entre las que se hallan colocados dos vanos con arcos de medio punto, donde se encuentran ubicadas las campanas. Sobre las pilastras del segundo cuerpo de la torre se alza un entablamento, adornado con triglifos y metopas lisas, que sostiene la cornisa lisa que cubre la parte superior de la torre." Parece que la inconsistencia del suelo no permitió subir más la torre. Dentro los sepulcros de dos reyes castellanos Fernando IV y su hijo Alfonso XI, que durante mucho tiempo estuvieron en la Capilla Real en la Mezquita. Y una especie de obra dónde luego se construyó un kiosco que aún perdura, junto con un tejadillo en el muro. A la derecha la esquina del Hotel Simón que se inauguró en 1906.
Molino de la Albolafia sin rueda
"El molino de la Albolafia o de Kulaib se encuentra en la orilla derecha del Guadalquivir, próximo al puente Romano. Antigua aceña o molino harinero, su origen se remonta a la época romana. La siqalla o rueda hidráulica la mandó construir Abderramán II para elevar el agua del río y conducirla hasta el asr al-Umara (Palacio de los Emires) en el alcázar andalusí (en la actualidad Palacio Episcopal). Fue reconstruida en el siglo XII por un tal Abú l-Áfiya, de donde le viene el nombre, por orden de Yusuf ibn Tasufin, emir almorávide. En 1492, Isabel la Católica, alojada en el Alcázar, mandó desmontar la rueda de la noria por el chirrido que producían sus cangilones que le impedía conciliar el sueño. En el siglo XVI, las monjas de Jesús y María, que eran sus propietarias, se ocuparon de su restauración, siendo las obras dirigidas por el maestro Juan de Ochoa. Desde este siglo, la noria fue reflejada, junto con la mezquita y el Puente Romano, en el sello del Consejo de la ciudad. Bajo la alcaldía de Antonio Cruz Conde, éste decide llevar a cabo la restauración del molino, en estado de total abandono como el resto en aquella época. El ayuntamiento encarga el proyecto a Félix Hernández quien lo lleva a cabo como fiel reproducción de la noria original. En los años 90 se llevó a cabo de nuevo una remodelación de la zona y su limpieza para de nuevo el adecentamiento de la zona."(de Cordobapedia).
Aparte de que parece está construido el muro de la prolongación de la Ronda de Isasa, lo que más llama la atención a la izquierda es la llamada Casa del Agua, que contenía en su interior una de las torres de la muralla medieval, que nosotros los del barrio y los muchos seminaristas que jugaban en esos llanos al fútbol, llamaban la Huerta de Antoñita.
Fotografías de la colección de Albert Kahn junio de 1914
Bibliografía la citada
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