Hace un par de días una amiga me preguntó sobre los azulejos de la calle Medina y Corella, esos que configuran un pentagrama musical con unas estrofas de la canción de la viuda del Conde de Cabra. La calle Medina y Corella fue una calle de mi niñez, yo viví con mis padres en el último patio de una enorme casa de vecinos, el número 4. Hoy en día está absorbida por la industria de la hostelería. Está al lado de lo que fue la puerta de Maternidad, hoy Filmoteca de Andalucía.
Luego de mayor, si se puede decir mayor con once o doce años, volví a esa casa a trabajar de platero con Carlos Onieva. Como me acuerdo de muchas personas de esa casa; sus padres; la Encarna y su "patulea" familiar, Conchita, los caseros; Luisa y Paco Díaz Roncero, su hijo; el Gallego de la taberna la Uva y su mujer Valle; y un sinfín de personas más. La pena es que por ser de generaciones anteriores todos están desaparecidos. Mi amigo y vecino actual Juani, el fotógrafo, también fue vecino de allí y hace un par de años falleció.
Calle Torrijos, la casa amarilla la construyó Azorín Izquierdo, el que construyó también el Grupo Escolar Rey Heredia.
El barrio de la Mezquita, en aquel entonces, dejaba de ser un barrio familiar para empezar a ser un barrio de tiendas dedicadas al turismo. Nosotros decíamos tiendas de postales, pero era más fino decir tiendas de souvenirs o de recuerdos. Se cerraba el Colegio San Eulogio. La plaza ya se había marchado de la Judería, Deanes y Manríquez al Campo Santo de los Mártires, al solar del cine Avenida. La "carretera nueva" se llamaba ahora Avda. del Dr. Fleming y los niños cada vez eran menos para jugar en Los Patios (nosotros decíamos Los Patios en lugar del Patio de los Naranjos).
Casa de lo que fue el Mesón del Conde, de la familia Baquerizo y antes de Duncan Shaw
El turismo y la cuestión generacional hizo a la familia Baquerizo vender su casa, la que habían comprado sus padres a Duncan Shaw, el propietario de la fabrica del plomo, el del cementerio de los protestantes de Chinales. Los nuevos compradores, pusieron allí un restaurante, El Mesón del Conde. Abrieron puertas por esa calle y un día apareció el azulejo. Parece que se relacionaba al Conde de Cabra con el Conde del rótulo del Mesón pero a nosotros nos daba lo mismo. Los primeros propietarios de las tiendas eran familia. Unos de los primeros en montar tiendas fue la familia Adarve. Éste del Mesón creo que era primo.
El Sr. Duncan Shaw
Después, el Sr. Adarve, el propietario del Mesón del Conde, asesinó a su mujer, una imponente señora, elegante y atractiva, creo que era sevillana, y hacía ruido. Nosotros, no estábamos en edad de merecer, pero escuchábamos a los mayores y sus exclamaciones por lo "bajini" cuando pasaba. Fue un crimen pasional, hablaban del clásico triángulo amoroso y cuestiones de celos y homosexualidad, pero es meterse en libros de caballerías.
Calle Medina y Corella, a la derecha el azulejo, al fondo la fachada oeste de la Mezquita
En esa misma pared del azulejo, pinté a Jerry Lewis y un nene se chivó a Ángel Baquerizo, pues era la fachada de su casa, de que había sido yo. Había que temerle, pero me llevó a mi madre y le dijo que yo tenía que entrar en la escuela de Artes y Oficios, que lo hacía muy bien. Mi madre los entendía. Menos mal. Ahora pinto cada vez menos. De nene decían era un poco prodigio con el lápiz. Pero volvamos al azulejo.
Calle Torrijos y la entrada de Medina y Corella desde la barbería del maestro Carreras
Una crónica del ABC de Sevilla decía: " Barrionuevo nos dice que el conde, que había quedado viudo de su primer matrimonio con una hermana del marqués de Priego, se había enamorado perdidamente de una viuda natural de la localidad de Castro del Río. La relación entre el conde y la viuda acabó en boda, aunque celebrada secretamente al no contar con el beneplácito de los Fernández de Córdoba, que la consideraban socialmente desigual. El matrimonio provocó tal escándalo que hasta el monarca intervino en el asunto, según cuenta Barrionuevo en su entrada del 28 de febrero de 1657.
Nuevamente el azulejo
Lo reflejó así: «Su Majestad, se dice, ha enviado a prender al Conde Cabra, hijo del de Sesa, por haberse casado con su amiga, que la tenía en un convento en Lucena, viuda, con dos hijos de su marido, cosa que por acá se habla muy mal». Una semana más tarde daba pelos y señales de lo apuntado en su anterior aviso y afirmaba que «Doña Mencía de Avalos y Merino se llama la mujer con que se ha casado el Conde de Cabra en Lucena. Es vasalla suya, aunque hija de algo. Han ido a prenderle D. Juan Golfín, Oidor de Granada y D. Francisco de Cabra, Alcalde de aquella Audiencia, y a llevarle a León al Convento de San Marcos, y a ella a un monasterio de monjas de Alcaudete»
“...La Viudita, la viudita, la viudita se quiere casar
con el conde, conde de Cabra, conde de Cabra se casará.
Yo no quiero conde de Cabra, conde de Cabra, triste de mí
que a quien quiero solamente, solamente es a ti...”
En el centro la calle Medina y Corella
A los personajes de esta historia de amor frustrada, cuando pretendes confirmarlos con los árboles genealógicos, no parecen tan confirmables. Por ello lo mejor es dejarlos sin nombre real. Un noble, un Conde viudo, el de Cabra, que se casó o quiso unirse a otra viuda de menos alcurnia y todo su mundo se puso en su contra. Al final el ingreso de ella en un convento era la solución para desunir parejas. Como era una historia muy sabida, fue canción popular, Federico García Lorca, en su juventud escribió una obra sobre ella.
Medina y Corella, al fondo la casa que fue del Monte de Piedad,
a la izquierda el azulejo
La calle. José Medina y Corella, canónigo, fue el fundador del Monte de Piedad, Entonces se llamaba Monte de Piedad del Señor Medina y Caja de Ahorros, el 1 se septiembre de 1864. Luego en 1878 se llamó Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, germen de lo que después fue Cajasur. Pero de Piedad nada, le subastaron a mi madre su colcha de novia que la tenía empeñada y no pudo renovar la papelilla, que significaba pagar los interese usureros, a pesar que en su doctrina era pecado. No se me olvidará mi madre llorando por su colcha.
Fotos del autor GoolZoom e Internet.
8 comentarios :
Él único conde que se casó con Mencia Dávalos ya viudo fue D. Francisco María Fernández de Córdoba Folch de Cardona , duque de Sessa, Soma y Baena, siendo tan solo conde de Palamós y que en aquel momento era un remoto heredero de su Casa, ya que tanto su padre el conde de Cabra. Y como consecuencia de toda la historia fue fundado el convento de las Capuchinas para enclaustrar a la hija de ese matrimonio morganático
Le dejo el enlace de mi blog por si le interesa leerlo.
https://bajolamiradadecordoba.blogspot.com/2020/09/el-convento-de-las-capuchinas-carcel-de.html
Pues dicho queda su aclaración Mari Ángeles, muchas gracias. Yo me he limitado a transcribir algún artículo que cito su procedencia y la coplilla popular, no hay nada de mi cosecha, porque la aristocracia es una familia que me atrae poco, y me gusta menos. Enhorabuena por su blog, lo había visto alguna que otra vez y es muy interesante. Está muy bien construido y es muy académico. Lo he puesto en la lista de blog porque he observado que no estaba, descuido imperdonable, de todas maneras es reciproco parece el descuido, aunque los blogs que tiene dedicados a Córdoba representan a nuestra ciudad con demasía aunque no se prodiguen sus autores y lo hagan de tarde en tarde, lo que no quita la categoría de estos y de las personas que los mantienen que me consta porque los conozco personalmente son unos genios en la materia. Le reitero las gracias por la aclaración pero permítame preguntarle, por favor, si tengo o debo de rectificar algo en concreto que no sea fidedigno, para hacerlo. Le ruego si lo estima me lo diga concretamente y lo haré sin duda. Es preferible que la información sea uniforme. Un cordial saludo.
Paco para nada debe rectificar. Perdóneme si le he parecido presuntuosa en el comentario que le envié, exponiendo la historia del conde, tal vez la falta de tiempo me ha hecho ir al grano de ese modo. De nuevo le reitero mis disculpas. Lo de la cancioncilla me tiene loca buscando de que conde puede ser realmente por ello di con la historia de esta pobre mujer y de su hija.
Cierto que no lo he puesto en lo blog que sigo (hasta ahora que lo haré) pero no por ello lo he dejado de leer, es muy instructivo y algún día me gustaría estar a su altura sin duda alguna.
Creo que tenemos una amiga común, Virginia de "EL diván de Nur" he asistido a sus talleres de historia y hemos hablado mucho, mucho de historia.
Un abrazo
Mari Ángeles pues muchas gracias de nuevo. La relación epistolar es compleja, porque muchas veces, bien porque uno no se explique adecuadamente como normalmente es en mi caso, y otras por la dificultad de expresar sentimientos con lo escrito, es complicada. Todo aclarado, e incluyo que a mí no me has parecido nada de lo que mencionas (ahí lo de la dificultad de expresar con lo escrito los sentimientos) pero donde se ponga una conversación presencial, en la que puedas ver la cara del otro contertulio, y sobre todo verle la mirada y los gestos, no puede lo escrito.
Muchas gracias también por tu segundo párrafo, a mí me pasa lo mismo porque no puedes poner todos los trabajos tan valiosos que hay en la red, luego están los que los autores dejan por no alimentarlos y tienes que cesarlos. Algunos con todo el pesar del mundo como el de mi malogrado amigo Manolo Harazem.
Más que amigo virtual, pues en persona solo la he visto una vez, soy admirador incondicional de Virginia, por la labor admirable que hace en su parcela y su sabiduría. Me he quedado con las ganas de asistir a algunos de sus eventos, pero ha sido siempre imposible, sobre todo a los viajes que ha organizado.
Un fuerte abrazo.
Manuel Harazem ha sido una gran perdida para Córdoba, eso es cierto. Yo no he tenido la suerte de conocerlo personalmente porque cuando presentó su último libro no pude ir por trabajo, pero siempre me gustó su ironía incluso escribiendo, me hacía reír cada vez que lo leía.
Sobre Virginia, que decir... Es fantástica como persona e historiadora; me quedé con las ganas de poder asistir al ultimo taller de Julio Romero de Torres por trabajo pero seguro que se repetirá.
Un abrazo.
Mari Ángeles que nos espere Manolo muchos años, y llevas razón mira que le empujé para que escribiera, por lo menos nos dejó algunas obras. Su verbo fácil para construir palabras era único. Tal y como están las cosas será difícil asistir a ningún evento pero yo también me quedé con las ganas, es una persona a la que admiro mucho, Virginia. Un saludo y a tu disposición y enhorabuena por tu blog.
Muchas gracias y Felices fiestas.
Un abrazo
Igualmente Mari Ángeles. Un abrazo.
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