La Venta del Cerrillo
Esta mañana he conocido una noticia triste, como son todas las que suponen la desaparición de elementos que forman parte de nuestra historia cercana. el Ventorrillo o Venta del Cerrillo ha sucumbido a la inexorable piqueta de los tiempos. Son muchos los años que ha estado prestando servicio esa pequeña venta de carretera en el cruce de la carretera de Villaviciosa con la de los Morales.
Visión de la llegada
-¿Dónde nos vemos? En el Cerrillo, allí aparcamos y desde allí salimos. Han sido las frases habituales de senderistas o investigadores para desde allí dirigirse a las zonas cercanas, Cuesta de la Traición, Huerta de Hierro, Santa María, Antas o tantos lugares del entorno. Hoy de ellos quedan pocos, el destructor ladrillo ha dado cuenta y sigue dando, de todos.
Otra vista de la fachada principal
Un desvencijado y descolorido cartel de Coca Cola, unas verdes persianas y puerta metálica, y luego cuando cerró un grafiti le puso en inglés: "Never stop smiling because you're..." algo así en mi inglés macarrónico como: "Nunca dejes de sonreír porque eres tú..". Una cosa, es una parcela de 383 m2 de superficie y 84 m2 construidos (ya no), tal y como pone en el plano del catastro, cuyo uso principal es ocio y hostelería, aunque no sabemos el nuevo uso que le darán sus propietarios.
Datos del catastral
Plano del Catastro
O el coche de San Fernando desde el Carril de la Huerta de los Arcos, que era línea habitual, con el Pegasin que conducía "El Tostao". En cierta ocasión, mi novia y yo en nuestra recién comprada Lambretta 125 cc. de segunda mano, decidimos subir a tomar café al Cerrillo. Desde el Carril de la Huerta de los Arcos, una vez acabados los chalet de la derecha, empezaba el muro de las haciendas de la derecha.
Lo que queda de la Venta
A la izquierda dejabas el camino a Quitapesares, Milanillo, a la derecha Santa Elisa, Segovia, El Mayoral... el muro encalado de linde de las propiedades seguía. La carretera de Villaviciosa adoquinada, terrible "pavés" de los ciclistas que se aventuraban subir al Lagar de la Cruz, despues de haber subido las dos cuestas del Brillante. Pues bien, mi novia de lado en la Lambretta, que le compré a un chófer de la Laboral que se dedicaba al vehículo usado y me costó unas anginas el día de invierno de la prueba en las pistas de la Universidad.
Señal de la parada de autobús
En una curva, año 1970, hace casi la friolera de medio siglo, nos dio el alto un Guardia Civil de las motocicletas, Conchi me preguntó:
-¿Qué querrán?
-Seguro que multarnos, algo habré hecho mal. Le contesté. Marcial saludo y un buenas tardes fue la educada entrada del agente.
-No sabe usted que está prohibido circular en motocicleta con el paquete de lado. -El paquete era Conchi, mi novia. Yo, que en esta ocasión me sabía el Código de Circulación al dedillo, le dije de carrerilla:
-Si señor que lo sé, pero también sé que la disposición transitoria tal (me sabía el número, ahora no), dice que debido a que en el caso urbano la mayoría de los paquetes en las motocicletas son elementos femenino y por las molestias que les causaría se les exime de ir a horcajadas.
Otra visión del derribo
-Aprobado, -me dijo el guardia- Pero ha cometido un fallo. No habiendo una solución de continuidad de viviendas en quinientos metros ya no es casco urbano.
-Pues entonces suspendido. Mala suerte.
-No, espere, dónde iban.
-A la Venta del Cerrillo a tomar café. Era un domingo de invierno por la tarde.
-Pues continúen sin problema, pero no sigan más arriba y que no se le olvide la definición de casco urbano. -Nuevamente el marcial saludo y la señal de continuar.
-Muchas gracias y buenas tardes. (1)
Desde abajo
Luego cuando volvimos ya no estaban. No era tan fiero el león como lo pintaban. La carretera del Brillante y luego de Villaviciosa estaba jalonada de ventorrillos que hacían las delicias de las tardes de invierno, porque eran impensables en verano, como no fuese por la noche; La Primera del Brillante, Venta de Vargas, el propio Hotel el Brillante y más arriba Granito de Oro. Luego más modernas fueron El Bosque y las Palmeras del Caballo Rojo.
Enseres al contenedor
En un momento hemos visto como el inexorable paso del tiempo y las nuevas utilizaciones del terreno (y la suerte ha sido la burbuja criminal que ha impedido continuar, de momento), han hecho desaparecer; todas esas haciendas centenarias como las de Segovia, Mayoral, Santa Elisa, Quitapesares, Santa María, El Carmen, Vilanillo, eso sí han visto surgir un santuario mariano en el cerrillo, al lado del arroyo del Moro y unos eucaliptus.
Queda la Hacienda que le dio nombre a la Venta
La Virgen de Lourdes (que haría la señora por estos lares tan lejos de su casa) en 1991 se le apareció a Maruja, y surgió una especie de (Año Mariano cordobés como el de Elejalde) santuario en el lugar, pero que ya no tiene tantos adeptos, por lo menos eso parece. En fin, el problema es haber nacido en una época tan cambiante, que te permite sufrir las desapariciones de lugares que durante muchos años han sido y parecían que iban a seguir siéndolo inamovibles. La venta del Cerrillo ha desaparecido.
Fotos del autor y de Goolzoom
2 comentarios :
Muy bueno,eso del paquete me ha hecho reír.
Depende del lado que te lo tomes, Carlos. Un abrazo
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