Un amigo me ha pedido que publicara la historia completa del caso del Paje Luna, y aunque el asunto son tres historias enlazadas; primero la licenciada vida del caballero Rodrigo de Vargas; esta del Paje y después la muerte del primero. Nos quedaremos solo con el caso notable del Paje.
Escusado, -en el libro Casos Notables de la Ciudad de Córdoba-, unos de los narradores de la historia, habla con su amigo Colodro del caso del Paje Luna y la muerte de D. Fernando Páez. La cárcel a la que el Paje Luna dicen que fue, es a la de la calle de la Cárcel, después Comedias y actualmente Velázquez Bosco, como se comentaba en la entrada de la Calle Comedias y Casa de las Comedias.
Escusado, -en el libro Casos Notables de la Ciudad de Córdoba-, unos de los narradores de la historia, habla con su amigo Colodro del caso del Paje Luna y la muerte de D. Fernando Páez. La cárcel a la que el Paje Luna dicen que fue, es a la de la calle de la Cárcel, después Comedias y actualmente Velázquez Bosco, como se comentaba en la entrada de la Calle Comedias y Casa de las Comedias.
Durante muchos años no se pudo leer el libro Casos Notables de la Ciudad de Córdoba, muy poca gente tenía algún ejemplar y además era manuscrito. El contenido versaba sobre casos supuestamente ocurridos en Córdoba. En 1949 se realiza la primera edición impresa, en la Fundación Ruiz Luque de Montilla. Cuando en 1982 se creó la editorial Albolafia, el primer libro que se editó por ella fue este, en facsímil de la edición citada de 1949. A los veinte años de desaparecer la editorial, que los cumplió en 2003, Mi amigo Francisco Baena Altolaguirre, unos de los editores, hizo una nueva edición, la tercera, y tuvo la gentileza de regalarme un ejemplar, y es de éste de donde sale la historia del Paje Luna. Otras versiones circulan de esta historia, en el libro "Paseos por Córdoba" de Teodomiro Ramírez de Arellano, y en otras publicaciones, pero me quedo con esta en facsímil.
Caballero
"-Yo lo haré como se me pide -dice Escusado-, y antes que tratemos de su muerte, es fuerza contar otro caso que le sucedió a don Rodrigo, que fue el que vengó tantas afrentas.
"Hallándome yo en Córdoba el año 1586, domingo de la Santísima Trinidad, salió toda la nobleza de Córdoba a paseo y carrera, la cual se hace ordinariamente en la calle la Feria, por ser tan capaz y una de las mejores calles que hay en España. Entre los demás caballeros que salieron fue uno que se llamaba don Fernando Páez. Estando parado a un lado de la calle, viendo correr a los demás, recogió el caballo por dar lugar a los demás hacia la pader (sic). A este tiempo pasaba por detrás un paje de don Gómez de Córdoba, alférez mayor de la ciudad y [fol. 43 vto.] hermano de otro don Juan a quien don Rodrigo le había dicho que no se casase con aquella señora, que era suya; y aunque andaba en hábito de paje, en esta ocasión que sucedió se supo que era su hijo bastardo; y bien se echaba de ver, porque le tenía muy honradamente aderezado. Al pasar, pues, por detrás del caballo, pisólo el don Fernando Páez, y el Luna, que ansí se llamaba el paje, se la juró que se la había de pagar. Aguardó que se acabase la carrera, y, acabada, siguiólo, y antes de llegar a su casa, metió mano, diciéndole que la metiese; y aguar-dando que se afirmase con él, le dio una estocada, con que cayó muerto sin decir Dios me valga. Yo le vide espirar en casa de un racionero, a cuya puerta le hirió, sobre un montón de cal; que no dio lugar la apresurada muerte a otra cosa. Finalmente, murió este único caballero, que lo era de sus padres. El matador fuese a la iglesia mayor, y sabido del Corregidor, fue allá con todos los parientes del muerto y entre ellos iba el desdichado don Rodrigo Vargas, el cual lo asió al paje por los cabezones y lo comenzó a maltratar.
Mazmorra de la cárcel
[fol. 44] El señor paje Luna le dijo a don Rodrigo que aquello que hacía era de corchetes y no de caballeros. A esta palabra le respondió dándole una gran bofetada que le bañó la boca en sangre. Puso el Luna la mano en las barbas y jurósela que se la había de pagar, de que se riyeron algunos, viendo que otro día lo habían de sacar [a] ahorcar, pero engañábanse, porque sucedió muy al revés de lo que allí se pensó.
"Pusiéronlo en la cárcel, y los de la parte del muerto instaban mucho que lo sacasen ahorcar. Hízose la horca; yo le vi sacar por las calles acostumbradas; iba toda la justicia armada. Dióse pregón, so pena de la vida, que ningún caballero saliese aquel día de su casa.. Obedecióse el pregón y sacaron a nuestro Luna con tanto espacio que espantaba, y todo tenía su misterio, porque se esperaba correo de Granada a las doce, y así fue que, llegando a la hora a las doce y estándose reconciliando, llegó el correo de Granada. con despacho que no hacía fuerza y que se volviese a la iglesia el preso. No se puede decir lo que aquí sucedió [fol. 44 vto.] de alegría y de dolor; los unos por ver libre a su pariente, y los otros viendo que se quedaba sin castigo una muerte tan desdichada como la que había sucedido.
Cadenas de jurisdicción de la Iglesia
"Finalmente se volvió a la iglesia, como aquellos señores lo mandaron, y de la iglesia se salió una noche y se fue a Flandes. Con el buen natural que tenía y ejercicio de guerra que hay en aquellas provincias, se hizo tan famoso, que tenía la paz y la guerra en su mano."
Y esta es la historia del Paje Luna y la muerte de D. Fernando Páez -Ni que decir tiene que forma parte de las leyendas de Córdoba, por lo que darle visos de realidad es otra aventura, hay en la historia real, siglo XVI, un Rodrigo de Vargas, hijo de D. Ruy de Vargas casado con doña Constanza Cárdenas Bocanegra, pero que fue jesuita, y no tiene nada que ver con el de esta leyenda-, de la tercera edición del libro Casos Notables de la Ciudad de Córdoba, editado por Francisco Baena Altolaguirre.
Fotos de Internet desconocido el autor.
Bibliografía Casos Notables de la Ciudad de Córdoba, de Paco Baena Altolaguirre,
2 comentarios :
Gracias Paco por ilustrarnos una vez mas con parte de la historia de nuestra ciudad. El saber, nos hace saborear mas cuando paseamos por ella.
A lo dicho, Salud y Republica.
Muchas gracias Juan.
Salud y República compañero.
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