Subida a las Ermitas de Romero Barros
En la casi primaveral mañana del domingo 9 de octubre, se ha celebrado el Acto Cultural Anual de la Asociación Amigos de las Ermitas, con una interesante y amena conferencia a cargo de Pepe Campos de la Fundación Bodegas Campos, con el título "Visitas Reales a las Ermitas". En una remozada sala de conferencias, en la que se enmarca un impresionante cuadro, recuperado por la Asociación, que nos recuerda al de la escalinata de la Diputación, tuvo lugar el acto. Después de los prolegómenos organizativos, y el pulular de los duendes electrónicos del sonido, posiblemente herederos de los que pululaban por allí cuando aquello era molino de aceite, que me hace recordar que el alpechín bajaba casi al Patriarca, por los regueros del Camino de los Lagares (hoy malamente llamado, Cuesta del Reventón), y el recuerdo de mi querido amigo Pepe Toscano que por allí andó. Lástima que carezcamos de fotografías.
Cuadro en la sede de la Asociación de Serrano Pérez
Una visión de la sala
Presentó al conferenciante el Presidente de la Asociación, Juan Manuel Fernández Delgado (Juanma), que lo es desde que el hermano de mi amigo y colega Pepe, Manolo Cerezo, dejó de serlo, creo que por enero de 2013, al cumplir la entidad treinta años desde su creación, ahora treinta y tres. Dijo Juanma una frase muy significativa que condensa la personalidad de Pepe Campos. "-Presentar a Pepe Campos es como presentar a Gonzalo Fernández de Córdoba en Montilla." Glosó merecidamente al conferenciante y amigo, y se detuvo he hizo hincapié en la preservación del patrimonio del Desierto, y lo citó como asesor de muchas de las reformas del recinto. Por contrapartida Pepe Campos, al tomar la palabra, manifestó su admiración por la labor de la Asociación para recuperar la autenticidad -importante palabra-, del lugar. No quiso ser acreedor de la preparación de la conferencia, porque según sus palabras él era el "negro", ya que había un equipo de colaboradores, a los que citó, lamentando que se olvidara a alguno; Prior de la Comunidad, por la utilización del archivo; a Antonio Cuesta, a Marta (lamentó que no estuviera), y al propio Presidente. Todos han colaborado en la preparación del contenido.
El rodadero de los lobos desde el antiguo molino
Pepe Campos y Juan Manuel Fernández
A modo de introducción o prólogo, se refirió a la importancia de siglos que tiene la espiritualidad de las Ermitas para los cordobeses, esa altura media sobre la ciudad y su valle, o atalaya de los cordobeses. Qué cordobés no se ha sentado alguna vez en su vida, en el sillón del ilustrado Trevilla, y metido el dedo para no quedarse soltero/a en el agujero del desagüe. Creo que muy pocos. Las Ermitas son para los cordobeses, independientemente de que sean o no creyentes, un poco como la Meca para los musulmanes, hay que visitarlas al menos una vez en la vida. Este lugar ha tenido siempre para mí una atracción especial, por tradición familiar, para mi madre era un hecho cotidiano, subir a nuestra azotea de la Judería y con un catalejo marino inglés, que aún poseo, subir a verlas de noche encendidas. Dijo el conferenciante, que es en lo que este modesto cronista debe centrarse, en lugar de en sus nostalgias infantiles, que había en el lugar "una puerta para apartarse del mundo, y que eso era maravilloso". Hizo un recorrido histórico por la multitud de instituciones religiosas que habían existido en el escalón o terraza de Sierra Morena, citando los límites geográficos. Habló de que la vida eremítica debió ser muy intensa viviendo sus actores de lo que la sierra daba, así como de la caridad de los cordobeses y su curiosidad.
Juan Manuel presentando a Pepe Campos.
Pepe Campos agradeciendo la presentación
Mencionó una fotografía que había encontrado Cuesta, que no iban a visualizar para no atentar a la sensibilidad de nadie, en la que estaba un anacoreta en estado puro. Pienso yo que será parte del sentir de los naturistas, o de los ascetas orientales, el vivir de alguna forma y lo más puramente posible su yo interior. Como era de esperar, en el periplo histórico por el que iba desarrollándose el prólogo, llegó a la existencia del Obispo Pazos Figueroa, en el siglo XVII, y su proyecto de aglutinar todos los anacoretas, y añado yo a modo de plan parcial de las parcelaciones eremíticas del momento y urbanizar de alguna manera el Cerro de la Cárcel o la Víbora, en el que ahora estamos, para que allí vivieran allí todos, dotándolos de unas mínimas Normas.
Durante la conferencia, Pepe Campos
Invitando al concierto de Serenata y copa de vino
El capítulo curiosidades fue intenso, como el de que en la jardinería anglosajona paisajística, se incorporó una casita o ermita a los proyectos de jardines, dándose la circunstancia de que hasta un anuncio, que se proyectó, ofertaba una serie de libras para que alguien se fuese a vivir en ellas, a modo de ermitaños contratados. Un aspecto interesante de que casi todas las ermitas, se reconstruyen o restauran, en los albores de 1798, sin saber el porqué, según una cita de un libro del Marqués de las Escalonias. Digo yo que habría una epidemia de caridad urbanística.
La Arruzafa de Romero Barros
La fuente de las Ermitas, que no de los Pobres, recién arreglado el camino
La primera subida real al Desierto que cita, es la de Carlos IV, que como era un forofo cazador, se estima que se fue a Ribera o Córdoba la Vieja, y cree que no subió aunque si estima que lo hiciera alguien de la comitiva real, que normalmente es numerosa. Señaló un precioso grabado de 1792, en los albores de la fiebre noble de restauración de las casitas "blancas como palomas", recordando a Fernández Grilo. Luego las guerras acabaron de momento con esa Arcadia feliz del Desierto, para retomarla después del horror, con el romanticismo del Duque de Rivas que, en su "D. Álvaro y la fuerza del sino", con la penitente de Los Ángeles en Hornachuelos.
Bajada a la explanada
Anuncio de contratación de ermitaños
Fernando VII -ese elemento borbónico de triste memoria, según mi opinión- visitó el sitio, en 1823 con su hermano, Carlos María, cuando aún se llevaban bien. Se sabe que regaló una serie de objetos litúrgicos. Doce día más tarde, su hermano, hombre muy religioso, demostró ser un gran benefactor junto con su esposa María Francisca de Asís, que regala seis mil reales de plata, una biblia y un pergamino. Luego la guerra carlista y la inscripción que citaba su visita, causó no pocos problemas a la comunidad de los ermitaños.
Comida a los pobres, composición de Laurent
Placa conmemorativa de la vista de Isabel II
Habló del hermano Pedro de Cristo, al que le tocó la desamortización, y desglosó las vicisitudes para que no fuese considerado un instituto religioso al uso, lo que llevó a lo largo de un tiempo y a pesar de la compra en subasta del lugar por un rico allegado, a que en 1845 Isabel II se lo devolviera definitivamente a los ermitaños. La siguiente visita los Duques de Montpensier, Napoleón III y la guapa Eugenia de Montijo. Se hospedaron en San Francisco de la Arruzafa que había dejado de ser convento, que fundó Rueda, para ser una hospedería regentada por los Rizzi, esas sagas de italianos o suizos, posiblemente de algún cantón suizo, según dijo Campos, que levantó el turismo en Córdoba, tanto en restauración como en hoteles.
Subida a las Ermitas (Sánchez Peña)
Ermitaño y ermita de (Arribas)
En 1860 ya había llegado el ferrocarril a Córdoba. Subieron a caballo, por el camino habitual de los Lagares, que ellos ya tenían desde la Arruzafa algo andado, hasta la Trocha, o camino corto, que ahora llaman la Cuesta de los Pobres pero que es de siempre la Cuesta del Reventón, pero no por ningún acontecimiento luctuoso de ningún equino, en remedo del buey (símbolo del evangelista) que "reventó", mira que curioso al llevar la última columna, la que hacía "mil", sino por su desnivel. Ni que decir tiene que esta aclaración geográfica no es del conferenciante sino de este modesto cronista eventual.
Salida de Alfonso XIII de las Ermitas
Ya en el coche, 29 minutos a la Plaza de Toros...
Ignacio García Lovera, de los Lovera de la huerta de Quitapesares, era el alcalde y subió con ellos. Se detuvo en la orientalización de Andalucía fomentada por los turistas franceses, documentando lo dicho con una foto de la desaparecida quinta de de Antas propiedad del antaño y orondo ministro Barroso. Luego la visita de Isabel II, pronta a su expulsión del país, seis años antes 1862, y citó la minuciosa crónica de Maraver. Visita según dijo en un tono algo jocoso, que al echar la casa por la ventana los pueblos, quedaron si estaban en ruina en la miseria por "haber gastado por encima de sus posibilidades". Y la pena del aguacero del día anterior y el destrozo de la tienda de Villa de Río que les costó un riñón. Esto no es nuevo desde luego, acordémonos de las indulgencias que criticaba Lutero, no tenían para comer pero pagaban la "salvación".
Arrancando
Buscándose la vida para bajar a Córdoba
De esa visita queda la placa en la puerta de la iglesia del Desierto. Vino con sus hijos, el futuro Alfonso XII y la Infanta Isabel. La Diputación presupuestó 39.980 reales para el acondicionamiento del camino de la subida. Citó en este momento gentilmente éste modesto Blog y un trabajo de su titular sobre los caminos de subida a las Ermitas, que es de agradecer. Dijo: "La comitiva subió por el peligroso camino del Reventón, la reina iba llevada en una góndola con un soberbio tiro de mulas propiedad el Marqués de Benamejí..." y aclaró que no hicieron falta las sillas de mano, ni otros sistemas preparados en reserva de que fallara el tiro. Ojo, subieron por una acondicionada Cuesta del Reventón, hoy mal llamada de los Pobres.
La Infanta en otra visita
Vía crucis en el camino ¿que cruz es?
Subieron también muchos cordobeses en "briosos" caballos. Le prepararon un artilugio óptico para que pudiera desde allí disfrutar de la vista de los pueblos de la campiña. La reina era entonces muy "amiga" -las comillas son mías- de Grilo y el Marqués quedó de la visita económicamente muy maltrecho. Luego -continuó el conferenciante- con la visita de Eugenia de Montijo, ya viuda. Vimos un cuadro precioso de Romero Barros, subida a las Ermitas, en que se ve el momento hermoso de nuestra sierra, el perfil de Pino Gordo a la derecha, abajo la Huerta de los Arcos y otras cercanas, y a la izquierda arriba las Ermitas, todo ello desde el Patriarca.
El sol despierta a la espadaña
El agujero del sillón del ilustrado Sr. Trevilla
Al citar este cuadro comparó el magnicidio real, con el causado al entorno de Córdoba por las gentes del siglo XX, con la permisividad de sus gobernantes, citando al profesor Recio que estaba presente en la sala para que lo refrendara. El 4 de abril de años más tarde, los niños vestidos de andaluces de la visita de Isabel II, ya adultos, vienen a Córdoba y se hospedan en el palacio del Conde de Torres Cabrera, que construye un salón de trono en él, Conde que también queda maltrecho económicamente. Añado de mi cosecha que la ostentación en quedar bien, ya que nadie da puntadas sin hilo, seguro que esperaría algún trato de favor posterior. No hay nada nuevo bajo el sol.
Un halo de santidad del autor
Gruta
El Marqués de Gelo era el Alcalde de la ciudad, y hasta se abrió una calle y la muralla para permitir la salida real al Campo de la Merced, buscando el ferrocarril y evitar el recorrido por sinuoso de la salida a Osario, en las cercanías del Trascastillo que tan bien describió Baroja. Leyó el texto de una carta de la infanta que acompañaba al regalo de un cuadro, quise entender que pintado por ella. Y llegamos a mayo de 1904, día 12, con un calor horroroso, la visita del cadete rey Alfonso XIII, dos de la tarde, subió a las Ermitas en un soberbio tiro de mulas negras enjaezadas a la calesera, propiedad del labrador Suárez Varela que, a su vez, era el conductor.
Desde los llanos de la Albaida
Panorámica
En este momento, personalmente, aún a pesar de que los planos de la época no lo señalaban, estimo que se había abierto el trozo de la actual carretera CO-3314, desde la primer cruz del vía crucis abandonado, hasta la Fuente de las Ermitas, que no de los Pobres, para que el recorrido se hiciera por el Camino de los Lagares y evitara la Cuesta del Reventón. Esto se entresaca de la crónica que cita que, el director del periódico local, con motivo de haberse roto algunas lanzas de algún coche, cedió un sitio en su coche a Silvela, personaje de la comitiva, y subió por la trocha corta. Es decir por el aún acondicionado para coches camino de la Cuesta del Reventón.
Las Ermitas de Ripoll
Vimos las escasas fotografías de la estancia, conocimos que si a la madre le habían instalado unos anteojos en la explanada, al joven rey le habían tirado desde Córdoba una línea telefónica, para que hablara con su regia madre. Mencionó el conferenciante Sr. Campos, la gran deforestación que se ve en las fotografías, y justificó la misma por la enorme cantidad de picón de jara y otras especies arbustivas, que eran necesarias quemar, para los braseros de la ciudad, que ya cantó Ramón Medina y sus piconeros cuando subían la Cuesta del Reventón para Piquín, rogando que no viniera el guarda. Terminó agradeciendo a la Asociación su esfuerzo por lograr la autenticidad del lugar, sin olvidar su cal, como ha mencionado en más de una ocasión Pablo García Baena, fomentando la atracción que ejerce el Desierto en todos los cordobeses, y terminó con un grabado de la Virgen de Belén, de antecedentes portugueses, y dejando caer la pregunta para los historiadores, de que cuando este desierto se empezó a llamar de Belén y porqué.
Cerró Juanma el acto presentando al grupo Serenata que amenizaría el epílogo, e invitando a los asistentes a una copa de vino posterior.
Fotografías y audio del autor, de AMCO, MBACO y Power Point de la conferencia
Bibliografía de la conferencia con añadidos de este cronista improvisado.
2 comentarios :
Muy bueno el escrito,Paco.Coincido en todo lo que dices.En cuanto a cúando se cambió el nombre,tengo un recuerdo de leerlo en algún cuadro.Ya sabes,que en los cuadros que hay en
la iglesia,hechos por los monjes y los que había en las diferentes ermitas había escritos
y referencias.Bueno no sé si siguen colgados o se han vendido a anticuarios,que todo puede ser.Pero si siguen,deberías leer sus indicaciones,a mi me encantaba hacerlo.También puede ser
que por seguridad los cambiaran al edificio donde viven los frailes.
Los cuadros no son de mucho valor artístico,pero tenían(o tienen),ese valor de la ingenuidad
de sus autores.Me encantaba verlos.
Saludos."ben"
Gracias Carlos. Les haré una visita y trataré de ver si encuentro algo, y si siguen colgados muchos, hay a la venta fotografías antiguas y los utiles esos que fabricaban, me acuerdo de unos rosarios con semillas de algarrobo que, cosa curiosa tienen -leí donde sea- el mismo peso que el kilate de joyería 0,200 mg.
Un abrazo
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