Con las exposiciones de la Bienal tengo mis luces y mis sombras. La de la Casa Góngora, cómoda de visitar, muy interesante en cuanto a material fotográfico y a documentos; la de Carole Alfarah, sobre el conflicto criminal sirio, en la Casa Árabe, en un marco de película, después de ver las imágenes causadas por el capitalismo criminal en Siria, hay que sentarse en el patio del pozo y la palmera, con un intenso olor a jazmín para serenar el espíritu después de tanto horror, verdaderamente se calma.
La de la Maleta Mexicana en Vimcorsa, una feria. Imposible disfrutar de nada y mucho menos fotografiar, primero por la amalgama de negativos a ver, y después por la gente. Habrá que esperar a que pasen los días y acudir a una hora temprana. La del Teatro Cómico Principal, no la vi, me volví sin verla. Tengo la tónica de que cuando me prohíben algo doy media vuelta. Entré con la cámara y el vigilante me preguntó si era de la prensa, se me pasó por la cabeza decirle; -Sí del New York Time. Pero no me pareció oportuno gastar bromas, esta persona estaba trabajando, con un excesivo celo, pero trabajando.
Me dijo que había unos carteles que prohibían hacer fotos, me disculpé por no haberlos visto. En ninguna de las exposiciones visitadas se prohibía fotografiar la muestra. Le dije también que cuando me prohibían algo daba media vuelta, era una costumbre. Le dije más, que con su pan se lo coma el prohibidor y "hasta luego Lucas". No me alteré, pues ya me había cruzado antes, por Santa Ana, con un miserable y evité la discusión. Y mira que le tenía ganas al individuo y me debía bastantes explicaciones. Lo pensé, pero me dije es un desgraciado en el fondo, un infeliz y no merecía la pena.
Luego mi barrio, en la calle Manríquez, Centro de Arte Contemporáneo, Rafael Botí, una sala expositiva preciosa. Visité primero un hermoso mural con mensaje contra la violencia de género, imposible no verlo y la permanente de Rafael Botí. Luego arriba, en la primera planta, la de Susan Meiselas, Nicaragua. Susan es una fotógrafa norteamericana (nacida en Baltimore, Maryland, en 1948) freelance que forma parte de Magnum Photos y cuyo trabajo es documental, principalmente sobre los derechos humanos en Sudamérica. Entre otros trabajos, en 1978 y 1979 documentó la insurrección en Nicaragua, sus fotografías fueron publicadas en distintos periódicos y revistas, y posteriormente publico un libro monográfico titulado Nicaragua, junio de 1978-Julio de 1979. Tiene variados premios.
"Aún consideradas por algunos como el trabajo más emblemático de Susan Meiselas, estas sorprendentes fotografías a color, que narran el derrocamiento del régimen de Somoza y la subsiguiente victoria sandinista, fueron ampliamente difundidas en la prensa internacional y publicadas en el libro de 1981 Nicaragua. Este trabajo de Meiselas en Nicaragua sigue siendo un modelo de cobertura documental comprometida y subjetiva, así como un hito en la fotografía de guerra por su uso pionero y controvertido del color.
También fue su primera experiencia como fotoperiodista, por lo que se vio obligada a lidiar con la ambigua fortuna de ver su trabajo ampliamente distribuido pero totalmente fuera de su control. Esta experiencia la condujo a una investigación, en la que aún persiste, acerca de los significados creados y revelados por la circulación de imágenes en los medios de comunicación. De esta exploración primera surgieron instalaciones como Mediations (1982-83) y la película Voyages (1985).
Meiselas pasó una década trabajando en temas relacionados con los derechos humanos en otros lugares de América Latina, pero mantuvo su implicación con Nicaragua. Sus primeras fotografías de Nicaragua se convirtieron en una base sobre la que regresar para reevaluar sus significados y usos por parte de quienes protagonizaron la historia. Esto se pone de manifiesto en la película de 1991 Píctures from a Revolution/Imágenes de una revolución (codirigida con Richard Rogers y Alfred Guzzetti), que la acompañó en su búsqueda de las personas que aparecen en las fotografías diez años antes; y en Reframing Histony / Reenmarcando la Historia, que documenta su regreso a Nicaragua en 2004, en el vigésimo quinto aniversario de la revolución, para instalar imágenes de tamaño mural de sus fotografías en los lugares donde fueron tomadas originalmente.
El conjunto inicial de fotografías tomadas en 1978-79 se ha convertido en una piedra de toque a la que Meiselas ha vuelto en repetidas ocasiones para explorar los temas centrales de su práctica fotográfica: su relación continua con las personas que fotografía, el uso y circulación de sus imágenes en los medios de comunicación y la relación de las imágenes con la historia y la memoria."
Susan Meiselas
De los textos:"Aún consideradas por algunos como el trabajo más emblemático de Susan Meiselas, estas sorprendentes fotografías a color, que narran el derrocamiento del régimen de Somoza y la subsiguiente victoria sandinista, fueron ampliamente difundidas en la prensa internacional y publicadas en el libro de 1981 Nicaragua. Este trabajo de Meiselas en Nicaragua sigue siendo un modelo de cobertura documental comprometida y subjetiva, así como un hito en la fotografía de guerra por su uso pionero y controvertido del color.
En la Plaza Central rebautizada como Plaza de la Revolución, Managua 1979
También fue su primera experiencia como fotoperiodista, por lo que se vio obligada a lidiar con la ambigua fortuna de ver su trabajo ampliamente distribuido pero totalmente fuera de su control. Esta experiencia la condujo a una investigación, en la que aún persiste, acerca de los significados creados y revelados por la circulación de imágenes en los medios de comunicación. De esta exploración primera surgieron instalaciones como Mediations (1982-83) y la película Voyages (1985).
Soldados de la Guardia Nacional, prisioneros en El Sobaco, 1979
Fuerzas populares, ofensiva final, Masaya 8 junio 1979
El conjunto inicial de fotografías tomadas en 1978-79 se ha convertido en una piedra de toque a la que Meiselas ha vuelto en repetidas ocasiones para explorar los temas centrales de su práctica fotográfica: su relación continua con las personas que fotografía, el uso y circulación de sus imágenes en los medios de comunicación y la relación de las imágenes con la historia y la memoria."
Al hilo de Nicaragua, tengo unos recuerdos vergonzantes. En la segunda mitad de la década de los setenta, yo era un radioaficionado muy activo. La licencia me la concedieron en septiembre de 1976, antes había estado unos años clandestino, saliendo sin licencia. Un grupo de amigos habíamos creado un club, de radioaficionados, tomando como nombre uno existente en la década de 1930, el Radio Club Córdoba. Al igual que en la mayoría de las actividades, con la primera estación que hablabas, convertía a su titular en una especie de padrinazgo.
Como era muy activo en ese tiempo, se demostraba tu "veteranía" en el número de apadrinados que tenías, y sobre todo en el número de países contactados y claro está, certificados. Creo que andaba entonces por casi doscientos países confirmados. El padrino se convertía en una especie de constante supervisor de los problemas del recién llegado, la colaboración con él era muy intensa. Uno de estos apadrinados fue Miguel Gutiérrez, un industrial del ramo de los tejidos, jarote, de Villanueva de Córdoba. Con el que me unió una sincera amistad.
El hacía sus pinitos allende los mares, y por lo del lenguaje tenía una relación radiofónica con los países de habla castellana, especialmente Nicaragua. La revolución sandinista estaba en ciernes, y allí corrían tiempos de esperanza, como la que se generó con la cubana veinte años antes. Miguel había contactado con un nicaragüense y después me puso en contacto con él; se llamaba Agustín de indicativo YN1 -no recuerdo el sufijo-. Al final el interés de Agustín era que su hija quería estudiar Turismo en Córdoba, y utilizó la radio para conseguir el objetivo de conocer a personas de Córdoba para los estudios de su hija.
Al final planificó el viaje y llegó el día que los recibimos en Córdoba. Agustín su hija, y una joven nicaragüense que parecía su hija también, pero que nos la presentó como su segunda o tercera esposa. Le calculé unos veintipocos años. Yo tenía en aquel entonces 32 años. Agustín me doblaba la edad y algo más, tendría sesenta y nueve años (la edad la he sabido hoy). Su dibujo era el de un individuo con el pañuelo blanco en la mano, siempre secándose el sudor de la cara, de piel tostada y corpulento, con una sahariana blanca, guayabera en este caso, suelta. Nos sentamos el día del recibimiento en el Mesón de la Luna, los cinco ellos tres y Miguel y yo, no recuerdo si había alguna persona más.
Como soy un preguntón compulsivo, me interesaba conocer cosas de Nicaragua y como sospechaba quien era el personaje, le pregunté abiertamente por su país. Al poco rato de la conversación, comprobé que no había duda, estábamos sentados, tomando copas y haciéndole los honores a un sospechoso de un asesinato muy nombrado en su país -hasta hoy eso no está aclarado, pero hay muchas más acciones criminales en su haber-. En ese momento era un exiliado en Miami, que es donde se exiliaban los fascistas del sur y centroamericanos. La revolución sandinista lo había desplazado. Era Agustín Peralta Ruiz, coronel de la Guardia Nacional somocista, un cuerpo de élite de protección del dictador y altamente represivo. Como la guardia pretoriana de los césares.
Habló con toda tranquilidad, dado que Miguel era un hombre como la mayoría de los españoles, sin criterio político claro y lo consideró amigo. A mí me guardó un poco las distancias, a pesar de por mi trabajo considerarme cercano y no sabía que la distancia que nos separaba era abismal. Nos contó muchas cuestiones internas del régimen de Somoza, posiblemente tratando de eludir su responsabilidad de muchos años a su servicio. Nos dijo que en una manifestación de jóvenes, obligó a sus soldados a la detención de la chica que ahora era su esposa.
Les dijo a sus soldados; -Quiero que aquella chica, la saquéis de la manifestación, sin que le pase nada. Después prácticamente los masacraron. Hubo varias personas muertas. Eran los estertores de la dictadura de los Somoza. Decía muy ufano que le salvó la vida y luego se casó con ella. En uno de los momentos en los que, la próstata seguramente, lo obligaba a ir al servicio constantemente, le pregunté a la chica que, evidentemente fue una revolucionaria, como se había casado con este elemento, y me dijo que era su vida la que estaba en juego, y no solo la suya sino la de su familia.
La cosa estaba clara, era evidente. Se generó un feeling entre nosotros a partir de ese momento, por una cierta afinidad política. Nos contó el militar, que había abandonado una plantación de café que le generaba unos beneficios al año tasados en un par de millones de dólares. Que uno de sus hijos, no sé si el primogénito, que había estudiado en West Point, en USA, había muerto joven. Contaban que le disparó otro militar, pero esa versión la mantenía el padre, luego después me enteré la que circulaba con más fuerza la del suicidio.
Después de esa primera reunión le dije a Miguel que este individuo era un sospechoso criminal, de una dictadura centroamericana. Que la próxima vez no iba a reuniones de esta índole. Miguel que era lo comentado, una buena persona, no le importó, solo pretendía colaborar con la estancia de su hija en Córdoba. Y me dijo eso de pasar página de muchos, que éramos radioaficionados y teníamos que obviar las cuestiones políticas, vamos lo de siempre. Creo que nos vimos una vez más, con mi presencia forzada por mi amistad con Miguel. Y me parece que fue la de la despedida.
Luego la hija se quedó en Córdoba y la veíamos de vez en cuando, era una niña tímida, pendiente de sus estudios. Miguel siguió en contacto con el Coronel Peralta, siempre relativo a las cuestiones familiares. No recuerdo que pasó después si la chiquilla terminó o no sus estudios. Pero aquello me quedó muy claro, en base a la solidaridad que teníamos los "colegas" de la radio, le habíamos hecho los honores a un supuesto criminal, la dictadura sangrienta, apoyada por los Estados Unidos, en la finca de los Somoza, que era Nicaragua. No volví, ni me interesaba, saber nada de este individuo.
Luego Nicaragua vivió el nacimiento de la democracia y la revolución. Tachito Somoza, después voló por los aires como Carrero Blanco. Pero a pocos kilómetros del gigante USA del norte es muy difícil consolidar algo que ellos no quieran. Siguieron fomentando la sedición en el país con los contras, unos mercenarios, y con el paso del tiempo ganó la elecciones Violeta Chamorro, hija de un asesinado por Somoza. Eran los moderados. Fue el fin de la Revolución. Dos periodos más de los liberales y en 2007 Daniel Ortega ganó nuevamente las elecciones y este año hay nuevamente comicios, pero la revolución la pararon.
PD/Para saber más del personaje citado
Fotos del autor y página de la fotógrafa
Bibliografía de los textos de la exposición.
PD/Para saber más del personaje citado
Fotos del autor y página de la fotógrafa
Bibliografía de los textos de la exposición.
6 comentarios :
Muy buen reportaje, se ve que aquí dejan hacer fotos.
Habrá que visitar la exposición de Meiselas pues. En realidad intentaré visitarlas todas. El viernes pasado lo hice con la que tu no entraste. A mi me ocurrió que tras recorrerla detenidamente, me gustó mucho, me puse a fotografiar tan tranquilo, hasta que el conserje me advirtió de la prohibición. Una pena, supongo que habrá alguna razón, pero el conserje no la conocía, es más, me indicó que era la primera vez que veía esa prohibición. La Maleta Mejicana, fui el sábado, y es verdad, era una feria, aún así, algunas fotos, algunas imágenes me impresionaron. Supongo que volveré a visitarla más adelante, cuando haya menos gente. Respecto a tu historia asociada a Nicaragua, buff, sin palabras... Un abrazo Paco.
Genial la anécdota - historia Paco, vaya tela con el personaje que fuiste a dar, el lado oscuro de la humanidad...
Amigo Paco, son los gajes de las aficiones, todos radioaficionados, hablando algún que otro día por radio, luego se dejan caer por aquí, y la cortesía o la solidaridad te hace cumplir unos requisitos, hasta que te enteras quien es el individuo y te resistes a seguir con el método. Muchísimo dinero que robaron toda esa gente en un país-cortijo que era para esos elementos Nicaragua. Estaba al servicio de "Tachito" (como llamaba a Somoza) desde los 16 años. La carrera militar se la daba el Jefe. Hacían lo que querían, protegidos por los yankis, fijate la muchacha (poco más de veinte años tenía) el casi setenta, le gustó y dijo esta para mí. Y como no iba a entrar por el aro del viejo (baboso ya), con el poder sobre ella, su vida y la de su familia. El individuo decidió que esa no podía morir en la manifestación porque le gustaba, y la apartó de allí, y se vanagloriaba de ello. Es verdad que en teoría le salvó la vida, pues murieron bastantes jóvenes en esa manifestación, y uno podía haber sido ella.Un abrazo.
Amigo Pepe muchas gracias,las prohibiciones de las cosas. Yo me marché y como si no hubiera existido. Un fuerte abrazo.
Antonio gracias ni una pena pero cada uno pone sus normas.
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