miércoles, 30 de noviembre de 2016

ANTONIO DEL CASTILLO EN LA SENDA DEL NATURALISMO


Se ha inaugurado la muestra de "Antonio del Castillo en la senda del naturalismo", dentro de los actos conmemorativos del 400 aniversario de su nacimiento. Para mi gusto es una de las mejores y más costeadas muestras pictóricas que se han visto en Córdoba. La sensación que tienes disfrutando las 44 obras que se exponen es plena. Eso le comentaba esta mañana a una guía de la misma que se estaba empapando del arte que resuma por todos sitios. Se puede comentar poco de ella máxime si uno es un profano o aficionado, sólo recomendar su visita que, aunque estará hasta el 28 de febrero el tiempo no perdona y pasa muy rápido. Hay tiempo de verla varias veces porque siempre se quedará algo en el tintero. La comisaria de la misma es una experta, Doña Fuensanta García de la Torre (Sevilla, 1952), que fue directora del Museo de Bellas Artes de nuestra ciudad, cuando estaba bastante más precario que hoy día. La exposición se ve de derecha a izquierda, están las secciones delimitadas por colores y un texto, y creo que está también ordenada cronológicamente. El boceto señala el recorrido, contrario a las agujas del reloj.

Recorrido en sentido contrario a las agujas del reloj

La Comisaria de la muestra, Doña Fuensanta García, precisó en el acto inaugural como se conocía a Antonio del Castillo en el extranjero mejor que en Córdoba. Las estudiosas M. Nancarrow y P.E. Muller ya lo mencionaban hace más de medio siglo. Y salvo Antonio A. Palomino, que lo encuadró como cabeza de una escuela local, Antonio del Castillo en Córdoba era solamente una calle. Obras de pintores consagrados como Bloemaert, Fontana, Céspedes, Valdés Leal, Herrera el Viejo, Ruiz de Sarabia, Zambrano y S. Martínez, etc. lo arropan en esta importante exposición que hay que ver, porque las fotografías nunca hacen la justicia que hace el original y el exquisito ambiente que lo rodea. Y no hay que olvidar, pues parece que se ignora, el esfuerzo y la iniciativa del Museo de Bellas Artes de Córdoba y su personal.


             "Metáforas de Silencio" y "De lo corpóreo a lo monumental; pintura versus escultura"

Texto del folleto:

"Intentar definir a un artista como heredero de una tradición pictórica, cultural o identitaria no es tarea fácil. Tampoco lo es estudiarlo dentro de una órbita nacional, en nuestro caso la hispánica, ni circunscribirlo tan solo a un ámbito local. Este ha sido el gran error historiográfico para Antonio del Castillo y Saavedra (Córdoba, 1616-1668), quien ha sido visto fundamentalmente como un pintor reducido al ámbito cordobés, sin haber tenido su obra contacto o interacción con el foco sevillano; un aspecto que afortunadamente fue paliado tras la publicación de la monografía del artista y los catálogos razonados de su pintura en 2004 y de sus dibujos en 2008.

San Pablo, de Sebastián Martínez y San Andrés, de Valdés Leal

William Stirling, al enjuiciar su Adoración de los pastores de la Galería Real, ahora depositada por el Museo Nacional del Prado en el Museo de Málaga, presente en esta exposición y citada como ejemplo del naturalismo del artista, afirmaba que había sido pintada al estilo de Ribera, resaltando el vigor de las cabezas de los pastores y los fuertes contrastes de luces y sombras, siguiendo en el decoro a Pacheco y mencionando el maravilloso efecto del hombro bronceado de uno de los pastores. Todo ello lo llevaba a vincular a Castillo con la tradición naturalista que ahora se reivindica para él en esta exposición conmemorativa del cuarto centenario de su nacimiento.

 San Ramón Nonato y San Juan Bautista de A. del Castillo

Y es precisamente en esta senda, la del naturalismo, en la que el pintor está integrado por derecho propio, formando parte de esa tradición de artista español que capta lo que le rodea con una personalidad evidente, como un representante más de esa corriente europea o de ese "concepto" de pintura española tan difícil de definir estudiado por Javier Portús. Sin embargo, ha sido la historiografía localista la que siempre ha visto a Castillo como un pintor local, lo que desde Palomino le ha causado un evidente perjuicio al no ser contextualizada su obra dentro de la corriente europea y empequeñeciendo su huella en lugar de agrandarla. 

"Parte de Imagen sagrada y devoción" y "Retórica narrativa"

Y aquí es donde el estudio de las fuentes grabadas y del proceso creativo de Castillo ha ayudado a situarlo en el lugar que realmente le corresponde, como un pintor que maneja con pericia las fuentes flamencas, particularmente las composiciones de Abraham Bloemaert, siendo este recurso el que le valió abrirse un hueco en el conjunto de los artistas de su tiempo por su capacidad narrativa. Aunque su primer biógrafo, Antonio Palomino, lo circunscribía al ámbito cordobés, ya señalaba dos de sus principales capacidades que lo harían especialmente singular en el panorama español, como pintor de "historiejas" y como prolífico dibujante.

"Imagen sagrada y devoción"

Así, podemos considerarlo como uno de los principales paisajistas españoles, como subrayó Palomino al decir que "fue excelente paisista, para lo cual se salía algunos días a pasear, con recado de dibujar, y copiaba algunos sitios por el natural, aprovechándose asimismo de las cabañas, y cortijos de aquella tierra; donde copiaba también los animales, carros, y otros adherentes, que se hallaba a mano; y algunas casualidades en aquel arroyo de las peñas, con singularisimo primor".

"Las adoraciones de los pastores como pretexto de lo real"

Sería injusto olvidar aquí a Martín S. Soria, gran conocedor de la pintura española, como uno de los primeros historiadores que supo situar a Castillo dentro de la dimensión que merecía tener en el contexto del panorama europeo. En fechas tan remotas como 1959, Soria demandaba con urgencia una mirada a su obra para depurarla de atribuciones que habían desvirtuado su lenguaje al atribuirse sus pinturas a Velázquez, Zurbarán, Ribera, Valdés Leal o Pedro de Moya, lo que una vez más explica que forme parte de los pintores que integran ese concepto de pintura española y que están en un mismo horizonte. Y visto cómo atiende Castillo al estudio del natural, hay que reconocer otra de las particularidades que lo rodean y que explican quizás su olvido o su marginación de esta tradición: la de su evidente carácter de artista retardatario.

Más de "Imagen sagrada y devoción"

Por ello se plantea una exposición que analiza de forma transversal su pintura, intentando dar las claves de su obra a la luz de esa tradición naturalista, enmarcándola dentro de la corriente pictórica del realismo en la que se entronca, aunque sea un testimonio tardío de esta senda, como producto propio de un movimiento que unió a artistas en Flandes, Italia y España. Esta es la razón por la que se divide la muestra en cinco hitos que, al mismo tiempo, corresponden a las metamorfosis de su pintura: "Metáforas del silencio", "De lo corpóreo a lo monumental: pintura versus escultura", "Las adoraciones de los pastores como pretexto de lo real", "Imagen sagrada y devoción" y "Retóricas narrativas". Cinco secciones que obedecen a la evolución del maestro y presentan las claves de su pintura, estudiándolo en el seno de una tradición pictórica y cultural europea que le había sido negada y que ayuda ahora mejor que nunca a entender su pintura, la trascendencia de su lenguaje artístico y la dimensión creadora ce su obra, vinculándola a las de otros maestros expuestos conjuntamente."

Fuensanta García, Comisaria de la Exposición (Foto Madero Cubero, Cordópolis)

"1.-METÁFORAS DEL SILENCIO

Uno de los aspectos más tratados por los artistas que tímidamente se acercan al natural es el de las escenas apócrifas donde se muestra el sueño del Niño Jesús y la forma como se visualiza esa intimidad. El tema es un pretexto para escenificar una atmósfera respirable y, sobre todo, creíble. Su antecedente está en el Renacimiento, y concretamente en Miguel Ángel y Rafael. Ambos artistas tantearon variantes de este tema de la Virgen del Silencio o del Velo.

La virgen con el niño y S. Juan Bautista, Anónimo cordobés (1er tercio s. XVII)

Sagrada Familia S. Juan Bautista y Santo Domingo (Angelino de Medoro)

El primero, en un dibujo a sanguina; y el segundo, en la pintura de la Madonna del Loreto. La introducción de este tema en el universo visual hispánico viene de la mano de la pintora Lavinia Fontana, a través de la pintura adquirida por encargo de Felipe II para el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. La respuesta a esta obra no se hizo esperar en la pintura cordobesa y sevillana, donde ésta composición encuentra mayor impacto en los seguidores de Pablo de Céspedes, Antonio Mohedano o Angelino de Medoro, y cómo no en Antonio del Castillo, último eslabón de esta tradición visual."

Virgen del Silencio (Antonio Mohedano)

Sagrada Familia con San Juanito (Antonio del Castillo)

"2.-DE LO CORPÓREO A LO MONUMENTAL: PINTURA VERSUS ESCULTURA

La interacción entre pintura y escultura parte de una base común, un sentido de monumentalidad que puede interferir en su percepción, planteándose en esta muestra dicha interacción sin entrar a confrontar ambas artes, y vinculando las pinturas de Antonio del Castillo con sus contemporáneos, quienes en Córdoba o Sevilla mantienen similares conceptos de monumentalidad casi escultórica en sus pinturas, evocando al tardomanierismo y el barroco andaluz, considerando que muchos artistas fueron a su vez pintores de imaginería. Ejemplo singular es la escultura tallada por Pedro Freile de Guevara y policromada por Juan de Espinosa.

San Pedro (Pablo de Céspedes)

San Pablo (Pedro Freile de Guevara y Juan de Espinosa)

San Pablo (Pablo de Céspedes)

Cabeza de San Pablo (atribuido a Pablo de Céspedes)

San Pablo (Antonio del Castillo)

San Pablo (Sebástian Martínez)

San Andrés (Juan de Valdés Leal)

Mindy Nancarrow interpreta diversas pinturas de Castillo como "figuras muy delineadas, dándoles a veces casi una apariencia de esculturas policromadas". Aspectos esculturales presentes también en Pablo de Céspedes y Francisco de Zurbarán, sus referentes en la senda del natural.

Santiago el Menor (Francisco de Herrera el Viejo)

San Acisclo (Antonio del Castillo)

San Juan Bautista (Antonio del Castillo)

San Ramón Nonato (Antonio del Castillo)

Ecce Homo (Antonio del Castillo)

Ecce Homo o Presentación de Cristo al Pueblo (Antonio del Castillo)

David con la cabeza de Goliat (Juan Luis Zambrano)

Son figuras que a veces se insertan en paisajes con elementos arquitectónicos y vegetales, por lo que pueden ser consideradas como colofón entre dos secciones de esta muestra, en las que el parangón entre "pintura versus escultura" y las "retóricas narrativas" sitúa al gran maestro cordobés en primera línea del naturalismo barroco."

"3.-LAS ADORACIONES DE LOS PASTORES COMO PRETEXTO DE LO REAL

El tema de la Adoración de los pastores fue especialmente recurrente a la hora de mostrar sensibilidad hacia el mundo de lo real. Tipos populares y una escenografía especialmente naturalista, en la que no escapan concesiones a lo anecdótico, sirvieron de pretexto para representar un mundo cercano y cotidiano. Es en el detalle de la mirada que advierte o en el "pastor jocoso", como recientemente ha sido estudiado, donde mejor se encuentra esa complicidad. Un lenguaje novedoso, teatral y escenográfico, triunfa como exponente de una nueva forma de entender la pintura de acuerdo con las corrientes italianas y flamencas.

Adoración de los Pastores (José Ruiz de Sarabia)

Adoración de los pastores (Anónimo discípulo de Zurbarán)

Adoración de los Pastores (Antonio del Castillo)

Adoración de los Pastores (Antonio del Castillo)

El conocimiento de las estampas de Abraham Bloemaert explica bastante de esta atmósfera, tanto en Córdoba como en Sevilla, donde se usan las mismas fuentes, pero interpretadas con diferente espíritu. Castillo lo hace más avanzado el tiempo, lo que lo convierte en un artista retardatario; pero a cambio sabe insuflar un aire y un ambiente tan real e íntimo en ocasiones, que no se escapa en ello ni el conocimiento de la obra de Ribera ni tampoco el estudio del natural de muchos de sus personajes."

"4.-IMAGEN SAGRADA Y DEVOCIÓN

La visualización de la imagen sagrada se convierte en uno de los principales instrumentos de transmisión de los postulados del Concilio de Trento, celebrado entre 1545 y 1563.

Coronación de la Virgen (Juan Luis Zambrano)

Inmaculada con doncellas (Francisco de Herrera el Viejo)

Inmaculada con ángeles (Pablo de Céspedes)

Inmaculada (Antonio del Castillo)

San Rafael (Juan de Valdés Leal)

San Rafael (Antonio del Castillo)

La plasmación de las imágenes en el arte debe incitar a la devoción y, al mismo tiempo, ser un vehículo para la fe. En este propósito devocional y persuasivo, la representación pictórica o escultórica de los aspectos que más inciden en ese verismo contribuye a hacer ver al público que lo que tiene delante es la verdadera imagen de la divinidad. Es en este intento de mostrar de forma verosímil lo divino donde los pintores y escultores rivalizan por hacer mucho más reales y efectistas sus imágenes sagradas. 

San Francisco en oración (Antonio del Castillo)

San Francisco en oración (Antonio del Castillo)

San Jerónimo penitente (Antonio del Castillo)

San Jerónimo escuchando la trompeta del Juicio Final (José de Ribera)

Estudio de cuatro cabezas de ancianos barbados (Antonio del Castillo)

Cristo crucificado (Antonio del Castillo)

Bastantes aspectos de esta religiosidad quedan constatados al comparar las obras de Pablo de Céspedes, Francisco de Herrera el Viejo, Juan Luis Zambrano, Antonio del Castillo o Valdés Leal con los postulados de la Iglesia católica sobre cómo debía ser representada en el arte la imagen sagrada, que tan bien recopiló Francisco Pacheco en su "Arte de la pintura", publicado en 1649.

"5.-RETÓRICAS NARRATIVAS 

El aprendizaje directo de la naturaleza cuando salía a dibujar y pintar, seguramente con más frecuencia a partir de su tercer matrimonio, con Francisca de Lara y Almoguera, en el cortijo Rubio el Bajo en las inmediaciones de Córdoba, se conjuga con la formación de Castillo y la influencia de algunos maestros flamencos, fundamentalmente por la reinterpretación de dibujos, pinturas y grabados de Abraham Bloemaert y de su hijo Frederick, y de las estampas campesinas de Boëtius á Bolswert sobre composición del propio Bloemaert, e incluso de algunos grabados de cabañas del francés Jacques Callot.


José encuentra a sus hermanos (Antonio del Castillo)

Escena campesina con pastor de espaldas (Antonio del Castillo)

Campesinos en sus labores delante de un cortijo (Antonio del Castillo)

Familia de Campesinos (Antonio del Castillo)

Escena de un cazador y campesinos (Antonio del Castillo)

Bajo esta doble influencia, destaca un personalísimo conjunto de dibujos y pinturas que manifiestan los estudios del natural, insertos en ocasiones en la narración de historias bíblicas o desarrollando detalladas escenas campesinas en las que paisaje, cabañas, hombres, mujeres, niños y animales reflejan una naturaleza interpretada a magistralmente. Castillo sobresale: en el panorama de la pintura española de su época con su serie de "historiejas", que pueden suponer la ilustración plástica del mundo descrito en las Soledades de Góngora y lo identifican por su singularidad como paisajista y pintor narrativo desde mediado el siglo XVII.

Escena de pastores con rebaño en primer término (Antonio del Castillo)

Familia de campesinos con niño jugando al molinillo junto a un árbol
(Antonio del Castillo)


Cristo y la samaritana en el pozo (Antonio del Castillo)

La burra de Balaam (Antonio del Castillo)

San Antonio de Padua con el niño Jesús (Antonio del Castillo)

Los datos y créditos

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Fotos del autor, exposición  y Madero Cubero (Cordópolis)
Bibliografía de los textos de la exposición.